Ernest Renan
Joseph Ernest Renan (Tréguier, Côtes-d'Armor, 27 de febrero de 1823 - París, 2 de octubre de 1892) fue un historiador, arqueólogo, filólogo, filósofo y escritor francés, conocido por sus estudios sobre la religión y su influyente obra Vida de Jesús (1863). Fue una figura destacada en el estudio del cristianismo primitivo y el orientalismo, y su trabajo generó gran controversia en su época debido a su visión crítica sobre la religión.
Destacó también por sus polémicas teorías acerca de los pueblos semitas y el islam, los tipos de razas y el concepto «espiritual» de nación. Según Pierre-André Taguieff, Renan es «el verdadero fundador del antisemitismo erudito (o antisémitisme savant) en Francia, un antisemitismo no político, estrictamente especulativo, que no hace ningún llamamiento a una persecución»
Su enfoque combinaba el análisis histórico con la crítica textual y la filología, lo que lo convirtió en un referente en los estudios sobre el cristianismo y el Oriente Próximo.
Sumario
Biografía
Renan nació en Tréguier, Bretaña, el 27 de febrero de 1823. Fue educado en un ambiente católico y mostró desde joven un gran interés por la filología y la historia. Ingresó en el seminario de Saint-Sulpice en París con la intención de convertirse en sacerdote. Continuó en París sus estudios de retórica, filosofía y teología, y dio los primeros pasos en la carrera eclesiástica. Se apasionó por el estudio del hebreo, y así adquirió un conocimiento profundo de los textos bíblicos. Convencido de que ellos albergan contradicciones, en 1845 abandonó la vida religiosa tras desarrollar dudas sobre la fe cristiana.
A partir de entonces, se dedicó a la investigación histórica y lingüística, estudió lenguas semíticas en el Colegio de Francia. Trabajó en la Biblioteca Nacional de Francia. Y en 1860-61, por órdenes de Napoleón III, encabezó una misión arqueológica a Oriente Medio, a las tierras donde transcurrió la vida de Cristo.
Tal experiencia lo condujo a escribir Vida de Jesús, como el primero de una serie de siete libros dedicados a los orígenes del cristianismo.
En 1862, Renan fue nombrado profesor de hebreo en el Collège de France; en su conferencia inaugural desató fuertes polémicas con sus teorías acerca de Cristo. Las autoridades acusaron al nuevo catedrático de haber faltado a su compromiso de excluir “toda opinión personal contraria a los principios fundamentales de la religión cristiana”.
En 1864, un año después de la publicación de Vida de Jesús, Renan fue destituido de su cátedra por orden gubernamental, y le fue restituida hasta 1870. En esa obra, Renan hablaba de Cristo con el mayor respeto. Lo consideró un personaje incomparable en la historia universal, y que exhibió el más alto sentido moral, pero no como a un dios, o una encarnación de Dios.
Falleció el 2 de octubre de 1892 en París, y fue enterrado en el cementerio de Montmartre.
Pensamiento
Renan defendía una visión secular y científica de la historia de las religiones, argumentando que los mitos y creencias religiosas debían ser estudiados como fenómenos humanos y no como verdades reveladas. Fue un exponente del positivismo en la historiografía y un crítico del dogmatismo religioso.
Crítica al cristianismo
Convencido de que los textos bíblicos albergan contradicciones, en 1845 abandonó la fe católica. En sus Recuerdos de infancia y de juventud (1896) relata cómo vivió ese proceso:
Lo grave, como hacía notar el pensador, era que la contradicción no se podía resolver, pues si La Biblia se considera como un texto revelado por Dios, entonces, todas sus partes lo son, y por tanto, no se puede omitir alguna de ellas para resolver la contradicción.
Renan también rechazaba otras creencias del catolicismo, como la referente a los milagros, por contradecir el conocimiento científico e histórico:
La crítica racionalista de Renan fue para la jerarquía católica tan demoledora o más que el anticlericalismo de Voltaire en el siglo XVIII, pues éste se refería a los abusos de los religiosos, al factor humano de la religión, mientras que Renan cuestionaba el credo mismo de los católicos.
Renan veía a Jesús de Nazaret como un hombre de su tiempo, oriundo de una región apartada de los principales escenarios culturales y políticos de aquella época, regida por el Imperio romano; lo consideraba un personaje excepcionalmente inteligente, altruista y honesto, pero un tanto exaltado, como suelen ser los profetas y reformadores religiosos, y que por ello no siempre supo cómo enfrentar las asechanzas de sus enemigos, los escribas y fariseos. También lo describe como una especie de anarquista:
En su Historia del pueblo de Israel, Renan subraya la afinidad de Cristo con la tradición de los profetas de Israel, que desde el siglo IX a. C:
Pensamiento racial
En sus estudios sobre razas y civilización, contribuyó a la construcción de una base intelectual para el racismo científico y el antisemitismo.
Renan promovió la idea de que las razas humanas tenían características intelectuales y morales distintas. En su obra Histoire générale et système comparé des langues sémitiques (1855), argumentó que los pueblos arios (indoeuropeos) eran superiores en creatividad, racionalidad y progreso, mientras que los semitas (como los judíos y árabes) tenían una mentalidad cerrada y dogmática.
Según el autor, la «raza inferior» está constituida por la población negra de África, los aborígenes de Australia y los indígenas de América; en el siguiente escalón, sitúa la denominada «raza intermedia», es decir, la «amarilla»: chinos, japoneses, tártaros y mongoles. Por último, en el nivel superior de esta clasificación, Renán coloca la «raza blanca», compuesta a su vez por las razas aria y semítica, que «tienen en común el rasgo soberano de la belleza». Lingüísticamente, por el contrario, considera que las lenguas semíticas se han visto estancadas en su desarrollo, mientras que las indoeuropeas han seguido evolucionando continuamente.
Renan consideraba que el judaísmo era una religión rígida y legalista que impedía el desarrollo del pensamiento filosófico y científico. En sus textos, presentó al cristianismo como una evolución superior del judaísmo, en parte porque integró elementos arios del mundo greco-romano.
Aunque Renan no fue un antisemita en el sentido militante de autores posteriores como Édouard Drumont (La France juive, 1886), su clasificación racial de los pueblos y su visión del judaísmo como una tradición arcaica fueron utilizadas por teóricos para justificar la exclusión de los judíos en la sociedad europea.
Obra
Historia de los orígenes del cristianismo
Renan es especialmente conocido por Vie de Jésus (1863), primer volumen de su obra Historia de los orígenes del cristianismo que consta de siete volúmenes y un índice general, publicados entre 1863 y 1883:
- Vida de Jesús (1863). Presenta a Jesús de Nazaret como un hombre excepcional pero no divino, desmitificando los milagros y reinterpretando su vida en términos históricos. El libro generó un gran escándalo y fue condenado por la Iglesia católica, pero también fue un éxito de ventas y contribuyó a la popularización del pensamiento racionalista en el siglo XIX.
- Los apóstoles (1866). Analiza la comunidad cristiana después de la muerte de Jesús y cómo sus seguidores difundieron su mensaje.
- San Pablo (1869). Se centra en la figura de Pablo de Tarso y su papel en la expansión del cristianismo más allá del mundo judío.
- El Anticristo (1873). Examina el cristianismo durante el reinado de Nerón y la persecución de los cristianos, vinculándolo con la idea del Anticristo en el Apocalipsis.
- Los evangelios y la segunda generación cristiana (1877). Estudia la formación de los evangelios y el desarrollo del cristianismo en el siglo II.
- La Iglesia cristiana (1879). Analiza la consolidación del cristianismo como institución y su relación con el Imperio romano. Describe cómo el cristianismo creció dentro del Imperio, reemplazando las antiguas instituciones paganas y atrayendo a las masas con promesas de salvación y comunidad.
- Marco Aurelio y el fin del mundo antiguo (1883). Describe la crisis del paganismo y la progresiva victoria del cristianismo en el siglo II. Argumenta que el cristianismo, al expandirse en los siglos II y III, absorbió elementos de la cultura grecorromana y debilitó las estructuras tradicionales del Imperio romano.
Legado
A pesar de la controversia que rodeó su obra, Renan dejó una profunda huella en la historiografía y los estudios religiosos. Sus escritos influyeron en generaciones de historiadores, teólogos y filósofos.