Mapuches

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Facundo Jones Huala, el mapuche violento que le declaró la guerra a la Argentina y Chile

Los mapuches o araucanos (nombre dado por los españoles a los indígenas que habitaban región histórica de Araucania o Arauco) son un pueblo amerindio que habita principalmente en el sur de Chile. De modo particular se refiere a los que habitaban la Araucanía o Arauco, los araucanos, o de la actual región de La Araucanía y sus descendientes.

De modo genérico abarca a todos los que hablaban o hablan la lengua mapuche o mapudungun, incluyendo a varios grupos surgidos de la araucanización producida entre los siglos XVII y XIX a través de la conquista desde la Araucanía hacia el este de la Cordillera de los Andes [1]

A la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, habitaban entre el valle de Aconcagua y el centro de la isla de Chiloé, en el actual territorio chileno. Los grupos septentrionales, llamados picunches por los historiadores, se hallaban parcialmente bajo el dominio o influidos por el Imperio inca y en su mayoría fueron sometidos a los conquistadores, pero las que vivían en el territorio al sur del río Maule no pudieron ser dominadas por los incas y también se opusieron a los españoles en la Guerra de Arauco, donde mostraron un destacado dominio del caballo, que fue un importante factor en el desarrollo de su cultura.

Aspiraciones secesionistas

En los siglos XX y XXI han vivido un proceso de aculturación y asimilación a las sociedades de ambos países y existen manifestaciones de resistencia cultural y conflictos por el reconocimiento y ejercicio de su cultura.

El sistema económico tradicional, basado en la caza y la horticultura, dio paso a una economía agrícola y ganadera en los siglos XVIII y XIX, convirtiéndose en un pueblo campesino luego de la radicación forzosa en terrenos asignados por Chile y Argentina, que actualmente presenta una gran fragmentación cultural, una subdivisión de la propiedad y una migración hacia las grandes ciudades por parte de las generaciones más jóvenes, de modo que la población es mayoritariamente urbana, la cual vive principalmente en Santiago de Chile y Temuco, aunque vinculada en diferentes grados con sus comunidades de origen.

Artículos de opinión

El Estado Mapuche: la maniobra británica para dividir la Patagonia, por Víctor Eduardo Vital, Veterano de Guerra de Malvinas


Una de las organizaciones indigenistas mas importante y activa es la de los mapuches, cuya sede está en la Ciudad de Bristol, Inglaterra. La comisión directiva del comité exterior Mapuche está integrada por 17 miembros, donde figura un tal Reynaldo Mariqueo, supuestamente araucano y todos los demás apellidos son de origen anglosajón.

Esta organización es promovida y financiada por Inglaterra a través de sus embajadas, tanto en Chile como en Buenos Aires.

Esta comisión pretende que las comunidades indígenas sean autónomas, que dispongan de amplios territorios propios, y cuando esto sea logrado, pedirán ante la O.N.U, en virtud de un artículo que está vigente en ese organismo - Libre Autodeterminación de los Pueblos-, para poder así crear un estado dentro de otros estados, tanto en la Argentina como en Chile. El proceso desintegrador es real y ya comenzó con los campos, hoteles, escuelas e inclusive capillas tomadas por activistas, en el área que se pretende crear el estado mapuche en la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro.

De hecho, mediante el Tratado Minero Argentino-Chileno (ley 25.243 del 23/03/2000) ya se creó un estado virtual en toda la Cordillera, definido como “Área de Operaciones”, gobernado por una Comisión Administradora –poder ejecutivo propio- financiado y dependiente de empresas mineras trasnacionales de la corona británica. A su vez, mediante un Reglamento Interno –una suerte de constitución- que ella misma se crea y modifica de acuerdo a las necesidades de las empresas, se desconocen las leyes tanto argentinas como las chilenas. En definitiva, ya es como si “fuese otro país”.

La trampa está en que cada vez que se necesita modificar el Tratado para adecuarse a las necesidades de las empresas, la Comisión Admistradora lo realiza mediante el Art 18, inc.b. "Desarrollar las acciones perinentes conducentes a la suscripción de los Protocolos Adicionales Específicos en los negocios mineros que así lo requieran". Y si esto no es suficiente, las empresas mineras operan a través del Art. 19, 20 y 21 que mediante Protocolos Adicionales se adicionan al Tratado. Por lo tanto en cuanto al texto de la ley, mediante estos artículos las empresas modifican y adecuan el Tratado a sus necesidades. Ya lo hicieron para garantizar poder llevar el agua de un país a otro.

Ellos se llevan el oro, la plata, el cobre, etc, se llevan todo sin pagar un peso, contaminando las aguas de los ríos y los glaciares Estas mineras están reemplazando al Estado Argentino, entregando dinero a municipios, universidades, tanto estatales como privadas, ONG, becan a alumnos, apoyan a mini emprendimientos regionales que están cerca de sus empresas con el propósito de comprar conciencias y crear dependencia.

Con la creación del Estado Mapuche perderíamos, no sólo el territorio y los minerales, que de hecho ya lo estamos perdiendo, sino el agua potable de los glaciares, las vertientes que nacen en las altas cumbres, y que en el futuro tendríamos que comprarles el agua que ahora es nuestra.

El uso del término “Mapuche” y las falsas reivindicaciones de estos, son maniobras disolventes y disgregantes hacia el Estado Argentino, porque todos los aborígenes tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones que cualquier habitante de la Nación Argentina.

Los araucanos hoy denominados “mapuches”, empezaron a llegar desde Chile en el siglo XVII, este proceso se conoce como Araucanización de la Pampa, fue una invasión cultural, acompañada de una invasión armada. En 1830 llega desde Chile el cacique Calfucurá, quien pidió una gran reunión de todos los caciques y pueblos indígenas de la región, la mayoría aceptaron, cuando esta se lleva a cabo, Calfucurá los embriaga y los asesina a todos!, llegando casi al exterminio de nuestros puelches, tehuelches, ranqueles, pampas y demás pueblos, quedando dueño absoluto de toda la región. Por todas estas artimañas se lo denominó “el Zorro del Desierto”.

Los araucanos contaban con fusiles Rémington que los ingleses les vendían del otro lado de la cordillera a cambio de yegüarizos, vacas y todas las cosas de valor que en sus malones podían robar. Ni Rosas, ni Roca, ni ningún historiador o autor clásico como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado, ¡jamás mencionaron al pueblo mapuche!, tampoco está escrito en los libros de historia de las provincias donde ellos azotaban, por lo tanto no son un pueblo originario de la Argentina.

¿Entonces por qué a los araucanos y demás pueblos indígenas, se lo quiere denominar mapuche? La razón es que quieren englobar a todos los pueblos aborígenes en uno solo, “los mapuches”, así poder abarcar más territorio para la supuesta nueva Nación Mapuche.

Esta es la historia del peligroso malón británico que actúa en las sombras, es un verdadero “British Malon”, un malón que nos quiere desintegrar y robar parte de nuestra Patria creando un estado dentro del Estado Argentino. ¿Cómo lo quieren crear? Presionando, extorsionando, comprando a nuestros gobernantes, nacionales y provinciales y a toda persona que se oponga a este siniestro plan. Este plan es que se viole constantemente la Constitución Nacional hasta que esta ya no tenga validez, destrucción de las fuerzas armadas para cuando ellos invadan no haya ningún foco de resistencia, fomentar la droga hasta que la delincuencia sea incontrolable, corrupción y caos generalizado, entonces será para ellos el momento oportuno para invadir nuestro país, por parte de la O.N.U u otra fuerza, para pacificar, ordenar, y así poder crear el Estado Mapuche, que será en realidad un Estado Inglés.

Es preciso comenzar a desbaratar este plan y mentira infame, llevada a cabo por estos políticos traidores, periodistas, profesores, catedráticos, todos bien pagos por el sistema, y poder aclarar a todas aquellas personas de buena voluntad que han sido engañados y que tiene el propósito de destruir la identidad nacional e integridad territorial de la Nación Argentina.


Problema mapuche en el sur argentino, por Roberto Edelmiro Porcel


Invocando la reforma constitucional sancionada el 1994, que agregó el inciso 17 a su artículo 75, se han producido en nuestro sur, ocupaciones y reclamos de tierras totalmente improcedentes, que afectan ante el desconocimiento o desinterés de estos sucesos por muchos argentinos y la pasividad, cuando no la colaboración de autoridades en el orden nacional, provincial y municipal, nuestra soberanía territorial, violentando además garantías esenciales, consagradas por los artículos 14 y 17 de nuestra Constitución.

Sus autores son los Mapuches, que carecen en absoluto de derechos para sus reclamos y violencias, por no ser el suyo “un pueblo originario” de nuestro país.

Lamentablemente cuentan en su accionar con el apoyo o la pasividad de organismos dependientes del estado, del obispado de Neuquén y de organismos que se crearon para proteger derechos humanos, que aparentan con su proceder desconocer nuestro pasado histórico o un gran desinterés por defender lo nuestro.

El hoy llamado pueblo Mapuche, nuevo nombre que han tomado en el siglo XX las naciones Araucanas, es originario del Arauco, en la hermana Republica de Chile. Que hay entonces detrás de esto. Como paso inmediato, un gran negocio inmobiliario, del que son protagonistas indígenas (no todos) de ascendencia chilena, de raza Andido-Peruana, que cuentan con el apoyo económico de intereses foráneos (La principal OIG –Mapuche International Link- que los apoya, tiene su sede en 6 Lodge Street, Bristol, Inglaterra. También operan desde Holanda). Como segundo paso, la desmembración de parte de nuestro territorio.

Los Mapuches, originariamente denominados Aucas, fueron llamados araucanos por lo españoles que entraron a Chile durante la conquista y posteriormente por nosotros hasta fines del siglo XIX.

Su territorio original (el Arauco), estaba perfectamente delimitado en Chile (ya que eran sedentarios, por ser además de cazadores y recolectores, agricultores).- Sus limites eran el río Bio Bio al Norte, el Toltén al Sur, el Océano Pacifico al Oeste y la cordillera de los Andes al Este.

Por eso vivían en Rucas, casas hechas de madera en las regiones boscosas o de piedra en las montañosas, a diferencia de nuestros aborígenes, de ascendencia Pampeana, que como eran nómades, vivían en toldos de cueros, fácilmente transportables en sus continuos traslados.

Los indígenas Araucanos se caracterizaban por su baja estatura (alrededor de l m. 60), siendo su torso mayor que sus extremidades, a diferencia de nuestros tehuelches que eran altos, atléticos, muy bien proporcionados.- Median nuestros Guenaken (llamados también Puelches o Pampas Serranos) y los Gununa Kena o Pampas, alrededor de 1 m.70/1 m. 75.- Los Aoniken (Patagones), eran aun más altos (1m. 80/1 m. 92).

También se diferenciaban por la forma de sus cabezas, unos eran braquicéfalos, los otros Dolicocéfalos.

Los araucanos, estaban mucho más adelantado que nuestros aborígenes sureños.- Conocían el arte del tejido para su vestimenta, mientras nuestros indígenas se cubrían con pieles de los animales que cazaban, cocidas con tientos entre sí.

Finalmente también sus armas eran diferentes, la lanza contra la bola.

Vemos que se trataba de pueblos totalmente distintos, que comenzaron a comunicarse por la presión de los españoles en Chile y más aun con la llegada y uso del caballo, que les permitió tener originariamente tratos y relaciones comerciales.

Pero los hechos que se produjeron en la última parte del siglo XVIII y más aun en el siglo XIX, durante el proceso de emancipación de Chile (la llamada guerra a muerte), hicieron que los aborígenes del oeste de los Andes entraran masivamente primero a malonear y posteriormente a asentarse y posesionarse de nuestro mal llamado desierto, venciendo y lanceando por su superioridad numérica y mejor preparación para la guerra, a nuestros naturales, que debieron cederles sus asentamientos y tierras.

Con que derecho invocan entonces el carácter de “pueblo originario” en suelo argentino. Con ninguno.

Pasemos ahora a analizar el poblamiento actual en Argentina de los hoy denominados Mapuches.

Outes y Bruch en su opúsculo publicado en 1910 sobre “Los Aborígenes en la República Argentina”, nos informan que los Araucanos, que a partir de mediados del siglo XVIII fueron ocupando espacios de nuestros pampas, no pasaban en nuestro país en esa época (principios del siglo XX), de unos pocos centenares de personas, diseminados en la provincia de Buenos Aires y las gobernaciones de La Pampa. Neuquén y Río Negro.

Horacio Zapater, que a mediado del siglo XX viajo al país Araucano (el Arauco en Chile), explica con claridad en las “Notas de su Viaje por el país Araucano”, el problema de su aumento poblacional y gran expansión, que se extiende hoy también a nuestro país.

La cultura araucana, en su tierra de origen (Chile), se encontraba en 1950 en una encrucijada.- Algunos buscaban la asimilación a la civilización occidental católica.- Otros se aferraban a sus tradiciones.

La familia Araucana era ya en ese entonces muy numerosa, merced a que el termino medio de hijos de cada familia rondaba en seis o siete y que carecían de enemigos que los diezmasen, desde que en Chile fueron batidos por el coronel Urrutia, en la misma época de las campañas de Neuquén del general Villegas.

Explica Zapater que tras pacificarlos (1883), el gobierno de Chile dispuso que se le repartieran extensiones importantes de tierra en el Arauco para su subsistencia, pero esta disposición no se cumplió.

En Chile se pensaba que conviviendo el aborigen con el hombre blanco, por su debilidad para soportar las enfermedades de estos últimos, como eran por ejemplo en esos tiempos la peste y el cólera, estas los diezmarían y con ello y el lógico mestizaje, estaban llamados a la extinción.

Nada de eso ocurrió.- Hoy su número es varias veces mayor que en épocas de la guerra del Arauco, y por sus reclamos de tierras en Chile por medios violentos, se les aplica la ley antiterrorista, reprimiéndose con severidad por las fuerzas de seguridad (carabineros), sus intentos de apropiación de tierras y sus desmanes.

En cambio en nuestro país no se los reprime.- Por ello cada vez son más los que cruzan la frontera a nuestra sur y aunque sus padres o sus abuelos son chilenos de nacimiento, pretenden derechos sobre tierras que tienen legítimos propietarios y que a ellos no les correspondieron jamás.

Su numero actual en la Argentina, se estima que supera las 120.000 personas, de los cuales cerca de 80.000= están en Neuquén y nuestro sur. Pero debe hacerse respecto de las mismas una diferenciación.- Son muchos -sobre todo los más antiguos en Argentina-, los que están asimilados a nuestro modo de vida, se sienten argentinos, que por cierto lo son y no participan ni apoyan el movimiento denunciado.- Ellos son ajenos a estos reclamos y a este proceder de las comunidades organizadas para usurpar.

Conviene aclarar que “Pueblo Originario”, es conforme las convenciones de la O.I.T Nº 107 del 1957 y Nº 169 de 1989 y la ley nacional Nº 23.302, aquel que vivía en nuestro territorio, o en una parte de nuestro territorio, en el momento de la conquista y colonización española.

Finalmente, debe tenerse en cuenta que estas comunidades organizadas, mediante el uso de la fuerza, usurpan y ocupan campos y terrenos que no les pertenecen por ser legalmente de propietarios privados, del Estado o de Parques Nacionales.- Así, solo a titulo de ejemplo, han desalojado de su colegio Mamá Margarita en el Parque Lanín, zona del Lago Lacar, a las educadoras Salecianas, han prohibido el culto en una capilla católica de Quila Quina ubicada dentro de un Parque Nacional, ocuparon un hotel 5 estrellas en Piedra Pintada, en Villa Pehuenia, ocuparon el cerro Belvedere en La Angustura, la estancia Tiger Way en el lago Quillen, piden 500 hectáreas en tierras aledañas al cerro Otto en Bariloche, un campo de la escuela militar de montaña en el Circuito Chico, cobran peajes para cruzar caminos públicos de nuestra patria, invocando que están en tierra mapuche, han bajado de au mástil en un campo militar nuestra azul y blanca, para reemplazarla por la bandera que han diseñado a fines del pasado siglo XX y han realizado más de 400 ocupaciones de tierras ricas. Reclaman y/u ocupan como propias, nada menos que varios millones de hectáreas.

No puede dudarse, que su pretensión final, es tener un estado Mapuche independiente, dentro de nuestra República Argentina, ya que como confiesan, ellos no se sienten argentinos, sino mapuches.


¿Quienes son los Mapuches?, Por Rolando Hanglin


¿Quiénes son los mapuches? ¿Qué diferencia hay entre los mapuches, los tehuelches y los ranqueles? ¿Es cierto que los mapuches fueron pobladores originarios del territorio argentino, y por lo tanto deberíamos devolverles sus tierras, así como los ingleses deberían devolvernos las Malvinas?

Intentaremos responder a estas preguntas con un vistazo rápido al pensamiento de Rodolfo Casamiquela, antropólogo y paleontólogo argentino nacido en Ingeniero Jacobacci (Río Negro, 1932) y fallecido en 2008. Es célebre por su descubrimiento del Pisanosaurus Mertii y sus estudios sobre antropología de La Pampa y la Patagonia.

"Los pueblos originarios: el poblamiento indígena de la Patagonia es todavía tan impreciso como la propia región. Hoy no queda un solo tehuelche puro: la lengua tehuelche del norte se extinguió en 1960 y queda una decena de hablantes de la lengua sureña. Unos 250.000 parlantes de araucano en Chile y 20.000 en la Argentina, seguramente todos ellos mestizos de blanco e indio.

¿Es cierto que los mapuches fueron pobladores originarios del territorio argentino, y por lo tanto deberíamos devolverles sus tierras?

"Los tehuelches como unidad somática mostraban rasgos de alta estatura y gran corpulencia -que precisamente alimentaron el mito de los "gigantes patagones"- más la morfología y robustez del cráneo, dolicocéfalo: o sea alargado, como en todos los biotipos antiguos de América. Con ellos, los antropólogos físicos clásicos distinguieron la raza Patagónica o Pámpida".

Casamiquela, frecuentemente escrachado por activistas mapuches, afirma que ellos no tienen interés en la cultura indigenista, sino que son más bien "piqueteros". Siempre luchó por salvar del olvido la lengua del pueblo tehuelche. Esto le preocupaba más que los escraches. "Si se definen como mapuches, son chilenos, y si son chilenos, no tienen derecho sobre la tierra argentina".

"Empecé a estudiar esto a los 14 años. Me fui a Buenos Aires y un día, en la Biblioteca Nacional, empecé a leer mapuche, sin saber que en mi pueblo (Ingeniero Jacobacci) la mitad de los chicos hablaba esa lengua, porque entonces ellos ocultaban su origen. Ni los maestros lo sabían. Entonces, cuando volví, fue una grata sorpresa descubrir que los peones que enfardaban la lana en una casa comercial, donde trabajaba mi padre, eran de origen indígena. Con ellos pasé un verano fantástico, porque empecé a anotar las primeras cosas sobre su idioma. A los 16 años, siempre acompañado por los indígenas, ya estaba haciendo el primer museo referido a su historia.

"He conocido a cientos de indígenas y a todos los hablantes de tehuelche de la Patagonia. Aprendí que primero vino el mundo tehuelche paleolítico, muy antiguo. Los antepasados de sus antepasados se remontan a 10 mil ó 12 mil años y evolucionaron en la Patagonia. Mucho después de la llegada de los españoles, alrededor del 1600, el caballo permite que los tehuelches copen todo el ámbito pampeano y Neuquén."

"Los gigantes patagones no son una fantasía, sino los tehuelches reales, que alcanzaban casi los dos metros de altura y una corpulencia de 150 kilos, de tez oscura y ojos asiáticos, que vivían de la caza y se vestían con pieles. Los araucanos o mapuches, en cambio, son una gente de raza mediana, cultivadores al modo andino, que tenían casas de madera y paja y trabajaban en forma maravillosa el tejido y la platería; ellos tenían una trayectoria cultural superior, que los tehuelches imitaron.

Siempre luchó por salvar del olvido la lengua del pueblo tehuelche.

"Con la llegada de la religión y la onomástica se va produciendo una transformación en la lengua. Los caciques tehuelches, en el norte de la Patagonia, empezaron a hablar mapuche. Pero las mujeres siguieron hablando tehuelche. Incluso algunas familias saltaron del tehuelche al castellano, sin pasar por el mapuche. Hubo un sincretismo religioso y lo tehuelche se mapuchizó. Pero el mapuche, como pueblo, estaba del otro lado de la Cordillera: en Chile.

"Hoy hay descendientes vivos de grandes caciques tehuelches. Sólo son algunas familias, los otros son descendientes de mapuches. Los Catriel, los Cual, los Curiñanco. Los Ñanco, por ejemplo, son descendientes de Sacamata, uno de los caciques más serios del norte de la Patagonia, nacido entre 1870 y 1880. Uno de mis maestros fue quien salvó la lengua tehuelche, ya que era el último que la hablaba. Se llamaba José María Cual, que en tehuelche quiere decir cuello. Él murió en 1960, a los 90 años. Cuando lo conocí, yo era un muchacho y él estaba ciego. Durante muchos años nos dedicamos a la lengua tehuelche y por él quiero rendirle el mayor homenaje a este pueblo, descendiente de los habitantes más antiguos de América.

"Un día juré rendir tributo a esta nación única, salvando lo que se pudiera. Estoy solo en esto. Los descendientes no estudian a sus antepasados, porque eso significaría leer a los blancos y hay una especie de rechazo, una negación, que es como hacerse trampa en el solitario de la vida. No se puede avanzar. Entonces soy un maestro ciruela, vale decir un científico, que dice la historia como la cuenta la antropología. No hago concesiones de tipo demagógico. Por ello, si digo que acá no había ningún mapuche en 1865 y que recién llegaron en 1890, digo lo que es la historia, no lo invento. Sólo que otros callan. Entonces soy el malo.

"Pero los que me escrachan no son indigenistas en el sentido cultural, sino piqueteros. Son políticos."

"Todo esto es un pretexto. Hay que pensar qué buscan. Si se definen como mapuches son chilenos, y si son chilenos no tienen derecho sobre la tierra de la Argentina. Esta es la clave. Entonces, como yo explico que son chilenos, vengo a ser el enemigo. Cualquier chileno sabe que los mapuches son de Chile. Los líderes también lo saben. La juventud, no. El 99 por ciento de los que se definen como mapuches son, en realidad, de origen tehuelche. Pero se han dado muchas confusiones por la lengua o el apellido. Así se va perdiendo la identidad.

"Ocurre que la palabra mapuche es muy atractiva. Quiere decir gente de la tierra. Si se usa como símbolo es correcto. Yo también soy gente de la tierra. En 1960, como un homenaje, el Primer Congreso del Área Araucana Argentina propuso que a los araucanos se les dijera mapuches, como en Chile.

El abuelo era tehuelche puro, pero el nieto es mapuche. Entonces, la Patagonia perdió su identidad

"¿Pueblos originarios? En 1816 no había mapuches en Argentina. Los primeros se radican en la Pampa en 1820. En 1890, al sur del Limay y el Negro, los primeros pobladores de origen chileno fueron los mapuches y los chilotes. Hay que distinguir muy sutilmente en todo este asunto.

"La pérdida de identidad es terrible. Los nietos de mis maestros, que sabían lo que eran, hoy se creen todos mapuches. Es decir, el abuelo era tehuelche puro, pero el nieto es mapuche. Entonces, la Patagonia perdió su identidad. Esta es tierra de aluviones, porque todos los días llega gente desde otros lugares".

Las afirmaciones de Casamiquela han sido simplificadas para su mejor comprensión. Pero así pensó hasta el fin. El toldo portátil -acotamos- es una creación del nomadismo plasmada por la fusión de mapuches y tehuelches. Otras denominaciones históricas como pampas o serranos corresponden a una localización geográfica. Por lo demás, los tehuelches no llamaban así a su propia etnia, sino gunnuna-kena o aoniken: el nombre que le daban los araucanos quedó en la historia, como aquello de "puel-ches". Gente del Este...¡Vista desde Chile!

Referencias

  1. Desde 1980, distintas investigaciones fechan esa araucanización a partir del siglo XI.

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