Antônio de Castro Mayer

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Antonio de Castro Mayer (20 de junio de 1904, Campinas, Brasil - 25 de abril de 1991, Campos dos Goytacazes, Brasil) fue un sacedorte católico brasileño que se desempeñó como Obispo de Campos entre 1948 y 1981.

Fiel defensor de la tradición católica, es el fundador de la Unión Sacerdotal San Juan María Vianney.

Ministerio presbiterial

Castro Mayer nació en el seno de una familia numerosa. A los 12 años ingresó al Seminario Menor del Buen Jesús que administraba la Orden de Canónigos Premostratenses. Prosiguió sus estudios en el Seminario Arquidiocesano de San Pablo. Su brillante inteligencia y su fuerte convicción religiosa le sirvieron para obtener una beca para trasladarse a Europa, siendo acogido en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

El 30 de octubre de 1927 el Cardenal Basilio Pompilj lo ordenó sacerdote. Tras obtener su doctorado en teología, Castro Mayer retornó a Brasil.

Durante más de una década trabajó como docente en el Seminario Arquidiocesano de San Pablo. En 1941 fue nombrado canónigo del cabildo metropolitano de San Pablo, y en 1945 se convirtió en vicario ecónomo de la Parroquia de San José en Belém.

Castro Mayer tuvo a su cargo la cátedra de Doctrina Social de la Iglesia en la Pontificia Universidad Católica de San Pablo.

Fue miembro de la Acción Católica Brasileña, en donde conoció a Plinio Corrêa de Oliveira, con quien trabaría una fuerte amistad.

Episcopado

Acción pastoral

En 1948, por disposición de Pío XII, Castro Mayer fue nombrado Obispo Titular de Priene para que pudiera asumir la función de Obispo Coadjutor de Campos, una diócesis ubicada en el estado de Rio de Janeiro. Al año siguiente reemplazó finalmente a Monseñor Octaviano Pereira de Albuquerque como Obispo Titular de la Diócesis de Campos.

El prelado propuso una reorganización de la vida parroquial de su territorio, invitando a laicos de la Tercera Orden de San Francisco y de la Tercer Orden de la Virgen del Carmelo a intensificar su acción evangelizadora para darle nuevo esplendor a los templos que poseían.

Monseñor Castro Mayer logró contagiarle a su grey su profunda devoción por la Virgen María, estableciendo jornadas especiales para honrar a la Madre de Dios.

En 1950 creó la revista Catolicismo, la cual pronto ganó fama nacional. Desde las páginas de esa publicación no sólo se catequizaba a los fieles, sino que además se combatía al comunismo y al liberalismo por igual. Allí escribirían Plinio Corrêa de Oliveira, Geraldo de Proença Sigaud, José Azeredo dos Santos, Fernando Furquim de Almeida y otros intelectuales y sacerdotes católicos.

Sus cartas pastorales tuvieron repercusión en todo Brasil, y una de ellas -la Carta pastoral sobre problemas del apostolado moderno de 1953- traspasó las fronteras, siendo traducida en varios idiomas.

Fue importante también su labor como fundador de seminarios y promotor de la educación católica para laicos.

Concilio Vaticano II

Monseñor Castro Mayer asistió a las sesiones del Concilio Vaticano II asumiendo el papel de custodio de la tradición católica frente a la ofensiva que la secta modernista proponía.

Alarmado por el descalabro que producían los masones infiltrados, fue uno de los creadores y organizadores del Coetus Internationalis Patrum, una agrupación de sacerdotes que se comprometieron a intentar controlar la debacle doctrinaria y litúrgica que lamentablemente luego se produciría.

Campos: bastión de la tradición católica

En total desacuerdo con el abandono de la misa tridentina que ordenaba el Papa después del Concilio Vaticano II, Monseñor Castro Mayer recibió un permiso especial de Pablo VI para seguir usando en su diócesis al Misal Romano de 1962. Fue uno de los pocos prelados en el mundo que consiguieron ello (ese gesto motivó al Obispo de Campos a enviarle en 1974 una carta secreta al Obispo de Roma en la que le comentaba los errores que había desencadenado la declaración Dignitatis Humanae y le rogaba que actúe en contra de ella antes de que fuese demasiado tarde).

Durante un poco más de una década los fieles católicos brasileños gozaron de la presencia de un pastor entregado al combate por el triunfo de la Verdad. El Seminario Mayor María Inmaculada se dedicó con paciencia a preparar a los futuros sacerdotes que tenían la obligación de proteger a la Iglesia Católica de sus enemigos internos y externos, pero permitiendo que quienes quisiesen aprender a celebrar la misa modernista lo pudieran hacer. De esa manera, y con plena autorización del Vaticano, convivieron las expresiones litúrgicas pre-conciliares y pos-conciliares simultáneamente en un mismo territorio.

Sacerdotes formados en otras diócesis -pero que no aceptaban la idea de ser cómplices de la decadencia eclesial- consiguieron ser incardinados en Campos gracias a la generosidad de Monseñor Castro Mayer. La teología de la liberación, doctrina en auge durante aquella época, fue combatida sin piedad por el prelado y los sacerdotes bajo su mando.

El obispo mantuvo un vínculo muy fluido con los laicos comprometidos con la Iglesia Militante, especialmente con los miembros de la Sociedade Brasileira de Defesa da Tradição, Família e Propriedade. También le abrió las puertas en su diócesis a los Cursillos de Cristiandad y a otros movimientos dedicados a difundir el Evangelio.

Creación de la Unión Sacerdotal San Juan María Vianney

Monseñor Castro Mayer dejó el Obispado de Campos en 1981, convirtiéndose en Obispo Emérito. Su sucesor, el modernista Monseñor Carlos Alberto Navarro, famoso en su país por haber organizado una misa con canciones inspiradas en la obra de The Beatles en 1966, intentó aniquilar todo rastro de tradición e imponer el Novus Ordo Missae. Ello desató una serie de amargas disputas entre el prelado y los laicos y sacerdotes que pretendían mantener viva a la tradición católica. Los templos, antes atestados de fieles, comenzaron a verse cada vez más vacíos.

Monseñor Navarro recurrió a los medios masivos de comunicación para dejar caer la calumnia de que Monseñor Castro Mayer había permitido irregularidades en materia financiera durante los años en los que duró su gobierno de la diócesis. Montada la campaña en la prensa contra el Obispo Emérito, su sucesor procedió a remover a todos los sacerdotes que se negasen a dejar de celebrar las misas de ritual tridentino. En varias ocasiones llegó hasta el extremo de solicitar el uso de la fuerza pública para desalojar de las casas parroquiales a los sacerdotes levantiscos.

Desamparados, los hombres desplazados recurrieron en 1982 a Monseñor Castro Mayer, quien organizó a la Unión Sacerdotal San Juan María Vianney para contenerlos. Inicialmente fueron cercanos a TFP, pero con el tiempo la relación fue deteriorándose al punto tal que terminaron tejiendo lazos con la Associação Cultural Montfort, la cual había sido creada por el historiador Orlando Fedeli a raíz de su discrepancia con las posturas de Corrêa de Oliveira.

En 1987 la Unión Sacerdotal San Juan María Vianney asumió la defensa y protección del Monasterio de Santa Cruz de Nova Friburgo, el cual estaba habitado por una comunidad de monjes tradicionalistas.

Las consagraciones de Écône

Monseñor Castro Mayer mantenía una excelente relación con Monseñor Marcel Lefebvre. El prelado brasileño había asistido a su par francés en la creación de la sección sudamericana de la Fraternidad San Pío X y, siendo ambos varones católicos en defensa sincera de la tradición, se habían coordinado para presionar públicamente a Juan Pablo II. Por ese motivo aceptó asistir al Arzobispo en la ceremonia de consagración de los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Alfonso de Galarreta y Richard Williamson que se celebró el 30 de junio de 1988 en la localidad suiza de Écone. A diferencia de los otros prelados, Monseñor Castro Mayer no fue excomulgado por el Vaticano por su participación en aquel acto.

El sacerdote falleció acongojado por la enfermedad en abril de 1991. Antes de morir nombró como su sucesor a Licínio Rangel.

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