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Clarinada
Origen
Clarinada nació gracias a la iniciativa de Carlos M. Silveyra. Este abogado nacionalista y católico había creado a principios de la década de 1930 a la Comisión Popular Argentina Contra el Comunismo (CPACC), una organización dedicada a monitorear las actividades de los comunistas en su país y a denunciar su infiltración en los distintos sectores de la sociedad.
Trabajando como asesor del senador nacional Matías Sánchez Sorondo, Silveyra promovió una campaña anticomunista que lo llevó en 1936 a publicar El comunismo en la Argentina, un amplio informe sobre el peligro rojo que acechaba a su patria. Preocupado por la tibia reacción de los miembros de la casta partidocrática argentina ante toda la evidencia recabada, Silveyra estimó que su prédica sería más productiva si la dirigía directamente hacia la población. De esa manera comenzó a circular Clarinada.
Temas
Lo que caracterizó a la revista fue su estilo parrésico y su extendido uso de la iconografía antisubversiva, abundando las caricaturas.
En cuanto a su temática, Clarinada se centraba fundamentalmente en denunciar las maniobras que los comunistas, los masones y los judíos realizaban diariamente con el fin de cumplir con la agenda estipulada en Los Protocolos de los Sabios de Sión, sin olvidarse de fustigar al imperialismo británico como parte del contubernio. Al mismo tiempo desde sus páginas se vindicaba a aquellos que habían decidido combatir a las fuerzas siniestras (por ese motivo la revista no escatimaba las apologías a Francisco Franco, Benito Mussolini y Adolf Hitler, y también por ese mismo motivo recibió con entusiasmo y defendió con fiereza a la Revolución de 1943).
El primer subtítulo de la revista fue "Revista de difusión argentina y contrapropaganda roja", para adoptar luego el de "Revista anti-comunista y anti-judía".
La publicación recibió el elogio del semanario Der Stürmer, lo que llevó a Silveyra a tejer vínculos con importantes funcionarios alemanes de la época.
Colaboradores
Dado el carácter políticamente incorrecto de los artículos, la mayoría de los textos no llevaban firma o eran firmados con seudónimos como Matajacoibos, Delpuente, Antimarx, Nemo, Duende Rojo, Palo Santo, Nabucodonosor, Juan Diadentro, Tanque Oruga, Augustus y Dardo. Sin embargo también se reproducían textos de autores reconocidos como José Luis Torres, Virgilio Filippo, Enrique P. Osés, Julio Meinvielle, Audino Rodríguez y Olmos, Delfín Ignacio Medina, Susana Oyuela, Carlos M. Quinodoz, Carlos A. de Olazábal, Rodolfo Lestrade, Manuel Rojas Silveyra y Alberto Daniel Faleroni.
Portadas antológicas
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