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Caduceo
El caduceo (del latín cādūceus, derivado del griego κηρύκειοv, kērýkeion, que significa 'vara del heraldo o embajador'), es el bastón que porta Hermes en la mitología griega y en consecuencia por Hermes Trismegisto en la mitología greco-egipcia. El mismo bastón lo llevaban otros heraldos como Iris, la mensajera de Hera. El bastón corto está entrelazado por dos serpientes, a veces coronadas por alas. En la iconografía romana, se representaba llevado en la mano izquierda de Mercurio, el mensajero de los dioses.
Algunos relatos afirman que las imágenes más antiguas del caduceo tienen sus raíces en Mesopotamia con el dios sumerio Ningishzida; Su símbolo, un bastón con dos serpientes entrelazadas a su alrededor, se remonta al 4000 a.C. al 3000 a.C.
Originalmente el caduceo consistía en una rama de olivo con dos hebras de lana, las cuales se han ido sustituyendo sucesivamente por dos cintas blancas y después por dos serpientes entrelazadas y mirándose cara a cara. La rama de olivo se convirtió finalmente en una vara con puño y dos alas extendidas.
Uso a través de la historia
En la antigua Grecia, el caduceo (vara con alas y serpientes entrelazadas) lo llevaban los heraldos y embajadores como señal de inviolabilidad personal, pues era el símbolo de Hermes mensajero de los dioses. Hoy el caduceo suele usarse impropiamente en lugar de la vara de Esculapio, como emblema de la profesión médica.
Según la mitología griega, Mercurio hizo una lira de un caparazón de tortuga y su música agradó tanto al dios Apolo que le hizo el embajador de los dioses. Adonde quiera que fuere Mercurio llevaba consigo el caduceo como varita mágica. Sus obligaciones incluían llevar mensajes a los dioses y promulgar asambleas. En cierta ocasión separó Mercurio dos serpientes que estaban enzarzadas en mortal combate; desde entonces empezó a repartir mensajes entre enemigos y la varita se convirtió en símbolo de neutralidad.
Mercurio también presidía el acto del coito, y quizá por esta razón el caduceo lleva dos serpientes: macho y hembra; sin embargo, para los que veneraban al persa Zoroastro las dos serpientes representaban al dios Ormazd y al espíritu maléfico Ahriman. Además de pacificador, Mercurio era dios de los mercados, patrón del comercio y del juego de dados. Con su fascinadora elocuencia convencía de que el mal era el bien.
En el siglo XVI el impresor alemán Froeben usaba el caduceo como sello distintivo de su establecimiento. La gente de mar adornaba sus barcos mercantes colocando este símbolo en la proa de las naves; en la bahía de Marsella se ve el caduceo pintado en una roca, dando la bienvenida a los navegantes. En cierta ocasión un banco de Francia usó en sus cheques la figura del caduceo como símbolo de prosperidad.
El caduceo no se empezó a usar como emblema de la medicina hasta que el aristócrata William Butts, médico del rey Enrique VIII de Inglaterra lo incluyó en su escudo nobiliario; tres siglos más tarde, la Casa Editorial de Libros Médicos, J. S. M. Churchill, siguió el ejemplo de Froeben. En 1856, el Servicio del Hospital de la Marina (EEUU), antecesor del actual organismo de la Salud Pública, pensó que el caduceo sería un buen símbolo para significar el carácter no combatiente de la clase médica. Finalmente, en 1902 fue adoptado oficialmente por el cuerpo médico del Ejército de los Estados Unidos, en sustitución de la Cruz de San Juan.
En la alquimia
Para los alquimistas el papel anunciador del Caduceo se debe a su asociación con la Estrella, otro de los símbolos más importantes de su acervo. La Estrella resulta de la conjunción de los triángulos del Agua y del Fuego (otro modo de hablar del Cielo y de la Tierra o del arriba y del abajo), que muchos autores relacionan con la Estrella de los Reyes Magos, que les anunció y condujo hasta el nacimiento de Cristo, símbolo para ellos de la Piedra, el Lapis Philosophorum.
También se ha relacionado al Caduceo con el Gallo, que nos anuncia el día, animal que los galos consagraban precisamente a Mercurio.