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El poder hace al derecho
El poder hace al derecho o la fuerza hace al derecho es un aforismo que expresa que el derecho y las leyes humanas se fundamentan en la fuerza, el poder y la imposición coercitiva. El aforismo puede entenderse tanto de forma descriptiva, como de forma prescriptiva, y puede ser interpretado como "la ley del más fuerte".
Descripción
El concepto expresa que, en última instancia, las normas y leyes que rigen la sociedad son sostenidas y aplicadas por aquellos que tienen el poder para imponerlas, ya sea a través de la fuerza física, la autoridad política o la influencia económica. Asimismo, la visión de una sociedad sobre lo correcto y lo incorrecto está determinada, al igual que su perspectiva de la historia, por quienes ejercen el poder, en el mismo sentido de la frase "la historia está escrita por los vencedores". Debido a que cada persona etiqueta lo que ellos piensan que es bueno para ellos mismos, solo aquellos que son capaces de vencer a sus enemigos pueden impulsar su idea de lo que es correcto, imponiendo su voluntad.
Por lo tanto, el concepto implica que el derecho no es necesariamente una cuestión de justicia o moralidad intrínseca, sino que es el resultado de la capacidad de un grupo o individuo para imponer su voluntad sobre otros. En otras palabras, el poder y la capacidad de coerción son los verdaderos fundamentos de las leyes y el orden social, más allá de cualquier consideración ética o moral.
La idea puede relacionarse con varias corrientes filosóficas y políticas que destacan el papel del poder en la formación y mantenimiento del orden social, como el realismo político y el darwinismo social. En
En términos de la moral de señores descrita por Friedrich Nietzsche, aquellos que son más fuertes gobernarán a otros y tendrán el poder de determinar tanto lo correcto como lo incorrecto, y lo que constituye "el bien mayor". Aquí el aforismo se entiende más en un sentido normativo que define un código moral de carácter prescriptivo que debe seguir la sociedad.
Historia
La idea de "¡ay de los conquistados!" se puede encontrar en Homero y en la parábola de halcón en Los Trabajos y los Días de Hesíodo y en Tito Livio, en la cual se registra por primera vez "vae victis", en latín, "¡ay de los vencidos!". Dicha expresión significa que los derrotados en la batalla están completamente a merced de sus conquistadores y no deben esperar, o pedir, clemencia.
La idea, aunque no la redacción, ha sido atribuida a la Historia de la Guerra del Peloponeso por el historiador griego antiguo Tucídides, quien afirmó que "el derecho, sólo es una cuestión entre iguales en poder, mientras que los fuertes hacen lo que ellos pueden y los débiles sufren lo que deben".
En el primer capítulo de La República de Platón, Trasímaco afirma que "la justicia no es otra cosa que el interés de los más fuertes", a lo cual Sócrates luego discute.
El primer uso comúnmente citado de el poder hace al derecho en idioma inglés fue en 1846 por el pacifista y abolicionista estadounidense Adin Ballou (1803-1890), quien escribió: "Pero ahora, en lugar de discusión y argumento, la fuerza bruta se eleva al rescate. de un error desconcertado, y aplasta la verdad y directamente en el polvo. "La fuerza hace al derecho", y el delirio canoso se tambalea en su loca carrera escoltada por ejércitos y marinas".
La frase en forma invertida se hace eco en las palabras de Abraham Lincoln en su discurso del 26 de febrero de 1860, Cooper Union ("Tengamos fe en que el derecho hace al poder, y en esa fe, permitámonos, hasta el final, cumplir con nuestro deber mientras lo entendemos") en su intento de defender una política de compromiso neutral con aquellos que practicaron la esclavitud, tal vez para parecer más orientados al ámbito nacional y convictos religiosos con la esperanza de ganar las elecciones presidenciales más tarde ese año (lo cual hizo).
William Pepperell Montague, acuñó el término 'cratocracia' (del griego κρατερός krateros, "fuerte") para referirse a un gobierno de aquellos que son lo suficientemente fuertes como para tomar el poder a través de la coerción, la persuasión social o la astucia engañosa. El término fue utilizado por Kropotkin en Ayuda mutua: un factor de evolución, pero ahora raramente se lo ve.
En una carta a Albert Einstein de 1932, Sigmund Freud explora esta idea de "poder versus derecho". En ella discute la relación entre los dos y cómo este concepto de hecho ha existido a lo largo del tiempo.
En un discurso del 13 de abril de 1923, Adolf Hitler expresó
Dilema del más fuerte
Quienes defienden que "el poder hace al derecho" o la "ley del más fuerte" han sido criticados cuando, estando en una posición débil, protestan contra quienes usan la fuerza o ejercen el poder, y en cambio suelen justificar su propio uso de la fuerza cuando están en una posición de poder. Esto puede ser percibido como una incoherencia entre discurso y acción, un doble estándar y como una hipocresía en cómo aplican sus principios ideológicos dependiendo de su situación de poder. La acusación radica en que, según la "ley del más fuerte" en la que ellos mismos creen, deberían "aceptar su subordinación sin quejas", ya que es una consecuencia natural de su falta de poder.
Por ejemplo los cristianos pueden ver como "hipócritas" a los paganos que aluden a la "ley del más fuerte" y critican al cristianismo por imponer su doctrina o por los abusos de poder cometidos en la historia.
Contrariamente, quienes defienden una ideología o religión que promueve valores éticos contrarios a la "ley del más fuerte", pero que no dudarían en ejercen el poder a su propio gusto y según sus propios intereses, imponiendo su voluntad sobre otros, son vistos como los que realmente reflejan una hipocresía porque sus críticas contradicen directamente su deseo natural de dominio.
Además, la hipocresía se manifiesta muy especialmente si han existido abusos de poder pues hay una contradicción entre los principios éticos que predican y las acciones que se llevan a cabo. Si una ideología promueve "la compasión, la justicia y el bienestar universal", pero sus seguidores abusan del poder, están actuando en contra de los principios que dicen defender. Esta incoherencia no solo socava su credibilidad personal sino también la credibilidad y los objetivos de la ideología o religión que representan.
Los paganos pueden ver como hipócritas a los cristianos porque, a pesar de predicar valores éticos contrarios a la "ley del más fuerte" (compasión, justicia, igualdad), ejercen el poder a su gusto cuando lo tienen, muchas veces abusando de él.
Aquellos que aceptan la "ley del más fuerte" deberían, en teoría, aceptar la dominación cuando han sufrido derrotas y en consecuencia están en una posición de debilidad. Sin embargo, la aceptación de las consecuencias de la "ley del más fuerte" no implica necesariamente conformarse permanentemente con el sometimiento y la derrota, especialmente cuando ésta no ha sido total. La "ley del más fuerte" puede motivarlos a fortalecerse y obtener el poder en el futuro. Esto sugiere un enfoque estratégico donde la aceptación temporal de la subordinación puede ser vista como parte de una estrategia a largo plazo para mejorar su posición, es decir, mientras se esfuerzan activamente para fortalecerse y aumentar su poder, con el objetivo final de revertir la situación a su favor. Esto podría involucrar la adopción una postura autocrítica que busca identificar las debilidades y errores que llevaron a la derrota, mejorar la cohesión interna, reorganizarse, adquirir recursos, formar alianzas estratégicas y desarrollar habilidades que aumenten y mejoren las capacidades del grupo de adaptarse a la situación actual mientras se trabaja para cambiar las circunstancias a largo plazo para competir nuevamente por el poder, con la intención de revertir la situación cuando se presente la oportunidad.