Conversaciones sobre la guerra y la paz

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Conversaciones sobre la guerra y la paz

Conversaciones sobre la guerra y la paz 1941-1942 / 1942-1944, o bien Conversaciones de sobremesa con Hitler (Alemán: Tischgespräche im Führerhauptquartier; inglés: Hitler's Table Talk) es el título otorgado a una serie de conversaciones privadas y monólogos de Adolf Hitler con sus íntimos en su cuartel general al norte de los Lagos Masurianos, entre los años 1941 y 1944. Los comentarios de Hitler fueron registrados por Heinrich Heim, Henry Picker y Martin Bormann y luego publicados por diferentes editores bajo diferentes títulos en tres idiomas diferentes.

Martin Bormann, quien se desempeñaba como secretario privado de Hitler, persuadió a éste para que permitiera que un equipo de taquígrafos especialmente seleccionados registrara en forma abreviada sus conversaciones privadas para la posteridad y así confeccionar un documento de valor histórico sobre la Alemania nacionalsocialista.[1] Las primeras notas fueron tomadas por el abogado Heinrich Heim, desde el 5 de julio de 1941 hasta mediados de marzo de 1942. Tomando su lugar, Henry Picker tomó notas desde el 21 de marzo de 1942 hasta el 2 de agosto de 1942, después de lo cual Heinrich Heim y Martin Bormann continuaron agregando material de forma intermitente hasta 1944.

Las conversaciones se grabaron en la sede del Führer en compañía del círculo íntimo de Hitler. Las conversaciones se centran en la guerra y los asuntos exteriores, pero también en las actitudes de Hitler sobre la religión, la cultura, la filosofía, sus aspiraciones personales y sus sentimientos hacia sus enemigos y amigos.

Albert Speer, ministro de Armamentos y Producción de Guerra de Alemania, confirmó la autenticidad de la edición alemana de Picker en sus memorias de 1976[2].

Historia

La historia del documento es relativamente compleja, ya que numerosas personas participaron, trabajaron en diferentes momentos y recopilaron diferentes partes del trabajo. Este esfuerzo generó dos cuadernos distintos, que se tradujeron a múltiples idiomas y se cubrieron en algunos casos con marcos temporales no superpuestos debido a problemas legales y de derechos de autor aún en curso.

Todas las ediciones y traducciones se basan en los dos cuadernos originales alemanes, uno de Henry Picker y otro basado en un cuaderno más completo de Martin Bormann (que a menudo se llama Bormann-Vermerke). Henry Picker fue el primero en publicar las conversaciones en 1951, en el alemán original. Esto fue seguido por la traducción francesa en 1952 por François Genoud, un financiero suizo. La edición en inglés llegó en 1953, que fue traducida por R. H. Stevens y Norman Cameron y publicada con una introducción del historiador Hugh Trevor-Roper. Las traducciones tanto en francés como en inglés fueron basadas en el manuscrito de Bormann-Vermerke, mientras que el volumen de Picker se basó en sus notas originales, así como en las notas que directamente adquirió de Heinrich Heim que abarcaban desde el 5 de julio de 1941 hasta marzo de 1942. El contenido original en alemán de Bormann-Vermerke no fue publicado hasta 1980 por el historiador Werner Jochmann. Sin embargo, la edición de Jochmann no está completa, ya que carece de las 100 entradas realizadas por Picker entre el 12 de marzo y el 1 de septiembre de 1942. Los manuscritos originales de Heim y Picker parecen haberse perdido y se desconoce su paradero. La versión en español es una traducción de la versión francesa del documento original pero de la que se han suprimido sistemáticamente todas las citas que se dirigen contra el cristianismo, las cuales dan una mucho mayor comprensión del problema judío.

Controversia

Aunque las conversaciones generalmente se consideran auténticas, los temas polémicos se mantienen sobre aspectos de las obras publicadas. Estas incluyen la confiabilidad de particulares declaraciones traducidas de las ediciones en francés e inglés, dudas sobre la forma en que Martin Bormann pudo haber editado sus notas, y disputas sobre qué edición es la más confiable. François Genoud negó las afirmaciones de que había insertado palabras en el manuscrito original en alemán, y señaló que Bormann estaba tipificado de manera precisa, aparte de las adiciones escritas a mano, por lo que tales inserciones no habrían sido posibles.

Richard Evans expresa cautela al usar la edición en inglés, describiéndola como "defectuosa (y en ningún sentido "oficial")" y agregó que debía compararse con la edición alemana de 1980 para asegurarse de que fuera precisa antes de ser utilizada. Ian Kershaw también señala que la edición en inglés es imperfecta, con una tendencia a omitir palabras, omitir líneas o incluir frases que no se encuentran en el texto alemán. Utiliza las fuentes originales alemanas para las preferencias, y aconseja "precaución" al utilizar las traducciones al inglés.

Citas

1945. La ultima primavera. Densas nubes de polvo gris se arrastran sobre el patio de la cancillería. Cerca la artillería soviética lanza sus bramidos como un monstruoso animal apresado que se agarra desesperadamente a la tierra. El viento de fines de abril no trae el sabor húmedo, gozoso y excitante de la primavera; trae un olor acre a tierra y humo. Un instante de calma. Por una pequeña puerta rectangular asoma al exterior una figura delgada, uniformada entre las solapas alzadas como para protegerse del frió del invierno, y la visera negra, emergen la nariz pálida y larga y el decaído bigotito oscuro. Los ojos no se ven. Alrededor, todo son cascotes, piedras rotas, trozos de mármol y cemento. El polvo se va depositando sobre un paisaje atormentado, como el lento descender de una música que concluye. De pronto la artillería brama de nuevo, y la figura uniformada se estremece.¡Extraño privilegio! Desde hace siglos Alemania cae y se levanta, transida e iluminada, como una caricatura de Saulo en el camino de Damasco. Pero los hombres que vieron el Reich de Federico Barbarroja no supieron nunca nada de la caída de Alemania en el año de Westfalia. La generación de Federico el Grande no llego a conocer el hundimiento de Alemania bajo el embate de Napoleón. Bismarck, Ranke o Treitschke no supieron jamas como acabaría el imperio de los Hohenzollern. ¡Extraño privilegio! Adolf Hitler lo ha visto ya todo[3].

Referencias

  1. Trevor-Roper, H.R. Hitler's Table Talk 1941–1944. (2000) New York: Enigma Books, p. vii.
  2. Speer, Albert (1976). Spandau: The Secret Diaries. New York: Macmillan, p. 237.
  3. Librería Antártica: Ficha del producto

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