Fornicación

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Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación

—Tesalonicenses 4:3

Fornicación

La fornicación (del latín: fornicari, que significa tener relaciones sexuales con una prostituta, que deriva de: fornix, zona abovedada —donde habitualmente se apostaban las prostitutas romanas—, burdel) es un término usado en referencia a la relación sexual fuera del matromonio[1], es decir, aquella relación sexual que se dé entre dos personas que no están unidas por este vínculo conyugal.

Fornicarios

A los que actúan de este modo, se los ha denominado "fornicarios".

Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.
—I Corintios 5:9-13

La lujuria del fornicario le condena al infierno por ser uno de los pecados capitales.

La Santa Biblia sobre el pecado de la fornicación

En diversos pasajes la Santa Biblia condena el pecado de la fornicación y alienta al creyente a no mezclarse con fornicarios que se hacen pasar por cristianos.

Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
—Corintios 6:18
De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre... En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
—I Corintios 5:1; 4-5
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.[2]
—Corintios, 6:9
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.
—I Timoteo 1:8-11

Referencias

  1. Definición de la Real Academia Española de la Lengua
  2. 1 Corintios 6:9-10 Biblia interconfesional (DHH)

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