Virgen María

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Pintura que representa a la Virgen Maria

María (en arameo, מרים, 'Mariam') es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret. Para los cristianos son más usadas las expresiones Santísima Virgen María, Virgen María, Madre de Dios, que habría concebido a Jesús, hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo y sin perder su virginidad. En el islam se usa el nombre árabe Maryam quién habría sido madre de una niña antes de concebir a Jesús por obra divina. Además el Corán no acepta que Jesús sea el hijo de Dios o Dios mismo. El judaísmo se refiere a María como Miriam, una prostituta que ejercía su oficio con carpinteros. En los textos sagrados judíos, Jesús aparece como el hijo bastardo y blasfemo de María, nacido de su fornicación con un soldado romano.

Biografía

Según los Evangelios, María nació de dos padres de avanzada edad, Ana y Joaquín, descendientes de la estirpe de David, probablemente en Jerusalén, en una casa denominada Probática, cuya denominación se debe a un estanque ubicado en las cercanías.

Poco se sabe sobre su infancia, pero se supone que vivió en casa de sus padres, y llegada la edad en que las doncellas habían alcanzado la edad del matrimonio, la cual era cuando cumplían doce años y seis meses, se celebraban los esponsales, momento a partir del cual la novia pertenecía legalmente al novio, aunque no vivía con él hasta un año después, que era cuando se celebraban las bodas. María fue prometida a José.

En este estado de cosas, María recibe la visita del Ángel Gabriel que le anuncia que habiendo hallado gracia ante los ojos de Dios iba a concebir y dar a luz un hijo a quien pondría por nombre Jesús. Dijo Gabriel: “Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”. A lo que María habría respondido: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

El Ángel Gabriel le anuncia que su prima Isabel ha concebido un hijo a pesar de su avanzada edad y de ser estéril. Ante esto, la Virgen María, sin dudarlo, corre presta a visitarla, y ante su saludo, el niño que estaba en el seno de Isabel salta de gozo dentro del vientre de su madre. De regreso de esta memorable visita, María debía poner en conocimiento a su prometido, José, situación por demás difícil para ambos, y es así que el decide no denunciarla y repudiarla en secreto. Dios resuelve esta situación enviando un ángel que se aparece en sueños a José, el cual le dice: "José, hijo de David, no temas recibir en casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados".

José, obediente de la voluntad de Dios, celebra el matrimonio con María. Posteriormente, en virtud de un decreto de César Augusto que ordenaba un empadronamiento general, María y José se pusieron marcha desde Nazaret hasta Belén, y dado que esto había atraído a multitud de extranjeros a la ciudad, María y José no hallaban lugar en las posadas y debieron alojarse en una gruta que servía de refugio para los animales. Es estando en ese lugar que comienzan las labores de parto de la Virgen, y producido éste y según San Lucas lo narra en su Evangelio, la Virgen María envuelve en pañales al Niño y lo acuesta en un pesebre. A los ocho días de nacido, el niño es circuncidado de acuerdo con el ritual judío y llamado Jesús. Cuarenta días después es presentado en el templo para su purificación y en este rito, presentan el sacrificio de los pobres, que consistía en un par de tórtolas. Tras la presentación, la Sagrada Familia regresa a Belén y reciben la visita de los Magos de Oriente, quienes lo adoraron y le ofrecieron sus dones de oro, incienso y mirra. Transcurrió apacible la infancia de Nuestro Señor Jesucristo, y según los evangelios, el Niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría y la gracia de Dios estaba en Él. Ya durante la vida apostólica de Jesús, María pasa casi completamente inadvertida y no interfirió nunca en su trabajo como una presencia inoportuna. Y al pie de la cruz, donde su hijo sufría el peor de los tormentos como redentor de los pecados de toda la humanidad, estaba su madre, en compañía de Juan, su discípulo amado, y en las trascendentes palabras “Mujer, he ahí a tu hijo” y a Juan, “He ahí a tu madre”.

María en el Islám

En el Islam se llama Maryam bint ʿImran (مريم بنت عمران), esto es, María hija de ʿImran (Joaquín en la Biblia), y de Hannā (حنـّا Ana), o también Maryam bint Dāwud (María hija de David), por proceder del linaje del rey David según la tradición. Es considerada ejemplo de mujer virtuosa y tiene tanta relevancia como su hijo Jesús (ʿIsà عسى), a cuyo nombre se añade casi siempre el laqab o filiación "ibn Maryam" (بن مريم), esto es, "hijo de María". A María está dedicada una de las azoras o capítulos del Corán, la que lleva por título آل عمران Āl ʿImrān, esto es, la familia de Imran.

Según el Corán; la madre de María, esperaba tener un hijo varón a quien dedicar al servicio del Templo, siguiendo la tradición familiar. Dio a luz a una niña, en quien sin embargo se cumpliría la tradición, pues fue asignada al servicio sagrado. Fue confiada a la tutela del profeta Zacarías (necesariamente un personaje distinto al Zacarías bíblico), quien se sorprendía, al visitar a su ahijada en el oratorio en el que ésta se encontraba retirada, de que siempre contara con alimentos que le eran enviados por Dios.

Como en la tradición cristiana, a María le fue anunciada la concepción sobrenatural de Jesús por un ángel. El Corán insiste, sin embargo, en que aunque tuvo un hijo por voluntad de Dios sin la intervención de un varón, Jesús no era en modo alguno un hijo del ser supremo. En el Corán no existe José: María dio a luz sola en el desierto, al que se había retirado con este propósito y en el que se alimentaba de dátiles y del agua de un riachuelo colocados allí por Dios. El hijo, por su parte, tiene en el Islam la consideración de profeta o enviado de Dios (véase el epígrafe "Jesús en el Islam" en Jesús de Nazaret).

María tiene en el Islam la envergadura espiritual de un profeta, sin serlo. En el Corán, el mayor error de los judíos en lo que a Jesús y María se refiere no es, como asumen los cristianos, el supuesto hecho de haber matado al hijo (cosa que, por otra parte, la tradición islámica niega que hicieran), sino el hecho de haber menospreciado y dudado de la virtud de la madre.

Una tradición atribuye a Mahoma el dicho de que cinco son las mujeres más destacadas ante Dios: Asia, esposa del faraón, que cuidó de Moisés, y que creía en la palabra eterna de Dios pese a la opresión de su esposo y de su entorno; María, la madre de Jesús; Jadiya, la primera esposa de Mahoma, que fue la primera creyente y lo apoyó en las épocas más difíciles de adversidad, su otra esposa Aisha, y Fátima, su hija menor y madre de sus nietos, los imanes Hasan y Husain.

María en el Judaísmo

En el Talmud, Jesús era un hijo ilegítimo y su madre aparece con el nombre de Miriam, una judía que se prostituía con carpinteros. Según Antonio Piñeiro, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, María es representada como una peluquera, maestra de primer grado, o como la mujer de Pandera, Pandira o Pantera, un soldado romano, con quien había tenido un hijo en adulterio. Según otra fuente del Talmud, Jesús sería un hijo ilegítimo por haber sido concebido ciertamente de su marido Pantera, pero durante el ciclo menstrual, lo que lo hacía impuro de acuerdo a los judíos.[1]

Se argumenta que Ben Pantera, "hijo de Pantera", no es más que un juego de palabras por parte de los judíos, con el que mofarse de la pretensión del nacimiento virginal: el Maestro de los cristianos no era el vástago de una parthenos (virgen), sino de un Pantera, un legionario romano que la sedujo.

Esta historia se repite hasta hoy entre los judíos, como podemos comprobar por la película La Vida de Brian, cuyo guionista, judío, introduce en una de las escenas del principio a la madre de Jesús compartiendo techo con un soldado de muy dudosa catadura.

Hay otro texto (b. Sanhedrin 106a), que no duda en aceptar que los antepasados de María eran de procedencia real, "príncipes y gobernantes", para afirmar luego que la doncella "se prostituyó entre carpinteros". Debemos interpretar este texto como una afirmación genérica -que nada dice de valor histórico atendible sobre la ascendencia real de María- probablemente tomada de oído de testimonios cristianos y luego ridiculizada.[2]

Por su parte el rabino Simeon ben Azzai que vivió entre el el Siglo I y II d. C. y fue históricamente uno de los eruditos mas importantes de su época, declaró haber hallado en Jerusalén un libro de genealogías en el que Jesús aparecía como el hijo bastando de una mujer casada.[3]

Referencias

  1. Jesús en el Talmud (II) Textos sobre María
  2. Qué se dice de Jesús en el Talmud (I)
  3. Stow Mead, George. Las historia de María en el Talmud. Pg 1.

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