Navaja de Ockham

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La navaja de Ockham (navaja de Occam o principio de economía o de parsimonia) hace referencia a un tipo de razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta.

El postulado es entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, o "no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias".

El razonamiento

Esta expresión designa el principio metodológico de exigencia de simplicidad elaborado en el siglo XIV por Guillermo de Ockham (ver cita). Se conoce también como principio de economía del pensamiento.

Es un principio atribuido al fraile franciscano inglés del siglo XIV Guillermo de Ockham que forma la base del reduccionismo metodológico. Este principio ya formaba parte de la filosofía medieval aunque fue Occam quien utilizó este principio de forma filosófica. Sin embargo, no solamente es un principio metodológico sino que, además, tiene características gnoseológicas y ontológicas.

Pluralitas non est ponenda sine neccesitate o la pluralidad no se debe postular sin necesidad. En su forma más simple, el principio de Occam indica que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad. Cuando dos explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple es preferible, es decir, no deben multiplicarse los entes sin necesidad. Si un árbol achicharrado está caído en tierra, podría ser debido a la caída de un rayo o debido a un programa secreto de armas del gobierno. La explicación más simple y suficiente es la más probable —mas no necesariamente la verdadera, según el principio de Occam. En el caso del árbol, sería la caída del rayo. Por ejemplo, si uno se encuentra en una ciudad y escucha galopar, es posible que trate de caballos o cebras, pero se debe optar por considerar que son caballos ya que es la opción más probable (aunque no es necesariamente la verdadera).

Esta regla ha tenido una importancia capital en el desarrollo posterior de la ciencia.

El razonamiento en las distintas disciplinas

Occam y lógica

El principio de la Navaja de Occam se utiliza fundamentalmente como complemento de las leyes de la lógica, con el fin de evitar el pensamiento mágico. Según este principio, siempre que se encuentren varias explicaciones a un fenómeno, se debe escoger la más sencilla que lo explique por completo.

Por ejemplo, para explicar la caída de una manzana al suelo, podríamos plantear las siguientes explicaciones:

  1. Unos duendes traviesos invisibles e indetectables la han movido hasta el suelo, movidos por el afán de molestar.
  2. La madurez propia de la fruta ha debilitado el rabito por el que está unida al árbol y, debido al peso excesivo, la gravedad ha propiciado su caída.
  3. Una tormenta a su paso tiró la manzana.

Todas estas alternativas (no) explican igualmente el fenómeno desde el punto de vista lógico y experimental (solo las dos últimas), pero el criterio de Occam nos obliga a escoger la segunda como la más probable, ya que las demás nos obligarían a asumir una serie de postulados mucho más complicados.

La teoría de la navaja de Occam se aplica a casos prácticos y específicos, englobándose dentro de los principios fundamentales de la filosofía de la escuela nominalista —fundada por el propio Ockham— (conocido en su época como "venerable principiante") que opera sobre conceptos individualizados y casos empíricos.

Occam en derecho

El argumento de la navaja de Occam no se aplica en derecho por considerar que el número de pruebas o testimonios debe ser lo mayor posible.

Occam en economía

En economía, el argumento de la navaja de Occam se utiliza en la teoría microeconómica del comportamiento del consumidor. Al no ser necesaria la utilidad cardinal, sino sólo la ordinal para explicar su comportamiento, se escoge esta última, por ser la explicación más sencilla de las dos.

Occam en lingüística

En lingüística, el argumento de la navaja de Occam fue utilizado para revisar la adecuación explicativa (problema de adquisición del lenguaje) del modelo de Aspectos de una teoría de la sintaxis de la gramática generativa de Noam Chomsky. Siguiendo su postulado, la teoría pasó de sostener la adquisición del lenguaje por medio de un gran número de reglas complejas a explicarlo por la existencia de unos pocos principios parametrizables (principios y parámetros, programa minimalista). Esto es muy discutible, ya que la propuesta de Chomsky es racionalista, frente al empirismo propuesto por los seguidores de los postulados de Occam.

Occam en teología

En teología, Guillermo afirmó que no es necesario postular más entes de los necesarios:

"[...] en teología, no postular más que aquellos que exija el dogma; en filosofía (metafísica), aquellos que la razón necesite".

Occam y el creacionismo

Algunos creacionistas sostienen que la navaja de Occam puede ser usada para defender la teoría del creacionismo frente a la evolución. Después de todo, suponer que un Dios lo haya creado todo es aparentemente más simple que la teoría de la evolución.

Sin embargo, el sencillo algoritmo evolutivo –la selección natural– se basta por sí solo para explicar la evolución sin necesidad de multiplicar las causas. La navaja de Occam sirve pues para hacer innecesarios los llamados "ganchos celestes", es decir, las explicaciones extranaturales de los fenómenos naturales. De este modo, se rechaza situar a la entidad más compleja de todas (un Dios omnipotente) en el origen de toda vida en el Universo (o en el origen del propio Universo); al contrario, se busca el principio más simple capaz de generar complejidad.

Occam y la informática

Ante la creciente complejidad de los equipos y los sistemas de la informática, se ha desarrollado un principio llamado KISS "Keep it Small and Simple" o "Simplifica y funcionará", sobre todo en relación con páginas y portales de internet. A veces, también se traduce como "Keep it simple, stupid!" ("¡Mantenlo simple, estúpido!"), en tono más informal, y haciendo alusión al doble sentido de la frase.

Origen del término

La denominación de navaja de Occam apareció en el siglo XVI, y con ella se expresaba que mediante ese principio, Occam "afeitaba como una navaja las barbas de Platón" ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la ontología platónica que "llenaba" su ontología de entidades (además de los entes físicos, Platón admitía los entes matemáticos y las ideas). Desde una perspectiva ontológica, pues, la aplicación de este principio permitió a Occam eliminar muchas entidades, a las que declaró como innecesarias. De esta manera se enfrentó a muchas tesis sustentadas por la escolástica y, en especial, rechazó la existencia de las especies sensibles o inteligibles como intermediarias en el proceso del conocimiento, y rechazó también el principio de individuación, al que calificó de especulación vacía y sin necesidad.

Véase también

Referencias