Campo de prisioneros de Auschwitz

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El campo de prisioneros de Auschwitz-Birkenau fue un complejo formado por diversos campos de trabajo construido por el Tercer Reich en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.

Situado a unos 60 km al oeste de Cracovia, la "historia oficial" contada por los enemigos del nacionalsocialismo (judíos, comunistas, capitalistas, etc) afirma que fue el mayor campo de exterminio de la historia donde, supuestamente, fueron asesinadas no menos de un millón de personas, de las cuales por lo menos la mitad eran judíos.

En la puerta de entrada a uno de los diversos campos que componían el complejo (Auschwitz I) se puede leer el lema en alemán Arbeit macht Frei (el trabajo os hará libres) con el que eran recibidos los criminales políticos por las fuerzas de las SS que custodiaban el centro durante el periodo de funcionamiento, desde su apertura en mayo de 1940 hasta el 27 de enero de 1945, cuando llegó el ejército soviético.

Operado bajo la dirección de Heinrich Himmler, el oficial SS-Obersturmbannführer Rudolf Höss fue su director hasta el verano de 1943 siendo reemplazado por Arthur Liebehenschel y Richard Baer. Höss capturado y torturado por los aliados, se vio obligado a testimoniar en el ridículo Proceso de Núremberg antes de ser procesado y condenado a muerte por ahorcamiento en 1947 delante del crematorio de Auschwitz I. Liebehenschel fue también juzgado por un tribunal polaco y asesinado en 1948. Baer logró evadirse y vivir bajo una identidad falsa en Baviera hasta que fue reconocido y arrestado, muriendo poco antes de su proceso en 1960.

En 1988, el historiador judío Arno J. Mayer reavivaría la polémica cuando en su libro "¿Por qué no se oscurecieron los cielos?" dijo que en Auschwitz la mayoría de los judíos fallecidos, murieron de causas naturales.

Características

Hubo tres campos principales y treinta y nueve campos subalternos.

Los tres campos principales fueron:

  • Auschwitz I, el campo de trabajo original que servía de centro administrativo para todo el complejo.
  • Auschwitz II (Birkenau).
  • Auschwitz III (Buna - Monowitz).

Historia

El Tercer Reich construyó a partir de 1940 varios campos de trabajo, que, al igual que el resto de los campos para prisioneros, eran manejados por las Schutzstaffel (SS) dirigidas por Heinrich Himmler. Los comandantes del campo fueron Rudolf Höß hasta el verano de 1943, al que le siguieron Arthur Liebehenschel y Richard Baer.

Cerca de 6.500 miembros de las SS sirvieron en Auschwitz. Con las primeras prisioneras, llegaron también las primeras vigilantes al campo en marzo de 1942 trasladadas desde el campo de Ravensbrück en Alemania. El campo femenino fue mudado a Auschwitz Birkenau en octubre de 1942, y María Mendel fue nombrada jefa de vigilancia. Cerca de un total de 1.000 hombres y 200 mujeres de las SS sirvieron como supervisores de vigilancia en todo el complejo de Auschwitz.

El 17 de enero de 1945 se inició la evacuación de Auschwitz. La mayoría de los prisioneros debieron marchar hacia el oeste.

Auschwitz I

Auschwitz I fue el centro administrativo de todo el complejo. Fue fundado el 20 de mayo de 1940, a partir de barracas de ladrillo del ejército polaco. Los primeros prisioneros del campo fueron 728 criminales polacos de Tarnów. El campo fue utilizado inicialmente para internar miembros de la resistencia polaca, más adelante llevaron allí también prisioneros de guerra soviéticos y elementos antisociales. El campo albergaba generalmente entre 13.000 y 16.000 prisioneros, alcanzando la cifra de 20.000 en 1942.

La entrada de Auschwitz I tenía (y todavía hoy las tiene) las palabras Arbeit macht frei, "El trabajo libera". Los prisioneros del campo salían a trabajar durante el día para las construcciones o el campo, con música de marcha tocada por una orquesta.

Las SS generalmente seleccionaban prisioneros, llamados kapos, para supervisar el resto. Todos los prisioneros del campo realizaban trabajos, y excepto en las fábricas de armas, el domingo se reservaba para limpieza, duchas y no se asignaba trabajo.

Auschwitz II (Birkenau)

Auschwitz II (Birkenau) es el campo que la mayor parte de la gente conoce como Auschwitz. Allí se encerraron cientos de miles de criminales judíos que eran considerados enemigos del pueblo alemán.

El campo está ubicado en Birkenau, a unos 3 km. de Auschwitz I. El campo tenía una extensión de 2,5 km por 2 km y estaba dividido en varias secciones, cada una de ellas separada en campos.

La mayoría de los prisioneros llegaba al campo por tren. A partir de 1944 se extendió la vía del tren para que entrara directamente al campo.

Auschwitz III

Los campos subalternos de trabajo instalados en el complejo de Auschwitz estaban estrechamente relacionados con la industria alemana, principalmente en las áreas militar, metalúrgica y minera. El campo de trabajo más grande era Auschwitz III Monowitz, que inició sus operaciones en mayo de 1942. Este campo producía combustibles líquidos y goma sintética, materiales de gran importancia militar.

Revisionismo

(Ver artículo principal: Revisionismo del Holocausto)

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha habido miles de pruebas que demuestran la falsedad o el supuesto propósito de los estos campos o su magnitud. Se ha demostrado que sería imposible quemar un tal número de cuerpos o que las instalaciones que pueden ser visitadas en la actualidad fueron reconstruidas después de la guerra para que estuvieran en concordancia con lo que se ha contado sobre Auschwitz desde el final del conflicto. Dicha reconstrucción se refiere a la cámara de gas que se muestra a los turistas en Auschwitz I como una cámara de gas homicida original.

Las autoridades del campo, tras los escándalos provocados por algunos revisionistas reconocen ya que efectivamente se trata de una "reconstrucción", aunque sólo parcial y usando para ello piezas originales. David Irving fue procesado y multado en Alemania varios años antes por decir que se trataba de una reconstrucción. La mayor parte de los historiadores revisionistas demuestran con pruebas que dicha reconstrucción se hizo basada en los relatos de supuestos sobrevivientes del Holocausto, los cuales ya han sido desacreditados por investigadores revisionistas como Germar Rudolf debido a la imposibilidad técnica de que los hechos ocurrieran de la forma en que lo declararon. Lo que el museo denomina "reconstrucciones" es una poderosa arma de desinformación para hacer creer que existen pruebas físicas del Holocausto a millones de visitantes.

La mentira de Auschwitz de Christophersen

Thies Christophersen es un alemán que ha producido el libro, "La mentira de Auschwitz", donde niega que Alemania exterminara a millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno de Dinamarca, país donde se ha refugiado, ha sido reacio a emprender acciones contra él. Los legisladores han prometido revisar la ley sobre racismo, pero ocurre que la libertad de expresión es sacrosanta en Dinamarca.

Thies Christophersen es también un experto agricultor y editor. Durante la Segunda Guerra Mundial fue estacionado cerca del campo de trabajos de Auschwitz y empleó presos del campo de concentración en su granja de investigación. Hace décadas escribió un libro diciendo que si hubiera habido cámaras de gas en Auschwitz él las habría conocido. Por ésto ha sido procesado (sic).

Christophersen estuvo dispuesto a presentarse al juicio en Alemania si el sistema le permitía seleccionar y presentar expertos testigos de su elección. Pero los tribunales alemanes no han tenido el coraje de permitir tales testigos.

Auschwitz, el conteo final

(por Michael Collins Piper – Barnes Reviev.org – 21.01.2005)

Un pensamiento provocativo de la historiadora inglesa Vivan Bird editado en una nueva antología proyecta una nueva luz completa sobre qué realmente ocurrió en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Como hacen ver las evidencias, las "realidades" oficiales no suman nada legítimo.

En el verano de 1997 fui invitado a dar un seminario en una universidad en California acerca de mi libro, "Final Judgment", en el cual se confirma que la agencia de inteligencia de Israel, el MOSSAD, jugó un rol principal en una conspiración junto a la CIA en el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Casi de inmediato fui atacado por los medios orquestado por la Liga Antidifamación del B'nai B'rith (Anti Difamation League, ADL) un lobby de Israel.

La ADL dijo a la prensa que yo era un "negador del Holocausto" y, por esta sola razón, no se permite una discusión sobre mi libro (en el cual, entre paréntesis, no se hacen menciones del Holocausto). Evidentemente la ADL cambió a lo lejos la dirección sobre cual realmente hacía el enfoque mi libro, también ellos determinaron lo mejor para desacreditarme ensuciándome como un "negador del Holocausto" (lo que no soy).

La táctica siguiente del ADL, puso en escena una tormenta de fuego de oposición anti "holocausto", y en consecuencia el seminario fue cancelado, mostrando un punto mas claro: el Holocausto tenía que pasar a ser una poderosa herramienta para el Estado de Israel.

Y lo que es importante recordar es esto: Que pasó o no pasó en el campo de concentración de Auschwitz en Polonia es, integrado hacia una fundación de una historia básica del Holocausto.

Auschwitz es el centro de la leyenda de Holocausto. Si ocurría esto, se probaría que toda la historia oficial que tenemos acerca de Auschwitz no sea verdadera, y la fábrica entera del Holocausto en su esencia sea desenredada. ¿Entonces, que pasó en Auschwitz?

En la imagen de la izquierda, la placa exhibida en Auschwitz hasta 1989 que dice que 4 millones de prisioneros fueron asesinados en el campo.
En la imagen de la derecha, la nueva placa exhibida desde 2002, donde se rebaja oficialmente la cifra a 1,5 millones.
Periódicos anuncian las bajada de las cifras oficiales de víctimas.

En el 18 de abril de 1945, en la inmediata cosecha posterior de la Segunda Guerra Mundial, el New York Times reportaba que 4 millones de personas murieron en Auschwitz. Este "hecho" fue reportado constantemente durante la siguiente mitad del siglo, sin ser cuestionado.

Sin embargo, el 26 de Enero de 1995 en la conmemoración del 50 aniversario de la liberación de Auschwitz, ambos The Washington Post y The New York Times reportaban ellos mismos que las autoridades de Polonia tenían determinado que, la mayor parte del millón y medio de personas (de todas las razas y religiones) muertas en Auschwitz fueron por todo tipo de causas, incluyendo los casos de la muerte natural, y no 4 millones.

Sin embargo esta no fue la primera vez de una reducción drástica de un número aparecido en medios de gran difusión. Casi cinco años antes, el 17 de julio de 1990, The Washington Times reimprimió un resumen de un artículo de London Daily Telegraph. Aquel artículo establecía:

Polonia ha cortado el número estimado sobre de personas asesinadas por los nazis en el campo de exterminio de Auschwitz, de 4 millones hasta un millón... El nuevo estudio volverá a encender una controversia sobre la escala de la "Solución Final" hitleriana...

Franciszek Piper, director del comité histórico del Museo Auschwitz-Birkenau, dijo ayer que, de acuerdo con una reciente investigación, al menos 1.300.000 de personas fueron deportadas al campo, de las cuales cerca de 223.000 sobrevivieron.

El 1.100.000 de víctimas incluyen 960 000 judíos, entre 70.000 y 75.000 polacos, cerca de 23.000 gitanos, y 15.000 soviéticos como prisioneros de guerra.

Shmuel Krakowsky, el superior de los investigadores del memorial Yad Vashem de Israel para las víctimas judías del Holocausto, dijo que nuevos números polacos fueron correctos: "El número de 4 millones fue de la autoría dudosa del comandante nazi del campo de muerte capitán Rudolf Höss. Algunos aceptaron eso, pero era exagerado...", así que la conmemoración de muertes de los 4 millones de víctimas fueron removidas desde hace un mes del Museo de Auschwitz.

Este detalle de la historia fue intrigante, mientras, después de todo, los libros de historia dijeron por una generación que de los 6 millones de judíos que murieron durante el Holocausto, 4 millones murieron tan solo en Auschwitz.

Entonces, si los nuevos hechos fueron correctos, la actual sobrenumeración de víctimas del holocausto judío es considerablemente menor que los muchos que han hablado sobre la figura de 6 millones. Simplemente siga: reste aquellos 4 millones de judíos muertos en Auschwitz de los populares 6 millones, y quedan 2 millones de muertos judíos. Aquí tenemos una conclusión controversial.

Mas recientemente, Walter Reich, director de Museo del Holocausto en Washington D. C., cayó en este debate sobre Auschwitz.

El 8 de septiembre de 1998 Washington Post publicó un artículo de Reich en el cual él emprendió sobre injurias a los judíos un grupo de ancianas religiosas polacas que querían colocar cruces en memoria de los cristianos que murieron en Auschwitz. Reich había respondido lo que el describió como una "bien intencionada" la editorial del 31 de agosto de 1998 en The Post acerca del asunto.

El editorial de Reich comentaba que "ilustrados como viejas ficciones acerca de Auschwitz era bien aceptada como hechos ficticios que fueron utilizados repetidamente para distorsionar la historia de los campos." Evidentemente, el Post tenía olvidado sobre los números reportados sobre Auschwitz que había publicado tres años antes y optó, en cambio, repetir "viejas ficciones... aceptadas como hechos." ¿Qué eran, entonces, esas "viejas ficciones... aceptadas como hechos?".

El Post identificó como campo de muerte a Auschwitz - Birkenau "donde 3 millones de judíos y otros millones fueron asesinados por los nazis." El reciente saber por un historiador polaco de muertos allá ha situado el número conservador cerca de 1.100.000, con otros estimados variando hacia 1.500.000. Aproximadamente el noventa por ciento de los muertos fueron judíos.

Los números del Post pueden haber derivado en parte por una estimación inflada originalmente de los soviéticos y apoyada por autoridades polacas después de la guerra, de cerca de 4 millones de muertos. Este número, y otros números de magnitud similar, fueron repetido también frecuentemente que ellos venían de ser aceptados por algunos como verdaderos, ni siquiera historiadores en Polonia y de otra parte había revisado este número considerablemente bajo.

La gente honesta encuentra que no hay problema con lo que son llamadas por Reich (en el ensayo) para "solo palabras de una historia exacta" en reportaje acerca de Auschwitz. Hoy, un mayor primer paso que promete (para con) "solo palabras de una historia exacta" es la realización de una nueva antología sobre Auschwitz, el ensamble por la escritora inglesa Vivian Bird.

"Auschwitz: la cuenta final" examina los "nuevos" reportes en la corriente principal media(subrayado precedente) y provee hechos esenciales adicionales que pueden ser considerados en orden para una historia completa de Auschwitz finalmente revelada. Es el libro de Bird un compendio de 109 páginas (apéndice con comentarios por Bird) de otras cuatro obras completas, de trabajos previamente publicados acerca de Auschwitz y el Holocausto.

El carácter distintivo del libro en una fascinante introducción por Bird explorando el pequeño conocimiento pero completamente el fenómeno documentado en el cual los números del oficial de Auschwitz "del número de víctimas muertas" fueron nivelados hasta un "elevado" de 9.000.000 muertos en una bajísima de 73.137 (de los cuales 38.031 eran judíos). Y los lectores notarán a lo lejos que de los 26 las figuras variantes citada por Bird, todo viene por una variedad de "responsabilidad" y fuentes de la corriente principal. En las citas de Bird no figuran como llegó cada fuente acusadora de "negación del holocausto", cualesquiera que sean es vil.

Claramente, el numero de gente que murió en Auschwitz es central para entender que pasó allá. Pero las figuras llevan cambios. Si el libro de Bird prueba cada uno de los hechos, eso es prueba.

Sin embargo, hay mucho mas en Auschwitz que los cambios de números. En cada volumen del ensayo de Bird provee una faceta diferente única sobre la magnitud del problema:

  • La mentira de Auschwitz, por Thies Christophersen, inspeccionó informes secretos de Auschwitz. El autor alemán, un agrario, estuvo en Auschwitz, no como un preso, pero sí como un investigador científico en el desarrollo de la goma sintética. Trabajando lugar por lugar con el apoyo de preso, Christophersen vio, de primera mano, día tras día la vida en Auschwitz y, en los años de la posguerra, fue sorprendido (confundido) al escuchar las historias de "gaseados" y todos los embustes exagerados que nosotros hoy asociamos con Auschwitz.

Su ensayo, La Mentira de Auschwitz, la primera publicación en Alemania en 1973, causó una gran consternación. Sin embargo, Christophersen no quiere volver atrás, y, como una consecuencia, él fue variadamente multado o impresionado por la osadía de decir el valor de su testimonio. Aquellos acostumbrados del "docu-drama" de versiones de Auschwitz encontraron una nueva perspectiva en el reporte de Christophersen.

  • Y el Experimento del Dr. Bruno Tesch, el gas Zyklon B, Auschwitz, es el segundo en lo más notable en la antología de Bird. Escrito por un químico veterano, el difunto Dr. William Lindsey, este es un documentado cuidadoso en la destrucción de los crímenes de guerra experimento del Dr. Tesch, el cual fue convicto fundamental y ahorcado. El infortunado Tesch fue un copropietario de una compañía en la cual fue sobornado grandemente (a través de los industriales) y entonces mantenido (como el hombre medio) entre las autoridades del campo de prisioneros alemán y por el ahora- infame pesticida Zyklon B.

No obstante nosotros tenemos conocimiento que el gas del pesticida Zyklon B usado para matar millones de judíos, fue Lindsey que demostró que el compuesto fue utilizado como un insecticida y desinfectante para despiojar no solo a los presos de Auschwitz sino también a los miembros de las SS que recorrían el campo, y fumigando sus vestimentas, camas, etc. El gas Zyklon B, fue usado para mantener y sustentar la vida humana y no para exterminarla. El ensayo de Lindsey examina la evidencia y el testimonio fraudulento en el experimento de Tesch y esvicera otros elementos críticos de no solo la leyenda de Auschwitz, pero de la historia del holocausto como un todo.

  • Las "Cámaras de gas" de Auschwitz, son una gran mentira para Fred A. Leuchter, que es un valiente ingeniero norteamericano quien ha sido conocido como tal vez la máxima autoridad U.S. sobre el mecanismo de la ejecución judicial. Leuchter describió como condujo los experimentos científicos sobre las estructuras de Auschwitz que los historiadores del la corte dijeron fue utilizado para exterminar grandes números de personas en las cámaras de gas. Leuchter concluye que semejante envenenamiento con gas no puede haber tenido lugar como la historia oficial los describe. Por atrevido con sus descubrimientos- el solo conocimiento como estudio lo llevó al fin hasta las cámaras de gas- hasta el presente Leuchter fue implacablemente perseguido. Pero su objetivo fue realizado. Sus descubrimientos pueden hacer justicia a la esencia del asunto de Auschwitz.
  • El ensayo final es "Porqué es importante el holocausto?" escrito por TBR y publicado por Willis A. Carto, en cuyos puntos sobresalen que el holocausto tiene la conversión de ser una industria lucrativa en sí misma, utilizada como una herramienta política altamente efectiva que no sólo exige dinero sin derecho en billones de dólares de Alemania y del contribuyente norteamericano para Israel sino que también fuerza la conducta en sus políticas exteriores de los Estados Unidos de un modo beneficioso a Tel Aviv (y contrario a los intereses de Estados Unidos). El ensayo de Carto puso al holocausto en perspectiva.

Sin embargo, esta es mucho mas claramente la historia de Auschwitz y el Holocausto que salta a la vista. El conjunto de hechos pinta quizás una historia mucho más interesante acerca de lo que realmente ocurrió.

El libro de Bird estará, en muchos caminos, al servicio de muchísimos, como el juicio final en Auschwitz. Auschwitz: La Cuenta Final será injuria/ultraje de muchos, pero como Bird puso: "Para aquellos que al investigar con cuidado los hechos- no los mitos- acerca de los eventos de la Segunda Guerra Mundial, este volumen puede poner al menos algo en la mayor leyenda del holocausto a descansar."

Auschwitz: los Hechos y la Leyenda

(por Robert Faurisson)

A comienzos de 1940, Auschwitz no era todavía más que una ciudad de la Alta Silesia alemana, habitada por 13.000 habitantes. En mayo de 1940, en las afueras de Auschwitz comenzó a edificarse, sobre el emplazamiento de un cuartel de artillería del ejercito polaco, un "campo de tránsito" para 10.000 detenidos polacos.

En los años siguientes, con el agravamiento de la guerra, Auschwitz se convirtió en el centro de un conjunto de cerca de cuarenta campos y subcampos y la capital de un enorme complejo agrícola e industrial (minas, petroquímica, fábricas de armamento...) donde trabajaban numerosos detenidos, polacos y judíos en particular, junto a trabajadores civiles. Auschwitz fue, a la vez o sucesivamente, un campo de prisioneros de guerra, un vasto campo de tránsito, un campo-hospital, un campo de concentración y un campo de trabajos forzados y de trabajo libre. No fue nunca un "campo de exterminio" (expresión inventada por los Aliados).

A pesar de las drásticas medidas de higiene y de la multiplicidad de los edificios y de los barracones hospitalarios, a veces provistos de los últimos perfeccionamientos de la ciencia médica alemana, el tifus, que era endémico en la población judía polaca y entre los prisioneros de guerra rusos, causó, con la fiebre tifoidea y otras epidemias, estragos en los campos y en la ciudad de Auschwitz, en el seno de la población concentracionaria, incluso entre los médicos alemanes, y en la población civil.

Es así como, durante toda la existencia del campo, estas epidemias, aliadas, para algunos, a terribles condiciones de trabajo en esta zona pantanosa, al hambre, al calor y al frío, causaron, del 20 de mayo de 1940 al 18 de enero de 1945, la muerte de probablemente 150.000 detenidos.[1]

El rumor de Auschwitz

Como es normal en tiempos de guerra y de propaganda de guerra, se desarrollaron múltiples rumores a partir de estos hechos dramáticos. Sobre todo hacia el final de la guerra y especialmente en los medios judíos en el exterior de Polonia, se dijo que los alemanes mataban en Auschwitz a millones de detenidos de manera sistemática, apoyados en una orden recibida de Berlín. Según estos rumores, los nazis habían instalado "fábricas de la muerte", especialmente para los judíos; disecaban a los detenidos vivos (vivisección) o bien los quemaban vivos (en fosas, en altos hornos o en crematorios); o también, antes de quemarlos, gaseaban a los judíos en mataderos químicos llamados "cámaras de gas". Se encuentran aquí ciertos mitos de la Primera Guerra Mundial.[2]

El apuro de los "liberadores" soviéticos

Los soviéticos ocuparon Auschwitz el 27 de enero de 1945. Lo que descubrieron era totalmente lo contrario a lo que propalaba la propaganda. Se puede decir que se quedaron boquiabiertos. Por su organización misma y por sus instalaciones sanitarias, tan modernas a los ojos de los soviéticos, este campo era todo lo contrario de un "campo de exterminio".

También durante varios días, Pravda permaneció silencioso y, en ese momento, ninguna comisión de investigación aliada fue invitada a ir para constatar sobre el terreno la verdad de Auschwitz. Por fin, el 1 de febrero, Pravda salió de su silencio. No fue más que para poner en la boca de un prisionero, y de uno solo, las palabras siguientes: "Los hitlerianos mataban por medio de gas a los niños, a los enfermos, así como a los hombres y mujeres no aptos para el trabajo. Incineraban los cadáveres en hornos especiales. En el campo había doce de estos hornos".

Se añadía que el número de muertos se evaluaba en "millares y millares" y no en millones. Al día siguiente, el gran reportero oficial del diario, el judío Boris Polevoi, afirmó que el medio esencial utilizado por los alemanes para exterminar a sus víctimas era... la electricidad.

"Se utilizaba una cadena eléctrica donde centenares de personas eran muertas simultáneamente por una corriente eléctrica; los cadáveres caían sobre una cinta lentamente movida por una cadena y avanzaban hacia un alto horno".

La propaganda soviética estaba desconcertada y pudo mostrar solamente en sus películas las personas muertas o moribundas que los alemanes, en retirada, habían dejado sobre el terreno. Había también, como muestran los noticiarios de la época sobre la liberación del campo, numerosos niños vivos así como adultos con buena salud. La propaganda judía vino entonces en socorro de la propaganda soviética.

La propaganda judía a finales de 1944

En la primavera de 1944, dos judíos evadidos de Auschwitz se habían refugiado en República Eslovaca Independiente. Allí, con ayuda de correligionarios, comenzaron a poner a punto una historia de los campos de Auschwitz, de Birkenau (campo anejo a Auschwitz) y de Majdanek, descritos por ellos como "campos de exterminio". El más conocido de estos judíos era Walter Rosemberg, alias Rudolf Vrba, que vive todavía hoy en Canadá. Su relato, altamente fantasioso, pasó enseguida, siempre en medios judíos, a Hungría, a Suiza y, por fin, a los Estados Unidos. Tomó la forma de un informe mecanografiado publicado por el "War Refugee Board" en noviembre de 1944, con el sello de la presidencia de los Estados Unidos; el War Refugee Board debía su creación a Henry Morgenthau Jr. (1891-1967), secretario del tesoro, que iba a hacerse célebre por el Plan Morgenthau que, si hubiese sido seguido por Roosevelt y Truman, habría conducido al aniquilamiento físico, después de la guerra, de millones de alemanes.

Este informe sirvió de matriz a la "verdad" oficial de Auschwitz. Los soviéticos se inspiraron en él para su documento URSS-008 del 6 de mayo de 1945 al que, en los Procesos de Núremberg, se otorgó, como a su informe sobre Katyn, el estatuto de documento "de valor autentico", que estaba prohibido discutir. Según este documento, los alemanes habían matado en Auschwitz a más de 4.000.000 de personas, especialmente gaseándolas con el insecticida llamado "Zyklon B". Esta "verdad" oficial iba a hundirse en 1990.

La "confesión" de Rudolf Höss

Artículo principal: Confesión de Rudolf Höss

El 15 de abril de 1946, uno de los tres comandantes sucesivos de Auschwitz, Rudolf Höss (no confundir con Rudolf Hess) "confesó" bajo juramento, ante sus jueces y ante los periodistas del mundo entero, que, en el tiempo de su mando, es decir del 20 de mayo de 1940 al 1 de diciembre de 1943, al menos 2.000.500 detenidos de Auschwitz habían sido ejecutados por el gas y que al menos otros 500.000 habían sucumbido de hambre y enfermedades, lo que hacía un total de al menos 3.000.000 de muertos sólo durante este período. En ningún momento, Höss fue interrogado o contrainterrogado sobre la materialidad de los hechos extraordinarios de los que informaba. Fue entregado a los polacos. Bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas, redactó con lápiz una confesión en buena y debida forma. Tras lo que fue colgado en Auschwitz el 16 abril 1947. Curiosamente, hubo que esperar hasta 1958 para tener comunicación, parcial, de esta confesión, conocida por el gran público con el título de "Comandante de Auschwitz".

Imposibilidades fisicoquímicas

La descripción, extremadamente vaga y rápida, de la operación de gaseamiento de los detenidos, tal como la relata Höss en su confesión escrita, era imposible por razones de física y de química. No hay que confundir un gaseamiento de ejecución con un gaseamiento suicida o accidental: ¡en un gaseamiento de ejecución se quiere matar sin ser muerto!

El gas Zyklon B es un insecticida a base de ácido cianhídrico, utilizado desde 1922 hasta el día de hoy. Es de una gran peligrosidad. Se adhiere a las superficies. Es difícil de evacuar. Es explosivo. Los americanos utilizan el gas cianhídrico para la ejecución, en ciertos Estados, de sus condenados a muerte. Una cámara de gas de ejecución es necesariamente muy sofisticada y el procedimiento es largo y peligroso. Ahora bien, Höss, en su confesión, decía que el equipo encargado de extraer los cadáveres de una cámara de gas, penetraba en los lugares desde la puesta en marcha de un ventilador y procedía a esta tarea hercúlea, comiendo y fumando, es decir, si se ha entendido bien, sin incluso una máscara antigás. Imposible. Nadie habría podido penetrar así en un océano de ácido cianhídrico para manipular allí millares de cadáveres intoxicados con cianuro, ellos mismos convertidos en intocables al estar impregnados de un violento veneno que mata por contacto. Incluso con máscaras antigás con filtro especial para el ácido cianhídrico, la tarea habría sido imposible, pues estos filtros no podían resistir en caso de respiración profunda debida a un esfuerzo físico, incluso de débil intensidad.

Una respuesta de 34 historiadores

En Le Monde del 29 de diciembre de 1978 y del 16 de enero de 1979, yo expuse brevemente las razones por las cuales, conociendo los lugares y el pretendido procedimiento seguido, estimaba que los gaseamientos de Auschwitz eran técnicamente imposibles. El 21 de febrero de 1979, también en Le Monde, apareció una declaración de 34 historiadores que concluía así: "No hace falta preguntarse cómo, técnicamente, tal crimen en masa ha sido posible. Ha sido posible técnicamente porque ha tenido lugar".

En mi opinión, los "exterminacionistas", como yo los llamo, firmaban una capitulación incondicional. En el plano de la ciencia y de la historia, el mito de las cámaras de gas acababa de recibir un golpe fatal. Desde esta fecha, ninguna obra exterminacionista ha venido a aportar aclaraciones sobre este punto, y sobre todo no la de Jean-Claude Pressac, falazmente titulada Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers.[3]

Para comenzar, ha acabado el tiempo en que los historiadores osaban decirnos que era auténtica tal cámara de gas presentada a los turistas como "en estado original", "en reconstitución" o "en estado de ruina" (las ruinas pueden ser parlantes). Las pretendidas cámaras de gas de Auschwitz no eran más que cámaras frías para la conservación de cadáveres en espera de su cremación, tal como lo atestiguan los planos que descubrí en 1976.

Muéstrenme o dibújenme...

En marzo de 1992, yo lanzaba en Estocolmo un desafío de alcance internacional: "¡Muéstrenme o dibújenme una cámara de gas nazi!". Precisaba que no estaba interesado en un edificio que supuestamente contenía una tal cámara de gas, ni en una pared, ni en una puerta, ni en cabellos, ni en calzado. Yo quería una representación completa del arma del crimen, de su técnica, de su funcionamiento. Añadía que, si se pretendía ahora que los alemanes habían destruido esta arma, era preciso que se me dibujara esta arma. Yo rehusaba creer en una "realidad material" desprovista de representación material.

El Holocaust Memorial Museum

El 30 de agosto de 1994, visité el Holocaust Memorial Museum de Washington. No encontré allí ninguna representación física de la mágica cámara de gas. Ante cuatro testigos, en su oficina, pedí entonces a Michael Berenbaum, Research Director del museo, que me explicara esta anomalía. Después de un arrebato violento, acabó por responderme que "¡se había tomado la decisión de no dar ninguna representación física de la cámara de gas nazi!" No trató incluso de invocar la existencia en su museo de una maqueta artística del Crematorio II de Birkenau. Sabía que esta maqueta, que por otra parte no se reproducía en su libro-guía del museo[4], no era más que una creación artística sin relación con la realidad.

El hundimiento exterminacionista

Al Sr. Berenbaum tuve la ocasión de recordarle algunos acontecimientos desastrosos para la causa exterminacionista. En 1968, en su tesis, la historiadora judía Olga Wormser-Migot había reconocido que existía un "problema de las cámaras de gas" y había escrito que Auschwitz I estaba "sin cámara de gas" (¡esta "cámara de gas" visitada por millones de turistas!)[5]. En 1983, un británico, por otra parte defensor de la leyenda del exterminio, revelaba cómo Rudolf Höss, antes de testificar ante el Tribunal de Núremberg, había sido torturado por miembros judíos de la Seguridad militar británica, y después había confesado a fuerza de patadas, de puñetazos, de latigazos, de exposición al frío y de privación de sueño.[6]

En 1985, en el primer proceso de Ernst Zündel en Toronto, el testigo Nº 1, Rudolf Vrba, y el historiador Nº 1 de la tesis exterminacionista, Raul Hillberg, se hundieron ante el contrainterrogatorio llevado por el abogado Douglas Christie, al que yo asistí.[7]

En 1988, el historiador judío americano Arno Mayer, que afirmaba creer en el genocidio y en las cámaras de gas, escribía:

"Las fuentes sobre el estudio de las cámaras de gas son, al mismo tiempo, escasas y no fiables... Además, de 1942 a 1945, ciertamente en Auschwitz, pero probablemente también en todas partes, las causas llamadas 'naturales' mataron más judíos que las causas 'no naturales'" -subalimentacion, enfermedades, epidemias, agotamiento".[8]

En 1992 Yehuda Bauer, profesor de la Universidad hebrea de Jerusalén, calificaba de "silly" (inepta) la tesis según la cual la decisión de exterminar a los judíos había sido tomada el 20 enero 1942 en Berlín-Wannsee.[9]

En 1993, J.C. Pressac evaluaba el número de muertos de Auschwitz (judíos y no judíos) en un total de 775.000 y, en 1994, en una cifra comprendida entre 630.000 y 710.000.[10]

Este mismo año, el profesor Christopher Browning, colaborador de la Encyclopedia of the Holocaust, declaraba: "Höss siempre fue un testigo muy débil y confuso" y tenía el aplomo de añadir: "Es por lo que los revisionistas lo utilizan todo el tiempo, con el fin de tratar de lanzar el descrédito sobre la memoria de Auschwitz en su totalidad".[11]

En Auschwitz, hasta el comienzo de 1990, todo el mundo podía constatar que, sobre diecinueve placas de metal del gran monumento de Birkenau, estaba inscrito en diecinueve lenguas diferentes que 4.000.000 de personas habían muerto en ese campo; ahora bien, estas placas fueron retiradas hacia abril de 1990 por las autoridades del museo de Auschwitz que, hoy todavía, no saben por qué cifra reemplazar la cifra falsa ante la cual habían venido a inclinarse todos los grandes de este mundo, comprendido el Papa Juan Pablo II.

En apoyo de su tesis, los revisionistas disponen de tres peritajes diferentes (Fred A. Leuchter, G. Rudolf, W. Luftl) e incluso del comienzo de un peritaje polaco; mientras que los exterminacionistas no osan emprender un peritaje del arma del crimen. Todos los supervivientes judíos de Auschwitz y, en particular, los "niños de Auschwitz", es decir, aquellos que nacieron en el campo o que vivieron allí sus primeros años, son pruebas vivientes de que Auschwitz no pudo ser nunca un campo de exterminio.

No solamente no ha existido ni una orden, ni un plan, ni el menor indicio de una instrucción o de un presupuesto para esta vasta empresa que habría sido el exterminio sistemático de los judíos; no solamente no existe ni un informe de autopsia que establezca la muerte de un detenido por un gas venenoso, ni un peritaje oficial del arma del crimen, sino que tampoco existe ningún testigo de las cámaras de gas a pesar de lo que algunos autores de best-sellers querrían hacernos creer.

En La Nuit (Night), testimonio autobiográfico publicado en 1958, Elie Wiesel no menciona ni una sola vez las cámaras de gas de Auschwitz; ¡dice que los judíos eran exterminados en hogueras o en hornos crematorios! En enero de 1945, los alemanes le dejaron escoger, así como a su padre, entre esperar a los soviéticos sobre el terreno o partir hacia el corazón de Alemania. Tras madura reflexión, el padre y el hijo decidieron huir con sus "exterminadores" alemanes antes que esperar a sus liberadores soviéticos. Esto se encuentra con toda claridad en La Nuit, que basta leer con atención.[12]

La mentira de Auschwitz

En 1980, yo declaraba: "El pretendido genocidio de los judíos y las pretendidas cámaras de gas hitlerianas forman una sola y misma mentira histórica, que ha permitido una gigantesca estafa político-financiera cuyos principales beneficiarios son el Estado de Israel y el sionismo internacional y cuyas principales víctimas son el pueblo alemán, pero no sus dirigentes, y el pueblo palestino entero".

Hoy, no veo que tenga que retirar una palabra de esta declaración a pesar de las agresiones físicas, a pesar de los procesos, a pesar de las multas que he sufrido desde 1978 y a pesar de la prisión, el exilio o la persecución de tantos revisionistas.

El revisionismo histórico es la gran aventura intelectual del fin de siglo.

Solamente lamento una cosa: no poder, dentro de los límites de este artículo, encontrar el lugar necesario para rendir homenaje a los cien autores revisionistas que, desde el francés Paul Rassinier y pasando por el americano Arthur R. Butz, el alemán Wilhelm Staglich, el italiano Carlo Mattogno y el español Enrique Aynat, han acumulado sobre la realidad histórica de la Segunda Guerra Mundial tantos trabajos de mérito manifiesto.

Una última palabra: los revisionistas no son ni negadores ni personajes animados de sombrías intenciones. Buscan decir lo que ha pasado. Y no lo que no ha pasado. Son los que anuncian una buena noticia. Continúan proponiendo un debate público, a plena luz, incluso si, hasta aquí, se les ha respondido sobre todo por el insulto, por la violencia, por la fuerza injusta de la ley o también por vagas consideraciones políticas, morales y filosóficas. La leyenda de Auschwitz debe, en los historiadores, dejar lugar a la verdad de los hechos.[13]

Referencias

  1. Esta cifra de 150 muertos corresponde probablemente al numero de matados en el más grande "crematorio para vivos" del mundo: el del bombardeo de Dresde, "La Florencia del Elba", en febrero de 1945 por los aviadores angloamericanos.
  2. Durante la Primera Guerra Mundial los Aliados acusaron a los alemanes de utilizar iglesias como cámaras de gas y de hacer funcionar fabricas de cadaveres. Sobre el primer punto, véase "Atrocities in Serbia. 700Victims" (The Daily Telegraph, 22 March 1916, p. 7) a comparar con "Germans Murder 700Jews in Poland. Travelling Gas Chambers" (The Daily Telegraph, 25 June 1942, p.5)
  3. Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers, New York, Beate Klarsfeld Foundation, 1989.
  4. The World Must Know. The History of the Holocaust As Told in the US Holocaust Memorial Museum, Boston, Little, 1993, p.137-143.
  5. Le Système concentrationnaire nazi (1933-1945), Presses Universitaires de France, 1968, p. 157, 541-545.
  6. Rupert Butler, Legions of Death, London, Arrow, 1983, página de los acknowledgements y p. 234-238.
  7. Barbara Kulaszka, Did Six Million Really Die? Report of the Evidence in the Canadian "False News" Trial of Ernst Zündel - 1988, Toronto, Samisdat Publishers, 1992 véase el índice "Vrba, Rudolf" y "Hilberg, Raul".
  8. The "Final Solution" in History, New York, Pantheon, 1988, p. &nbsp362, 365.
  9. "Wansee's importance rejected", Jewish Telegraphic Agency, The Canadian Jewish News, 30 January 1992.
  10. Les Crématoires d'Auschwitz, CNRS editions, 1993, p. Die Krematorien von Auschwitz, München, Piper Verlag, 1994, p.202.
  11. Christopher Hitchens, "Whose History is it?", Vanity Fair, December 1993, p. 117.
  12. La Nuit, éditions de Minuit, 1958, p. 128-130. Es de destacar que en la edición alemana de esta célebre obra, las palabras "crematorio(s)" o "hornos crematorios" han sido sistemáticamente reemplazadas por la palabra "cámara(s) de gas" (en alemán: "Gaskammer(n)") a fin de poner gas allí donde E. Wiesel, en 1958, habla olvidado ponerlo (Die Nacht zu begraben, Elischa, traducción de Curt Meyer-Clason, Ullstein, 1962).
  13. Para las publicaciones revisionistas en frances, véase RHR (BP 122, 92704 Colombes Cedex) y, para aquellas en inglés o en alemán, Samisdat Publishers (206 Carlton Str., Toronto, Ont. M5A 2Ll, Canadá) o Institute for Historical Review (P.O. Box 2739, Newport Beach, California 92 659, USA).

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