Revolución bolivariana

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Chávez junto a manifestantes con una pancarta que reza "Solo el socialismo salva a la Humanidad".

Revolución Bolivariana es el término adoptado por la propaganda chavista para referirse al régimen que gobierna Venezuela desde 1998, con la elección de Hugo Chávez como presidente, sucedido mas tarde por Nicolás Maduro a partir de 2013.

Ideología

Según sus partidarios, la Revolución estaría basada en el ideario del libertador Simón Bolívar, en las doctrinas de Simón Rodríguez, quien proponía que Latinoamérica inventase su propio sistema político, y el General Ezequiel Zamora, quien defendía la tenencia de la tierra para los campesinos que la trabajaban. La revolución tiene como fin exportar el socialismo al resto de Latinoamérica. Una de sus primeras medidas fue el aprobar mediante referéndum la Constitución de 1999 que, entre otras cosas, cambió el nombre del país a República Bolivariana de Venezuela.

Hugo Chávez señaló que para llegar al socialismo habrá una etapa de transición que denomina como Democracia Revolucionaria. En un discurso a mediados de 2006, expresó:

"Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad."

Bolivar no era socialista

Bolivar nunca usó términos como socialismo, capitalismo, comunismo, burguesía o lucha de clases. Toda su terminología estaba basada en la ideología liberal a la que él mismo declaraba pertenecer.

Cuando Karl Marx nació, en 1818, Bolívar ya estaba formado intelectualmente (tenía 35 años) y cuando Marx publicó por primera vez su Manifiesto Comunista, en Londres, 1848, Bolívar llevaba dieciocho años de muerto. De todos los escritos publicados por Marx, en ninguno se menciona a Bolívar como una de sus fuentes o como ejemplo de socialista. Más bien, en las pocas ocasiones en que lo hace, Marx se mofa de Bolívar y de su proyecto político.[1] Recordemos como el pensador y judío alemán Heinrich Karl Marx (Moses Mordecai Marx Levy) describió al general y libertador venezolano como cobarde, tirano, resentido, mezquino y mentiroso. La intención de Chávez de asociar su movimiento político con Bolivar demuestra un alto grado de ignorancia sobre este personaje.

Según la escritora Marie Arana, que pasó tres años investigando la figura de Simón Bolivar, el libertador no era socialista:

"Bolívar ha sido manipulado por muchos políticos. En Venezuela, por Páez, Guzmán Blanco y Chávez. Fuera de Venezuela, por muchos más. Recordemos, por favor, que Bolívar no era socialista, que Karl Marx, muchos años después de la muerte del Libertador, odió a Bolívar."[2]
—Marie Arana, biógrafa de Bolivar

Zamora defendió el federalismo

Otro de los pilares ideológicos y modelos a seguir de la revolución lo constituye Ezequiel Zamora, personaje del Siglo XIX. No obstante, ello representa una gran contradicción a los postulados del socialismo. Zamora fue un gran defensor del Federalismo y las autonomías de las regiones. En cambio, la revolución bolivariana ejerce un sistema centralista asfixiante como se refleja en el Plan de la patria del propio Hugo Chávez, que propone acabar con el Estado federal.

Además resulta contradictoria la tenencia de esclavos por parte de Zamora[3].

Transición hacia una dictadura

Propaganda que reafirma la intención del régimen de perpetuarse en el poder.[4][5]

La revolución bolivariana tiene como objetivo final la implantación del socialismo (véase Plan de la patria) y cualquier vía para lograr su objetivo, incluyendo la democrática, sería válida. Para alcanzar el socialismo se pasaría por una etapa que Chávez denominó Democracia participativa. De esta forma se fomentaron los referéndums y elecciones democráticas en épocas en que el chavismo gozaba de una altísima popularidad. Pero con la llegada de Maduro al poder y la caída de su popularidad, se dejó en claro que su facción política seguiría en el poder por cualquier medio, democrático o no.

Desde 2015, el presidente Maduro dijo que de darse una victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre (cosa que finalmente ocurrió), gobernaría mediante una junta cívico-militar y advirtió que el país entraría en una de las más turbias etapas de su historia.

"Si se diera ese escenario, negado y transmutado, Venezuela entraría en una de las más turbias y conmovedoras etapas de su vida política y nosotros defenderíamos la revolución, no entregaríamos la revolución y la revolución pasaría a una nueva etapa. Quien tenga oídos que oiga. Quién tenga ojos, que vea clara la historia. La revolución no va a ser entregada jamás".[6]
Nicolás Maduro, 29 de octubre de 2015

En 2016, en una declaración similar a la hecha por Robert Mugabe en 2008, Maduro dijo que la oposición no volverá nunca al gobierno.

"Ni con votos, ni con balas entrarán más nunca en Miraflores".[4]
—Nicolás Maduro, 3 de noviembre de 2016

Aunque por aquel entonces el 80% de los venezolanos ya se oponían a sus políticas[7], Maduro volvió a insistir en que el chavismo nunca dejará el poder y que los opositores deben aprender a dejarse gobernar.

"La oposición debe entender que la revolución es irreversible y debe aprender a dejarse gobernar".[4]
—Nicolás Maduro, 3 de noviembre de 2016

En marzo de 2017, Nicolás Maduro disolvió la Asamblea Nacional de mayoría opositora mediante una orden del Tribunal Supremo de Justicia, controlado por jueces chavistas. Aunque tuvo que dar marcha atrás en esa medida, levantó una ola de indignación popular que se hizo irreversible a pesar de la dura represión del régimen.[8]

En mayo de 2017, el gobierno anunció la convocatoria de una Constituyente con el objeto de crear una nueva constitución. Sus críticos han señalado que se trata de una nueva maniobra al margen de la constitución que dotaría de superpoderes al régimen.

En junio de 2017, el presidente venezolano dijo:

"Aspiro a que el mundo escuche después de 90 días de violencia, de destrucción y de muerte: si Venezuela fuera sumida en el caos y la violencia y fuera destruida la revolución bolivariana, nosotros iríamos al combate. ¡Nosotros jamás nos rendiríamos! ¡Lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas, liberaríamos nuestra patria con las armas!"[9]
—Nicolás Maduro

Colectivos armados

Colectivos chavistas armados por el gobierno de Maduro.[10]
El caudillo chavista Valentin Santana al mando de colectivos motorizados portando armas de guerra con las que aterroriza a la oposición.

Los colectivos armados son bandas de delincuentes a las órdenes de régimen para intimidar y reprimir brutalmente a los opositores. En 2013 comenzaron con "labores de seguridad ciudadana" y en 2014, comienzan a actuar de forma habitual en la represión de las protestas sociales. Tienen armas rusas, fueron entrenados militarmente por guerrillas como las FARC y hacen negocios con grupos narcos colombianos como los Rastrojos. Operan principalmente en el barrio 23 de Enero, en el oeste de Caracas[11].

No son homogéneos, de hecho muchas veces tienen rivalidades e incluso enfrentamientos armados por el control territorial. Estos grupos operan como los dueños de las zonas que ocupan. Su primera función es "defender a la revolución bolivariana", para ello tienen todo tipo de armas y grupos de choque que usan para agredir a los que consideren que están en contra del modelo. Pero también ejercen una especie de "disciplina" dentro de su territorio, con su propio código de honor. Muchos incluso se ufanan de mantener los índices de crímenes por debajo de la media nacional (la peor del mundo con 70,1 homicidios por 100.000 habitantes)[11].

Los financia el gobierno a través de los planes sociales, les otorga partidas para sus proyectos culturales y gestionan tareas públicas como la distribución de alimentos. Pero los colectivos, además de mantener su fachada social, aprovechan su permiso de porte de armas para combinan sus actividades políticas con el narcotráfico, robo de automóviles y otras formas del crimen organizado[11].

En 2013, cuando asumió la presidencia del país Nicolás Maduro decidió hacer un trato con las bandas criminales y creó las "Zonas de Paz"; territorios de alta peligrosidad en las que, a cambio de dejar las armas, el gobierno garantizaba que la policía no hiciera intervenciones en estas localidades. Sin embargo, después de infinitas denuncias de homicidios, secuestros, robos y extorsión, la política fue desechada y se desató una balacera que hoy continúa entre criminales apoderados de barriadas enteras y las fuerzas especiales de la policía y el ejército, que también son cuestionadas y se les acusa de cometer ejecuciones extrajudiciales en contra de jóvenes de los sectores más empobrecidos del país.

El 7 de octubre de 2014, el antiguo ministro de Interior, Miguel Rodríguez Torres decidió intervenir en el barrio 23 de enero de Caracas y esa acción le costó el puesto. Fue destituido del cargo y actualmente está en la cárcel, a pesar de haber sido el arma secreta de Hugo Chávez y de haber creado el sistema de inteligencia y tortura en que se convirtió el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). En la mañana de ese día, a las 10:40, el líder del movimiento Cinco de Marzo (colectivo), José Odreman Dávila, responsabilizó en televisión nacional al ministro de Interior Justicia y Paz, Miguel Rodríguez de cualquier atentado en contra de su vida. A las 11:50 de esa misma mañana, Odreman cayó muerto en un enfrentamiento con la Brigada de Acciones Especiales (BAES). Miguel Rodríguez Torres acabó su carrera en el gobierno[12].

Referencias

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