Globalización

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Globalización

La globalización es un proceso fundamentalmente económico y social que consiste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en una única economía de mercado mundial, así como en una igualación cultural. La globalización no es un suceso espontáneo e inevitable como se ha intentado hacer creer, sino que se trata de un proceso claramente dirigido por el poder desenfrenado de los monopolios que simplemente buscan la maximización del beneficio.

La globalización muchas veces se la relaciona al neoliberalismo encarnado en los organismos internacionales públicos como la Organización Mundial del Comercio, Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial; modelo rechazado por los grupos altermundistas, entre otros. Sin embargo, se alega, la globalización, o lo que se entienda por ella, es un proceso autónomo o un orden espontáneo que no depende de la dirección de tales organismos públicos, el accionar de los cuales pueden incluso entorpecer el proceso, sino del crecimiento económico y del avance tecnológico humano.

La globalización abarcaría cuestiones mundiales como: transporte, telecomunicaciones, cambio climático, imperialismo cultural, multiculturalismo, inmigración, incremento o decrecimiento de la calidad de vida, etc.

Etimología

Ciertos autores consideran más adecuado en español el término mundialización, galicismo derivado de la palabra francesa mondialisation, en lugar de globalización, anglicismo procedente del inglés globalization, puesto que en español global no equivale a mundial, como sí ocurre en inglés.

Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española registra la entrada globalización, entendida como la "tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales" mientras que la entrada mundialización no está en el Diccionario, aunque están planeando incluirla.

Descripción

La globalización consiste en que el conjunto de mercaderes de las grandes urbes internacionalistas, decide gobernar el mundo entero como si de una enorme empresa se tratase. Las exigencias de esta mega-empresa global son acabar con todo tipo de fronteras, restricciones, particularidades territoriales, culturas tradicionales, soberanías nacionales o identidades étnicas. Como una secta, la globalización extirpa al individuo de su marco ancestral y territorial, plantándolo en una nueva sociedad igualitaria y mentalmente uniforme, y encargándose de lavarle el cerebro para que no se de marcha atrás: sólo puede aceptar la esclavitud quien no conoce otra cosa.

La globalización pide que los aparatos estatales sean organismos cada vez más débiles, corruptos, dependientes, decadentes y endeudados, que los Estados carezcan de un carácter autosuficiente, étnico y nacional, y que se vean subordinados a organismos mundialistas (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Central Europeo, Naciones Unidas, Unión Europea, diversos bancos extranjeros, logias paramasónicas, think-tanks, etc.) para que no defiendan sus propios intereses, integrándose sin rechistar en las directrices cuasi-dictatoriales de Wall Street y Frankfurt.

La globalización exige también una libre circulación de productos, empresas, mano de obra, materias primas, información e ideas. Cuando estos recursos se hallan en manos de un Estado hermético y éste no quiere regalarlos, ni siquiera bajo soborno, a las megaempresas transnacionales, la maquinaria mundialista le hace la guerra a ese Estado, hasta que logra "liberalizar" sus recursos y ponerlos en circulación por la red global en lugar de permitir que los beneficios vayan a mejorar las condiciones de vida del pueblo. En la práctica, "los mercados" toman a un país, lo saquean y venden sus recursos al gran capitalista de turno.

La deslocalización empresarial es otro de los efectos directos de la globalización. En la práctica, se reduce a "evasión de capital y medios de producción a países con mano de obra barata y sumisa".

"Globalizar" económicamente, implica liberalizar el mundo empresarial, permitiendo cualquier cosa con tal de reducir costos y obtener productos baratos que se produzcan y consuman a cada vez mayor velocidad. El efecto de esta política neoliberal ha sido que miles de empresas sin escrúpulos han abandonado sus lugares de origen en Occidente para instalarse en países orientales (China, India, Indonesia, Malasia, Bangladesh, etc.) donde la mano de obra es muchísimo más abundante, barata y sumisa que en el Primer Mundo.

El actual sistema busca instintivamente un filón a explotar, y cuando el filón se acaba o "pasa de moda", se dirige al siguiente como un ermitaño. Durante mucho tiempo, Occidente fue el filón a explotar. Ahora la consigna es mano de obra oprimible y empresas totalmente libres de cualquier regulación estatal: el filón actual es Asia Oriental. De ese modo, el capitalismo salvaje, despojado de ataduras, es el responsable directo del ascenso de China como superpotencia. Si en vez de una enorme economía global interdependiente existiesen infinidad de economías independientes, proteccionistas y "de circuito cerrado", China jamás habría pasado de la categoría de potencia regional.

Críticas

Crítica al "libre comercio" corporativo-estatal

La crítica central es que las condiciones para que todos puedan competir en pie de igualdad no se cumple casi nunca y que tanto las clases privilegiadas como los países poderosos parten con una ventaja abrumadora.

Excesivo privilegio corporativo de los gobiernos hacia las multinacionales, los lobbies empresariales, el "comercio forzado" por tratados y organismos internacionales, y la economía cartelizada y blindada que pretenderían imponer estas transnacionales formando monopolios u oligopolios, que en definitiva serían la negación misma de un comercio libre para los ciudadanos comunes. Otros se oponen a la manera de repartir la riqueza tan poco equitativa de manera que crea agentes externos. Las externalidades ocurren cuando las acciones económicas afectan a terceros. Esas externalidades provocan fallos del mercado si el mecanismo de precios no considera los "costos sociales y ambientales totales" y los "beneficios sociales y ambientales totales" que tienen la producción y el consumo. Estos costos podrían ser añadidos o restados al precio según su impacto social y ambiental, a través de un impuesto ecológico o social.

El índice de bienestar económico sostenible (IBES) es un indicador económico alternativo que debería reemplazar al Producto Interno Bruto (PIB) como indicador de bienestar social, por reflejar más fielmente los indicadores que de verdad importan en el desarrollo humano.

Crítica a la mercantilización de la sociedad

El aumento de las privatizaciones, reducción del sector público y políticas de redistribución de la riqueza, la supeditación de toda actividad humana a la rentabilidad, son razón de preocupación. Por otro lado se denuncia la fe en el mercado como solución universal para todos los problemas, incluso los no comerciales, como en el caso del mecanismo de compraventa de derechos de emisión de gases de Efecto invernadero en el Protocolo de Kioto.

Crítica a las grandes instituciones financieras internacionales (FMI, OMC, Banco Mundial)

Estas están influidas por el poder económico y por potencias poderosas (Estados Unidos, Unión Europea, Japón, etc.) y no responden a las necesidades humanas.

La globalización que proponen los neoliberales sería la de maximizar el beneficio del capital privado de la gran empresa.

Crítica al poder de las grandes multinacionales en detrimento de la soberanía nacional

Los activistas argumentan que bajo el nombre de globalización, existe un intento de potenciar el poder de la banca y de las multinacionales, todas estas controladas por los judíos. Otra crítica frecuente es que es el sector privado quien directamente financia a los partidos políticos, erosionando su independencia. El ejemplo más flagrante sería la connivencia entre el partido Demócrata y el Republicano en Estados Unidos, y las grandes multinacionales como Halliburton y el vicepresidente Dick Cheney.

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