Fondo de ayuda a Metapedia, 2018: Internet es el principal campo de batalla de la Metapolítica de nuestro tiempo. ¡Ayúdanos! | |||
| |||
|
Carroll Quigley
Sumario
Biografía
Aunque su deseo inicial era ser físico o químico, Quigley terminó formándose como historiador en la Universidad de Harvard, siendo Crane Brinton su mentor. Su carrera como docente e investigador la desarrolló entre su alma máter, la Universidad de Princeton y la Universidad de Georgetown. Precisamente por su vinculación a esa última casa de estudios es que pudo trabajar en la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh, la cual es muy influyente en la formación de diplomáticos de los EEUU. Entre sus estudiantes más destacados estuvieron Bill Clinton y Nancy Pelosi, quienes luego se convertirían en dos líderes muy importantes del Partido Demócrata.
Además de su labor académica, Quigley fue consultor en la US Navy, el Museo Smithsoniano y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Tesis
Apología del pluralismo
Quigley, contrariando la visión tradicionalista, sostiene que uno de los valores esenciales de Occidente es la diversidad inclusiva. Según su opinión, la civilización occidental privilegia el pluralismo antes que el monismo o el dualismo, la inclusión antes que la exclusión, la libertad antes que la autoridad, la conversión antes que la aniquilación, el relativismo antes que el absolutismo, y el individuo antes que el colectivo.
Para el historiador la raíz de la tolerancia a lo plural estaría en la influyente obra de Tomás de Aquino, quien, según él, habría enseñado que la verdad se revela con el transcurrir de la historia, por lo que las sociedades cristianas -fundadoras de Occidente- habrían adoptado una actitud de apertura cultural que aceleró su progreso con respecto a otras sociedades.
Por el tono apologético con el que Quigley expresa esas conclusiones, se sigue que el autor era un liberal internacionalista.
La institucionalización como petrificación
Para Quigley, el declive y la desaparición de las civilizaciones estaba directamente relacionado con la conversión de los instrumentos sociales en instituciones sociales. Por ejemplo la universidad se creó para capacitar en los conocimientos más profundos y más precisos a quienes debían emplear dichos conocimientos en el contexto social, sin embargo, con el correr de los siglos, la universidad se convirtió en una institución autónoma que persigue sus propios intereses, convengan o no a las sociedades. Y al ser considerada una pieza fundamental de la estructura social moderna, se sigue que es intocable e incuestionable sin que importe todo lo negativo que genere.
La pérdida de una mentalidad pragmática para en su lugar privilegiar tradiciones, entonces, es lo que genera para Quigley la petrificación de la cultura y su posterior extinción al no poder dar más respuestas concretas a los problemas del mundo.
Armas y democracia
Comparando el régimen democrático de la Atenas de Pericles y los EEUU de fines del siglo XIX, Quigley postuló la tesis de que la distribución equitativa del poder social y político entre el pueblo -algo poco habitual en la historia de la humanidad- es posible sólo si el ciudadano tiene libre acceso a las mejores armas. Cuando un grupo (i. e. el gobierno) posee armamento que supera al del ciudadano común, entonces acumula mayor poder que el resto de la sociedad y condiciona a la democracia a su favor.
La enorme matanza que significó la Primera Guerra Mundial era explicada por Quigley como un producto del ciudadano soldado que concurrió al campo de batalla confiando en su dominio sobre las armas y se encontró con toda clase de máquinas bélicas que sobrepasaron ampliamente su capacidad guerrera.
Oligarquías anglo-americanas
En el libro The Anglo-American Establishment: From Rhodes to Cliveden (escrito en 1949 pero publicado de manera póstuma recién en 1981) Quigley analiza la evolución del Movimiento de la Mesa Redonda creado por Alfred Milner y Cecil Rhodes en 1891. Allí el autor señala que ambos súbditos de la Corona Británica habrían organizado una sociedad secreta cuyo propósito era expandir al Imperio Británico hasta convertirlo en la fuerza global hegemónica. Según su investigación, estos individuos que buscaban la dominación mundial habrían armado dos grupos: la Sociedad de los Selectos -llamada también el Kindergarten de Milner- y la Asociación de los Ayudantes -denominada más popularmente como el Grupo Mesa Redonda.
Esa organización era, para Quigley, una de las fuerzas políticas y económicas más influyentes que el mundo tuvo en la primera mitad del siglo XX. La camarilla de Milner y Rhodes habría sido responsable, entre otras cosas, de la creación de la Mancomunidad de Naciones, la consolidación de la Unión Sudafricana, la organización del Banco de Pagos Internacionales y otras políticas que afectaron las decisiones del Reino Unido hasta la década de 1940. De hecho el Institute of Pacific Relations, el Royal Institute of International Affairs y el Council on Foreign Relations no serían más que externalizaciones del ideario de la sociedad secreta nacida en 1891. También el prestigioso All Souls College de la Universidad de Oxford encarnaría un laboratorio de ideas del grupo y el periódico The Times funcionaría como el órgano de difusión masiva de sus puntos de vista.
En el capítulo de Tragedy and Hope (1966) donde analiza la presencia de la camarilla de Milner y Rhodes señala que, mientras los estadounidenses vivían obsesionados con la posibilidad de que los comunistas se infiltraran en sus instituciones y las inclinaran ideológicamente hacia sus intereses, la realidad es que una red de influencia británica estaba haciendo precisamente ello desde hacía décadas y de un modo mucho más eficaz, colaborando incluso en ocasiones con los propios comunistas. En ese mismo libro, Quigley asegura que él no era un enemigo de esa fuerza sinárquica, sino todo lo contrario: si la había estudiado y había divulgado su obra no era con la intención de detener su acción, sino más bien para blanquearla y promover abiertamente su agenda a nivel global.
El historiador escribió Tragedy and Hope con el propósito de dotar a sus estudiantes en la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de material para seguir sus clases, pero rápidamente el libro llegó a miles de lectores interesados en geopolítica e historia contemporánea. Dos de ellos, W. Cleon Skousen y Gary Allen, tomaron al libro como prueba de que un pequeño grupo oligárquico ejerce una criptocracia a nivel global, la cual utiliza la división de derecha e izquierda para beneficio propio. Quigley desestimó esa interpretación, más allá de que su trabajo la sostenga.
Críticas
F. William Engdahl señala que el análisis sobre el poder de los banqueros internacionales que realiza Quigley es inexacto, debido a que el historiador apunta que la Ley Glass-Steagall supuso un golpe mortal sobre la especulación financiera en los EEUU, cuando en realidad para lo único que sirvió esa ley fue para que la Banca Morgan cediese su posición dominante ante los intereses del Clan Rothschild.
Según la lectura de Kerry Bolton, la obra de Quigley cae en el error de creer que los banqueros de Wall Street y de la City de Londres son leales a los EEUU y al Reino Unido, cuando en realidad sólo son leales a si mismos -aunque algunos de ellos si serían leales a la nación judía.
Terry Melanson, un especialista en la historia de la secta de los Iluminados de Baviera, sostiene que, aunque Quigley dio pruebas de tener conocimientos sobre importantes sociedades secretas que tuvieron alto impacto político en la Europa de los siglos XVIII y XIX, en su análisis mayormente omite -voluntaria o involuntariamente- mencionar a las mismas y cuando finalmente lo hace, termina tergiversando los datos.