Oswald Spengler

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Oswald Spengler
Optimismo es cobardía.

—Oswald Spengler


Oswald Spengler (Blankenburg, 29 de mayo de 1880 - † Munich, 8 de mayo de 1936). Filósofo y matemático alemán.

Biografía

Formado en las universidades de Halle, Munich y Berlín. En su obra La decadencia de Occidente (1er volumen 1918 y 2º volumen 1923) alega que el desarrollo de las civilizaciones sigue un modelo cíclico reconocible y establece tres tipos de sociedad que se sucederían en el tiempo: apolínea la clásica; mágica el mundo islámico; y fáustica la occidental. Cada una de estas sociedades tendría un nacimiento, una madurez y una vejez, que podía implicar su desaparición.

Spengler, gran experto en la filosofía de Heráclito, basa su idea del isomorfismo en los estudios naturalistas de Goethe. A partir de ellos concibe un orden natural intrínseco a cualquier sistema dado, orden que debe cumplir obligatoriamente a lo largo de su desarrollo y manifestación. Como este orden o forma es generalizable a todos los niveles de la realidad, la cumplen desde las plantas en su crecimiento hasta las civilizaciones, pasando por el Cosmos mismo. Es así como acuña el concepto de "isomorfismo" aplicado al ámbito de la realidad social y la Historia.

Como conclusión a su estudio de Heráclito, Spengler sostiene que la vida humana y la historia de la humanidad son una lucha constante entre la fijicidad y la movilidad, entre estados y procesos.

Sólo cuando éste se negó a escribir algo sobre la salida de Alemania de la Sociedad de Naciones el 26 de octubre de 1933 se le censuró por completo.

La ruptura definitiva de Spengler con los nacional socialistas vino a consecuencia de los acontecimientos de la Noche de los cuchillos largos el 30 de junio de 1934.

Gregor Strasser, uno de los amigos políticos de Spengler, fue uno de los ajusticiados en la purga, pero fue el asesinato del crítico musical Willi Schmid, confundido por las SS con el oficial SA Wilhelm Schmidt, lo que más soliviantó a Spengler, quien compuso su elogio fúnebre (poema "A la memoria de Willi Schmid", publicado en 1935 en la antología Reden und Aufsätze).

En sus últimos años Spengler se consagró al inventario de las cuestiones científicas en las cuales las grandes civilizaciones se enfrentaron como partes integrantes de una historia universal. Paralelamente escribió bajo el acrónimo "DiG" (Deutschland in Gefahr, "Alemania en peligro"), notas para el segundo tomo de los Años decisivos, en los cuales terminó de rendir cuentas contra el nacionalsocialismo y el bolchevismo, doctrina que había designado ya como el más grande de todos los fraudes políticos.

Reafirmó sin embargo su admiración por Mussolini. En octubre de 1935 se retiró de sus funciones de administrador del Archivo Nietzsche para denunciar una supuesta nueva interpretación de la obra del filósofo por la propaganda nacionalsocialista. Murió en la noche del 7 al 8 de mayo de 1936 de ataque cardíaco en su apartamento de Múnich. Su muerte prematura dio crédito a la hipótesis de un asesinato político. Está sepultado en el Cementerio Norte de Múnich (sección 125, lote número 2).

Las culturas no son comparables

Esta tesis -que choca de plano con la vieja tradición positivista de desarrollo continuo-, implica tal cantidad de cuestiones, que resulta fundamental para entender el aporte del filósofo a nuestras ideas.

Si las culturas no son comparables, entonces sus parámetros, sus sistemas políticos, sus formas económicas, sus tradiciones, en fin, nada de ellas puede ser comparado, y por ende "importado", de otras.

Cuando uno entiende que el Socialismo Nacional sostiene que cada pueblo se dará a sí mismo el tipo de Socialismo que deba darse, es decir, una forma social nacional -esto es, propia, inimitable, diferente y distinguible-, comprende que esta visión política es íntimamente coherente con la afirmación spengleriana.

Por ello, desde nuestra perspectiva resultan ilusos y artificiales los sistemas políticos que pretenden ser "universales".

Tienen éstos la pretensión de ser válidos para todas las culturas del planeta, y creen que sus preceptos éticos, morales y legales están justificados por la primacía -por la primacía momentánea sin embargo-, de las fuerzas que los impulsan.

El caso más claro es el actual concepto de democracia ligada estructuralmente al libre mercado, eje rector de las políticas del Nuevo Orden Mundial.

Sin embargo, ya en la Decadencia de Occidente nos advierte Spengler de la caída de estos conceptos tan caros a Occidente, y a la par, tan responsables de esa misma decadencia.

Por ello, lo que Spengler denominará Socialismo Prusiano, viene a ser en términos amplios lo que se comprende como Socialismo Nacional. Una forma específica, natural y viable de hacer sociedad en una nación en particular, y de acuerdo a sus propias características.

Spengler se encuentra en la base de la formulación del Socialismo Nacional histórico, no militó en el NSDAP y fue censurado por el estado luego de 1933 su influencia puede encontrarse en mejor medida en el Strasserismo.

La llamada Revolución Conservadora Alemana debe contarle como uno de sus principales adalides, y serán sus herederos quienes llevarán adelante el ¡Alemania Despierta!, que es equivalente a gritar: "¡Sal de la Decadencia!"

Pensamiento

En su ensayo La decadencia de Occidente (1er volumen 1918 y 2º volumen 1923) alega que el desarrollo de las civilizaciones sigue un modelo cíclico reconocible según tres tipos de sociedad que se irían sucediendo en el tiempo hasta llegar a una cuarta final de decadencia: la Apolínea o Clásica; la Mágica, propia del mundo islámico, la Fáustica u Occidental, y la de Decadencia. Cada una de estas sociedades tendría un nacimiento, una madurez y una vejez que podía implicar su desaparición.

Spengler, gran experto en la filosofía de Heráclito, basa su idea del isomorfismo en los estudios naturalistas de Goethe. A partir de ellos concibe un orden natural intrínseco a cualquier sistema dado, orden que debe cumplir obligatoriamente a lo largo de su desarrollo y manifestación. Como este orden o forma es generalizable a todos los niveles de la realidad, la cumplen desde las plantas en su crecimiento hasta las civilizaciones, pasando por el Cosmos mismo. Es así como acuña el concepto de "isomorfismo" aplicado al ámbito de la realidad social y la Historia.

Como conclusión a su estudio de Heráclito, Spengler sostiene que la vida humana y la historia de la humanidad son una lucha constante entre la fijicidad y la movilidad, entre estados y procesos.

Spengler, pese a lo poco citado que resulta en los círculos académicos, es una influencia constante en el siglo XX. Entre otros, ha influido en los escritos de Georg Henrik von Wright sobre nuestra sociedad.

También fue influencia nodal de Francis Parker Yockey, el continuador de sus ideas quien escribió Imperium a modo de secuela de La decadencia de Occidente. Yockey llamó a Spengler "El filósofo del siglo XX".

Obras

  • La decadencia de occidente (Der Untergang des Abendlandes en alemán. 1er volumen 1918, 2º volumen 1923).
  • Hombre y técnicas
  • Hora de decisión
  • Años decisivos
  • Cartas didactas en alemán
  • Prusianismo y socialismo

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Alfred Rosenberg opina sobre Oswald Spengler en "El mito del siglo XX"


"Fuera de las Iglesias se originó en el siglo XIX, en conexión con los filósofos de la naturaleza del XVIII, una visión del mundo que, a-crítica hacia todos lados, se esforzaba por incorporar a todo el ser humano dentro de la ley mecánica de la naturaleza. Esta tentativa torpe, materialista, de anunciar una ineludible “legalidad económica”, debe ser considerada hoy como superada.

A cambio de ello, sin embargo, ha aparecido (especialmente a través de Oswald Spengler) otra concepción en ropaje hechizante, representada en el “ser humano fáustico”, dotada de considerable arte de persuasión: la así llamada interpretación morfológica de la historia. Estos maestros de las estructuras de la historia presentan con todo acierto causalidad y destino como dos ideas no coincidentes. Renuncian además — igualmente en concordancia con la esencia germánica — en voz alta y con franqueza al fatalismo semítico, que reconoce a todo el acaecer como irrevocable. Pero no obstante ello, trasladan la idea del destino a así llamados círculos culturales, que ciertamente son comprobables históricamente, empero, sin — y aquí surge el peligroso error — examinar el origen orgánico-racial de estos círculos culturales y de su extinción. Desde lejanías nebulosas baja, según Spengler, semejante círculo cultural, tal como el Espíritu Santo, sobre un pedazo de la Tierra; los seres humanos que pertenecen a él viven una época heroica de elevación cultural del espíritu, luego la desintegración de la civilización y la decadencia. Y de estos cuentos se extraen después conclusiones preconizadoras de nuestro futuro. A ello se agrega que como esencia de este “nuevo” concepto del destino es presentada su no-reversibilidad, y al final nos hallamos ante el inesperado hecho de que Spengler ha logrado el juego de manos de introducir tanto el concepto naturalista-marxista como el mágico-pro-asiático bajo el manto encubridor de Fausto. La doctrina del carácter vegetal del acaecer humano nos incorpora a todos de nuevo en la serie puramente mecánica de la causalidad, y la doctrina de la irreversibilidad debe someternos a una fatalidad. El realmente fáustico “Sin embargo, ¡yo quiero!” Spengler no lo conoce, él no ve potencias anímico-raciales plasmar mundos, sino que inventa esquemas abstractos, a los que ahora nos debemos someter como al “destino”. Consecuentemente pensada hasta el fin, esta doctrina, brillantemente expuesta, niega la raza, la personalidad, el valor individual, todo impulso realmente promotor de cultura, en una palabra, el “corazón del corazón” del ser humano germánico.

A pesar de ello, la obra de Spengler fue grande y buena. Cayó como una lluvia de tormenta, quebró ramas podridas, pero fructificó también una tierra ansiosa, fecunda. Si él es realmente grande, debería alegrarse por ello: pues ser fructífero (aunque sea por un error) es lo máximo que se puede alcanzar. Ahora, empero, el despertar anímico-racial ha crecido mucho más allá de la”doctrina de las estructuras”, ha encontrado el camino de regreso a los valores archi-eternos y saluda a través de épocas de confusión a los seres humanos y al arte de tiempos pasados como presente viviente.(...)".

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