Solidarismo

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Solidarismo es un nombre común que se aplica a diversas filosofías políticas. El eje de todas ellas es el principio de mutualidad, mediante el cual dos o más personas reconocen la mutua responsabilidad que existe entre ellos.

Solidarismo liberal

En la teoría liberal, solidarismo es sinónimo de "liberalismo social". Su origen está en la obra del pensador socialista francés Pierre Leroux, que propuso el solidarismo humanista como reemplazo de la caridad cristiana. Léon Bourgeois, un diputado francés de fines del siglo XIX, desarrolló esta interpretación del solidarismo para tomar distancia tanto del liberalismo individualista como del socialismo marxista.

Para ello recurrió a la obra del sociólogo Émile Durkheim: criticando el hecho de que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 convierte a los individuos en abstracciones, Durkheim planteó que, para comprenderlos, es necesario percibirlos no como queremos que sean sino como realmente son, esto es como seres concretos que, para sobrevivir, dependen de las relaciones solidarias con otros seres iguales, allende el hecho de que, en teoría, tengan derecho a mucho más; el sociólogo distinguió entre la "solidaridad mecánica" (que se produce entre individuos de pequeñas comunidades –una familia, una vecindad, etc.–, en donde todos se conocen entre sí y están dispuestos a obrar empáticamente los unos con los otros) y la "solidaridad orgánica" (propia de los grandes grupos humanos, en donde el individuo no recibe un trato tan afectuoso ni empático por parte de sus pares, ya que muchas veces se ve obligado a competir contra ellos para subsistir). En el mundo regido por la solidaridad orgánica, los conceptos de deberes y obligaciones se vuelven entonces más importantes que los derechos individuales, por lo que las personas que no pueden cumplir con sus deberes y sus obligaciones son menospreciados y marginados. Bourgeois, preocupado por esa situación, sostuvo que el Estado existe para intentar lograr que las relaciones de solidaridad en un país dejen de ser orgánicas para devenir mecánicas.

A raíz de ello Bourgeois luchó por la creación de un salario mínimo, de un sistema de seguros contra accidentes laborales y contra el desempleo, de un impuesto al valor agregado, y de un sistema educativo enteramente gratuito.

El solidarismo o liberalismo social fue particularmente popular entre los políticos krausistas de España e Iberoamérica (José Canalejas, Hipólito Yrigoyen, José Batlle y Ordóñez, etc).

Solidarismo católico

El solidarismo en sentido católico fue desarrollado en Alemania hacia principios del siglo XX. La premisa de la cual partía era similar a la de los solidaristas liberales: en cualquier sociedad los intereses de todos sus miembros tienden a converger, por lo que el individualismo es un obstáculo para el bienestar general.

Sin embargo el solidarismo católico –a diferencia del solidarismo liberal– plantea que la solidaridad no debe producirse a través de leyes, sino que es obligación de la conciencia de cada individuo optar por ella en desmedro del egoísmo. De allí que la Iglesia Católica juegue un rol preponderante en el mundo social, ya que al predicar el amor por el prójimo (algo poco enfatizado entre protestantes) empuja al individuo a cumplir con su deber social.

Para los solidaristas católicos no existen clases sociales enfrentadas las unas contra las otras, sino que hay diversos sectores sociales que, si se lo proponen, pueden cooperar pacífica y armoniosamente entre si.

El más lúcido teórico del solidarismo católico fue el jesuita Heinrich Pesch, cuya obra sirvió de base para la redacción de la encíclica Quadragesimo Anno del Papa Pío XI, la cual expone lo que hoy se conoce como Doctrina Social de la Iglesia.

Los partidos democristianos o de inspiración democristiana de los países con mayoría católica suelen promover o desarrollar visiones solidaristas. También la federación sindical Solidaridad, que tanto hizo para combatir al gobierno comunista en Polonia durante la década de 1980, adhería a esta corriente.

Solidarismo nacionalista

El solidarismo nacionalista tiene su origen en Bélgica durante la década de 1930. Joris Van Severen, fundador de VerDiNaSo, comenzó a emplear el término "nacional-solidarista" para explicar qué era lo que hacía a su movimiento diferente del socialismo marxista y del liberalismo capitalista. Esta agrupación (que promovió primero el pan-flamenquismo y luego el pan-belgismo), era ideológicamente próxima a otras agrupaciones europeas de la época como el NSDAP. Sin embargo, la desconfianza en el término "socialismo", y su deseo de no ser confundido con una sucursal de los alemanes en el Benelux, llevó a Van Severen a buscar una alternativa para bautizar a su movimiento, aprovechando el leve eco que generaba el solidarismo liberal y el solidarismo católico en su país.

A mediados de la década de 1960, la extrema derecha francesa incorporó el término "solidarista" como modo de liquidar la distinción entre izquierda y derecha. Al proclamarse contrarios al materialismo (tanto al totalitario de la URSS como al usurocrático de los EEUU), tuvieron que recurrir a un término que dejara en claro que estaban en contra de la banca internacional y del lado de los trabajadores, pero sin por ello convertir al ser humano en una criatura desarraigada y llena de rencor. De allí surgió por tanto el solidarismo nacionalista.

Los movimientos que impulsaron el solidarismo nacionalista en Francia fueron el Mouvement Jeune Révolution (MJR) –después convertido en Mouvement Solidariste Français (MSF)–, como también el Groupe d'Action Jeunesse (GAJ), la Union Solidariste (US), y el Groupe d'Action Solidariste (GAS).

En la actualidad el Front National en Francia y Nation en Bélgica reconocen ser promotores del solidarismo nacionalista.

Solidarismo ruso

El solidarismo ruso tiene como inspiración al filósofo tradicionalista Vladímir Soloviov (maestro de Tolstoi, Bulgakov, Berdiayev y muchos otros) y al policía y sindicalista Sergei Zubatov, creador del socialismo policial, una doctrina que propugna la intervención estatal en asuntos sindicales para que los trabajadores colaboren pacíficamente con las autoridades en lugar de enfrentarlas con violencia. Su origen data de la década de 1930, cuando muchos jóvenes de la Rusia blanca exiliados de su país tras la Revolución de Octubre alcanzaron la madurez y se propusieron tomar acciones concretas para acabar con el régimen soviético, en lugar de proseguir con el camino de resignación que habían escogido sus padres.

Rechazando la dicotomía entre materia y espíritu, el solidarismo ruso se concentra en el hombre como un ser concreto, que tiene necesidades, y que convive con sus pares. En base a ello, proponen la solidaridad como principio fundacional de las relaciones humanas. Esta filosofía los lleva a rechazar tanto al capitalismo como al socialismo.

Los máximos representantes del solidarismo ruso son los miembros de la Alianza Nacional de Solidaristas Rusos (NTSR según la sigla rusa), organización que nació en Belgrado, Serbia, en 1930, y que aún subsiste hasta el día de hoy. Durante los años en que existió la URSS, la NTSR se negó a aproximarse a los bolcheviques, acusándolos de ser una fuerza intrínsecamente corrupta, que no está con los pueblos sino en contra de ellos. En la actualidad la NTSR ha evolucionado hacia posiciones más parecidas al liberalismo clásico.

Críticas al solidarismo

El teórico liberal Ludwig von Mises ha señalado que el solidarismo constituye un ataque a la posesión de un bien, por lo que, en el fondo, equivaldría a una defensa de la abolición de la propiedad. A raíz de ello, este autor tilda al solidarismo de "pseudo-socialismo".

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