Sergio Antelo Gutiérrez

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Sergio Antelo en una entrevista publicada en abril de 2016, YouTube.

Sergio Antelo Gutiérrez (nacido en Santa Cruz de la Sierra, el 12 de enero 1941 - fallecido el 18 de junio 2018 en Santa Cruz de la Sierra) fue un escritor, arquitecto, político y pensador izquierdista masón boliviano, ideólogo del nacionalismo camba y autor de planes urbanos de impacto en Santa Cruz. Fue presidente del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz y Colegio de Arquitectos de Bolivia.

Elaboró obras arquitectónicas clave en Santa Cruz, como la Terminal de Buses 'Julio Prado Montaño' y el Parque El Arenal. Es considerado como «el representante más importante del pensamiento político cruceño contemporáneo» por la historiadora de origen judío Paula Peña.

Consideraba que el gobierno de Evo Morales manejaba una política de derecha, al igual que su contraparte, otros grupos obreros socialistas del país. Abogaba por una separación federal de la región oriental de Bolivia, de manera que se mantenga la integración nacional en otras condiciones distintas a la de una república o Estado centralista como tal.

Vida personal

Cuando Sergio Antelo era niño, Santa Cruz contaba con una población de apenas 50.000 habitantes y se encontraba aislada de la vida social, política y económica de Bolivia. Luego de salir bachiller, estudió Arquitectura y tuvo como vocación el pensamiento político. A fines de la década del 50, salió al exterior para formarse en la Universidad Federal de Pernambuco, en Brasil. [1]

Después de regresar a Santa Cruz, proyectó obras que llegaron a ser referentes en la ciudad, como el edificio de la Cooperativa La Merced y las anteriormente citadas. El arquitecto de origen judío Fernando Prado Salmón destaca también su labor: "Es un representante del movimiento moderno arquitectónico en Santa Cruz, marcado por usar de manera distinta el hormigón armado”.[1]

De 1974 a 1977, Antelo presidió el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz y fue el primer cruceño en comandar el Colegio de Arquitectos de Bolivia (1978-1981). Su rol fue determinante para el crecimiento de Santa Cruz durante las décadas del 70 y el 80. En 1983, cuando se desbordó el río Piraí y él era alcalde, contribuyó fuertemente a crear el Plan Tres Mil, que consistía en la creación de viviendas al sudeste de la ciudad para albergar a los afectados por la riada.[1]

Pensamiento político

Fue miembro de algunos partidos progresistas, como Izquierda unida (IU) y Movimiento Bolivia Libre (MBL). En el año 2003 realizó la proclamación de la Nación Camba y empezó una nueva lucha política para generar resultados favorables a su región.[1]

Respecto a la época colonial, Sergio Antelo opina que Santa Cruz se preocupaba poco de su relación con el Imperio Español, ya que estaba al margen del poder cochabambino y potosino. Santa Cruz fue la región que más efectivos dio a los ejércitos independentistas que se apoyaron en las tropas argentinas para enfrentar a los realistas. Batallas como la de La Florida o Santa Bárbara fueron decisivas para expulsar a los españoles. Considera también que las misiones jesuíticas del oriente boliviano aportaron con un acervo cultural importante a la población indígena local, como el desarrollo de la tecnología: fundición del bronce y ebanistería.[2]

La cultura chiquitana es la máxima representación del sincretismo español-indígena en la identidad cruceña. De esta manera, Antelo considera que esto conforma el mestizaje, parte intrínseca de Santa Cruz.[3]

Sergio Antelo en una entrevista-debate realizada por Roberto Barbery Anaya en su programa 'Fisuras', probablemente en el año 2003.

Antelo califica como "un incidente cualquiera" nacer en tal o cual lugar del mundo, es decir, que no es virtud ni defecto nacer en ningún lugar. A pesar de ello, defiende plenamente la identidad camba en el oriente boliviano, y distingue 2 percepciones de 'lo camba'. Para los andinos, es todo lo ubicado en la zona de los llanos. Para los orientales, es todo lo peyorativo: el peón. Los cruceños toman lo despectivo como identidad, y por tanto rescatan el término 'camba' y lo asumen como propio. El vínculo cruceño con su identidad está influenciado fuertemente por corrientes hispanistas, como la de Sarmiento en Argentina.[4]

La idea que Antelo sostiene con relación a la colonia, es que antes los cambas estaban sometidos a la corona española y que ahora están sometidos al centralismo. Asegura también que su concepción no es una reivindicación solamente cruceña, sino también de toda la bolivianidad, que ejerce una resistencia para impulsar un proceso de cambio que pueda llegar a instaurar un nuevo modelo de Estado. En este sentido, no sería solo tarea de los cambas utilizar el nacionalismo como fuerza política que guía un proceso, sino también de los collas, los chapacos, etc.[4]

El autor también percibe que ha habido una fuerte reacción local contra 'lo camba', por gente que se consideraba de ascendencia española. Asimismo, habla del Imperio Español como "el peor imperio del mundo". "La base identitaria de lo camba reside en nuestra raíz, nuestra matiz indígena", asume. Diferencia también entre 2 categorías fundamentales: lo camba como expresión de lo popular y como derrota. Por un lado, se trata de asumir la derrota como el comienzo de un proceso libertario (batalla del El Pari) y por otro, de asumir lo camba como un proceso identitario. Para Antelo, "lo camba" es un concepto ya superado y lo importante es convertir lo camba en una categoría política.[4]

En cierto sentido, este autor percibe al movimiento Nación Camba, fundado por Carlos Dabdoub, como una mescolanza que incluye muchas tendencias políticas y concepciones ideológicas, tanto de izquierda como de centro y de derecha. Antelo calculaba (en su tiempo) que había 40 páginas de Internet en todo el mundo que atacaban sus ideas, acusándolas de fascistas, racistas y xenófobas.[4]

El movimiento Nación Camba va más allá de la autonomía, siendo esta un medio y no un fin. En general, Antelo interpreta a la autonomía como un "carril" que conduce al pueblo a un proceso diferente a su estado actual. El movimiento citado plantea la revolución social como propuesta de cambio en Santa Cruz.[4]

Por otro lado, respecto a nuestra región hispanohablante en general, el autor considera que los Estados en América Latina no se han podido integrar bien, como la Unión Europea, porque se ha procurado relacionar entidades supraestatales y no a las comunidades en sí, es decir, no a los pueblos. Además, establece que los micro nacionalismos facilitarían este proceso de integración en Latinoamérica, al generarse una suma de fuerzas que se complementen las unas con las otras.[4]

Los cambas. Nación sin Estado. Última obra de Sergio Antelo.

El estado centralizado homogeneizador o unitarismo es algo que Antelo desprecia totalmente, pues cree que ese modelo de organización disolvió al Estado. Considera al unitarismo como producto de la Revolución Francesa, a la que califica de "burguesa". Cree que los estados nacionales creados en el siglo XIX han sido creados por la burguesía. Asegura también que, luego de las guerras por la independencia, los estados de América Latina no estaban preparados para asumir la independencia nacional. En este marco, dice que todos los estados en el mundo son una creación artificial, porque han sido pensados de arriba hacia abajo y no de abajo hacia arriba. [4]

Ideológicamente, Sergio Antelo tiene formación marxista, pero critica al marxismo clásico, porque centraliza el debate en torno a la lucha de clases y descuida el proceso identitario. Califica también al movimiento Nación Camba como "nacionalismo identitario", pero con énfasis en la fuerza social para llevar los esfuerzos hacia un resultado.[4]

"La gran desgracia de este país (Bolivia) es que no ha tenido burguesía", asume Antelo, porque "no todo rico es burgués". Cree que la diferencia entre un rico y un burgués es la mentalidad. "Burguesía es una categoría cultural; las burguesías son las grandes movilizadoras de la historia". En este sentido, cree que Chile tenía burguesía cuando inicia la Guerra del Pacífico, y con menor población venció a Bolivia, que tenía más población y una oligarquía, no burguesía.[4]

Antelo estima que el hecho de que alrededor del año 1900 los latinoamericanos que viajaron a Europa hayan descubierto que no eran tan europeos como pensaban, es "el primer gran descubrimiento de la intelectualidad latinoamericana". En esta categoría coloca a pensadores como el cruceño Gabriel René Moreno, que ha sido calificado de "racista" por varios indigenistas marxistoides. Entonces, considera que aproximadamente en 1900 hay una transformación en la forma de pensar de la región, y los pensadores locales vuelcan su mirada hacia nuestro continente, asumiendo una identidad propia que confronte a la europea.[4]

Ve como tarea pendiente establecer un sincretismo: respetar la identidad indígena, y que los indígenas respeten la identidad de los mestizos. Rechaza el tribalismo y el etnicismo de los aborígenes y demás, y para combatir eso y generar coexistencia, propone integrarse a la sociedad moderna industrial asumiendo la identidad propia.[4]

Interpreta al nacional-socialismo alemán como una lucha por la pureza que responde a un proceso. Ve también al fascismo español e italiano no como entidades que usan la raza como factor de núcleo nacional, sino como unas que ven al pasado imperial como ejemplo a seguir. Considera que no existe argumento para defender la idea de razas puras, puesto que a los europeos, por ejemplo, "se les pasaron los mongoles por debajo y por encima".[4]

Antelo asevera también que en América Latina, gobiernos como el de Perón (Argentina), Vargas (Brasil), Cárdenas (México) y Paz Estenssoro (Bolivia) no utilizaron la raza como impulsor de su nacionalismo, sino que más bien surge un nacionalismo identitario para responder a un proceso político y obtener resultados económicos.[4]

En cuanto al ser humano como individuo alejado de la colectividad o no, Antelo considera que el hombre es grupal, que eso le da identidad y pertenencia. "Siempre el individuo busca una forma de inserción social por medio de alguna cosa", dice, y da como ejemplo de esto el éxito de las religiones.[4]

Referencias

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