Línea Sigfrido
La Línea Sigfrido fue el nombre que dieron los Aliados a una línea defensiva alemana contrapuesta a la Línea Maginot francesa durante la Segunda Guerra Mundial. El nombre que los alemanes dieron a la línea fue Westwall (Muro del Oeste), siendo la original Línea Sigfrido una sección de la Línea Hindenburg que se había construido durante la Primera Guerra Mundial.
La Línea Sigfrido fue un sistema de defensa a lo largo de 630 km, que consistía en más de 18.000 búnkeres, túneles y trampas para tanques. Empezaba a la altura del poblado de Cléveris, en la frontera sur con Países Bajos, y terminaba a la altura de Weil am Rhein en la frontera con Suiza.
Fue llevada a cabo inicialmente por firmas privadas, pero cuando éstas no fueron capaces de proporcionar la cantidad de trabajadores requerida, se recurrió a la Organización Todt que logró poner a trabajar a casi medio millón de personas al mismo tiempo. Fue construida entre 1938 y 1940.
Sumario
Construcción
La construcción del Muro del Oeste, como bautizaron los alemanes a la Línea Sigfrido, fue llevada a cabo inicialmente por firmas privadas, pero cuando éstas no pudieron suministrar la cantidad de hombres requeridos, se recurrió a la Organización Todt que logró poner a trabajar a casi medio millón de personas al mismo tiempo.
La construcción de la Línea Sigfrido se dividió en cinco fases bien diferenciadas:
Programa de Vigilancia fronteriza
Fue llevado a cabo por un pequeño grupo militar llamado Grenzwacht, que tomó corto control de la zona de Renania después de su militarización. El programa consistió en la construcción de una serie de pequeños búnkeres con tres aberturas para disparar en el frente del edificio. Los búnkeres tenían paredes de 50 cm de espesor y no eran anti-gases. Fueron diseñados para proteger a los soldados de la metralla y para la época en que fueron construidos, ya eran considerados obsoletos. Fueron construidos cerca de la frontera y no tenían camas para los soldados, por lo que éstos tenían que dormir en hamacas.
Programa de Limes
Para disimular la construcción de los búnkeres de esta etapa, se dijo a la población que se estaban realizando excavaciones de los limes romanos en el área del Rin.
Los búnkeres tipo 10 de este programa estaban mucho mejor construidos. Los muros y el techo tenían metro y medio de espesor. Sin embargo, se demostró durante la construcción que esto era insuficiente contra las armas modernas. Los búnkeres tenían un cuarto central que podía servir de refugio para 10 hombres, así como un cuarto de combate medio metro más elevado que el resto del búnker. Dicho cuarto tenía aberturas para ametralladoras en el frente y a los costados, así como una entrada independiente. Toda la estructura estaba protegida contra los gases venenosos y poseía calefacción. Había literas para todos los soldados y el oficial a cargo poseía también una silla. El espacio era limitado, de aproximadamente 1 m² por hombre.
Programa de Aquisgrán-Sarre
Los búnkeres tipo 107 construidos en esta etapa eran similares a los de la anterior, aunque los muros de cemento eran de 3,5 m de espesor. Otra diferencia consistía en que las aberturas en el frente se habían eliminado; cuando se colocaban estaban protegidas por fuertes puertas de metal. El programa incluyó a las ciudades de Aquisgrán y Saarbrücken, que originalmente se encontraban al oeste de la línea defensiva anterior.
Zona de defensa aérea del Oeste
La Luftverteidigungszone West iba paralela al este a las dos líneas de los programas anteriores. Consistía principalmente en torres antiaéreas de cemento, cuyo objetivo era obligar a los aviones enemigos a volar a mayor altura, comprometiendo la eficiencia de sus ataques. Estas torres estaban protegidas por una gran cantidad de búnkeres de los Programas de Limes y Aquisgrán-Sarre.
Emplazamiento de Geldern
La Línea Sigfrido fue extendida al norte desde el distrito de Viersen hasta Cléveris en el Rin. La construcción de los búnkeres se realizó al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Eran de cemento y estaban localizados cerca de granjas para camuflaje.
Inicios de la Guerra
A pesar de que Francia declaró la guerra a Alemania en 1939, no se reportó ningún combate en la Línea Sigfrido y la Línea Maginot. Por el contrario, ambos bandos permanecieron atrincherados en la llamada Guerra en broma. Al empezar la Batalla de Francia, los defensores franceses de la Línea Maginot esperaron en vano un ataque desde la Línea Sigfrido. Si bien se llevaron a cabo unos ataques, éstos fueron de distracción nada más. Concluida la batalla, los alemanes retiraron todas las armas transportables de la Línea Sigfrido y las llevaron a otros teatros de operaciones más activos. Los edificios fueron abandonados y utilizados por los campesinos como depósitos de utensilios de granja.
Reactivación de la Línea Sigfrido
Cuando los aliados desembarcaron en Normandía, Hitler ordenó el 24 de agosto de 1944 que se renovara la construcción del Muro del Oeste. Veinte mil trabajadores y miembros del Reichsarbeitsdienst fueron llevados a fortificar la línea. Trabajadores locales también fueron reclutados para trabajar en las nuevas construcciones, la mayoría de los cuales eran zanjas antitanques. Para aquel entonces ya se había demostrado que los búnkeres no tenían la importancia pasada debido al desarrollo de nuevas armas de asalto, por lo que la mayoría de los nuevos edificios construidos consistían en pequeños refugios para un soldado.
La lucha en la Línea Sigfrido
En agosto de 1944 los norteamericanos llegaron a la Línea Sigfrido. Inmediatamente se libraron combates a lo largo de toda la estructura, especialmente en Hürtgenwald en el área de Eifel, 20 km al sureste de Aquisgrán. La Batalla de Hürtgenwald se libró en áreas boscosas y se caracterizó por la confusión que reinó en el bando aliado. Se estima que los aliados perdieron unos 30.000 soldados y los alemanes otros 12.000.
Poco a poco los búnkeres fueron siendo tomados, pero los soldados alemanes no se rendían.
Justificación de la Línea Sigfrido
Al iniciarse la guerra, los aliados permanecieron detrás de sus líneas defensivas al mismo tiempo que vigilaban la línea defensiva enemiga, permitiendo a los alemanes ocupar completamente Polonia y Checoslovaquia. Al finalizar la guerra, los aliados perdieron mucho tiempo desmantelando la línea, distrayéndose de los preparativos que emprendían los alemanes para una nueva ofensiva, posteriormente llamada la Batalla de las Árdenas. Se puede afirmar entonces que, en ese sentido, el Muro del Oeste fue un éxito.
La línea en la postguerra
Muchas secciones de la línea fueron destruidas mediante explosivos, y numerosas minas fueron removidas, no sin cobrar vidas de civiles. Actualmente en las zonas de Westfalia y Eifel se pueden apreciar grandes secciones casi intactas, incluyendo 30 búnkeres.
Por su parte, el Estado alemán ha seguido destruyendo secciones de la línea, a pesar de las oposiciones de grupos de conservación histórica, que aseguran que deben preservarse estas estructuras históricas, de la misma forma que se han preservado los limes romanos.