Ángel Alcázar de Velasco
Sumario
Biografía
Juventud
Nacido en una familia de gitanos, trabajó en diversos oficios desde muy joven. Uno de ellos fue el de novillero. Tomó la alternativa en la plaza de toros del barrio sevillano de La Pañoleta en 1927 y pasó a ser conocido en el mundo de la tauromaquia como "El Gitanito".
Influenciado por su protector, el pintor Nicanor Puerto Peco, intervino en La Sanjurjada en 1932, lo que le valió persecución.
Tuvo formación como filólogo en la Universidad de Salamanca, por lo que pudo luego insertarse en el ámbito periodístico español, convirtiéndose en redactor del diario La Nación.
Gustaba también de la poesía, siendo autor y recitador.
Militancia falangista
Se unió a Falange Española en 1934, integrándose a la Primera Centuria de Madrid. Ayudó a organizar y ampliar el aparato de prensa falangista.
Encontrándose en Asturias, José Antonio le pidió que averiguase sobre las actividades subversivas en la región, motivo por el cual se infiltró entre los círculos obreros asturianos y elevó un alarmante informe al líder falangista sobre la situación. Aunque José Antonio cumplió en avisarle a las autoridades republicanas sobre la huelga revolucionaria que los rojos estaban gestando en el norte de España, éstas no actuaron hasta que se desencadenó la sublevación. De todos modos Alcázar de Velasco recibió la Palma de Plata de manos de José Antonio como reconocimiento por su servicio a la patria.
Cuando se produce el Alzamiento Nacional en julio de 1936, el periodista se encontraba detenido en una prisión de Bilbao por sus actividades como falangista. Consiguió fugarse y escabullirse hasta la zona nacional, donde retomó sus labores como periodista.
Alineado con Manuel Hedilla, entendió que el legado joseantoniano estaba en peligro, por lo que les propuso a sus compañeros dos planes para asesinar a Francisco Franco, ninguno de los cuales fue finalmente ejecutado. Como se opuso al Decreto de Unificación, fue detenido en abril de 1937 y condenado a cadena perpetua en mayo de ese año.
Encarcelado en el Fuerte de San Cristóbal en las cercanías de la ciudad de Pamplona, en mayo de 1938 se acopló a una fuga masiva de prisioneros republicanos, pero sólo para desplazarse hasta el ayuntamiento y avisar a las autoridades lo que estaba ocurriendo.
Al finalizar la Cruzada de Liberación Nacional fue indultado. Por ello asistió como guardia de honor al traslado de los restos de José Antonio al Monasterio del Escorial en noviembre de 1939.
En enero de 1940 fue contratado por el Instituto de Estudios Políticos de Madrid por pedido de Ramón Serrano Suñer, de quien era su hombre de confianza.
Espionaje
Durante la Segunda Guerra Mundial, Alcázar de Velasco se ofreció como colaborador de la Abwehr a través de Serrano Suñer, motivado por su creencia de que el mundo se encontraba amenazado por una Conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional. Los alemanes le comentaron que necesitaban recabar información del Reino Unido, razón por la cual el periodista se entrevistó con Samuel Hoare, el entonces titular de la Embajada del Reino Unido en España, para presentarle un plan ficticio que tenía diseñado para derrocar a Franco y poner a Hedilla en su lugar, lo que supuestamente desencadenaría otra guerra civil que serviría para mantener a España alejada del escenario bélico europeo.
Gracias a ello viajó varias veces a Londres como miembro del cuerpo diplomático español, con la supuesta intención de conseguir apoyo para sus maniobras antifranquistas pero con el objetivo real de agrandar la red de los que espiaban para Alemania y obtener información que fuese útil para atacar Gibraltar. Su lugarteniente en la misión era el falangista Miguel Piernavieja, que finalmente fue identificado por el MI5 como un doble agente.
Por pedido de Walter Schellenberg, investigó al Duque de Windsor durante su exilio en Portugal y elaboró un plan para secuestrarlo en caso de que fuese necesario.
Yakichiro Suma, un diplomático japonés destinado a España, lo contactó en 1942 para solicitarle que constituya una red de espionaje a favor del país asiático. De ese modo nació la Red Tõ o Agencia Oriental, cuyo objetivo era el de averiguar sobre la capacidad bélica y el estado de la opinión pública en los Estados Unidos.
Si bien esta organización de espías produjo numerosos informes de inteligencia, los japoneses los consideraban mayormente dudosos. Pese a ello, dada la dificultad que tenían desde Tokio para conseguir información sobre sus enemigos, los asiáticos financiaron generosamente al grupo de Alcázar de Velasco durante los siguientes dos años.
Británicos y estadounidenses descubrieron las actividades de Alcázar de Velasco en 1944, en los meses en que España comenzaba a distanciarse del Eje Roma-Berlín-Tokio. A causa de ello Franco ordenó enviar al periodista a Berlín, para que los Aliados supieran que ya no operaba desde la península ibérica.
Poco antes de la caída de la capital alemana en manos de las tropas soviéticas, Alcázar de Velasco dejó su puesto en la embajada y se dirigió hacia Suiza. Allí permaneció unos meses asistiendo a algunos ciudadanos alemanes que deseaban exiliarse en España para evitar la prisión y el patíbulo (se especula que uno de ellos fue Martin Bormann).
Vida posterior
Después de la guerra, Alcázar de Velasco se dedicó al periodismo. Fue redactor del diario La Tarde hasta que comenzó a desempeñarse como corresponsal de la agencia de noticias PYERSA en 1947, lo que lo llevó a vivir en Argentina y México.
Según su testimonio, en 1952 se entrevistó con Adolf Hitler en Argentina. Encontró al hombre calvo y enfermo. Y le entregó la fotografía de dos niños que Bormann le había pedido fotografiar en Las Cruces, Nuevo México, y que, aparentemente, serían sus hijos.
En 1958 cesó sus actividades como espía para el Estado español.
Se dedicó a actividades culturales, siendo subdirector de la revista taurina Burtadero y del mensuario de información general De Pie. En ese periodo publicó dos libros en París: uno en el que cuenta como ayudó a Martin Bormann y a otros alemanes a exiliarse, y el otro -bajo el seudónimo de Paul Walton- en el que narra y analiza la Revolución Cubana. Asimismo escribió guiones para películas que nunca fueron filmadas.
Durante el primer lustro de la década de 1970 viajó extensamente por Hispanoamérica y África, publicando crónicas e informes en el diario Mediterráneo. Estuvo en julio de 1974 en Buenos Aires como enviado especial de PYERSA para dar cobertura periodística sobre la muerte de Juan Perón para la prensa española.
Publicó sus memorias en varios volúmenes y con los títulos de Los siete días de Salamanca, La gran fuga y Memorias de un agente secreto.
También incursionó en la pintura.
Bibliografía
- Siempre de paso. Tánger: Autoedición, 1932.
- Masiega. Madrid: Autoedición, 1936.
- Papeles de un falangista. San Sebastián: Revista Fotos, 1937.
- José Antonio, hacia el sepulcro de la fe. Burgos: Cóndor, 1939.
- Serraño Suñer en la Falange. Barcelona: Patria, 1941.
- La España de los Ortega. México: Tipografia Internacional, 1951.
- Notas para la historia de la Ciudad del Niño en Ciudad Juárez. Ciudad Juárez: El Fronterizo, 1953.
- Historia del Templo de Nuesta Señora de Guadalupe (junto con C. Calleros). México: Tipografia Internacional, 1953.
- Taurocatapsia. Madrid: Citius Altius Fortius, 1959.
- Martin Bormann no murió en Berlín: yo lo llevé a Sudamérica. París: Dalmas, 1962.
- La légion des caraïbes. París: Action, 1965.
- Esencia de hacer toreros. Madrid: Pandora, 1966.
- Medio siglo viendo toros. Madrid: Burtadero, 1967.
- Consumación: poema de la vegetación de la especie. Madrid: Editorial Técnica Española, 1968.
- Serranito, el de la suerte en la espalda. Madrid: Autoedición, 1971.
- Los siete días de Salamanca. Madrid: G. del Toro, 1976.
- La gran fuga. Barcelona: Planeta, 1977.
- El estilo de matar. Barcelona: Planeta, 1978.
- Memorias de un agente secreto. Barcelona: Plaza y Janés, 1979.
- La novia de los demonios. Madrid: Alca-Pancorbo, 1991.