Pío Baroja

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Pío Baroja

Pío Baroja, escritor nacido en San Sebastián en el año 1872, es sin duda uno de los grandes novelistas españoles. Después de sus experiencias como médico y panadero es en 1900 cuando escribe su primera obra “Vidas Sombrías", serie de cuentos.

Su ingente obra literaria (más de 100 volúmenes) está dividida en diferentes maneras: en primer lugar están la mayoría de las novelas formadas por trilogías, siendo las más conocidas "La lucha por la vida", "El mar", "La raza"" etc., hasta un total de 10 u 11 de un total de más de 60 novelas. Después están las novelas sueltas, entre las que se encuentran: "La leyenda de Juan de Alzate", "Susana", "Laura", etc, el importante apartado de cuentos ocupa varios volúmenes, también obras de teatro, ensayos. artículos y un libro de poesías llamado 'Canciones de Suburbio"; la larga serie de 22 novelas sobre el personaje de Aviraneta, serie llamada "Memorias de un hombre de acción" y que fué escrita desde el año 1913 hasta 1935: finalmente están sus memorias. escritas en los últimos años de su vida y que le ocupan siete tomos. Murió Baroja en Madrid en 1956.

Generación del 98

Se ha escrito mucho sobre el estilo de Baroja; unos han dicho que su técnica es muy sencilla y que sólo pretende fijar la realidad de lo que ve; otros que, debajo de ese estilo sencillo, hay en realidad una estructura bien compuesta. Dicen de él que es un escritor que no escribe bien porque escribe un tanto desordenado. y esto es sólo en parte cierto; pero lo que sorprende de verdad en Pío Baroja es su estilo directo y personal, que atrae al lector. Por eso no se puede decir abiertamente que no escriba bien. ya que ha logrado tener un estilo que le da sello a su producción, Ese descuido que le achacan a su estilo no es más que la forma de plasmar esa rabiosa sinceridad que tenia y ese escepticismo radical en todas las formas de la sociedad, Su estilo novelesco se podría definir como tendente a la narración de ritmo rápido y libre, consecuencia de su gran vitalidad. y al mismo tiempo por su amena temática y el usar una prosa más inspirada en la lengua conversacional que la literaria.

A Pío Baroja se le ha enmarcado en la llamada "Generación del 98", pero siempre. mientras vivió rechazó este enmarcamiento, ya que no podía estar con otros escritores que se diferenciaban tanto a nivel de estilo como de género, temática, etc...

Pensamiento

En lo referente al antijudaismo de Pío Baroja, hay que decir que está muy pronunciado en toda su producción literaria. Es rara la obra que no contenga algún párrafo o frase dedicado a los judíos. Este odio hacia el judaismo viene del choque entre la fuerte sinceridad de Baroja en oposición al clima de mentira, engaño y usura que envuelve todo lo que toca el judaísmo, el choque entre la humildad del escritor y esa arrogancia estúpida e impertinente del judío. Baroja echa la culpa de lo malo que haya en el carácter, español a esa mezcla que hubo de sangre semítica. Dice Baroja en una obra suya acerca del carácter dominante de la raza judía: “Algo debe tener esta raza judía de característico y especial, porque todos los grandes santones en la historia han sido judíos o. por lo menos, semíticos. Su seguridad, su pedantería, sus afirmaciones rotundas, les han hecho dominar el mundo". En 1938 salió a la imprenta el libro "Comunistas judíos y demás ralea" que es una recopilación de textos antijudíos y anticomunistas de todas sus obras hasta ese año, en textos prologados por E. Giménez Caballero

También está patente a través de toda su obra su anticomunismo, y ataca el comunismo desde su base, criticando sus postulados y a los líderes sangrientos de la revolución del 17. También les ataca su raiz judía que está muy unida a todo lo comunista, y en especial a sus teóricos y a sus cabecillas. Pío Baroja desmenuza las ideas comunistas y ve que no pueden existir. A todo tipo de colectivismo y comunidades comunistas, Pío Baroja enfrenta su individualismo. Dado el eterno problema de España, que es la agricultura, dice el escritor que el comunismo nunca se podrá implantar, puesto que no tiene soluciones prácticas y concretas para los grandes problemas que representa la agricultura en España. Junto al anticomunismo se vislumbra también, a lo largo de la obra, su antidemocrático espíritu que le lleva a odiar al susodicho sistema.

Para Baroja, la democracia no puede ir a parar más que a un sitio: al histrionismo. Pío Baroja escribió varios artículos contra la democracia, pero en especial, en su libro "Rapsodias", escribió un pequeño artículo titulado "Contra la democracia" del cual entresaco algunos párrafos:.. "la democracia, que es una broma etimológica con eso de que es gobierno del pueblo, no creo que llegue a ser una idea ni un ideal; es, al menos en la práctica, un procedimiento político que no me parece que tenga mucho valor. Esa canalización fantástica del parlamentarismo que hace que 50 o 60 mil hombres estén representados por uno sólo, se me figura más un mito religioso de los aruntas o de los botocudos que una idea racionalista de europeos. La democracia, si no es una mixtificación de oradores, lo parece. Hay otra democracia, que es la popular o populachera: el reino pasajero de la violencia de la masa. Esta buena señora es tan oscura en sus deseos que nunca le sale bien lo que quiere, y muchas veces, al mismo tiempo, la autoridad que pega y el rebelde pegado se consideran sus más legítimos representantes".

Creo que es un texto importante para ver de qué modo piensa Baroja acerca de ese sistema político. También en cierta ocasión contaba Baroja que cuando le hablaban de democracia, le entraba una risa tal, que temía le pasase como a aquel filósofo griego, que murió a carcajadas al ver un burro comiendo higos.

Un vasco español

Baroja tuvo a lo largo de su vida un gran amor por su tierra vasca, por España y también por Europa. Baroja pensaba mucho en Europa y le preocupaba siempre lo que sería de ella. En 1954, dos años antes de su muerte, dijo en una ocasión: "Lo que me interesa por estos días, me preocupa, es pensar si Europa saldrá de su atolladero y si se podrá ir y venir como antes y hablar y pensar sin obstáculos". De Europa, Baroja siempre ha sentido predilección por Alemania en todos sus aspectos. Dice también Baroja que uno de los males de Europa ha sido por una parte la influencia de los judíos, con su consiguiente infiltración en todas partes hasta llegar a corroerlo todo. el arte, la música y la sociedad, con el engaño y la podredumbre de la prostitución, las drogas, el juego, la bebida, la pornografía, etc. y por otro lado, la influencia americana que ha conseguido automatizarlo todo y hacer olvidar los antiguos ideales europeos: la caballerosidad, el heroísmo, el valor en la guerra, la raza. En definitiva, para el escritor esto es un peligro para Europa, y por tanto se tiene que eliminar antes de que sea demasiado tarde.

Opinión Cultural

En el terreno del arte, hay que hacer notar que a Baroja le gusta sobre todo el arte que refleje la Naturaleza o mejor dicho, la realidad tal cual es, y como tal odia toda clase de arte abstracto y siente una especial repugnancia hacia el cubismo porque "el arte de Picasso es como un reclamo de cupletistas", que dice Baroja. Para él, todo arte nuevo es palabrería y le llama la deshumanización del arte; sólo el arte que es humano es arte. Ya no hay ningún arte nuevo, no existe ese arte nuevo que dicen que han inventado, señala. "Los cubistas me producen una repugnancia incomprensible por lo exagerada", escribe Baroja en su novela "El Hotel del Cisne".

Comentando la obra de Freud, Baroja hizo una comparación de éste con el cubismo, y escribe que la sexología de Freud es algo como el cubismo aunque no tan petulante ni tan necio ni tan absurdo como ese sistema pictórico.

En cuanto a la música, a Baroja le gustaba sobre todo la ópera italiana, Verdi, Rossini, Monteverdi,... También le gustaban mucho los valses de Franz Lehar y la música de Weber, Mozart y Beethoven, eran sus preferidos.

Otra faceta importante en Baroja es su amor por los animales; en su casa siempre ha tenido gatos u otros animales. Precisamente el cariño por un perro que tuvo le costó la enemistad con Valle Inclán. Ha escrito algunos cuentos en los que habla de los animales. Evidentemente, este amor por los animales le hizo tener un odio a muerte por la "Fiesta Nacional" a la que tachaba de cruel y sangrienta, en la que la gente aplaudía y se regocijaba con la muerte de un animal.

Guerra Civil

Cuando estalló la Guerra Civil Española veraneaba en su casa de Vera de Navarra, al pie de la frontera con Francia. Le detuvo la columna carlista que desde Pamplona se dirigía a Guipúzcoa. Tras pasar un día en prisión, fue puesto en libertad por intervención del militar Carlos Martínez Campos, duque de la Torre (años más tarde preceptor del príncipe de España, Juan Carlos). Se trasladó inmediatamente a Francia en un automóvil, estableciéndose en París, en el Colegio de España de la Ciudad Universitaria, gracias a la hospitalidad que le ofreció el director de dicho colegio, el Sr. Establier (hospitalidad que le fue agriamente reprochada al director por el entonces embajador de la República en Francia, Luis Araquistáin, quien personalmente y a través de su esposa hizo repetidas gestiones ante el director Establier para que expulsase a Baroja de su alojamiento, gestiones que gracias a la caballerosidad de dicho director no dieron el menor resultado).

En el periodo 1936–1939 regresó a España («zona nacional») varias veces, y una de ellas fue a Salamanca (enero de 1938) para jurar como miembro del recién creado Instituto de España y para gestionar la publicación de artículos periodísticos muy críticos con la República en general y con los políticos republicanos (como el muy famoso «Una explicación», publicado en el Diario de Navarra, 1–IX–1936).

Obra

  • Tierra vasca: La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909).
  • La lucha por la vida: La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora Roja (1904).
  • La raza: El árbol de la ciencia (1911), La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
  • El pasado: La feria de los discretos (1905), Los últimos románticos (1906) y Las tragedias grotescas (1907).
  • La vida fantástica: Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), Camino de perfección (pasión mística) (1901) y Paradox rey (1906).
  • Las ciudades: César o nada (1910); El mundo es ansí (1912); La sensualidad pervertida: ensayos amorosos de un hombre ingenuo en una época de decadencia (1920).
  • El mar: Las inquietudes de Shanti Andía (1911); El laberinto de las sirenas (1923); Los pilotos de altura (1931); La estrella del capitán Chimista (1930).
  • Los amores tardíos: El gran torbellino del mundo (1926); Las veleidades de la fortuna (1927); Los amores tardíos (1942).
  • La selva oscura: La familia de Errotacho (1932); El cabo de las tormentas (1932); Los visionarios (1932).
  • La juventud perdida: Las noches del Buen Retiro (1934); Locuras de carnaval (1937); El cura de Monleón (1936).

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