Revisionismo Histórico

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El historiador Harry Elmer Barnes es considerado uno de los padres del revisionismo histórico del siglo XX.
El revisionismo histórico o simplemente revisionismo, es el estudio y reinterpretación de la historia. Se refiere a la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o nuevos análisis más precisos o menos sesgados de datos conocidos.

El revisionismo presupone que entre los historiadores, o el público general, existe una forma generalmente aceptada de entender un acontecimiento o un proceso histórico (véase Historia oficial) y que hay razones para ponerla en duda. Esas razones pueden ser de distinto tipo: la puesta en valor de nuevos documentos, el cambio de paradigma historiográfico; o también el cambio de los valores desde los que se observa el pasado. A veces, el simple paso del tiempo permite cambiar la perspectiva a la comunidad historiadores, pues un punto de llegada diferente invita a evaluar de forma nueva la trayectoria histórica pasada.

El revisionismo histórico se propone reconsiderar la versión oficial de hechos históricos debido a una otra lectura de documentos o a nuevos argumentos técnicos. Entonces el revisionismo debería ser parte de la profesión de historiador. Hay tiempos y campos en que los historiadores no lo ven así, sometiéndose a la presión de grupos políticos, religiosos u otros; a fin de conservar sus trabajos y no ver sus imágenes y carreras destruidas por los lobbies.

El revisionismo en la actualidad

Ilan Pappé es uno de los Nuevos Historiadores israelíes, que sostienen que su país está llevando adelante una limpieza étnica en Palestina.

La censura a que se somete la mayoría de los medios no es uniforme y es más o menos estricta. Hay áreas de predilección, como la Segunda Guerra Mundial, la droga o la pobreza, en los que casi nunca se da la otra cara. Hay temas como el medio ambiente o programas sociales, en los que el consenso de los bien pensantes se desafía una que otra vez.

También la censura puede depender del país, quedando entendido que aquí solo se consideran los países autodenominados democráticos. En Francia, por ejemplo, ningún periódico condenaría jamás abiertamente las huelgas cotidianas del servicio público. En Alemania ningún medio se atrevería a tomar una posición en contra de la inmigración y el abuso del asilo. En Estados Unidos ninguna cadena de televisión hablaría del terrorismo israelí contra los palestinos, etc.

En ocasiones, cuando se tocan sus intereses directos un concreto grupo de historiadores oficialistas denominan a los revisionistas como "no académicos", siguiendo los preceptos de manipulación recomendados por la Escuela de Frankfurt. Pero los revisionistas hacen un trabajo excelente en términos historiográficos. La figura del revisionista "no académico" suele presentarse por los "oficialistas" como un Quijote que se esfuerza por hacer aparecer una supuesta verdad frente a un establishment que le margina.

La actividad de revisar el pasado la puede practicar cualquier periodista o investigador aficionado y está protegida por la libertad de pensamiento y expresión. Además, como la historia es un terreno fecundo para la controversia política y en muchas ocasiones la legitimidad de apuestas políticas del presente se fundamenta en trayectorias históricas del pasado, la revisión histórica puede estar cargada de polémica.

Casos famosos, como el del revisionismo del Holocausto (peyorativamente llamado por los defensores de la "historia oficial" como negacionistas) (negar la existencia de un plan para el exterminio de los judíos durante el Tercer Reich), han dado lugar a legislación en algunos países que se dicen democrático que tratan esa versión de la historia como delito, considerando que se trata una de "una mentira deliberada, con fines políticos, que no tiene nada que ver con interpretar la evidencia histórica y, en cambio, se aproxima a la apología de un régimen criminal". Debido a sus implicaciones políticas en el presente, el Holocausto es el área de revisionismo histórico más conocido.

Actualmente ésta corriente es considerada un crimen en varios países democráticos, entre ellos Alemania, Bélgica, Francia, Canadá, Austria, Suiza, Eslovaquia, República Checa, Lituania, Polonia, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Países Bajos, Rumania, Sudáfrica e Israel.

El revisionismo del Holocausto tiene la finalidad de reinterpretar los hechos acaecidos, en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y que fueron posteriormente tergiversados por los mismos intereses políticos que impulsaron la creación del Estado de Israel en la región de Palestina. Este revisionismo cuestiona temas considerados "tabú" por la "historia oficial" como por ejemplo el mitológico Holocausto, las cámaras de gas, el supuesto asesinato planificado por el Tercer Reich de millones de judíos, etc.

Los revisionistas afirman también que el Holocausto (definido en los términos del sionismo, que incluye los seis millones de judíos exterminados, cámaras de gas y orden de Hitler para el exterminio) fue una propaganda de guerra inventada por las potencias aliadas y aprovechada por los sionistas, con el propósito de obtener beneficios a costa de otros pueblos, principalmente Palestina y Alemania. Sin embargo no es tarea del revisionismo justificar hechos históricos relacionados con cuestiones políticas, sino únicamente reconstruir y describir estos hechos y sus motivaciones analizados e interpretados según el espíritu y el sentir de la época a la luz de los datos disponibles. Sin embargo, esto no es impedimento para que algunas personas utilicen estas investigaciones con el propósito de respaldar posturas políticas. Por ello, el revisionismo del Holocausto está perseguido penalmente en varios países con acusaciones como "ocultamiento de genocidio con conocimiento, o consentimiento y aprobación o justificación del genocidio".

Ejemplos de revisionismo

La Reconquista

Hubo un tiempo en que buena parte de la Península Ibérica estuvo bajo dominio musulmán. Mucho se ha dicho de aquel período de la Historia de España, y mucho también se ha mentido al respecto. El revisionismo de La Reconquista pretende analizar lo contado sobre dicha etapa, especialmente en materia racial y cultural.

El Burgenbrunch

En Suiza, se consideraba como un hecho que después del juramento de Rütli en 1291, comenzó el Burgenbrunch, es decir, el ataque y la toma de las fortalezas feudales de los Habsburgo. Sobre la base de excavaciones se comprobó que dichas fortalezas habían sido abandonadas sin ningún combate previo, ya mucho tiempo antes o bien mucho tiempo después de 1291. Por lo tanto, el "Burgenbrunch" es un mito que sirvió para idealizar la historia de la fundación de la Confederación Helvética, como parte de un adoctrinamiento político[1].

Agincourt

La Batalla de Agincourt (25 de octubre de 1415) se creyó por siglos que fue un combate en el cual el ejército inglés estaba sobrepasado en número por el ejército francés con una proporción de 4 a 1, consiguiendo los ingleses empero, una sorprendente victoria (versión que fue popularizada por William Shakespeare en la obra de Enrique V). Sin embargo, investigaciones recientes hechas por la profesora Anne Curry, estudiando los registros originales de enrolamiento, ha logrado poner en duda esta interpretación y aunque su investigación no está terminada[2], ya ha publicado sus descubrimientos iniciales[3], de que los franceses sólo sobrepasaban en número a los ingleses y galeses por 4.000 unidades. Los números probablemente fueron exagerados por los ingleses por razones patrióticas, y la batalla fue mitificada.

En la Segunda Guerra Mundial

El historiador británico David Irving es autor de mas de 30 libros revisionistas sobre el período de la Segunda Guerra Mundial.

Hay varios "hechos" históricos de la Segunda Guerra Mundial que han sido demostrados como falsos. Como ejemplos, podemos citar los siguientes:

  • La masacre de 15.000 a 22.000 polacos incluyendo 4.000 oficiales en Katyn en 1940, se consideraba una acción realizada por los nacionalsocialistas. Hoy está comprobado que fue Stalin quien la ordenó.
  • El caso del jabón de grasa judía había sido establecido por los jueces en Núremberg como un hecho, y fue de conocimiento generalizado y universalmente aceptado durante años. Ahora se sabe que el jabón hecho de grasa judía es un mito.
"Es un hecho que los Nazis nunca usaron los cuerpos de judíos, y el de ningún otro, para la producción de jabón."
Deborah Lipstadt, historiadora judía
  • El Holocausto, es decir, el supuesto genocidio de seis millones de judíos y otras minorías por parte del régimen nacionalsocialista, es otro de los míticos relatos que surgieron de la magnificación de los hechos históricos y de la propaganda de guerra. Debido a las implicaciones e intereses políticos que desean mantenerlo, es un mito que todavía sigue sin ser admitido como tal por la historia oficial y es uno de los casos de revisionismo más complejos y de mayor repercusión en la historia.
  • Otros revisionistas cuestionan la responsabilidad unilateral de los países del Eje en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial, y otros más cuestionan los hechos que desembocaron en el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941.

En Israel

Durante la década de los años 1990s, ganaron popularidad en Israel una serie de historiadores críticos del sionismo por su rol en el conflicto árabe-israelí. Los denominados Nuevos Historiadores se basaron en multitud de documentos desclasificados por su gobierno, que exponían la limpieza étnica sufrida por los palestinos. Inicialmente rechazados por sus pares, fueron ganando legitimidad hasta ser aceptados como una corriente historiográfica legítima. Algunos de sus principales exponentes fueron Benny Morris, Ilan Pappé, Avi Shlaim, Simha Flapan y Tom Segev. Esto no ha evitado que hayan sido víctimas de persecuciones políticas, por lo que muchos tuvieron que emigrar al extranjero.

Revisionismo en el mundo

Salvador Borrego es un destacado revisionista mexicano

En la Argentina, el revisionismo histórico, muchas veces actuando como sostén intelectual del peronismo, se centró en la reivindicación de la figura de Juan Manuel de Rosas y otros caudillos, enfrentándose con la historiografía oficial fundada sobre la obra de Bartolomé Mitre. Esta corriente es también muy crítica de la posición argentina durante la Guerra de la Triple Alianza. Entre los historiadores revisionistas se destacan José María Rosa, Manuel Gálvez y el grupo del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.

En México, se considera revisionista a Salvador Borrego, cuyas obras (por ejemplo, Derrota Mundial, América Peligra e Infiltración Mundial) han recibido fuertes críticas por su presunto antisemitismo debido a que coloca a los capitales e ideología judía internacional como los causantes de la Segunda Guerra Mundial.

Manifiesto contra la Ley de la Memoria Histórica

En 2018, un total de 205 historiadores, investigadores, profesores y periodistas han firmado un manifiesto contra la Ley de memoria histórica aprobada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2007 y que sirvió para reabrir un debate que había cerrado con la Transición española.

Entre los firmantes están Federico Jiménez Losantos, Stanley Payne, Fernando Savater, Elvira Roca Barea, Antonio Escohotado, María San Gil, Andrés Trapiello, junto otros muchos nombres de prestigio en el ámbito académico, de la política y el periodismo.

En el manifiesto se recoge que en España se está perpetrando "un inadmisible y flagrante historicidio" desde la aprobación de esa ley en diciembre de 2007 y que ahora el PSOE quiere que se apruebe una nueva ley "con la intención de ilegalizar cualquier asociación o fundación que sostenga puntos de vista diversos y plurales sobre los hechos acaecidos en el último siglo de la Historia Contemporánea de España". "Con la implantación de una "Comisión de la Verdad", amenaza con penas de cárcel, inhabilitación para la docencia y elevadas multas a quienes mantengan opiniones divergentes a la 'verdad única'", continúa el texto.

Ningún parlamento democrático ni puede ni debe legislar sobre la Historia, pues de hacerlo, criminalizaría la Historia, estableciendo una checa de pensamiento único, al imponerse por la fuerza y la violencia del Estado[4].

Referencias

  1. W. Meyer, 1291: Die Geschichte ("1291: La historia").
  2. Page 288. Matthew Strickland The Great Warbow. Pub Sutton, 2005, ISBN 0-7509-3167-1
  3. Anne Curry. Agincourt: A New History, Pub Tempus, 2005, ISBN 0-7524-2828-4
  4. Más de 200 historiadores e intelectuales firman un manifiesto contra la Ley de la Memoria Histórica

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