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Juntas Castellanas de Actuación Hispánica
Comienzos
Los primeros escarceos políticos en la creación de las 'Juntas Castellanas de Acción Hispánica los tuvo Onésimo Redondo entre personas y jóvenes allegados a la Acción Católica, de tendencias monárquicas, en los primeros meses de 1931, cuando acudía a los locales de la casa social católica de Valladolid, situados en la cale Muro, donde, el 14 de abril, el día de la proclamación de la Segunda Republica en España, subiéndose a una silla, improvisó una genial arenga a los congregados.
Tambien frecuentaba las dependencias de los "luises" de la calle Ruiz Hernandez. La Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) era una renovación de los "luises" adaptada por el padre jesuita Angel Ayala en 1909 y que presidía, por aquel entonces, Angel Herrera Oria quien, desde 1911 era propietario y director del diario católico "El debate" y cuyos simpatizantes formaran el grueso de las filas de los partidos de la derecha católica, como el Grupo integrista de Acción Nacional, que apareció a los quince días de implantarse la Republica en España, el 29 de abril de 1931, bajo el lema "Familia, Orden, Trabajo y Propiedad" y cuyo Comité Nacional presidía el propio Herrera Oria y que, tras los primeros comicios, pasó a denominarse Acción Popular y estar dirigida por el diputado monárquico Jose María Gil Robles, quien llegó, durante la Segunda República, a encabezar la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Por sus relaciones con el hermano de Angel Herrera, Onésimo fue uno de los cofundadores en Valladolid, el 5 de mayo, del grupo de Accion Nacional que se presentaba como una organización de defensa social y que participó en las campaña electoral de las Cortes constituyentes que tendrian lugar el 28 de junio de aquel mismo año. Onésimo participo en diversos mítines, en varias localidades comarcales, como en Villanubla, Simancas, o Laguna de Duero.
El carácter estrictamente conservador e inmovilista de estas organizaciones de derecha reaccionaria, así como su peculiar observancia a la forma monárquica de gobierno y el poco entusiasmo que estos partidos transmitian a los jóvenes, enfriaron sus contactos en menos de un semestre.
A ello habría que añadir que las urnas, en las elecciones constiutuyentes del 28 de junio, arrojaron un resultado de los comicios que daban una amplia mayoría para la coalición de las izquierdas, formada por republicanos y socialistas de toda laya.
Su creación
El día 8 de agosto de 1931, los hermanos Redondo -Andrés y Onésimo - y los hermanos Ercilla -Jesús y Francisco - hallándose reunidos en la casa de los primeros, sentados en un balcón que daba al Campo Grande, a la caída de la tarde, bajo un cielo cárdeno, Onésimo sugirió la propuesta de creación de unas Juntas Castellanas y una Academia Castellana de estudios regionales simultaneamente, que prendió el entusiasmo de los otros tres contertulios. Con ardor y fogosidad, inspirado, redactó unas cuartillas manuscritas que con el título de "¡Castilla salva a España!" se publicaba en la edición del día siguiente en el semanario Libertad y que constituye la primera proclama, el primer manifiesto, la primera llamada, el primer toque de arrebato y que decía:
"Sea este el grito de la nueva revolución. ¡¡Castellanos!! ¿No véis a España en la pendiente de su ruina? LA POLITICA, ese arte infame de odiar con pasión al que sustenta opuestas opiniones y de escalar el mando triturando al adversario, con el pretexto de salvar a la Nación, ha acechado siempre la vida de España, ha paralizado sus energías y está a punto hoy de dar fin de la Patria. Nunca como en esta hora se agravaron todos los males nacionales, porque nunca los políticos y periodistas alcanzaron tan desaforado albedrío. La instauración plena del régimen socialista parlamentario hace posible la flotación de los más bajos fondos, el encumbramiento de las ideas y los hombres más insensatos. Esto explica que, por todas partes, al son de grandes voces de libertad y justicia, se respire disolución y muerte: la autoridad se mide difícilmente con la insurrección;las regiones escupen contra el Estado el insulto de la tiranía;el signo monetario representa la quiebra de un régimen recién ensayado;las actividades productoras se retraen, el patriotismo aparece excluido en la opinión pública y los peores instintos han encontrado su época. ¡CASTELLANOS! Traidores son los que todavía quitan importancia a tan catrastrófico período: el que no sienta alarmado todo su ser, es indigno hijo de España. No se puede permanecer entregado friamente a los intereses propios, mientras el interés de todos, que es la defensa del Estado y la conservación de nuestra sociedad, amenazan derrumbarse.
Castilla, por fortuna, ni siente el despego suicida de los rebeldes paises litorales, ni está enloquecida por el ansia de justicia social que consume a la España del Sur. Sólo aquí el pueblo siente la responsabilidad del vivir nacional, como víctima que fue siempre, y no responsable, del desgobierno, y como región que concibió e hizo la España grande. El momento histórico, jóvenes paisanos, NOS OBLIGARA A TOMAR LAS ARMAS. Sepamos usarlas en defensa de lo nuestro y no al servicio de los políticos. SALGA DE CASTILLA LA VOZ DE LA SENSATEZ RACIAL que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use de su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España".
Los estatutos de las Juntas
Redacta los Estatutos de las Juntas que comprendian 16 articulos y que fueron legalizados por el Gobierno Civil. En la norma programática, los puntos de la organización que con el nombre de Juntas Castellanas de Acción Hispanica conciben a España como "Una e Imperial" y se proclama la veneración por las grandiosas tradiciones patrias y la comunidad de raza y destino con las naciones ibéricas de ultramar. Se pide la intervención del Estado para evitar la explotación del hombre por el hombre. Se rechaza la lucha de clases y se aboga por una organización sindical corporativa, protegida y regulada por el Estado. Se defiende la línea regeneracionista propugnada por Joaquin Costa y se aspira a un fortalecimiento autonómico de los municipios. Las Ordenanzas de las JCAH tomaban como quicio fundamental, para su actuación futura, la idea fuerte de Nación, Justicia Social y Religion, tríptico, al que hay que adicionar un cuarto elemento, la cultura, y que para su consecución se eligen como estilo de dirección la formada por un triunvirato.
Tales ingredientes explican la fuerza fecundadora de su personalidad, que hace fácil el allegamiento de voluntades, pues era firme en lo sustancial y despegado en lo anecdótico.
Las primeras reuniones con los jóvenes que se interesaban por el nuevo mensaje se celebraban a la intemperie, paseando, sentados en los prados y parques, bajo los soportales en los días de aguacero, cara al sol en las tardes de bonanza. Se les veía pasear por las inmediaciones de la Fuente del Sol, por la Cuesta de la Marquesa o por las Cuevas de El Tomillo y eran inconfundibles. Limpios, pulcros, altivos, seguros, firmes, con ideales, disciplinados.
No tenían local propio, ni bienes, ni enseres, ni carnets, ni parafernalia. Solo voluntad. La incipiente organización pronto reunió a treinta o cuarenta jóvenes que palpitaban al unísono y se contagiaban ardor con las palabras y las enseñanzas de Onésimo.
Las JONS
En el mes de noviembre de 1931 se va a producir la concentración, la convergencia, la unión de los dos pilares de la Revolución Nacional, que operaban en paralelo en las ciudades de Madrid y Valladolid. En Madrid, Ramiro Ledesma Ramos, desde el 14 de marzo de 1931, venía publicando un semanario cuya cabecera era La Conquista del Estado y que ostentada la misma denominación que el grupo juvenil que capitaneaba, aquellos gallos madrugadores de Marzo, los avanzados de la revolución. En Valladolid, Onésimo Redondo, editaba Libertad y aglutinaba a sus seguidores, desde agosto, en las Juntas Castellanas de Acción Hispanica. Las organizaviones eran dos, los principios que les inspiraban y sus objetivos idénticos.
La Conquista del Estado había salido a la calle en marzo. Tres meses mas tarde Libertad se voceaba en las principales calles y esquinas de Valladolid. Sus contenidos eran bastante similares y su amor a España, su patriotismo revolucionario y social era intercambiable.
Jesús Ercilla, compañero, amigo y camarada de Onésimo, tuvo que trasladarse a Madrid, desde Valladolid, por motivos de trabajo, donde encontró la ocasión para tomar contacto con Ramiro Ledesma Ramos en la calle de Eduardo Dato nº 7, donde tenían domiciliada la redacción del semanario. A raiz de esta visita, de presentación y cortesía, se incrementan las relaciones entre Onésimo y Ramiro.
En el número 19 de La Conquista del Estado, de fecha 25 de julio de 1931, se inserta el siguiente saludo a los camaradas vallisoletanos: "Nuestro grito hispánico ha encontrado en Valladolid un eco pulcro. Varios camaradas publican allí, con entusiasmo, un periódico "Libertad", que recoge vigorosamente las más finas pulsaciones de la España que nace. En las páginas de "Libertad" advertimos nuestra misma angustia. Estos camaradas se debaten contra los mismos enemigos que nosotros. Por último enarbolan las mismas frases, los que nos orgullece y llena de optimismo"
Era una invitación y un brindis. Por su parte "Libertad", desde su primer número del 13 de junio, ya lanzaba un embite en un suelto al grupo madrileño cuando les dirigia estas palabras: "Nos parece bien el ardor combativo y el anhelo hispánico de "La Conquista del Estado".
La primera entrevista, el primer encuentro entre estos dos primogénitos y protomártires de la Revolución Española tuvo lugar en el mes de octubre en Madrid, hasta donde se desplazó Onesimo para reunirse con Ramiro a la sede de Eduardo Dato y, al no estar en ese momento, se desplazo hasta la cafetería Zahara, en el eje central de la Gran Via Madrileña, por ser un café frecuentado por los miembros de la redacción y donde tuvo lugar, finalmente, la primera charla entre ambos. La cordialidad y la compenetración presidió el ambiente. Juan Aparicio, el Secretario de la redacción que estuvo presente describe así el evento:
"Recuerdo mi primera visión de Onésimo en el café Zahara de Madrid en el que nos reunimos en octubre de 1931 con Ramiro. Onesimo quiso ponerse en contacto directísimo con los iniciadores del sindicalismo nacional. Al no hallarnos en la redacción, dejó la cita para la tarde en el café, que en aquel tiempo tenía un aire entre audaz y exótico, como el mobiliario del despacho de Ramiro. Onésimo venía con prisa, apresurado y desorbitado siempre, no obstante su talante de labriego enjuto de Castilla, a unas gestiones remolacheras, sirviendo como letrado asesor a un progresivo y emprendedor sindicato.
Onésimo le habló a Ramiro de una Castilla creyente, dinámica e hidráulica, una Castilla de regadío, frente a una Castilla de secano, paradigma menor de las dos Españas que debían formar, integrándose, el agua y la sequía, nuestra sola España. ¡Una, Grande y Libre!. Onésimo de ascendencia labriega, abogado, era un castellano elocuente, cuyos ojos se llenaban con todas las luces del misticismo religioso y cuyos ademanes eran lo mas opuesto a la compostura del líder social-cristiano. Era muy audaz, porque sentía confianza en Dios y en si mismo, en su personalidad letrada y campesina, que le ponían, con astucia, en el disparadero de coger al enemigo las voces sacras, pero laicas, de la revolución francesa, para españolizarlas y meterlas un acento católico. De aquel contacto cálido y humano nacieron, en noviembre, las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas), mediante un acuerdo sólido y definitivo, sin reservas ni reticencias, que se plasmó en un Manifiesto conjunto. El emblema de las nuevas Juntas seria el Yugo y las Flechas simbolizando los anagramas de Ysabel y Fernando, los Reyes Católicos de la Historia de España, fue una iniciativa del Secretario de La Conquista del Estado Juan Aparicio. El encabezamiento del nuevo grupo por fusión solidaria, la palabra Juntas fue una sugerencia oriunda del mas rancio abolengo castellano, a propuesta de Onésimo.
Así nacía una nueva organización.