Sintoísmo
El sintoísmo[1] o shintoísmo[2] (del japonés: 神道 Shintō) es el nombre de la religión nativa u originaria de Japón. Se basa la veneración de deidades o espíritus que existen en toda la naturaleza y que en japonés son llamados kami. La conexión entre estos espíritus y la naturaleza permite considerar el sintoísmo como una religión animista y naturalista, con veneración a los antepasados, profundamente identificada con la cultura japonesa.
Algunos kami son locales y son conocidos como espíritus o genios de un lugar en particular, pero otros representan objetos naturales mayores y procesos, por ejemplo, Amaterasu, la diosa del Sol.
Junto con el budismo, es una de las dos principales religiones del país. Estos dos sistemas de creencias coexisten y se entrelazan en simbiosis en la cultura y prácticas religiosas japonesas. Por ejemplo, los japoneses suelen realizar una ceremonia shintoísta para el recién nacido, llamada Miyamairi, en la que los padres llevan al bebé a un santuario shintoísta para recibir la bendición de los kami. En cambio, los funerales generalmente siguen rituales budistas.
El número de practicantes varía desde los 108 millones (80 % de la población en 2003) que tienen prácticas y/o influencias sintoístas hasta los 4 millones (3,3 %) que lo practican regularmente y se identifican con la forma oficial de la religión.
Terminología
En un principio, esta religión étnica, indígena, no tenía un nombre hasta la introducción del budismo en Japón (durante el siglo VI) desde China a través de Corea. Una de las denominaciones que recibió el budismo fue butsudo, que significa "la vía del Buda". A fin de poder diferenciar el budismo de la religión nativa, ésta pronto llegó a ser conocida por el nombre de shinto. Este nombre, shin-to, procede de una antigua palabra china que significa "El camino de los Dioses". Los japoneses escogieron utilizar un nombre chino para su religión porque en ese tiempo (hace más de un milenio), el chino era la única lengua que tenía escritura en Japón, ya que no se había desarrollado aún la escritura de su propio idioma. La frase que significa shinto en japonés es kami no michi.
Algunos eruditos consideran que incluso no podía hablarse de una religión sintoísta propiamente dicha antes de la creación del sintoísmo estatal en la era Meiji (1868-1912), que uniformizó muchas de las prácticas religiosas, conceptos y tradiciones. Para algunos estudiosos, de forma similar a como el término hinduismo engloba múltiples prácticas religiosas y tradiciones a modo de término paraguas, el shinto engloba las distintas tradiciones, folclores e incluso religiones japonesas prebudistas que fueron unificadas por el Estado con fines políticos.
Sincretismo con el budismo
A diferencia de la confrontación que el cristianismo tuvo con las religiones nativas de Europa, a las que intentó destruir y suplantar, el budismo y el sintoísmo desarrollaron una relación más sincrética que conflictiva en Japón, ya que el budismo, en su esencia, no tiene una postura exclusivista como el cristianismo. En lugar de buscar la conversión forzada o la eliminación de otras creencias, el budismo históricamente ha tendido a coexistir y adaptarse a las religiones locales, incorporando elementos y deidades de esas tradiciones en sus propias prácticas.
Aunque el budismo, recién introducido en los siglos VI y VII, encontró inicialmente resistencia, pronto halló formas de integrar a los kami en su cosmovisión y se desarrolló un sincretismo conocido como Shinbutsu-shūgō (fusión de kami y budas), en el que muchas prácticas y creencias sintoístas y budistas se combinaron. Se creía que los kami del sintoísmo eran manifestaciones de los budas y bodhisattvas, lo que facilitó una integración pacífica y colaborativa de ambas tradiciones, por lo que durante la mayor parte de los períodos de la historia religiosa japonesa conocida no hubo una clara distinción entre budismo y shintoismo.
En Europa, el cristianismo llegó principalmente como una influencia externa que dividió a los pueblos europeos, provocando amargos conflictos religiosos, mientras que los estados cristianos buscaban consolidar su poder eliminando la competencia religiosa, si bien en algunos casos también terminó absorbiendo elementos de las religiones nativas, generando ciertas manifestaciones sincréticas. En cambio, en Japón, el budismo llegó como una influencia externa que enriqueció la cultura existente, en lugar de ser una herramienta de conquista. Así, los líderes japoneses, particularmente durante el período Nara y Heian, promovieron tanto el budismo como el sintoísmo, viéndolos como complementarios. Esto evitó que surgiera un conflicto entre las dos religiones, ya que ambas fueron utilizadas para fortalecer el poder del estado y la unidad nacional.