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Instituto Hudson
Sumario
Historia
Creación
El Instituto Hudson nació en 1961 como una idea de Herman Kahn✡. Trabajando como analista internacional y estratega bélico para la RAND Corporation, este judío publicó en 1960 el libro On Thermonuclear War, una obra en la que argumenta que una guerra entre los EEUU y la URSS con armas nucleares era factible y hasta deseable para acabar con el comunismo, incluso si ello representaba la pérdida de millones de vidas. Las ideas de Kahn generaron tantos adherentes como detractores, por lo que la RAND Corporation decidió rescindir su contrato para dejar en claro que el gobierno estadounidense no apoyaba al politólogo judío.
En consecuencia Kahn se asoció a Max Singer y Oscar M. Ruebhausen -dos hombres ligados al magnate y político Nelson Rockefeller- y fundó el Instituto Hudson en la pequeña ciudad de Croton-on-Hudson. La organización adoptó su nombre para sonar familiar entre los miembros del Eastern Establishment, que serían sus principales financistas.
De la guerra nuclear a la guerra económica
Los primeros proyectos de investigación del Instituto Hudson se centraron en la elaboración de estrategias para contrarrestar exitosamente un ataque con armas nucleares sobre los EEUU. Ese trabajo influyó sobre John F. Kennedy, por lo que a partir de 1962 comenzaron a colaborar con el Pentágono.
Pronto las teorías de Kahn se volvieron dominantes en la Casa Blanca, razón por la cual el Instituto Hudson decidió mostrarse como una organización con una proyección que sobrepasaba la investigación sobre temas bélicos y abarcaba también el aporte de ideas al campo de la economía, la educación y la cultura. A raíz de ello incorporaron a sus filas a personalidades como Raymond Aron✡, Henry Kissinger✡ y Daniel Bell✡, y hasta becaron a James Lee Byars para que produjese su arte decadente.
Como el plan de Kahn para derrotar a los soviéticos ante una eventual guerra contra los estadounidenses incluía lanzar un ataque nuclear desde Japón, el Instituto Hudson actuó como lobbista del país asiático en Occidente (por ello el politólogo judío publicó en 1970 el libro propagandístico The Emerging Japanese Superstate).
Fue también famosa la confrontación entre el Instituto Hudson y el Club de Roma, luego de que estos últimos publicaran el informe neomalthusiano Los límites del crecimiento en 1972 en el que advertían sobre un futuro colapso global producido por el exceso de población. Para mostrar la otra cara de la moneda, Kahn publicó The Next 200 Years en 1976, obra en la que aseguraba que ese escenario era evitable si se invertía la cantidad suficiente de recursos en el desarrollo tecnológico.
Moldeando el neoliberalismo
Con la muerte de Kahn en 1983, el Instituto Hudson pasó a ser controlado por gente vinculada a la compañía farmacéutica Eli Lilly and Company, una de las corporaciones que habían contribuido al ascenso político de Ronald Reagan. Con el inicio de la glásnost y la perestroika en la URSS, el think tank giró su interés hacia la transformación del sistema educativo y del mercado laboral estadounidense, proponiendo también una reforma en el Estado de bienestar. De ese modo sus investigaciones se volvieron fundamentales para acelerar los procesos de globalización.
En la década de 1990 el Instituto Hudson impulsó la conversión al capitalismo de los países que habían sido liberados de la Cortina de Hierro.
Con el cambio de milenio, la organización contribuyó con el lanzamiento del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, el cual, básicamente, se trata de una estrategia global para frenar el avance del islamismo en los países árabes, de las izquierdas populistas en Iberoamérica y del imperialismo del Partido Comunista de China sobre el Tercer Mundo, al mismo tiempo en que se asegura la continuidad del dominio sionista en los territorios palestinos que ocupan desde 1948.
Dada su característica apología del progreso tecnológico, el Instituto Hudson habitualmente opera en contra de las agendas ecologistas.
Durante la presidencia de Donald Trump, la organización tuvo influencia en el diseño de varias de las políticas públicas impulsadas por el gobierno estadounidense (Mike Pence, el vicepresidente de Trump, es miembro del Instituto Hudson).