Nacionalismo económico
El nacionalismo económico es una política económica que prioriza la intervención estatal en la economía, incluyendo políticas como el control interno, la compra de bienes nacionales y el uso de aranceles y restricciones en la mano de obra, la inmigración, los bienes y el movimiento de capitales.[1] La creencia fundamental del nacionalismo económico es que la economía debe servir a los objetivos nacionalistas.[2]
Los nacionalistas económicos se oponen a la globalización y algunos cuestionan los beneficios del libre comercio sin restricciones. Favorecen el proteccionismo y abogan por la autosuficiencia aunque esto suponga peores precios y calidad para el consumidor final.[3] Según Raymond Leslie Buell en su libro "Relaciones Internacionales", los nacionalistas económicos defienden la idea de que los mercados deben estar subordinados al Estado y servir a sus intereses, como proporcionar seguridad nacional y acumular poder militar. Además, la doctrina del mercantilismo es una variante destacada del nacionalismo económico.[4]
Los nacionalistas económicos tienden a ver el comercio internacional como un juego de suma cero, donde el objetivo es obtener ganancias relativas en lugar de mutuas.[1]
El nacionalismo económico tiende a enfatizar la industrialización (y a menudo apoya a las industrias con el respaldo del Estado), debido a la creencia de que la industria tiene efectos positivos de derrame en el resto de la economía, mejora la autosuficiencia y autonomía política del país, y es un aspecto crucial en la construcción del poder militar.[1]
Ejemplos
Ejemplos de nacionalismo o patriotismo económico pueden ser la Escuela americana de Henry Clay, el uso del MITI por Japón para «elegir ganadores y perdedores», la imposición de Malasia de control de disposición de capitales durante la crisis asiática de 1997, el cambio controlado del yuan en China, la política de Argentina sobre aranceles y devaluación de la moneda en la desastrosa Crisis económica Argentina del 2001, y el uso de aranceles por los Estados Unidos para proteger la producción interior de acero.
Críticas
La preferencia del Estado por estimular el consumo de productos nacionales, otorga a los productores locales un poder de monopolio, lo que les permite aumentar los precios o reducir la calidad, para extraer mayores ganancias.[5]
Por ejemplo, una política proteccionista en Estados Unidos impuso aranceles a los automóviles extranjeros, otorgando poder de mercado a los productores locales (como Ford y GM) que les permitió aumentar el precio de los automóviles, lo cual afectó negativamente a los consumidores estadounidenses que tenían menos opciones y precios más altos.[6] Los bienes producidos localmente pueden atraer un recargo si los consumidores muestran preferencia hacia ellos, por lo que las empresas tienen incentivos para hacer pasar los bienes extranjeros como productos locales si los bienes extranjeros tienen costos de producción más baratos que los locales.[5]
Una de las semejanzas más notables con las condiciones de la Crisis de 1929 es la evolución del nacionalismo económico y el aumento de las tensiones de guerra comercial donde cada un de las principales potencias busca empujar los efectos del retroceso global sobre sus rivales. La estrategia de empobrecer al vecino tuvo consecuencias devastadoras en aquella época; el comercio internacional se contrajo más de un 50% entre 1929 y 1932 y el mundo se dividió en bloques monetarios y comerciales que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial.
Referencias
- ↑ 1,0 1,1 1,2 Gilpin, Robert (1987). La Economía Política de las Relaciones Internacionales (en en), Princeton University Press, pp. 31–34. ISBN 978-0-691-02262-8.
- ↑ Helleiner, Eric (2021). págs. 229–238. doi:10.1080/13563467.2020.1841137.
- ↑ Buell, Raymond Leslie (1929). Relaciones Internacionales (en en), H. Holt, pp. 95–120.
- ↑ Helleiner, Eric (2021). The Neomercantilists: A Global Intellectual History (en en), Cornell University Press. ISBN 978-1-5017-6014-3.
- ↑ 5,0 5,1 Harry Binswanger (5 de septiembre de 2003). «'Buy American' is UN-American». Capitalism Magazine. Consultado el 17 de abril de 2012.
- ↑ Daniel J. Ikenson (6 de julio de 2003). «The Big Three's Shameful Secret». The Cato Institute. Consultado el 17 de abril de 2012.
- ↑ El coronavirus y la economía: "El virus del nacionalismo económico nos puede hacer caer en la trampa en la que caímos en los años 30"