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Oskar Dirlewanger
Oskar Paul Dirlewanger (26 de septiembre de 1895, Würzburg, Alemania - 5 de junio de 1945, Altshausen, Alemania) fue un oficial de la SS que comandó a la 36ª División de Granaderos SS Dirlewanger durante la Segunda Guerra Mundial. Previamente había combatido en la Primera Guerra Mundial y en la Guerra Civil Española, habiendo también participado de la represión contra los revolucionarios comunistas en la República de Weimar. Era además Doctor en Ciencias Políticas.
La propaganda germanófoba y antifascista impuso la idea de que Dirlewanger era un verdadero monstruo de perfil sádico, pedófilo, psicópata y hasta necrofílico, pero la realidad es que él fue solamente un hombre de carácter violento producido por el estrés postraumático y por su adicción al alcohol. Su destacada actuación durante los conflictos bélicos de las décadas de 1930 y 1940 fue su modo de redimirse por sus faltas.
Sumario
Biografía
Primera Guerra Mundial
Dirlewanger, siendo voluntario en el Ejército de Württemberg, participó en 1914 de la invasión de Bélgica y enfrentó luego a los franceses en las trincheras. Posteriormente fue enviado al Frente Oriental, donde combatió a los rusos y a los rumanos. Hacia el final de la guerra, ya con el rango de Teniente y siendo Jefe de la 2.° Compañía MG del 121.° Regimiento de Infantería, recibió la orden de rendir a su unidad en Rumania, pero Dirlewanger desobedeció el mandato y evacuó a 600 hombres de regreso a su país, enfrentando la hostilidad de los locales. Durante el conflicto bélico el joven militar fue condecorado con la Cruz de Hierro (de primera y segunda clase).
Debido a que había sido gravemente herido en seis ocasiones, padecía de cierta invalidez física. Sin embargo el mayor daño que la guerra produjo sobre su persona fue el padecimiento de estrés postraumático, el cual afectaría severamente su personalidad volviéndolo violento. Para mitigar su sufrimiento, Dirlewanger terminó desarrollando una adicción al alcohol.
Periodo de entreguerras
Disgustado con la caótica situación social en la que había quedado sumido su país después de la guerra, Dirlewanger se unió a los Freikorps para combatir a las milicias comunistas. Por ello participó de la represión de la revolución comunista en Ruhr y Sajonia entre 1918 y 1921.
Durante las Pascuas de 1921 comandó a sus hombres en un enfrentamiento contra una legión comunista comandada por Max Hoelz que había ocupado Sangerhausen. Aunque su unidad venció a los rojos y liberó al pueblo de su presencia, Dirlewanger terminó con una severa herida en su cabeza.
Mientras combatía en escenarios urbanos al peligro rojo, cursó también estudios de ciencias políticas en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt, obteniendo su doctorado en 1922.
Se unió a las SA y se afilió al NSDAP en 1923, pero abandonó la actividad en la organización hacia 1928. Durante ese periodo trabajó como empleado administrativo en fábricas y bancos. Sufrió también de procesamientos por posesión ilegal de armas y fue acusado por sus empleadores judíos en Erfurt de haberles robado patrimonio de su empresa (el cual habría sido usado para financiar a los nacionalsocialistas).
En 1933 el gobierno lo designó director de la agencia de empleo en Heilbronn. Sin embargo al año siguiente fue detenido por seducir a una adolescente de 14 años y sometido a juicio por estupro. Los jueces lo condenaron a dos años de prisión, motivo por el cual fue también expulsado del NSDAP, despedido de su trabajo, y despojado de sus honores militares y de su título universitario. Al cumplir su castigo, intentó que se le restituyese su posición, pero, al no obtener una respuesta positiva, reaccionó con violencia ante las autoridades. Eso hizo que fuese nuevamente detenido y enviado a una prisión en Welzheim.
Finalmente su amigo Gottlob Berger intervino para ayudarlo. Gracias a ello fue liberado, pero bajo la condición de que se redimiera aportando a la grandeza de su país. Dirlewanger se dirigió así a España, país que estaba atravesando una guerra civil. Se alistó como voluntario en la Legión Española pero, al cabo de unas semanas y luego de que Berger culminara sus gestiones, fue aceptado en la Legión Cóndor. Combatió al Bando Republicano hasta 1939, siendo herido al menos en tres ocasiones. A su regreso recibió la Cruz Española.
Segunda Guerra Mundial
A comienzos de 1940, con la Segunda Guerra Mundial ya en marcha, solicitó su ingreso a las Waffen-SS. Una vez incorporado, recibió el rango de Obersturmführer y propuso armar una unidad -conocida como Brigada Dirlewanger- destinada a realizar actividades policiales y de represión contra partisanos en los territorios ocupados de Polonia. Para ello reclutó a un grupo de jóvenes soldados, a los que sumó a varios hombres que estaban en prisión condenados por cazar furtivamente o que eran hombres libres pero que tenían antecedentes por ese delito. Ante el éxito de la unidad en sus tareas, las autoridades le sugirieron que incorporara a otro tipo de delincuentes y los ayudara a reinsertarse como lo había hecho él. Sin mucha posibilidad de oponerse, Dirlewanger terminó aceptando la propuesta. Así pasó a comandar a un grupo de soldados con severos problemas disciplinarios, que cometieron algunos excesos contra prisioneros en el campo de trabajo de Stary Dzików y en el ghetto judio de Lublin. La propaganda antialemana, lógicamente, exageró los hechos, y hasta llegó a acusar a Dirlewanger de promover la fabricación de jabón hecho de cadáveres humanos.
En febrero de 1942 la unidad fue enviada a Bielorrusia para combatir a los grupos de bandidos que acosaban a las tropas alemanas y a parte de la población civil. En diciembre de 1943 el gobierno le otorgó a Dirlewanger la Cruz Alemana por su labor para reprimir a la resistencia local, habiendo sido responsable de la aniquilación de alrededor de 14000 enemigos de Alemania.
Durante la ofensiva soviética sobre Bielorrusia en el verano de 1944, el grupo de Dirlewanger fue severamente diezmado por carecer de entrenamiento para afrontar ese tipo de combates. En consecuencia recibió la orden de reagruparse y dirigirse a Varsovia, para colaborar con el sofocamiento del alzamiento que se estaba produciendo. Debido a que los combates allí se desarrollaban sin reglas, la Brigada Dirlewanger fue particularmente violenta contra sus enemigos. A causa de ello los propagandistas acrecentaron las difamaciones contra la unidad.
Tras recibir la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro y ser ascendido a Oberführer, Dirlewanger fue enviado a Eslovaquia en octubre de 1944 para enfrentar a la resistencia local.
Reubicado más tarde en Hungría con la misión de detener el avance del Ejército Rojo, la Brigada Dirlewanger fue finalmente reconvertida en la 36ª División de Granaderos SS Dirlewanger en febrero de 1945. Poco después la unidad se replegó hacia territorio alemán. Dirlewanger sufrió una herida de bala en el pecho por parte del fuego soviético, pero sobrevivió a la misma.
Asesinato
Hacia finales de abril de 1945, Dirlewanger cedió el mando de su unidad a Fritz Schmedes y buscó refugio, imposibilitado de continuar combatiendo por las heridas que acarreaba. Unas semanas después, con la ciudad bajo control de los enemigos de Alemania, fue descubierto por un judío y enviado al campo de concentración de Altshausen, que era controlado por la fuerza francesa de ocupación.
El 1 de junio de 1945 los franceses cedieron la vigilancia de la prisión a tropas polacas. Al día siguiente, cuando fue reconocido por los guardias -los cuales estaban enfermos por el odio que su figura provocaba a causa de la propaganda en su contra-, fue apartado para ser salvajemente torturado. Dirlewanger falleció en la noche del 5 de junio o en la madrugada del 6 de junio, víctima del tratamiento brutal que había recibido. Los franceses emitieron el certificado de defunción el 7 de junio, sosteniendo que había sido víctima de un infarto. El 19 de junio fue entregado el cuerpo a las autoridades civiles de Altshausen para que fuese enterrado en el cementerio local. El cadáver estaba en un avanzado estado de descomposición.
Los restos mortales de Dirlewanger fueron identificados recién en 1960 y trasladados a Würzburg. Las ficciones de explotación nazi, los sionistas y los antifascistas sostuvieron que, en realidad, Dirlewanger había conseguido huir y se había refugiado en Hispanoamérica (el propagandista judío soviético Alés Adamóvich, en su libro Karateli de 1982, afirmaba fantasiosamente que Dirlewanger había muerto pacíficamente en el exilio y que miembros de ODESSA habían contrabandeado su cadáver a Alemania para enterrarlo allí).
