Secularismo

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El secularismo es la pretensión de conducir los asuntos humanos basándose exclusivamente en consideraciones naturalistas, omitiendo con ello la intervención de lo religioso. No se trata de una doctrina en si misma, sino de una actitud doctrinaria, por lo que el secularismo puede aparecer como aspecto constitutivo de otras doctrinas.

Existen diversas tradiciones del secularismo, por ende la idea puede estar asociada al ateísmo, al agnosticismo, y a posiciones abiertamente antirreligiosas como el anticlericalismo, como también a posiciones más tolerantes con la religión como el rechazo al sectarismo, el abordaje de los tópicos religiosos desde una mirada neutra, y la expulsión de los símbolos y las prácticas religiosas de la esfera pública hacia el ámbito de lo privado.

Término

El término secular proviene del latín saeculare, que significa "siglo" pero también "mundo"; por ende la palabra hace referencia a lo temporal y material, que se opone a lo eterno y espiritual.

La secularización, por su parte, remite al proceso de reducción de la influencia de la religión en la vida civil.

Variantes

El secularismo varía de acuerdo a los diferentes planteamientos sobre el modo en que la religión debe ser apartada de los demás aspectos sociales y culturales. Sin embargo todas las variables coinciden en que es el Estado el encargado de lidiar con la religión, por lo que el secularismo adopta la forma de una teoría y una práctica política.

Existen tres grandes variantes del secularismo:

  • Laicismo: Es la postura que sostiene que el Estado debe estar firmemente distanciado de todas las religiones. Este modelo aspira, como fin último, a erradicar completamente a la religión del ámbito público y a educar para desalentar la adopción de prácticas, símbolos y valores religiosos en el ámbito privado.
  • Humanismo: Es la postura que afirma que el Estado existe para garantizar el bienestar general de los seres humanos, por lo que debe obrar guiado por principios racionales y basado en la evidencia empírica. Los humanistas no necesariamente se oponen a la religión, pero si le exigen a los religiosos que justifiquen sus creencias desde una perspectiva científica. Debido a ello -es decir debido a la dificultad de los religiosos de satisfacer esa demanda- es que los humanistas seculares separan a la religión del Estado.
  • Aconfecionalismo: Es la postura que acepta que la religión es uno de los pilares que sostienen a la sociedad, por lo que el Estado debe de algún modo apoyarla. Sin embargo el aconfesionalismo se caracteriza por negarse a privilegiar a una confesión religiosa por encima de otra, por lo que trata a todas por igual.

Más allá de las variaciones del secularismo, es posible identificar algunos principios políticos que son comunes a todas sus versiones como, por ejemplo, el rechazo a crear legislación que promueva la religión, la afirmación de que el Estado tiene supremacía como autoridad frente a cualquier organización religiosa, y la promoción de un orden social que prohíba que algo de índole religiosa altere la paz civil.

Sociedad, Estado y pensamiento secularista

Sociedad

Una sociedad secularista es aquella donde hay una amplia libertad de culto (o directamente predomina una actitud irreligiosa en la gente) y donde las decisiones políticas no se ven afectadas por opiniones provenientes de sectores religiosos.

La mayoría de las sociedades que han adoptado el secularismo lo han hecho como resultado del desarrollo económico y social bajo los principios ideológicos de la Modernidad, y no por la acción de líderes o movimientos que impusieron forzosamente su posición secular. Ello se observa, por ejemplo, en la mayoría de los países de Europa Occidental, que son considerados sociedades seculares que alcanzaron ese estado debido al continuo cambio cultural producido como adaptación a los progresivos cambios socioeconómicos, mientras que en un país como Rusia lo religioso impacta significativamente a nivel social, pese a que durante la era comunista la religión fue efectivamente prohibida.

El modelo social actual que mejor representa el secularismo es la sociedad multicultural regida por una democracia liberal.

Estado

El secularismo en el ámbito estatal busca reformar o eliminar toda norma pública que esté justificada desde la normativa religiosa (como la halajá, la sharia o el derecho canónico). A su vez este secularismo pretende erradicar todo privilegio otorgado a alguien por cuestiones religiosas.

La creación de una tradición estatal secularista se remonta a la época de la Ilustración, movimiento intelectual que ha tenido una influencia enorme en Occidente. Esta tradición, a su vez, se ha ramificado en diversas modalidades, tales como el acomodacionismo (sostener desde el Estado a la religión pero evitando el sectarismo y promoviendo un pluralismo que permita la protección legal de la variedad religiosa, v. gr. Alemania), el separacionismo (mantener separado lo religioso de lo gubernamental pero evitando que el Estado entre en conflicto con la religión, v. gr. Estados Unidos), el supremacismo (imponer la supremacía del gobierno frente a la religión, por lo que el Estado está obligado a desestimar lo religioso si esto afecta su funcionamiento, v. gr. Francia) y el ateísmo (prohibir la religión, castigando las prácticas y expresiones de índole religiosa, v. gr. Corea del Norte). A diferencia de la última modalidad -secularismo estatal ateo-, en las otras tres modalidades -acomodacionismo, separacionismo y supremacismo- el gobierno no pretende competir contra las religiones, por lo que no incurren en la estatolatría o cosas similares como sustituto de la religión.

Pensamiento

El pensamiento secularista está estrechamente vinculado con el materialismo y el naturalismo, rechazando toda consideración a lo inmaterial y lo sobrenatural. Esta perspectiva se encuentra presente en la base de toda la ciencia empírica moderna.

Una cuestión central para el pensamiento secularista gira en torno a la naturaleza de lo moral en el marco de un universo material. Tradicionalmente los conceptos de bien y de mal fueron justificados a través de la apelación a la presencia de un espíritu que, por su dependencia o relación con la dimensión religiosa de la existencia humana, escoge el bien y rechaza el mal (o actúa de manera contraria si sus vínculos con lo religioso son inadecuados). Frente a ello, el secularismo intenta explicar lo moral como algún tipo de estrategia psicológica o biológica de adaptación al medio, que emerge instintivamente como parte del comportamiento gregario de la especie humana y que se racionaliza posteriormente.

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