La Alemania de Hitler

De Metapedia
Saltar a: navegación, buscar
Tapa del libro
"El pueblo judío del mundo entero declara la guerra económica y financiera a Alemania... La aparición de la cruz gamada como símbolo de la nueva Alemania ha hecho revivir el viejo símbolo de combate de Judá." (Daily Express, 24/3/1933)


Este artículo extractado del libro La Alemania de Hitler a través de la prensa mundial, de la Editorial Nueva Imagen, compilación realizada por Walter Romero, contiene noticias publicadas en los diarios más importantes de los años 30, como por ejemplo el Völkischer Beobachter y Der Angriff de Alemania, el New York Herald de Estados Unidos, The Times de Londres, La Prensa y La Nacion de Argentina, etc. Abarca desde el día 29 de enero de 1933, es decir desde el día anterior a la llegada al poder en Alemania de Adolf Hitler hasta el 31 de diciembre del mismo año. El primer año del gobierno del Führer. Para su mejor lectura fue dividido en 12 artículos. Uno por cada mes.

La ilustración que aparece en la tapa del libro es una postal conmemorativa al Día del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes, de septiembre de 1933, realizada en Nüremberg. Dicha ilustración pertenece al libro Propagandapostkarten II, Harenberg Kommunikation, Dortmund 1980.

El libro se terminó de imprimir en julio de 1993 en los talleres gráficos de Palabra Gráfica y Editora SA, Castro 1860, Buenos Aires. I.S.B.N. 9879934806

"...Con la velocidad del viento se difunde la noticia. Un escalofrío estremece a las masas. Ni la radio, ni menos aun la prensa pueden seguir el ritmo fulmíneo con que la palabra liberadora vuela por las calles; penetra en todas las casas, en todos los negocios, en los túneles de los subterráneos y sobre los andenes. Corre desde el lejano sur hasta el extremo norte, al este y al oeste y otra vez vuelve al centro, para juntarse allí en un impetuoso golpe de ola. Hitler ! Hitler !, exclama la gente y cada segundo lleva el nombre un kilómetro más lejos: Hitler ! Hitler !. No gritan: Hitler es canciller del Reich ! o Hitler ha formado gabinete !. No. Gritan solamente su nombre: Hitler ! Hitler !. Fue la conmocionante irrupción de júbilo de todo un pueblo. Únicamente su nombre domina las calles, domina Berlin, Prusia, el Reich.....el mundo." (De Alemania Despierta, Ediciones Lado)

por Federico Rivanera Carlés


Hitler y el nacionalsocialismo fueron vencidos en 1945. Pero apenas finalizó la contienda bélica más pavorosa y sangrienta que recuerda la humanidad, en todos los países democráticos surgieron movimientos nacionalsocialistas y lo más singular es que el fenómeno se registró sobre todo en las naciones vencedoras, donde algunos de ellos fueron fundados por héroes de la guerra, como Lincoln Rockwell en Estados Unidos. En cambio ni allí, ni en parte alguna, los partidos despiertan el menor entusiasmo popular y cuando no exite obligatoriedad de voto, se observa un elevado ausentismo, clara evidencia de la falta de identificación del pueblo con el sistema. Las tumbas de Roosevelt, Churchill y De Gaulle permanencen olvidadas, salvo en los actos oficiales. Huelga comentar lo que acaece en los Estados comunistas. No sucede lo mismo, por cierto, en la Alemania colonial de hoy: inmediatamente después del asesinato que coronó el largo martirio de Rudolf Hess, el gobierno títere de Bonn hizo demoler la antigua fortaleza de Spandau, por temor a que se conviertiera en un santuario nacional.

No obstante las persecuciones y dificultades de todo tipo que afrontan sus editores, la literatura nacionalsocialista se vende cada vez más en todo el orbe, en especial entre la juventud. Los discos y casettes con los discursos de Hitler y las marchas nacionalsocialistas circulan por doquier. Y es usual que muchos jóvenes de distintas nacionalidades -y hasta de razas no arias- ostenten orgullosos los símbolos hitlerianos. Las fotografías del Führer derrotado se ven hasta en el último rincón de la tierra. Y casi no queda pared donde no brille la esvástica de la esperanza.

Todo esto ocurre a pesar de una campaña internacional de mentiras y desinformación nunca vista antes. Películas, libros, revistas, diarios, programas radiales y televisivos, espectáculos teatrales, conferencias y cualquier medio de expresión han sido empleados para hacer creer que el régimen nacionalsocialista fue el más tiránico y criminal que jamás haya existido. Y que Adolf Hitler es el monstruo más grande de la historia humana. Si bien la mayor parte de la población mundial de nuestro tiempo ha sido engañada, en proporción a los recursos utilizados, tal falaz propaganda de atrocidades no ha dado los resultados previsibles, puesto que de las cientos de miles de personas que adhieren con fervor a la Idea de Hitler, no pocas se hicieron nacionalsocialistas debido a esa propaganda. No sólo por descubrir su falsedad absoluta y su metodología infame, sino por el simple hecho de ver un desfile de los increíblemente disciplinados batallones de las SS o SA. O al contemplar al Führer pronunciando una de sus magnéticas alocuciones, aunque muchas veces ignorábase el significado por no aparecer, deliberadamente, la traducción.

Día a día aumenta el número de fanáticos seguidores de Adolf Hitler, pero el hecho que provoca todavía mayor impresión es que ellos sienten hacia el Führer vencido un extraordinario amor. Ayer como hoy existe en las filas pardas un sentimiento de veneración hacia aquél, que no ha logrado generar ningún otro hombre en la historia universal.

Se advierte, entonces, que Hitler es el auténtico vencedor de la última guerra. Que su derrota ha sido únicamente el triunfo, momentáneo, de las fuerzas criminales de la subhumanidad. Su figura se yergue, luminosa, personificando la victoria de un Ideal heroico y superior, de la Fe sobre el materialismo, del Honor sobre la deslealtad, de la Justicia sobre la explotación, de la Sangre sobre el oro.

La obra de esclarecimiento es un mérito imperecedero de los editores, doctrinarios e historiógrafos, así como de las organizaciones nacionalsocialistas, que ha costado a muchos la cárcel y a otros la muerte a manos de los gansters a sueldo del judaísmo y de sus agentes democráticos y marxistas.

Sin embargo, se han publicado innumerables escritos doctrinarios y trabajos de revisión histórica que demolieron el edificio de mentiras construido por el enemigo, particularmente el supuesto holocausto de 6.000.000 de judíos.

Ahora el mundo comienza a darse cuenta que el holocausto lo ha sufrido el pueblo alemán, cuya derrota ha sido la derrota de la humanidad no-judía. Que millones de trabajadores del intelecto y del brazo perecieron en la guerra revistando en las fuerzas aliadas, en beneficio de los parásitos judíos, cómodamente instalados en sus mullidos sillones de los directorios bancarios y de las centrales de los partidos comunistas y democráticos.

Entre los luchadores por la verdad se halla desde hace varios años Walter Romero, director y editor de la revista Historia NR El texto que ahora presenta al lector, La Alemania de Hitler a través de la prensa mundial, es un valioso aporte para el conocimiento de la mayor epopeya revolucionaria de todas las épocas. Su originalidad estriba en que reune las noticias y comentarios que sobre ella publicaron, mientras los acontecimientos se sucedían, La Prensa y La Nación, los diarios más importantes de Argentina de aquella época. No obstante tratarse de órganos demoliberales y filosemitas, transmitían informaciones de público dominio, que no podían ser negadas, de ahí que este libro constituye una inapreciable cronología de la gran Revolución Nacionalsocialista que transformó por completo y a ritmo vertiginoso, la vieja y esclavizada Alemania de Weimar. Y contribuye a explicar las causas de la guerra impuesta por el judaísmo internacional.

Hasta el nacionalsocialista mejor ilustrado ha de sorprenderse gratamente con los datos que hallará en este primer tomo de la obra de gran aliento que ha emprendido Romero y que ha de abarcar hasta el último minuto de la existencia de la Alemania hitleriana. Quien desconozca a ésta quedará asombrado con su lectura, descubriendo que el sistema nacionalsocialista no era una prisión sino una comunidad fraterna, basada en la justicia y el honor social, donde imperaba la genuina libertad y el patriotismo había dejado de ser patrimonio de un minúsculo sector para convertirse en un formidable sentimiento colectivo, sustentado en la idea genuinamente socialista de la Patria como madre y protectora del pueblo. Que se trataba de una sociedad donde la única nobleza la constituía la nobleza del trabajo, a diferencia de la democracia burguesa o del capitalismo estatal soviético, en los cuales una minoría de zánganos vive a costa del esfuerzo ajeno. Comprenderá que la fuerza del Tercer Reich residía en su revolucionario concepto de la justicia social y no en la extraordinaria calidad de sus ejércitos. Y que el amor al Führer no se impuso por decreto, sino que fue la respuesta espontánea de un pueblo agradecido a su libertador y padre. Frente a este mundo decadente y antinatural, hundido en el fango del hedonismo y pervertido por aberraciones de diverso signo, en el cual millones mueren de hambre en medio de la irritante opulencia y despilfarro de unos pocos, donde en nombre del pacifismo y de la libertad se siguen masacrando a pueblos enteros para preservar la hegemonía parasitaria y tiránica de Judá y sus lacayos, este libro muestra, una vez más, que únicamente podremos salvarnos recorriendo el sendero de Hitler. Porque Adolf Hitler no es el pasado: es el Porvenir. Su emblema, la sagrada cruz aria -que simboliza la vida renaciente-, nos conducirá hacia él.

Mes por mes

Contratapa

por Walter Romero


"Si la historia la escriben los que ganan, entonces es que existe otra historia". Esta es una conocida frase popular. Los vencidos en la última contienda mundial afirman que a raíz de la derrota de las potencias del eje en la Segunda Guerra Mundial, la monstruosa maquinaria universal de desinformación manejada por la Sinarquía Internacional -verdadera beneficiaria de aquel hecho- ha impedido a las nuevas generaciones el conocimiento del nacionalsocialismo y su doctrina.

La Alemania de Hitler a través de la prensa mundial - 1933 (Tomo I) contiene noticias extractadas de los dos diarios argentinos más importantes de la década del treinta: La Nación y La Prensa y de diarios de otros países. Exactamente 1.591 noticias que van desde el 29 de enero de 1933, es decir, desde el día anterior a la llegada al poder en Alemania de Adolf Hitler, hasta el 31 de diciembre del mismo año. Un año de historia que conmovió al mundo.

Las elecciones del 5 de marzo ganadas por el hitlerismo, la declaración de guerra que el judaísmo internacional le hizo a Alemania, el Concordato firmado con el Vaticano, la impresionante disminución de la desocupación gracias a las medidas tomadas por el nacionalsocialismo, la salida de Alemania de la Sociedad de las Naciones, el acuerdo de paz con Polonia y el plebiscito del 12 de noviembre son algunas de las noticias que se sucedieorn en la Alemania de Hitler.

Este primer volumen constituye, pues, un aporte inestimable para el conocimiento real del movimiento nacionalsocialista. Pocos documentos históricos ilustran con tanta elocuencia. Este libro es un documento extraordinario para comprender lo que los hitleristas denominan como la gran Revolución del siglo XX. Para comprender por qué el nacionalsocialismo era considerado por sus seguidores como un canto revolucionario que enardecía a las masas.

Hoy en día, en todo el mundo, millones de personas recogen aquellas banderas y luchan por el resurgimiento de la que denominan como la doctrina más revolucionaria de todos los tiempos.

La verdad vence, tarde o temprano a la injusticia. La humanidad debe conocer en su término justo, una de las épocas más significativas de la historia universal y sacar luego sus propias conclusiones.

París, nov. 13 (H).- El diario Le Temps publicó un artículo sobre el plebiscito alemán que dice: "Sería inútil querer discutir esos resultados, que de por sí tienen una elocuencia propia, debiendo ser tomados tal cual son, es decir, en el sentido de que el führer tiene tras de sí a todo el pueblo alemán. Jamás se vio en la historia un derrumbamiento tan rápido como el que sufrieron en Alemania los grandes partidos que componían su estructura político-democrática. Ya no queda nada en Alemania de la gran potencia socialdemócrata que era la inspiradora y la animadora del socialismo en el mundo entero. Ya no queda ni siquiera el recuerdo de lo que fue. La fuga precipitada del socialismo alemán ante el avance del hitlerismo demuestra falta de coraje y grandeza moral. Con una autoridad reforzada en el interior por todo su prestigio personal, el canciller Hitler, contando con los resultados del plebiscito, proseguirá en la senda en que se ha iniciado." (La Nación, 14/11/1933, pp. 1-2)

Artículos relacionados