Reino de la Araucanía y la Patagonia

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Extensión del territorio reclamado por el ficticio reino sobre fronteras actuales.

El Reino de la Araucanía y la Patagonia (en francés: Royaume d'Araucanie et de Patagonie), también denominado Reino de Nueva Francia, fue un breve y fallido intento de Estado por el abogado francés Orélie Antoine de Tounens, con capital en la actual comuna de Perquenco.

El autoproclamado monarca reclamó soberanía sobre el territorio comprendido entre el río Biobío y el Seno de Reloncaví, además de la vertiente occidental de la Patagonia argentina. Nunca recibió reconocimiento de ningún estado, siendo sometido por fuerzas chilenas en 1862 en el marco de la ocupación de la Araucanía.

En la actualidad los herederos del efímero monarca se organizan en torno a la Casa Real de Araucanía y Patagonia con sede en París, a cuya cabeza se encontraba hasta principios de 2014 el pretendiente al trono Philippe Boiry (Felipe I). El aspirante actual es Jean-Michel Parasiliti di Para (Antonio IV). Dicha pretensión es contestada por Stanislas Parvulesco, quien se ha titulado Stanislas I.[1]

Historia

Orélie Antoine de Tounens llegó en 1858 al puerto de Coquimbo y después de pasar algún tiempo en casa de una dama francesa en Valparaíso y Santiago, se dirigió a la zona de la Araucanía desde el puerto de Valdivia. Allí se contactó con el mapuche Quilapán, al que sugirió la idea de fundar un Estado para el pueblo mapuche con la promesa de lograr apoyo diplomático francés para los mapuches durante la época final de la Guerra de Arauco. Su propósito era, según aseguraba en su correspondencia, civilizar a los araucanos.

Quilapán permitió el ingreso de Tounens a sus tierras, cuyo paso estaba prohibido para los huincas (extranjeros), quien el 17 de noviembre de 1860 fundó allí el Reino de la Araucanía, del cual fue proclamado rey bajo el nombre de Orélie Antoine I[2].

En los días siguientes, Tounens promulgó la constitución del reino y, según algunos, el 20 de noviembre del mismo año declaró la anexión de la Patagonia, estableciendo como límites el río Biobío en Chile por el norte, el océano Pacífico por el oeste, el océano Atlántico por el este desde el río Negro en la actual Argentina hasta el estrecho de Magallanes, límite austral continental del Reino.

Un año después de esta proclama, un parlamento mapuche compuesto por un grupo de jefes locales, aceptó supuestamente sus pretensiones.

Las fuentes históricas, escasas, aseguran que tuvo cierto contacto con algunas autoridades del pueblo mapuche, si bien el sedicente rey nunca tuvo el control de ningún punto del territorio. Las autoridades tradicionales mapuches continuaron en funciones, no se alteraron las costumbres y el estado nunca llegó a establecerse. Tounens fue aceptado por la comunidad, en especial por Quilapán, como un extranjero capaz de logar el apoyo de una potencia europea; no hay indicios de que lo reconociera como soberano, si bien siguió algunos de sus consejos y le permitió usar el título de rey.

Los mapuches conocidos como abajinos, gente de los llanos del Valle Central, entre los ríos Biobío y Toltén, nunca reconocieron a Tounens y lo denunciaron ante el politico chileno Cornelio Saavedra Rodríguez (hijo de Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires en 1810).

Tounens viajó a Valparaíso para dar a conocer su reino al gobierno de Chile, en aquel entonces bajo la presidencia de Manuel Montt, quien no reconoció el nuevo Estado. Después de regresar a la Araucanía, el gobierno chileno bajo el mandato del nuevo presidente José Joaquín Pérez ordenó la búsqueda y arresto del rey Orélie Antoine, bajo los cargos de perturbación al orden público. Uno de sus acompañantes, criollo y probablemente miembro del ejército chileno, lo entregó a orillas del río Malleco, en enero de 1862, siendo trasladado a la ciudad de Nacimiento y luego a Los Ángeles (Chile).

En esta última ciudad, fue procesado y más tarde recluido en un manicomio. El cónsul francés logró sacarlo de allí y lo repatrió a Francia. No hay pruebas de que se tratara de un agente francés, pero algunos historiadores se inclinan a considerar que: "... algún grado de oficialidad tenía su misión y que si hubiera resultado más afortunada hubiera contado con el apoyo francés."

En Europa, Tounens promocionó su aventura, siendo apoyado por algunos empresarios para financiar un segundo viaje, realizado a fines de 1869. Sin embargo, durante aquellos años, el gobierno chileno había realizado maniobras militares en el territorio para incorporarlo a la República, por lo que Tounens no fue recibido con el apoyo anterior, debiendo huir a Buenos Aires. Se supone que en esta ocasión arribó con un navío cargado con armas y algunos petrechos militares.

Tras intentar dos nuevos ingresos en 1874 y 1876, murió el 17 de septiembre de 1878.

Un testimonio oral de su presencia aparece en boca de Juan Calfucurá quien dijo a su entrevistador cincuenta años después de la aventura de Tounens: "Mi padre protegió al rey Aurelio. En la segunda entrada que hizo en la Araucanía, el coronel Saavedra ofreció dinero al que lo matase. Entonces Aurelio tuvo miedo y mi padre me mandó dejarlo a Salinas Grandes a las posesiones de Cafulcurá... Dicen ahora que ese rey era loco. Así sería. El hombre ese vivía retirado. No le gustaban las fiestas. Conversaba con los caciques viejos y los visitaba seguido. No se le conocieron mujeres. Vestía el traje mapuche y se dejaba melena larga como los indios. Comía sus mismos alimentos. Partía muchas manzanas para secarlas al sol y comerlas así".

Al morir Tounens sin herederos, uno de sus amigos, Gustave Achille La Viarde se coronó como sucesor; solicitó ayuda económica y militar al presidente de los Estados Unidos, Grover Cleveland, para la conquista, encubierta como liberación, de los territorios ocupados, la cual fue denegada. Desde entonces, se estableció un supuesto gobierno en el exilio en París, cuyos "monarcas", autodenominados de la Corona de Acero, otorgaron títulos de nobleza de su propia creación y vendieron monedas y medallas. En la actualidad mantienen sitios web donde reivindican sus supuestos derechos. El novelista Antonio Gil, conde de Detif y Caballero de la Corona de Acero, es el único chileno que ostenta los ficticios títulos de esta supuesta monarquía.

El reino de Araucania y Patagonia no tuvo más contactos con los indígenas hasta la breve visita de Philippe Boiry Raynaud, quien se adjudicó el título de príncipe de Araucanía y Patagonia y viajó en 1989 a Arauco, donde los mapuches lo recibieron con poco entusiasmo. Últimamente algunos mapuches como Reynaldo Mariqueo han manifestado cierta adhesión a este reino.

Territorio

El territorio reclamado por el Reino correspondía básicamente a aquellas comarcas que no habían sido sometidas por los gobiernos de la República Argentina y la República de Chile. Tounens las consideraba Terra nullius ya que, como asegura en su proclamación, "... no depende de ningún otro estado; ... se halla dividida por tribus..."

Gran parte de la Patagonia ubicada al sur del río Colorado se encontraba habitada por los pueblos indígenas, mientras que al occidente de los Andes el límite entre mapuches y chilenos estaba definido por el río Biobío, de acuerdo a lo estipulado en el Parlamento de Quilín de 1641. En ambos casos los estados argentino y chileno reivindicaban dichos espacios como propios en virtud del principio de ‘’uti possidetis’’ ya que habían sido nominalmente parte del imperio español, conforme la concesión del papa Alejandro VI según las llamadas Bulas Alejandrinas; la Patagonia se inscribía en la Gobernación de Nueva León, concedida por la corona española al noble gallego-portugués don Simón de Alcazaba y Sotomayor.

Es así que diversos asentamientos existían hacia el sur de los límites mencionados; Valdivia, Osorno y el archipiélago de Chiloé habían sido territorios hispanos con anterioridad a la independencia de Chile y fueron posteriormente incorporados a este país, mientras su gobierno avanzaba en la colonización de Llanquihue desde 1845, especialmente con inmigrantes de origen alemán. Asimismo existieron poblaciones de fundación hispánica al oriente de la cordillera de los Andes, tales como Carmen de Patagones. El territorio en torno al estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego también, fue habitado por pobladores chilenos y argentinos desde los años 1840.

Los grupos indígenas mapuches y tehuelches ocupaban el territorio que Tounens reclamaba como su reino, la mayor parte de ellos resistiendo con diferentes estrategias la presión de los estados nacionales surgidos de la independencia.

En Chile, reconocidos como parte de un conflicto y firmantes de tratados con el gobierno central, los mapuches alternaban las alianzas y los ataques con el gobierno de Santiago. No siempre sus acciones eran coordinadas, ya que no había una autoridad central; algo que Tounens menciona, también, en su proclamación; "... un gobierno central es reclamado, tanto por el interés particular como en el orden general..." A tenor de sus declaraciones posteriores y en consonancia con el pensamiento eurocéntrico de su época, él sería el indicado para organizar la resistencia indígena estableciendo una monarquía similar a las europeas.

En Argentina, donde la presencia del francés fue esporádica, los mapuches y los pueblos "araucanizados" llamados genéricamente "pampas", resistían por medio de incursiones (malones) a través de la extensa y permeable frontera entre sus dominios (los criollos lo llamaban "el desierto") y las poblaciones dependientes de los estados provinciales. También aceptaban firmar tratados con los gobiernos (y a veces con las facciones políticas) de Argentina y en numerosas ocasiones se reconocían como "argentinos". Excepto con Calfucurá, quien lo recibió por la amistad que lo unía a Quilapán, Tounens no tuvo contacto con grupos indígenas de esta región, mucho menos con los tehuelches, moradores de la Patagonia que el francés también reclamaba. Hay que notar que los mapas europeos y estadounidenses de la época muestran al territorio al sur del río Negro como una entidad aparte respecto de Chile o de Argentina; lo que expresa sin dudas la pretensión de las potencias de lograr derechos sobre esas tierras pobladas por "salvajes" y sin control pleno de los estados nacionales vecinos.

En los años sucesivos, el territorio reivindicado por el aventurero francés, que Argentina y Chile consideraban propio sería efectivamente ocupado por ambas repúblicas a través de campañas militares conocidas como la Pacificación de la Araucanía en Chile y la Conquista del Desierto en Argentina; como también por exploraciones militares y el establecimiento de poblaciones criollas e inmigrantes venidas de Europa. Los indígenas que se resistieron fueron exterminados o perseguidos a ambos lados de la Cordillera y quienes se sometieron recibieron algunas parcelas para el cultivo o la ganadería. En ninguno de estos momentos históricos, el supuesto reino de Araucania fue mencionado, ni sus proclamados reyes, intervinieron de alguna manera en la defensa del territorio que reclamaban.

Constitución

La constitución del Reino de la Araucanía fue el pretendido texto fundamental de la monarquía constitucional del Reino de la Araucanía y la Patagonia. Redactada por el abogado y aventurero francés Orélie Antoine de Tounens, fue promulgada el 17 de noviembre de 1860, con la proclamación de este último como Rey de la Araucanía y la Patagonia, bajo el nombre Orélie Antoine I. Nunca tuvo vigencia y en ella no participaron los pobladores mapuches, ni se tuvo en cuenta sus tradiciones.

La carta constitucional constaba de nueve títulos integrados por un total de 64 artículos. El preámbulo se basaba en cinco principios: a) un rey o reina siguiendo el orden hereditario; b) un grupo de ministros dependientes directamente del rey; c) un Consejo de Privilegiados, compuesto por los nobles del reino; d) un Consejo de Estado, que se encarga junto con los ministros de hablar en nombre del gobierno y, e) un cuerpo legislativo electo por sufragio universal.

Aspectos relevantes

La Constitución del Reino de la Araucanía era una carta muy elaborada, con principios novedosos como la gratuidad del servicio de registro civil. Aprovechando sus conocimientos de derecho francés, Orélie Antoine copió en su Carta de 1860, con unas veinte diferencias, la estructura de la Constitución del II Imperio Francés del 14 de enero de 1852.

Este texto fue reformado en dos ocasiones. La primera, el 25 de enero de 1862, a raíz del encarcelamiento del pretendido monarca en la ciudad chilena de Los Ángeles. La segunda, la del 17 de septiembre de 1978, con motivo de la muerte de Jacqueline-Dominique Marquain, primera esposa de Philippe Boiry, penúltimo pretendiente al trono de la Araucanía y la Patagonia.

Ambas reformas se refieren al orden hereditario en la sucesión al trono.

Monarcas y pretendientes

Orélie Antoine de Tounens se proclamó primer rey de la Araucanía y la Patagonia en 1860 en lo que esperaba fuera una monarquía constitucional en los territorios habitados por tribus indígenas libres, fuera de los dominios argentino y chileno. Estas tribus serían "civilizadas" por él bajo la protección de Francia.

Expulsado de Chile y Argentina, Orérile murió en Tounens, entonces su amigo Gustave Achille La Viarde se autoproclamó rey al no existir sucesores directos. A su muerte, fue sucedido por el doctor Antoine Hippolyte Cros. Sin embargo, su temprano deceso obligó a la formación de un Consejo de Regencia, que nombró como sucesor a Georges Sénéchal de la Grange, quien declinó ser rey, acabando en teoría con este título.

No obstante, el pretendiente al trono Philippe Boiry ha afirmado que el título habría sido preservado en la persona de Laure Thérèse Cros, hija de Antonio II. A la muerte de la princesa Laure Thérèse, le habría sucedido su hijo, Jacques Antoine Bernard, quien en 1951 habría abdicado en favor de Boiry. La principal evidencia esgrimida es una carta de consentimiento de Antonio III y un certificado en el que se consigna la abdicación y transmisión de la sucesión del título, con fecha 12 de mayo de 1951.

Los reyes o pretendientes que sucedieron al fundador jamás visitaron el Reino hasta que Boiry estuvo un par de semanas en Argentina y Chile en abril de 1989. En esa oportunidad, declaró que se titulaba príncipe y no rey puesto que su reino ha sido conquistado y destruido.

El periodista Enrique Oliva, corresponsal del diario Clarín de Buenos Aires en Francia, denunció en varios artículos de prensa al supuesto monarca; por vender títulos nobiliarios "tan falsos como su presunta majestad". En su libro; "El Rey de la Araucania y Patagonia", de 1995, Oliva con el seudónimo de Lepot, explica la historia del "reino", al que niega toda existencia real, e impugna la sucesión de Boiry. Een una publicación francesa, del año siguiente, Oliva escribió un capítulo, titulado "Le Roi de Patagonie", donde ratifica sus dichos. Boiry, a su vez, presentó una demanda ante la justicia francesa reclamando una indemnización y con la pretensión de validar su título por vía judicial; la corte desestimó estas denuncias en 1997.[3] Actualmente existen dos personas que reclaman la sucesión al trono de este estado inexistente, cada una de las cuales mantiene sitios de Internet y ejercen sus "derechos" otorgando falsos títulos nobiliarios. También aparecen reclamos sucesorios en algunos sitios de Internet que apelan a supuestas instituciones y designaciones para ocupar el puesto ante la eventualidad de la restauración de la Carta Patente de 1908.

Cultura

  • En 1986 se estrenó el filme argentino La película del rey, dirigida por el judío Carlos Sorín, que es una variación sobre la historia de Orélie Antoine de Tounens.
  • En 2009, cuando se oficializó la bandera de la provincia argentina de Río Negro, hubo muchas críticas alegando que la misma contenía los colores de la bandera del Reino de la Araucanía y la Patagonia.[4]

Referencias

  1. Batalla de príncipes por un reino que no existe.
  2. Bengoa, José. Historia del pueblo mapuche: (siglo XIX y XX) Ediciones Sur, Santiago 1996 (primera edición 1985). Página 186 y ss.
  3. La justicia no le creyó al rey de la Patagonia.
  4. Críticas a la bandera de Río Negro.

Enlaces externos

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