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Vara de Esculapio
El báculo de Asclepio, para los griegos, o la vara de Esculapio, para los romanos, es un antiguo símbolo asociado con la curación de enfermos mediante la medicina. Se trata de una vara con una serpiente enrollada, representando al dios griego Asclepio (Esculapio para los romanos).
Este símbolo es utilizado por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana Médica y de Osteopatía, la Asociación Australiana y Británica Médica y diversas facultades de medicina en todo el mundo.
Descripción
La vara es un tronco, de cabeza nudosa, donde se enrosca una serpiente que exterioriza la cabeza, quedando separada y erguida. Este símbolo con el paso del tiempo sufrió cambios al recibir la influencia de las costumbres y creencias del hombre, según el momento histórico; entre ellas, la magia y el sortilegio que usaron los primeros médicos que, al separarse del estado sacerdotal, tuvieron que tener su propio símbolo que los identificara, por lo que finalmente quedó como ha llegado a la actualidad: una vara fina con un nudo en el extremo superior, rematado por un pseudo espejo formado por un ramo de uvas estilizado; la serpiente está enroscada en la vara y queda su cabeza frente al pseudo espejo.
Leyenda
En la mitología griega, Asclepio tenía una vara que tenía el poder de curar todas las enfermedades. Homero cuenta en La Ilíada que Esculapio existió en el siglo XII a. C.; y vivió en Tesalia, Grecia. Fue guerrero y participó en la Guerra de Troya junto con sus hijos Podaleiro y Macaón, también médicos, patrones éstos de los internistas y de los cirujanos respectivamente.
Este símbolo aparece en el siglo IX a. C. Según cuenta la leyenda, estando Esculapio en casa de Glauco, quien se encontraba mortalmente herido, apareció en ese momento en la habitación una serpiente y Esculapio la mató con su bastón; otra serpiente entró al aposento llevando en su boca unas hierbas con las que revivió a la serpiente muerta, poniéndosela en su boca. Emulando esto, Esculapio salva a Glauco de la muerte.
Esculapio luego de su muerte fue inmortalizado, y se dio así inició al mito, siendo venerado en Atenas, Corinto y Pérgamo, ciudad natal del Galeno.