Cité Catholique

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La Cité Catholique es una organización nacionalista católica de Francia creada por Jean Ousset. Desde su fundación, la organización ha recibido múltiples denominaciones, pero no por ello ha descontinuado ni su misión ni sus objetivos.

Historia

Origen

Jean Ousset, Jean Masson y Denis Demarque fundaron el Centre d'Études Critiques et de Synthèse (CECS) el día 29 de julio de 1946. A su proyecto lo consagraron a Cristo Rey y lo pusieron bajo la protección de María Reina del Mundo.

El CECS nació con la intención de crear una organización que concientizase a los laicos franceses sobre su responsabilidad cívica en la construcción de un orden social cristiano. El propósito, por tanto, era el de difundir los fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia entre la ciudadanía francesa.

Jean Ousset –un maurrasiano– se convirtió en el teórico de la organización y redactor principal de su revista Verbe, en tanto que Jean Masson –un democristiano– se ocupó de reclutar a nuevos miembros y organizar las líneas de acción. Algo que caracterizó al CECS (luego rebautizado "Cité Catholique") fue que sus estructuras organizativas estaban construidas según el modelo de los movimientos trotskistas. Esa táctica probó ser efectiva, ya que la Cité Catholique se volvería famosa por su entrismo en partidos políticos y organizaciones similares.

Crecimiento

El desarrollo de la Cité Catholique fue un proceso lento. La dispersión de sus miembros creó un problema inicial que Ousset resolvió enfatizando el papel de los lazos de amistad que debían regir entre quienes adhiriesen a la organización. Para los líderes de la Cité Catholique la fraternidad pasó así a ser un concepto clave en el interior del movimiento.

El primer congreso de la organización celebrado en 1949 reunió apenas a una veintena de personas. Diez años después, una nueva edición del evento convocó a más de 1500. El impresionante crecimiento de la Cité Catholique le permitió al movimiento adquirir fama internacional, llevándolos a auspiciar a grupos similares en Bélgica, Suiza, Canadá y Argentina.

Relaciones con Roma

El trabajo del grupo de laicos que integraban la Cité Catholique fue apoyado por muchos sacerdotes católicos. Desde el Vaticano el grupo fue monitoreado y alentado en su tarea: el propio Pío XII felicitó a Ousset por su obra. La Cité Catholique insistía en que los católicos debían comprometerse en el campo político, puesto que la acción apostólica, según Ousset, es perfectamente compatible con el ejercicio del poder justo.

Algunos obispos franceses apoyaron a Ousset, en tanto que los demás tomaron distancia de él. Uno de los puntos de controversia alrededor de Ousset era que el autor defendía la autonomía de su obra, en tanto que sus críticos sostenían que sólo lo tomarían en cuenta cuando sus textos se sometiesen a un examen del magisterio de la Iglesia. Angustiado por ello, Ousset consiguió una audiencia privada con el Papa Juan XXIII para aclarar el asunto. Al final el Obispo de Roma reafirmó la autonomía de la obra de Ousset y señaló que no era algo negativo que los laicos se compenetrasen con el orden temporal para lograr la construcción de un orden social cristiano.

La reestructuración

Después de su encuentro con Juan XXIII, Ousset planteó la posibilidad de crear un instituto secular pero bajo el control de la jerarquía eclesiástica. Como la propuesta fue rechazada por el Vaticano (ya que la Cité Catholique no era propiamente una organización apostólica y por tanto la Iglesia no podía tener jurisdicción sobre ella), Ousset creó la Office International des Œuvres de Formation Civique et d'Action Doctrinale selon le Droit Naturel et Chrétien en 1963 y terminó aliándose al Opus Dei. La revista Verbe fue disuelta y reemplazada por la revista Permanences.

La nueva organización (que informalmente siguió siendo llamada "Cité Catholique") tenía la misión de unificar a todos los laicos católicos para trabajar por el renacimiento de la cristiandad en Occidente. El movimiento se volvió particularmente popular en los medios universitarios y castrenses. Los retiros espirituales de la renovada Cité Catholique se convirtieron en elementos claves para comprometer a los laicos con la vida cristiana. Ousset, un admirador de San Ignacio de Loyola, pasó a ser un referente intelectual de muchas personalidades políticas, culturales y religiosas de la Francia de su época. Obreros y patrones, estudiantes y educadores, soldados y generales, todos leían con el mismo interés a Ousset interpretando las encíclicas Rerum Novarum y Quadragesimo Anno.

Objetivos

La Cité Catholique jamás pretendió instituirse como una fuerza política, pues su misión era metapolítica. De allí que Ousset juzgase a su tarea como la de un formador de caballeros cristianos. El libro Pour qu'Il règne (publicado en 1959 con un prefacio escrito por Monseñor Marcel Lefebvre) expone el programa de la Cité Catholique: formar una élite católica que se rebelase ante el progresismo materialista y el laicismo, o sea ante el comunismo (y especialmente ante el marxismo cultural).

Ousset se cuidó siempre de convocar a la creación de un partido católico, pues suponía que ello parcializaría la lucha. Siguiendo a Charles Maurras, Ousset sostenía que la cultura francesa es necesariamente católica, por lo que si los católicos se constituían como un grupo diferenciado, eso implicaría que se puede ser francés sin ser católico, lo cual sería un error a ojos de Ousset. Para evitar ello, la estrategia de la Cité Catholique consistió en subrayar que lo católico es parte esencial de la vida social francesa y, si desapareciese o disminuyese, Francia perecería ante los poderes sinárquicos.

La red de militantes

La Cité Catholique penetró en el ámbito militar, captando principalmente la atención de aquellos que habían combatido al comunismo en Indochina. Esos soldados habían presenciado con sus propios ojos el salvajismo de la dialéctica revolucionaria y eran conscientes de que la difusión de los valores cristianos era un importante antídoto ante la avanzada roja.

La diversidad del origen social de sus miembros, junto a su vocación centrífuga, le permitió a la Cité Catholique llegar a todos los rincones. Ousset y sus colaboradores se volcaron a producir textos en los que se expresaban claramente cual era la visión católica en relación a tópicos sociales fundamentales como el trabajo, la familia y la patria. Gran parte de esa obra fue traducida a diversos idiomas extranjeros, logrando que gente en todo el mundo (y especialmente en los países ocupados por los comunistas) manifestase su intención de colaborar activamente con la Cité Catholique.

En Francia la organización contó con el expreso apoyo de importantes figuras como el General Maxime Weygand, el político Henri Trémolet de Villers, el filósofo Gustave Thibon, el intelectual Georges Sauge (uno de los fundadores del Front National des Combattants) y el académico Henri Massis (miembro de la Association pour Défendre la Mémoire du Maréchal Pétain). Desde el extranjero personalidades de la talla de Plinio Corrêa de Oliveira y Gustavo Corção manifestaron su apoyo al grupo liderado por Ousset.

En la Argentina la Cité Catholique gozó de gran aceptación. El padre Georges Grasset –quien había estado en Argelia y era cercano a Raoul Salan y a Pierre Château-Jobert– organizó la versión local de la organización. El Cardenal Antonio Caggiano, Arzobispo de Buenos Aires y Vicario Castrense, prologó la traducción del libro Le marxisme-léninisme de Ousset, el cual se volvió de lectura obligatoria en numerosos seminarios católicos y academias militares. Muchos de los funcionarios de la Revolución Argentina pertenecieron a la Ciudad Católica.

En España se formó el círculo "Amigos de la Ciudad Católica" en 1960, gracias a la iniciativa de Eugenio Vegas Latapie y Juan Vallet de Goytisolo. El grupo ganará celebridad por publicar la prestigiosa revista Verbo, versión hispánica de la obra gala. Otros que también participaron de la encarnación española de la Cité Catholique fueron Rafael Gambra Ciudad, Francisco Elías de Tejada y Álvaro d'Ors.

Detractores

La Cité Catholique ha tenido miles de detractores, muchos de los cuales emergieron de los propios círculos católicos. Estos los han acusado de ser representantes de un catolicismo "duro", "retrógrado" o "anacrónico". Como Ousset sostenía que sus escritos no eran opiniones suyas sino meras glosas a lo dicho por la Iglesia, muchos católicos (que luego motorizarían el Concilio Vaticano II) tildaban a la Cité Catholique de ser una organización "totalitaria".

La Cité Catholique fue atacada por la prensa francesa por instigar a desconocer la autoridad de Charles de Gaulle cuando el presidente de Francia decidió favorecer a los independentistas de Argelia. Más tarde, en las vísperas del Concilio Vaticano II, la prensa masiva francesa inició otra campaña de desprestigio en contra de la organización, dándoles espacios a diversos sacerdotes modernistas para que despotriquen contra Ousset y los suyos.

Desde los sectores nacionalistas la Cité Catholique también fue atacada, debido a que su moderación en materia política y su composición social resultaban sospechosas para muchos (Roland Gaucher, por ejemplo, cuenta que cuando a él lo invitaron en la década de 1970 a dar una conferencia en la sede parisina de la organización, el público se escandalizó al enterarse de que estaba en presencia de un periodista de la revista ultraderechista Minute, lo que llevó a Gaucher a pensar que la Cité Catholique era un grupo de plutócratas conservadores que usaban el catolicismo sólo para mantener sus privilegios).

Miembros de la Cité Catholique polemizaron en 1979 contra miembros del GRECE por sus posiciones en relación al aborto, la eugenesia, el nacionalsocialismo y, claro, el paganismo.

ICHTUS

En 1980 la Office International des Œuvres de Formation Civique et d'Action Doctrinale selon le Droit Naturel et Chrétien fue rebautizada como Institut Culturel et Technique d’Utilité Sociale (ICTUS). Jacques Trémolet de Villers pasó a convertirse en líder de la organización. La posición de Monseñor Lefebvre frente a Roma causó un conflicto interno en el movimiento de Ousset. Sin embargo, mientras Ousset vivió, el movimiento se mantuvo unido. Cuando el escritor finalmente falleció en 1994, comenzó un proceso de enfrentamiento que terminó, por un lado, con la creación de Civitas (organización próxima a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X) y, por el otro, con el renombramiento de ICTUS como "ICHTUS". Bruno de Saint Chamas es el actual director de la revista Permanences y conductor de ICHTUS.

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