Convoy de la victoria

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El conocido como Convoy de la victoria, fue un enfrentamiento aeronaval en aguas del Estrecho de Gibraltar que tuvo lugar el 5 de agosto de 1936 durante la Guerra Civil Española, entre el Bando nacional que pretendían romper el bloqueo del estrecho, y transportar tropas y material desde el norte de África a la península, y tres de las unidades del Bando republicano que bloqueaban el estrecho.

Situación inicial

Ante la insistencia del general Francisco Franco, de la necesidad de transportar a las tropas del norte de África, para acabar lo antes posible con la guerra, se planeó una acción en principio descabellada, por la falta total de escoltas y absoluta del desconocimiento del general del Ejército de tierra, que no valoraba en principio las diferencias entre la escuadra gubernamental, y las unidades disponibles en ese momento para los sublevados, el cañonero Eduardo Dato y el guardacostas Uad Kert y el viejo torpedero T-19, que iban a ser la única escolta del convoy.

Frente a estos tres buques o en las cercanías, se encontraban el acorazado Jaime I; los cruceros Cervantes y Libertad, los destructores, Sánchez Barcaiztegui, Almirante Ferrándiz, José Luis Diez, Churruca, Lepanto, Alcalá Galiano y Lazaga, cinco submarinos; Isaac Peral (C-1), C-2, C-3, C-6 y B-5, y algunos patrulleros de poco valor militar similares al Uad-Kert.

Anteriormente al embarque de tropas en los mercantes, se produjeron conversaciones entre el comandante del Eduardo Dato, el general Alfredo Kindelán, y Francisco Franco, en las cuales, se le expuso la posibilidad de perder a todos los hombres embarcados y los buques, si un solo destructor gubernamental, se interponía en su camino, pues estos destructores, eran lo suficientemente superiores como para poner fuera de combate ó hundir cualquiera de los buques, y no hubieran supuesto problema alguno para un destructor. Franco sin embargo, mantuvo su decisión.

El general Kindelán, ordenó el apoyo aéreo de todas sus fuerzas disponibles para ayudar o alertar con la vigilancia aérea, al comandante del cañonero, para que este pudiera tomar las decisiones oportunas.

Para la acción, se alistaron dos viejos hidroaviones Dornier Wal, seis Breguet 19, dos cazas Nieuport, tres Fokker F.VII civiles, tres Savoia 79, dejando como reserva a otros tres Breguet 19 y tres Savoia 79.

Los preparativos

Al estar el puerto vigilado por los buques gubernamentales que se iban turnando, se realizó el embarque de la tropa en la noche del 4 al 5 de agosto, en el Ciudad de Algeciras, se embarcaron a 1.200 hombres de la Legión española; en el Ciudad de Ceuta, 350 soldados de Regulares, con 100 toneladas de explosivos y de municiones de diferentes calibres, seis cañones de 105 mm y dos ambulancias; y en el remolcador Arango, lo hicieron unos 50 Regulares. En total, 1.600 hombres, 6 cañones de campaña, 100 toneladas de munición y dos ambulancias.

La acción

Tras amanecer, con el cielo cerrado, pero la mar en calma, despegaron desde el aeródromo de Sania Ramel varios aviones con la misión de explorar, en primer lugar las aguas más cercanas, para ir abriendo sucesivamente los círculos de exploración para detectar la posición de los buques gubernamentales.

Los aviones, detectaron al Lepanto, que fue atacado por los Breguet y uno de los Dornier. El destructor recibió el impacto de una bomba que le causó un muerto y varios heridos, por lo que se vio obligado a entrar en Gibraltar, con daños, algunos de cierta importancia.

Los aviones fueron localizando a más buques, pero a distancias que no les daría tiempo material de poder interceptar al convoy, incluso había algunos en Tánger, por ello a las 7:20 uno de los Savoia, realizó la señal, de que el estrecho estaba libre de enemigos.

A las 7:30, el Uad Kert zarpó seguido del Eduardo Dato, inmediatamente, se recibió orden de parar la operación, por lo que el cañonero quedó a la altura del patrullero que ya estaba fuera de puerto. La paralización, se debió a presencia repentina del Churruca, al que se le había ordenado sustituir al Lepanto, por lo tanto, se paralizó la operación hasta las 15:30.

Poco después, el Lepanto zarpó de nuevo con rumbo a Málaga, ya que las autoridades de Gibraltar, se hicieron cargo de los heridos, pero se negaron a admitir al fallecido. Mientras el Lepanto se hacía a la mar, volvió a ser atacado por la aviación, motivo por el cual, el Churruca, le prestó apoyo en su camino a Málaga.

A las 15:30, de nuevo se volvió a realizar la vigilancia aérea de la zona, por lo que a las 16:30, se recibió la orden de comenzar a levar anclas. Se hicieron a la mar el Uad Kert, el Eduardo Dato, el T-19, el remolcador Arango y el remolcador Benot, seguidos de los mercantes Ciudad de Algeciras y el Ciudad de Ceuta.

Fueron formando una línea, conforme iban saliendo del puerto, pero la orden era la de que cada buque navegara a su máxima velocidad, sin guardar formación alguna, ello provocó que fueran quedando descolgados los más lentos, por lo que el más rápido de los buques de la escolta, el Eduardo Dato, tenía que ir recorriendo una la línea cada vez más larga una y otra vez.

En ese momento, el viento de Levante comenzó a aumentar su velocidad, lo que puso las cosas muy difíciles al remolcador Benot, que cargado con 80 cajas de municiones y cuatro cañones, comenzó a embarcar agua a más velocidad de la que era capaz de desembarcarla, ya que al contrario que el Arango, no era un remolcador de altura, por lo que se optó por regresara a Ceuta, al haber recorrido aún poca distancia.

A poniente del estrecho estaba de vigilancia el destructor Alcalá Galiano, que avistó al convoy, por lo que se dirigió directamente hacia el, rectificando el rumbo para evitar el fuego de las baterías de costa de Ceuta.

En ese momento el Eduardo Dato, que se encontraba unas 5 millas de Punta Carnero, al oír los disparos de la baterías de costa, detectó al destructor que se acercaba a toda máquina y disparando sus piezas principales de 120 mm de proa desde la altura de Tarifa, sobre el buque que encabezaba el convoy, el Ciudad de Algeciras a unos diez mil metros. Por lo cual, el Eduardo Dato, viró a babor, saliendo de la fila y maniobrando para interponerse entre el Alcalá Galiano y el convoy, a la vez que abría fuego con sus piezas de 101,6 mm, que en ese momento, estaban al límite de su alcance máximo.

El Alcalá Galiano, que se había centrado al mercante, se vio en la necesidad de dirigir su fuego contra el cañonero; mientras que en apoyo de este, abrió fuego sobre el Alcalá Galiano, la batería de costa de Punta Carnero, con dos obuses de 155 mm, aunque con nulo acierto, por estar fuera de su alcance efectivo, al ser los obuses piezas artilleras de muy corto alcance.

El destructor aumentó más su velocidad, con la intención de pasar por la popa del último buque del convoy; en este momento se había centrado al cañonero y en su rumbo se iba a encontrar con los buques de popa del convoy el guardacostas Uad Kert y el remolcador Arango.

En ese momento, todos estaban a merced del destructor, el Uad Kert intentó aliviar al cañonero, y abrió fuego con su única pieza de 76 mm junto al T-19, que lo hizo con sus tres piezas de 47 mm, sobre el Alcalá Galiano. A bordo del Arango, el comandante de los Regulares, ordenó a estos que efectuaran fuego de fusilería y que calaran las bayonetas, por si se producía una oportunidad de entrar al abordaje en el destructor.

Al realizar la maniobra el Alcalá Galiano, el Eduardo Dato, viró a estribor, con la intención de continuar el combate y descentrarse del enemigo, por lo que se encontraron en rumbos paralelos y de la misma vuelta.

El fuego del Eduardo Dato, se fue haciendo más preciso al ser más cortas las distancias, y aunque el Alcalá Galiano, parecía que tenía la intención de entrar en la bahía de Algeciras, tras sufrir algún impacto del Eduardo Dato, al que de improvisto se le sumó desde el aire los dos Dornier, que lanzaron al destructor 18 bombas de 11,4 kilos de peso.

El destructor, al verse casi acorralado, con el preciso fuego del Eduardo Dato y el ataque de los aviones, casi a la altura de Punta Europa, dejó de disparar y manteniendo su velocidad, puso rumbo a Málaga y rompió el contacto.

Ya en el puerto de Algeciras, faltaba por entrar el Eduardo Dato, que fue el último en atracar, detectándose en ese momento un destructor que estaba que entraba en la bahía. A pesar de estar tensadas las maromas, el Eduardo Dato abrió fuego sobre el, pero solo efectuó tres disparos, que cayeron a corta distancia del destructor que resultó ser el británico HMS Basilisk, que entraba en su base del Peñón, que por su gran parecido con los destructores de la clase Churruca, se había confundido con uno de los gubernamentales.

Situación posterior

El convoy, tansportó en total a las siguientes unidades y materiales:

  • 1ª Bandera del Tercio,
  • Plana Mayor de la 1ª Bandera del Tercio
  • Sección de Transmisiones de la 2ª Bandera del Tercio.
  • 3º Tabor de Regulares y personal del 3º Tabor de Regulares de Larache.
  • Material de transmisiones.
  • 1.200 proyectiles de artillería.
  • 2 ambulancias.
  • 76 hombres de la sección de automovilismo.
  • 1 estación radiomóvil.
  • dos millones de cartuchos de fusil.

En represalia por el paso del convoy, el día 7 de agosto, Las principales unidades navales republicanas, el Jaime I y el Libertad, junto a dos destructores, atacaron las baterías costeras y al Eduardo Dato en la ciudad de Algeciras, dejando a este inutilizado por un incendio casi hasta el final del conflicto, y al Uad Kert por un impacto en la caldera.

El control del paso del estrecho, siguió en manos gubernamentales hasta la decisiva Batalla del Cabo Espartel.

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