Informe Leuchter

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Artículo destacado
Portada del Informe Leuchter con prólogo de David Irving.

El Informe Leuchter es el nombre por el cual se conoce a una extraordinaria investigación pericial realizada en 1988 por el estadounidense Fred A. Leuchter, quien es especialista en el diseño y construcción de equipos para la ejecución de prisioneros en las cárceles de su país. Este documento ha sido una de las principales herramientas de los revisionistas del Holocausto para demostrar materialmente la falsificación de las cámaras de exterminio en Auschwitz I, Auschwitz-Birkenau y Majdanek.

Objetivos del Informe

El informe fue realizado con dos propósitos:

  • Para defender judicialmente a Ernst Zündel, procesado por los cargos de negación del Holocausto y de "fomentar el odio racial" (sic).

Historia

La imposibilidad técnica de los supuestos gaseos y cremaciones en masa ya había llamado la atención de varios investigadores como Ditlieb Felderer y Robert Faurisson, en la década de los setenta, pero aún no se había realizado un análisis científico directo a los instrumentos con los que se habrían cometido los supuestos crímenes, es decir, las cámaras de gas y los crematorios. Ni siquiera en el tiempo en que se llevaron a cabo las acusaciones se realizó un dictamen pericial sobre las armas de los supuestos delitos; en ninguno de los juicios contra los nazis se ordenó elaborar tal peritaje, necesario para cualquier proceso por homicidio.

Fue así que Ernst Zündel contrató los servicios de Leuchter en 1988 a cambio de 35.000 dólares. Leuchter se dispuso a viajar a Polonia luego de una reunión donde revisó fotografías de campos de concentración durante la guerra, planos de los crematorios y de las cámaras de gas, documentos sobre el gas Zyklon B y diapositivas tomadas de los sitios por el investigador Ditlieb Felderer en 1970.

El 25 de febrero de 1988, Leuchter viajó a Polonia, junto con su esposa Carolyn, el camarógrafo Jürgen Neumann, el dibujante Howard Miller y la colaboración del intérprete polaco Tjudar (Theodor) Rudolf, para recoger muestras y tomar imágenes. Sirviéndose de un martillo y un cincel, extrajo sin permiso trozos de pared y de suelo de las cámaras de exterminio y de desinsectación. Las muestras fueron obtenidas de forma subrepticia ya que el gobierno de Polonia no permite la libre investigación de las presuntas cámaras. Las muestras fueron llevadas a Estados Unidos y entregadas al laboratorio dirigido por el químico judío estadounidense James Roth, sin ser informado de dónde procedían las muestras, sólo que se trataba de un análisis pericial para un juicio, esto con el fin de no influenciar los resultados.

Argumentos y observaciones técnicas del informe

La argumentación de Leuchter se basó principalmente en los siguientes puntos:

Considerando que el cianuro llega a perdurar durante siglos en argamasa y piedra, los resultados del análisis del Dr. Roth determinaron que:

  • Las muestras extraídas de las cámaras de desinsectación contenían una muy elevada cantidad de cianuro. En la superficie de dichas cámaras se habían encontrado residuos de azul de Prusia.
  • Las muestras extraídas de las supuestas cámaras de exterminio contenían un rastro nulo o ínfimo de cianuro, careciendo la totalidad de éstas de dichos residuos de azul prusiano en su superficie.

Otras observaciones técnicas sobre estas supuestas cámaras de exterminio que contiene el informe, incluyen los siguientes puntos:

  • Las cámaras no están selladas herméticamente y sus puertas son de madera, es decir, que continuamente hubiera habido fugas de gas letal. Al realizar una ejecución, el gas hubiese penetrado en el hospital de las SS que estaba enfrente y habría matado a médicos y pacientes.
  • Faltan mecanismos de distribución del gas, así como sistemas de calefacción, puesto que para que el Zyklon B pueda volatilizarse dentro de media hora, las cámaras de desinsectación necesitaban calentarse por lo menos a 25 ºC. La temperatura de las cámaras no superaban los 15 ºC (aunque el HCN del Zyklon B puede evaporarse levemente por debajo de esa temperatura, como explica el Informe Rudolf las tasas de evaporación proporcionadas por el fabricante resultan demasiado bajas como para producir la muerte según el tiempo y métodos relatados por supuestos testigos como Darío Gabbai).
  • No hay suficiente ventilación. Al realizarse una ejecución, no se hubiese podido ventilar con efectividad una cámara, para realizar al instante otra ejecución, como afirman los testimonios.
  • El Zyklon B puede permanecer incluso una semana después de un solo gaseo, en cantidad necesaria para significar un peligro a cualquiera que tuviera acceso a la cámara.
  • Las cámaras están construidas cada una en el mismo edificio donde están los crematorios, siendo que el gas Zyklon B es un gas explosivo. Es impensable que los ingenieros alemanes hayan decidido construir ambos mecanismos en el mismo complejo sin considerar el peligro que hubiese significado para todo el personal que laboraba.
  • Las puertas de todas las cámaras de gas, se abren hacia adentro, por lo que los comandos especiales no habrían podido entrar a la cámara llena de cadáveres.

Basándose en las conclusiones del análisis químico, Leuchter escribió un informe de 192 páginas en el que concluyó que "no existieron cámaras de gas para ejecuciones en ninguno de los tres campos, que las cámaras de gas ahí encontradas no podrían haber funcionado nunca para realizar ejecuciones y que únicamente servían para la fumigación de parásitos".

Reproducciones

Este análisis químico fue repetido dos veces más, la primera, por el Instituto de medicina forense de Cracovia, por solicitud expresa del Museo Auschwitz, y la segunda por el químico alemán Germar Rudolf. Rudolf llegó a las mismas conclusiones que el análisis del Dr. Roth, a quien critica en algunos puntos de menor importancia. Los resultados obtenidos por el Instituto de medicina forense de Cracovia, encontraron en las muestras de las supuestas cámaras de exterminio, rastros aún más pequeños de cianuro que los encontrados por el Dr. Roth. Sin embargo, para salir del apuro, tomaron la muestra de las cámaras de desinfección cuyas paredes habían sido blanqueadas y no obstante, hallaron en la misma indicios de cianuro mucho más elevados que en las muestras de las presuntas cámaras de gas.

Instituto de revisión histórica

A continuación repasaremos algunos argumentos presentados en la Novena Conferencia Revisionista del IHR (1989), y publicada en el número del verano de 1989 del The Journal of Historical Review.

La pregunta más fácil pero también más peligrosa de contestar en el mundo de hoy, pues se refiere lógicamente a la archipublicitada matanza de judíos durante la Segunda Guerra Mundial en cámaras de gas y hornos crematorios. Atreverse a denunciar esta mentira monstruosa ha significado perder su trabajo y hasta sus títulos a prestigiosos catedráticos de diversas nacionalidades, su acceso a publicaciones y archivos para historiadores "honestos", incluso su integridad física y hasta la vida a ellos y otros revisionistas menos conocidos.

Uno de estos valientes, que enfrentó el inmenso poder judeo-sionista internacional ha sido el ciudadano canadiense Ernst Zündel, sometido a varios procesos criminales en Canadá, asesorado y defendido por otros revisonistas quienes lograron contratar al reconocido experto en sistemas de ejecución, Fred A. Leuchter Jr.

Mr. Leuchter viajó a Polonia con un equipo de especialistas y visitó los llamados "campos de exterminio" de Auschwitz, Birkenau y Majdanek, en los que habrían sido gaseados 4 millones, 1 millón y 200.000 respectivamente según Simon Wiesenthal (no incluyó Treblinka, Belzec, Chelmno ni Sobibor pues ya no se alega que en ellos hubo cámaras de gas). Levantó planos en terreno midiendo personalmente, tomó muestras del piso, paredes y techo de las supuestas cámaras de gas y hornos crematorios, y también de una SALA DE DESINFECCION.

Analizadas todas las muestras por el laboratorio independiente ALPHA ANALYTICAL LABS de Ashland, Mass., su veredicto es aplastante: más de 20 de las muestras indicaron CERO depósito de cianuro y de las pocas que sí mostraban depósitos la más alta fue de 7,9 mg. Esta concentración máxima de apenas 7,9 debe contrastarse con la muestra de la sala de desinfección que arrojó 1050,0 mg!!!

Esto demostró científicamente que el Zyklon B, nombre comercial del gas de cianuro hidrogenado o ácido cianhídrico 'HCN' suministrado por la difamada fábrica DEGESCH se usó exclusivamente para fumigar y desinfectar. En otra parte el Informe explica porqué este gas NO es indicado para ejecuciones humanas, ni siquiera individuales. Y si se detectaron pequeñísimas cantidades en un tercio de las pretendidas "cámaras de gas" es porque alguna vez fueron desinfectadas con HCN.

El HCN ya había sido usado con este mismo propósito durante la Primera Guerra Mundial en Europa y en EE.UU. E incluso mucho antes en la Isla Ellis de Nueva York por el Servicio de Inmigración. Las salas de desinfección en que se le use deben tener una temperatura mínima de 25,7ºC y buena circulación de aire caliente SECO. Las supuestas cámaras de gas eran en realidad duchas y tenían canales de desagüe en el piso que llegaban al alcantarillado exterior... Por la absolutamente increíble aglomeración de 800 personas en su interior de 25 m2, según documentos oficiales del Juicio de Núremberg (¡OJO! son 28 personas en UN METRO CUADRADO!), el aire no circularía; más aún para calentarlo habrían sido necesarios quemadores con seguro riesgo de explosión.

Aunque es soluble en agua y altamente inflamable el HCN tiene la característica de impregnar los sólidos en forma de grandes manchas azuladas que permanecen por más de un siglo. Tales manchas no existen en las "cámaras de gas" ni en los hornos y en éstos era inevitable que alguna parte del HCN de los millones de cuerpos incinerados según la historia oficial, se depositara en las paredes. Dado que el Zyklon B no era calentado, no sería posible ejecutar personas con cantidades pequeñas de HCN ya que por debajo de los 26ºC este permanece en estado líquido. Al no gasificarse, no resulta adecuado para ejecuciones sino solo para fumigar superficies infectadas con insectos que es para lo que fue concebido. Tanto el licenciado Germar Rudolf como el ingeniero austríaco Wolfgang Froelich sostienen que los nazis debieron calentar el gas o utilizan cantidades ridículamente altas. Si agregamos que al fumigar es necesario airear la sala mínimo 48 horas, esto sería imposible si fueran ciertas en algo las cifras entregadas descaradamente por los expertos en "genocidio".

Actualmente las cámaras de gas para ejecuciones son de acero soldado o de plástico PVC con puertas y ventanas herméticas e impermeables, las instalaciones eléctricas son a prueba de explosión y deben operar con una presión negativa para evitar filtraciones al exterior. Y por supuesto no se usa el Gas Zyklon B sino se deja caer una pastilla de cianuro de sodio en una solución de ácido sulfúrico al 18%. Además contienen numerosos dispositivos de seguridad para la eliminación del gas luego de la ejecución y proteger a las personas que deben entrar a la cámara en ese momento; incluso se debe lavar con amoníaco el cuerpo del ajusticiado.

Los hornos crematorios analizados tampoco cumplen con los mínimos requerimientos para incinerar siquiera una ínfima parte de las cifras que entrega la propaganda. El Informe analiza uno por uno los hornos y da las cantidades máximas de incineraciones físicamente posibles, aclarando que corresponderían a un uso diario de 24 horas todos los días que estuvieron en funcionamiento. O sea, sin mantenimiento alguno, sin posibilidad de enfriarse ni de retirar las cenizas... ¡durante años!

Además han sido realizados dos estudios más químicos por otros especialistas, todos ellos con resultados en este mismo sentido. No hay ni un solo análisis de los exterminacionistas con resultados contrarios.... pero de todo esto no se habla jamás en la prensa.

En las cámaras de gas de Auschwitz

Por Fred A. Leuchter

Texto del Institute for Historical Review

Introducción

1988 fue un año muy informativo y asimismo un inquietante año. Quedé pasmado al comprender que una gran parte de lo que fui enseñado en la escuela sobre la historia el siglo XX y la Segunda Guerra Mundial era un mito, si no una mentira. Primero estuve sorprendido; después molesto; después concienciado; el mito del Holocausto estaba muerto.

Como todos los niños Americanos nacidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, fui enseñado sobre el supuesto genocidio perpetrado por los "nazis" sobre los Judíos. Hacia la época en que alcancé la Universidad, no tenía ninguna razón para no dejar de creer en nada de mi educación, excepto que tenía algunos problemas para tragarme los números de muertos, que se dijeron que eran un total de más de seis millones de personas. Pero ahí paró. Yo creía en el genocidio Nazi. No tenía ninguna razón para no creerlo.

Unos veinticuatro años después, un muy creyente ingeniero estaba sentado en su mesa de trabajo en una tarde nevada de enero, cuando sonó el teléfono. Este muy creyente ingeniero estaba a punto de recibir una muy chocante lección de historia, una que le causaría el cuestionarse que la mentira del Holocausto, de cincuenta y cinco años de edad, y la aplicación de la mentira a generaciones de niños. "Hola, soy Robert Faurisson" - y este muy creyente ingeniero no creería más.

Antecedentes

Durante los últimos nueve años he trabajado con la mayoría si no todos, los estados de los Estados Unidos que tienen pena capital. Diseño y fabrico equipamiento para ejecuciones de todo tipo, incluyendo sistemas de electrocución, equipamiento para inyecciones letales, horcas y equipos de cámaras de gas.

He sido consultado, o suministrado equipamientos, a la mayoría de los estados y al gobierno federal. Debido a mi asociación con los estados en esta materia, fui recomendado a la defensa de Zundel como asesor sobre cámaras de gas por Warden Bill Armontrout del Penitenciario del Estado de Missouri.

Después de contestar mi teléfono en esa fría tarde de Enero, me reuní con el Dr. Robert Faurisson dos veces en Boston y, como resultado de estos encuentros, fui citado en Toronto para reunirme con Ernst Zündel, el abogado Doug Christie y el resto del muy capacitado equipo de Zundel.

El Dr. Robert Faurisson había postulado trece años antes que un especialista en cámaras de gas debía ser buscado para poder evaluar las que se afirmaban que eran cámaras de gas en Polonia y para informar sobre su eficacia para objetivos de ejecución.

El fin de semana del día de San Valentín nos encontrábamos yo y Carolyn, mi mujer desde hace dos semanas, en Toronto. Siguieron dos días de largas reuniones, durante las cuales me enseñaron fotos de las que se afirmaban que eran cámaras de gas en Polonia, documentos Alemanes y fotografías aéreas de los Aliados. Mi examen de este material me llevó a cuestionarme si estas cámaras de gas eran de hecho, instalaciones de ejecución. Se me preguntó si iría a Polonia y si realizaría una inspección física y un análisis forense reflejando los resultados en una evaluación escrita de estas supuestas cámaras de gas, algunas en sitios de los que jamás había oído hablar.

Después de una debida consideración, acepté e hice planes para ir a Polonia, aguardando una fecha con una mínima capa de nieve. También declaré que aunque las fotos y los documentos parecían apoyar la opinión de que estos lugares no eran, de hecho, instalaciones de ejecución, me reservaría el juicio final hasta después de mi examen y, si determinaba que estas instalaciones eran, de hecho, o pudieron haberlo sido, cámaras de gas para ejecuciones, yo declararía ésto en mi informe. El informe final pensaba ser utilizado como evidencia por la defensa de Ernst Zündel en su juicio criminal pendiente en Toronto, y debía estar preparado para testificar bajo juramento.

Los preparativos para el viaje me requirieron llevar sencillas bolsas, revistas de documentación y herramientas. Muy pocos turistas llevan martillos, cinceles, taladros y cinta para medir mientras viajan. Los escondí en el forro de mi maleta y esperé que ocurriese lo mejor. Además, tenía mapas de Polonia, Checoslovaquia y Austria, en el caso de que tuviésemos que realizar una apresurada y no programada salida. Y finalmente, los regalos con los que sobornamos a las personas del museo para que nos suministrasen copias de documentos de los Archivos del Museo.

Nuestro equipo

Fui afortunado al tener un competente y seguro grupo de profesionales: mi mujer Carylon, mi asistente general; el Sr. Howard Miller, delineante; el Sr. Juergen Neumann, cinematógrafo; el Sr. Tijudar Rudolf, intérprete. Todos sabían, que si nos cogían, el gobierno Polaco tendría un tenebrosa visión de nuestras actividades y propósitos, dejando de lado la supresión de mis muestras de santuarios y monumentos nacionales.

Y los dos miembros de hecho de nuestro grupo, el Sr. Ernst Zündel y el Dr. Robert Faurisson, que por obvias razones no podían acompañarnos en persona, pero que sin embargo, estaban con nosotros en espíritu en cada paso en el camino.

El viaje

El 25 de Febrero de 1988, tomamos rumbo a Polonia. Neumann y Rudolf, el contingente canadiense, se unieron a mi y al resto del equipo en Frankfurt.

Llegamos a Cracovia a última hora de la tarde y pasamos nuestra primera noche en el Hotel Orbis. Consumimos nuestra primera, de tres, comidas decentes en Polonia. Al siguiente día fuimos en coche a Auschwitz. Llegamos al Hotel de Auschwitz y fuimos saludados por el olor a desinfectante de sulfuro de nafta, un olor con el que no me había encontrado en muchos años. El hotel es aparentemente el alojamiento de los antiguos oficiales del campo. Comimos en el comedor del Hotel, una instalación al estilo de una cafetería. Esta fue nuestra primera comida no identificable, sopa de almidón y varios.

Realizamos una visita de reconocimiento del campo, durando hasta la tenebrosa luz de la tarde polaca y varias ráfagas de nieve, un hecho común. No cenamos, ya que no encontramos lugar alguno para comer en Auschwitz después de la puesta de sol en nuestra primera noche.

Auschwitz y Birkenau

El siguiente día empezamos nuestro trabajo en las que se afirmaban que eran cámaras de gas en el complejo de Auschwitz. Desafortunadamente, fuimos incapaces de terminar mucho debido a las constantes interrupciones de las visitas del domingo, tanto oficiales como no oficiales.

Carolyn se mantuvo en guardia en una entrada y Tijduar en la otra, avisándome a mi, a Jurgen y a Howard de su llegada. Era demasiado peligroso el tomar muestras forenses y filmar, por lo que nos fuimos a Birkenau hacia el mediodía.

En Birkenau empezamos un paseo de cuatro horas en el maldito frío polaco y a través de ráfagas de viento y nieve tan densas que no podíamos vernos los unos a los otros a distancias mayores de unos pocos pies. Desafortunadamente, no esperamos el pasar tanto tiempo caminando a través de campo y, dado que los vehículos no están permitidos en su interior, dejamos a Carolyn detrás nuestro en el coche. Dado que nos olvidamos el dejarla las llaves, casi se congela en la fría tarde Polaca. Visitamos los barracones, los Crematorios II, III, IV y V, la sauna y los supuestos hoyos de cremación. Tomamos muestras, documentamos nuestras actividades en cinta de vídeo y en fotos, e hicimos dibujos a escala de estas instalaciones, documentando cuidadosamente los lugares de donde retiramos todas las muestras forenses. Tuvimos que forzar la entrada al edificio de la sauna, ya que estaba cerrada.

En el Crematorio II; descendí a las profundidades de la supuesta cámara de gas, un mojado, húmedo lugar subterráneo no visitado por el hombre en casi cincuenta años. ya que el edificio había sido reducido a añicos, probablemente por un equipo militar de demoliciones Alemán. Afortunadamente, había menos guardias y menos tráfico peatonal, haciendo nuestras condiciones de trabajo considerablemente mejores que las que tuvimos antes, en Auschwitz.

Habiendo sido instruidos por nuestros vacíos estómagos de la noche anterior, encontramos y comimos en un restaurante en la estación de autobuses, el único válido restaurante en Auschwitz. Retornamos al Hotel Auschwitz para la noche.

Al día siguiente, Lunes, empezamos nuevamente nuestro trabajo en Auschwitz, habiendo finalizado las visitas dominicales. Fuimos capaces de obtener nuestras muestras, cintas y documentación. habíamos, para entonces, obtenido huellas azules de las supuesta instalación de cámaras de gas y éramos capaces de seguir los cambio estructurales hasta las fechas en cuestión. También verificamos la existencia de un desagüe en el suelo en el período de tiempo del uso de las supuestas cámaras de gas.

Como conclusión en Auschwitz, condujimos nuevamente a Birkenau para tomar nuestra muestra de control en la instalación de desinfección número 1. Desafortunadamente, el edificio estaba cerrado y otra vez tuvimos que forzarlo y entrar para acceder a la cámara de desinfección. Otra vez comimos en la estación de autobuses, y nos retiramos pronto al Hotel Auschwitz.

En la mañana del artes, mientras esperábamos el fallido intento de Tjudar de obtener una lata de Gas Zyklon B, Jurgen y yo realizamos unas cintas de vídeo de los lugares dentro del campo. Nos trasladamos del Hotel Auschwitz a un hostal cercano, obteniendo unas habitaciones recién dejadas libres. Comimos en la estación de autobús y nos retiramos pronto.

En al mañana del miércoles comimos un muy agradable desayuno de jamón, queso y pan (nuestra segunda comida decente en Polonia) y empezamos nuestro viaje a Lublin para ver Majdanek. Tras un último vistazo a Auschwitz, cogimos el coche hacia Majdanek.

Lublin (Majdanek)

Varias horas después, llegamos a Majdanek, y visitamos el museo, la reconstrucción de la supuesta cámara de gas y del crematorio. Finalmente llegamos a la desinfección 1 y 2 y examinamos las instalaciones. Era extremadamente difícil trabajar, ya que el guardia hacía rondas cada diez o quince minutos. Las supuestas cámaras de gas estaban bloqueadas con puertas y no accesibles para una inspección detallada para el público general. Era necesario para mi el traspasar estas puertas para entrar en las áreas prohibidas. Otra vez Carolyn y Tijudar se mantuvieron vigilando mientras yo tomaba medidas y hacía un examen detallado de estas áreas. Una vez casi nos pillan: fui forzado a pasar el obstáculo de la puerta y estaba todavía en el aire en medio de un salto cuando entró el guardia. Afortunadamente, estaba más interesado en Jurgen y su cámara como para verme a mi antes de que tocase el suelo.

El retorno

El campo cerraba a primera hora de la tarde y el guardia, algo antipático, nos dijo que lo abandonásemos. Hacia las tres estabamos de camino hacia Varsovia, un viaje que nos llevaría cinco horas a través de la lluvia y la nieve. Nuestra reserva del hotel se perdió, pero afortunadamente, con la ayuda de un miembro de la embajada, pudimos pedir habitaciones en otro hotel.

Tuvimos nuestra tercera comida comestible en Polonia esa noche y fuimos a la cama para preparar nuestro viaje de vuelta a casa el Jueves. A la mañana siguiente desayunamos y nos dirigimos al aeropuerto para nuestro viaje de vuelta.

Subimos abordo del avión de las líneas polacas tras pasar por aduanas -mi maleta, conteniendo veinte libras (nueve kilos) de muestras prohibidas, afortunadamente ninguna de las cuales fue encontrada. No respiré tranquilo hasta que pasamos el puesto de control de pasaportes de Frankfurt. Nuestro equipo se dividió en Frankfurt, para los viajes de regreso a Estados Unidos y Canadá, respectivamente. Tras nuestra vuelta (el 3 de Marzo), entregué las muestras forenses en un laboratorio de ensayos de Massachusetts. Tras recibir los resultados de las pruebas, preparé mi informe, combinando mi conocimiento sobre las instalaciones de cámaras de gas y los procedimientos con el estudio que había completado en los crematorios y con las respuestas de fabricantes de los Estados Unidos. Con los resultados de mi investigación creo que todos están familiarizados.

Como conclusión a mi informe testifiqué en Toronto -pero eso es otra historia, para otro momento.

Los hallazgos

1. Cámaras de gas

Los resultados publicados en el Informe Leuchter son algo importante. Categóricamente, ninguna de las instalaciones examinadas en Auschwitz, Birkenau y Lublin pudieron haber aguantado, ni de hecho aguantaron, múltiples ejecuciones utilizando ácido cianhídrico, monóxido de carbono o cualquier otro supuesto o actual gas letal. Basándonos en muy generosamente máximas estimaciones para todas las supuestas cámaras de gas, contabilizando 1.693 personas por semana, y asumiendo que las instalaciones podían albergar ejecuciones con gas, se hubiesen necesitado sesenta y ocho (68) años para ejecutar al supuesto número de seis millones de personas. Esto quiere decir que el Tercer Reich existió durante unos setenta y cinco (75) años. Considerar estas instalaciones como capaces de efectuar ejecuciones masivas, múltiples o incluso individuales, es ridículo e insultante para cualquier individuo de este planeta. Más aún, aquellos que promocionan esta falsedad son negligentes e irresponsables por no investigar estas instalaciones antes y cerciorarse de la verdad antes de adoctrinar al mundo con lo que puede haberse convertido en el mayor truco propagandístico de la historia.

2. Crematorios

De igual importancia son los errores exterminacionistas relativos a los crematorios. Si estos crematorios, operando a un ritmo teórico máximo cada día, sin parar momento alguno y a un ritmo constante (una situación imposible), y si aceptamos la cifra de al menos seis millones de ejecuciones, el Tercer Reich duró durante al menos cuarenta y dos (42) años, ya que hubiese llevado treinta y cinco (35) años como un imposible mínimo para cremar a estos seis millones de cuerpos.

Nadie, por mucho que extienda su imaginación, podrá afirmar (ni siquiera pensar) que el Tercer Reich duró setenta y cinco (75) años, ni siquiera cuarenta y dos (42), pero nos quieren hacer creer que seis millones de almas fueron ejecutadas con un equipamiento que posiblemente no pudiese haber funcionado, más que un séptimo del tiempo mínimo necesario para ello.

3. Forense

Las muestras forenses fueron tomadas de los lugares visitados. Una muestra de control fue retirada de la instalación de desinfección 1 en Birkenau. Se postuló que debido a alto contenido en hierro de los materiales del edificio, en estos campos la presencia de ácido cianhídrico resultaría en la formación de un compuesto ferrocianuro férrico, como se evidencia por el azul prúsico en las paredes de las instalaciones de desinfección.

Un análisis detallado de las treinta y dos muestras tomadas en los complejos de Auschwitz y Birkenau mostraron 1,050 mg/Kg de cianuro y 6,710 mg/kg de hierro.

Resultados mayores fueron encontrados en las supuestas cámaras de gas pero ninguna huella significativa de cianuro. Esto sería imposible si estos sitios estuvieron expuestos la gas del ácido cianhídrico, porque las supuestas cámaras de gas fueron supuestamente expuestas a cantidades mucho mayores de gas que la instalación de desinfección. Sin embargo, el análisis químico apoya el hecho de que estas instalaciones nunca fueron utilizadas como instalaciones de ejecución por gas.

4. Construcción

La construcción de estas instalaciones muestran que nunca fueron utilizadas como cámaras de gas. Ninguna de estas instalaciones estaban selladas. No se tomó nunca ninguna medida para prevenir la condensación de gas en las paredes, en el suelo o en el techo. No existió medida alguna para que se escapase la mezcla aire-gas de estos edificios. No existió medida alguna para introducir o distribuir el gas a lo largo de la cámara de gas. No existió alumbrado resistente a explosiones y no se hizo ninguna vez un intento para prevenir las gas de entrar en los crematorios, aun cuando el gas es altamente explosivo. No se tomó ninguna medida para proteger a los operarios de la exposición al gas o para proteger a las personas no participantes de la exposición.

Específicamente, en Auschwitz, un desagüe en el suelo estaba conectado directamente al desagüe principal del campo. En Majdanek, un camino con pendiente hacia adentro, alrededor de la supuesta cámara de gas hubiera recogido la filtración del gas y hubiera traído como resultado una trampa mortal para el personal del campo. Ningún motor de extracción existió jamas. El gas del ácido cianhídrico es extremadamente peligroso, es un gas letal y en ningún lugar habían medidas para realizar un manejo seguro. Las cámaras eran demasiado pequeñas para acomodar más de una pequeña fracción de los números que se afirman. Simple y llanamente, estas instalaciones no podrían haber operado para cámaras de gas para ejecuciones.

5. Conclusión

Tras un examen minucioso de las supuestas instalaciones de ejecución en Polonia y sus crematorios asociados, la única conclusión a la que se puede llegar por una persona responsable y racional es el absurdo de la idea de que estas instalaciones fueron capaces de, o fueron utilizadas como, cámaras de gas para ejecuciones.

El Informe Leuchter fue el primer estudio forense de este tipo realizado en los llamados campos de exterminio. sus resultados han sido demoledores y han obligado a los inventores de la historia oficial a formular ahora absurdas teorías que puedan encajar con los resultados obtenidos por Leuchter. El desplome de mentiras ha sido de tal calibre que los grupos mafiosos dedicados a mantener la memoria del Holocausto han atacado a Leuchter hasta acabar en la práctica con su carrera profesional. Debido a que se trataba del primer estudio forense de este tipo realizado en Auschwitz, el informe Leuchter contenía algunos errores que sin embargo no afectaban a la argumentación fundamental de sus conclusiones. El Informe ha intentado rebatirse en base a esos errores, pero la argucia duró poco ya que los estudios posteriores de Germar Rudolf y de Dan Desjardins corroboraron lo fundamental de los hallazgos de Leuchter.

Críticas

Los ataques más comunes al Informe se concentran sobre todo en la figura de Leuchter, no en sus conclusiones, ya que éstas fueron validadas por otros expertos que contaban con todas las acreditaciones necesarias.

Titulación profesional

Aunque el testimonio oral de Leuchter fue aceptado en el juicio de Zündel, el informe pericial fue rechazado por el Tribunal por su presunta ausencia de acreditación profesional. En octubre de 1990, un tribunal de Massachussets procesó criminalmente a Leuchter por ejercer la ingeniería sin tener licencia, hecho que si bien de cierto modo le restó credibilidad al informe, no le restó validez, puesto que fue repetido y confirmado por el químico Germar Rudolf, entre otros, arrojando los mismos resultados.

Metodología

La principal crítica al Informe Leuchter alega que la recolección de las muestras fue defectuosa y que por ello el cianuro se habría diluido en la muestra dando un resultado negativo. El problema reside en que al extraer las muestras, se debe guardar una relación de la profundidad a la que se encuentra el material extraído en la superficie que se está evaluando, ya que esta puede influir en las concentraciones de cianuro que detecta el análisis. Pero Leuchter simplemente extrajo varios trozos de mampostería de profundidad indeterminada y los hizo analizar químicamente. Si bien existió un error, el autor lo reconoció desde el principio y fueron los propios revisionistas los que lo hicieron público. Esto no ha evitado que sus críticos se refieran al informe como "fraudulento", acusen a Leuchter de mala fe e intenten desacreditar los otros hallazgos que presenta el informe, que contradicen la hipótesis del exterminio y que no se relacionan en forma alguna con el análisis químico. Posteriormente fue presentado el Informe Rudolf que incluye el mismo análisis químico siguiendo la técnica correctamente y llegando a las mismas conclusiones. Este último no ha podido ser refutado científicamente hasta la fecha. El ingeniero austríaco Walter Lüftl también llegó a conclusiones similares luego de analizar la supuesta cámara de gas. Lüftl fue por años presidente de la Orden de Ingenieros Austriacos, el organismo representante de todos los ingenieros austriacos. Era un perito aprobado por las cortes que era llamado frecuentemente para testificar en materias de ingeniería. Los austriacos de inmediato le acusaron criminalmente por exponer su mejor punto de vista de ingeniería: que las instalaciones de Auschwitz de "gaseamiento" eran falsificaciones.

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