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Nazi-maoismo
Historia
El maoísmo comenzó a penetrar en Europa a principios de la década de 1960. La doctrina sedujo particularmente a los jóvenes izquierdistas, pues la idea de un obrerismo antiintelectual que apelase a la acción directa resultaba para algunos más interesante que el sovietismo que proponían los partidos comunistas. La Revolución Cultural China fue propagandeada en Europa como una revuelta de jóvenes convencidamente comunistas, organizada espontáneamente por ellos para eliminar a los funcionarios estatales corruptos que, buscando el beneficio propio, perjudicaban a la población de su país, especialmente a los sectores históricamente más marginados. Esta falsificación de los acontecimientos resultó ser exitosa, ya que muchos jóvenes de la época se sintieron atraídos por la idea voluntarista de que el desarrollo de eventos revolucionarios protagonizados por ellos mismos podía cambiar el curso de la historia en sus países.
Por otra parte, en aquella época el neofascismo italiano se encontraba muy influenciado por las teorías de Julius Evola (sobre todo por las vertidas en Gli uomini e le rovine más que por las vertidas en Cavalcare la Tigre, ya que en el primer libro Evola convoca a una reacción general radicalizada en contra del mundo contemporáneo, en tanto que en el segundo libro la propuesta parece ser la de dejar que el mundo contemporáneo se hunda en su propia decadencia al tiempo en que se hace todo lo posible por salvar al alma individual). A raíz de ello, los jóvenes neofascistas estaban dispuestos a recurrir a estrategias de acción directa, similares a las que los maoístas empleaban.
En la primavera de 1968 los grupos neofascistas cobraron un gran protagonismo al organizar acciones revolucionarias en la Facultad de Derecho de la Universidad de Roma La Sapienza. Como las consignas que difundían eran furiosamente antisoviéticas, antinorteamericanas y antisionistas –similares a las que promocionaban los maoístas de la época–, la prensa italiana inventó el apelativo "nazi-maoísta" para referirse a los estudiantes sublevados.
La principal agrupación sobre la que pesó ese calificativo fue la Organizzazione Lotta di Popolo, la cual nacería en 1969 y se disolvería en 1973.
Apropiación del término
Muchos nacional-comunitaristas italianos, aprovechando la curiosidad que la prensa había generado en torno al término, adoptaron el epíteto "nazi-maoísmo" para describirse a si mismos, pese a no ser ni estrictamente nacionalsocialistas ni estrictamente comunistas. Tal fue el caso de, por ejemplo, Giorgio Freda, Claudio Mutti y Mario Merlino. También los dirigentes de la Organizzazione Lotta de Popolo usaron el término, tratando de captar la atención de aquellos que creían que la excesiva nostalgia del Movimento Sociale Italiano (MSI) y el reformismo del Partito Comunista Italiano (PCI) les habían quitado ímpetu revolucionario a esas fuerzas políticas.
Es debido a esto que la palabra creó el mito de que en la Italia de fines de la década de 1960 habían teóricos intentando hacer coincidir a Mao Zedong con Adolf Hitler, mito alimentado por la retórica antisionista de algunos sectores de la prensa comunista de la época que estaban dispuestos a debatir la Cuestión Judía después del triunfo israelí contra los árabes en la Guerra de los Seis Días.
Hipótesis de la intervención soviética
El historiador neoconservador Michael Arthur Ledeen sostiene que el nazi-maoismo fue un invento soviético.[1] Para ello recurre al testimonio de Jan Sejna, un importante general checoslovaco que desertó hacia Occidente a principios de la década de 1970.
Según Sejna, debido al hecho de que la URSS sentía que el progresivo abandono del leninismo por parte del PCI iba a terminar sacando al partido de la órbita de Moscú, los mismos soviéticos decidieron crear al movimiento nazi-maoísta. La operación habría sido llevada a cabo por los servicios de inteligencia checoslovacos, los cuales tenían un grado importante de penetración en Italia. El propósito de todo ello habría sido el de agitar el fantasma de un maoísmo creciente en Roma, para que los verdaderos maoístas del PCI se acercasen y fuesen identificados, al mismo tiempo en que los soviéticos le ofrecerían al PCI su protección para acabar con la influencia china, la cual, supuestamente, estaba disgregando al partido.
Referencias
- ↑ M. A. Ledeen. West European Communism and American Foreign Policy. Nueva Jersey: Transaction Books, 1987, p. 119