Raul Hilberg

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Raul Hilberg

Raul Hilberg (nacido el 2 de junio de 1926 y fallecido el 4 de agosto de 2007) fue un historiador judío austriaco famoso por sus estudios exterminacionistas sobre el Holocausto.

En 1961 publicó su libro La destrucción de los judíos europeos; en 1985 publicó una segunda edición.

Las victorias del revisionismo de Robert Faurisson

El profesor Robert Faurisson expuso en su documento Las victorias del revisionismo, que lo acompañó en la Conferencia Internacional de Teherán, lo siguiente:


En 1961, el judío Raúl Hilberg, Number One de los historiadores ortodoxos, había publicado la primera edición de su obra mayor y fue en 1985 cuando publicó la segunda edición, profundamente revisada y corregida. La distancia es considerable entre las dos ediciones y no puede explicarse más que por la sucesión de victorias conseguidas mientras tanto por los revisionistas. En la primera edición había afirmado fríamente que "la destrucción de los judíos de Europa" había sido desencadenada después de dos órdenes sucesivas dadas por Hitler. No precisa ni la fecha ni el contenido de esas órdenes. Después pretendía explicar detalladamente le proceso político, administrativo y burocrático de esta destrucción; por ejemplo llega a escribir que en Auschwitz el exterminio de los judíos estaba organizado por un departamento encargado a la vez de la desinfección de las ropas y del exterminio de seres humanos (The Destruction of the European Jews, 1961, reeditado en 1979 por Quadrangle Books, Chicago, p. 177, 570). Sin embargo, en 1983, renunciando totalmente a esta explicación, R. Hilberg afirma de repente que el proceso de "destrucción de los judíos de Europa" se desarrolló a fin de cuentas sin plan, sin organización, sin centralización, sin proyecto, sin presupuesto, sino en todo y por todo gracias a "una increíble confluencia de las mentes, una transmisión consensual de pensamiento en el seno de una vasta burocracia", la burocracia alemana ("aw incredible meeting of minas, a consensus mind reading by a far-flung bureaucracy" Newsday, New York, 23 de febrero de 1983, p. II/3). R. Hilberg confirmará esta explicación bajo juramento en el proceso Zündel de 1985 en Toronto, el 16 de enero de 1985 (acta de declaración verbal, p. 848); después la confirmará de nuevo pero con otras palabras en la versión profundamente revisada de su obra (The Destruction of the European Jews, New Cork, Holmes & Meyer, 1985, p. 53, 55, 62; en francés, La Destruction des juifs d'Europe, París, Fayard, 1988, p. 51, 53, 60). Y acaba por fin de confirmarla de nuevo en octubre de 2006 en una entrevista concedida a Le Monde:

No había esquema director preestablecido. En cuanto a la cuestión de la decisión, esto es en parte insoluble. Nunca se ha encontrado orden firmada por la mano de Hitler, sin duda porque tal documento no ha existido jamás. Estoy persuadido de que las burocracias son mudas por una especie de estructura latente: cada decisión acarrea otra, después otra y así sucesivamente, incluso si no es posible prever exactamente la siguiente etapa. (Le Monde des livres, 20 de octubre de 2006, p.12)

Comentario: El historiador Number One del genocidio de los judíos se encontró, pues, tan desamparado que repentinamente ha llegado a negarse a sí mismo y a explicar una gigantesca empresa de asesinato colectivo como si esta fuera hecha, por decirlo así, por obra del Espíritu Santo. Evoca, en efecto, una "confluencia de mentes" en el seno de una burocracia y califica esta confluencia de "increíble". Si es increíble ¿por qué habría de creerse? ¿Es preciso creer lo increíble?. Invoca también la "transmisión de pensamiento" y la califica de "consensual", pero se trata de una pura especulación intelectual a base de creencia en lo sobrenatural. ¿Cómo creer en un fenómeno de este género, en particular en el seno de un vasto aparato burocrático y, más particularmente aun, en el seno de la burocracia del III Reich?. Hay que notar que a la manera de R. Hilberg, los historiadores oficiales, en los años 1980-1990, se ponen a abandonar la historia y a caer en la metafísica y la jerga. Se interrogan sobre el punto de saber si sería preciso ser "intencionalista" o "funcionalista": ¿Debería suponerse que el exterminio de los judíos se produjo como consecuencia de una "intención" (no probada todavía) o según un plan concertado (todavía no encontrado) o bien este exterminio se produjo por sí mismo, espontáneamente y con improvisación, sin intención formal y sin ningún plan? Este tipo de controversia confusa da testimonio del desconcierto de historiadores que, incapaces de proveerse de pruebas y documentos en apoyo de sus tesis, se reducen a teorizar en el vacío. En el fondo, unos, los "intencionalistas", nos dicen: "Ha tenido que haber necesariamente una intención y un plan que nosotros todavía no hemos encontrado pero que acaso descubriremos un día", mientras que los otros nos afirman: "No hay necesidad de rebuscar las pruebas de una intención y de un plan porque todo ha podido pasar sin intención, sin plan y sin dejar huellas; tales huellas son inencontrables porque no han existido jamás".