Incidente de la tajada de sandía

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El incidente de la tajada de sandía fue un hecho violento ocurrido entre panameños y estadounidenses, el 15 de abril de 1856 y que motivó la primera intervención estadounidense en Panamá. Este hecho ocurrió en el sitio que en la actualidad ocupa el Mercado de Mariscos, que en aquellos tiempos era un pantano adyacente a los patios del ferrocarril, lugar conocido como Barrio de la Ciénaga, cercano a la Playa Prieta, parte de la Bahía de Panamá, hoy enmarcada por la Avenida Balboa.

Antecedentes

En 1846, mediante el Tratado Mallarino-Bidlack, Estados Unidos se aseguró el derecho de tránsito a través de Istmo de Panamá, una alternativa menos costosa en tiempo y dinero para pasar del océano Atlántico al Pacífico. La otra posibilidad era navegar hasta el sur de América y atravesar el Estrecho de Magallanes. En 1848 se descubrió oro en California (EE.UU.), cuestión que provocó una gran expansión estadounidense hacia el oeste, siendo vital el paso interoceánico del istmo panameño.

Hacia 1850, Estados Unidos se encontraba construyendo el el Ferrocarril transístmico, lo que provocó una gran afluencia de ciudadanos estadounidenses en la zona, tanto de trabajadores como de transeúntes, que ciertamente mostraban un comportamiento extremadamente arrogante, violento y agresivo en contra de la población local.

El Tratado Mallarino-Bidlack, en su artículo 35, otorgaba un tratamiento preferencial a los ciudadanos estadounidenses, respecto de los naturales y otros extranjeros residentes en la zona, quienes no veían con simpatía el tratado ni este artículo en particular, lo que provocó un fuerte sentimiento anti-estadounidense. Adicionalmente a esto, los norteamericanos solían tratar con desprecio a los hispanos y europeos, con excepción de los ingleses. Esta situación, acompañada de la costumbre de los norteamericanos de embriagarse notablemente, provocó constantes roces entre la gente.

Según el primer párrafo del artículo 35 del Tratado Mallarino-Bidlack establecía que:

"Los ciudadanos, buques, mercancías de los Estados Unidos disfrutarán en los puertos de Nueva Granada, incluso los del istmo de Panamá, de todas las franquicias, privilegios e inmunidades en lo relativo a comercio y navegación de que ahora gozan los ciudadanos neogranadinos."
—Párrafo 1, Artículo XXXV, Tratado Mallarino-Bidlack

Otro hecho que provocó más ira fue el establecimiento, por parte de Cornelius K. Garrison, de un servicio de transporte de mercancías y pasajeros a través del istmo, en abierta competencia con los antiguos remeros y acarreadores nativos.

En 1854, en una nota dirigida al gobernador de Panamá (por entonces una provincia de Colombia), José María Urrutia Añino, José de Obaldía le hace saber de su preocupación, compartida por el encargado de negocios estadounidense James Green, porque "... en la provincia de Panamá continúan las desavenencias entre granadinos y anglo-americanos, proveniente del cobre que se hace a los últimos del derecho denominado de pasajeros", sugiriéndole medidas a tomar a fin de "... prevenir cualquier desgracia allí". También advirtió que la apertura del ferrocarril transísmico significaría el abandono del antiguo transporte acuático terrestre con la consecuente pérdida de puestos de trabajo de los lugareños.

Todos estos hechos trajeron como consecuencia que se fuera creando en los istmeños, un resentimiento contra los estadounidenses que pululaban a través del istmo en viaje de ida y vuelta a California a través del Ferrocarril Transístmico. Mientras que la mayoría de los emigrantes se comportaban con cierto respeto, los excesos notables de una minoría irresponsable mantuvieron al istmo en conmoción durante los primeros años de la fiebre del oro. Gran parte de los viajeros portaban armas de fuego y los problemas entre borrachos eran frecuentes. La violencia y los incidentes sangrientos de estos disturbios intensificaron la diferencia que ya existía entre panameños y estadounidenses.

El incidente

El 15 de abril de 1856 Jack Olivier, estadounidense, en visible estado de embriaguez y junto a otros tres o cuatro norteamericanos, decidió comprarle a José Manuel Luna una tajada de sandía, la cual comió y por la que se negó a pagar un real (5 centavos de dólar). Esto generó una gran discusión que finalizó cuando Olivier extrajo un arma y disparó a un lugareño y escapó del lugar. En ese momento llegaba a la estación el tren Illinois que transportaba norteamericanos provenientes de la ciudad de Colón, quienes se vieron involucrados en el pleito.[1][2]

Esto provocó una gran pelea entre los panameños y los estadounidenses que, superados en número, retrocedieron y se refugiaron en la estación del ferrocarril distante a pocos metros del lugar.

Los lugareños salieron en persecución de los estadounidenses, prendiendo fuego a las instalaciones donde estos se guarecían. La guardia granadina acudió al lugar y los estadounidenses comenzaron un tiroteo. Esto provocó que una pequeña guarnición estadounidense asentada en la zona reprimiera a los panameños.

Estos hechos fueron conocidos en las ciudades lindantes, incluso en la ciudad de Colón, distante a unos 90 km de donde comenzaran los hechos, donde estalló una ola de disturbios. Los tumultos duraron tres días, al cabo de los cuales ambas ciudades habían sido seriamente dañadas por los incendios, la destrucción y los saqueos, salvándose el barrio San Felipe, donde vivían los extranjeros de la clase dominante, ya que se encontraba amurallado.

El saldo fue de 16 muertos y 15 heridos estadounidenses y 13 heridos y 2 muertos entre los locales. Esta fue la primera insurrección de los panameños contra los estadounidenses y la única que ganaron, al menos a nivel ciudadano.

Los informes de los gobiernos de Estados Unidos y Nueva Granada fueron contradictorios ya que ambos se acusaron mutuamente, sin embargo, es importante notar la actitud de los Estados Unidos al no aceptar los testimonios oficiales de los cónsules en Panamá del Reino Unido, Francia y Ecuador, quienes apoyaban la posición de Nueva Granada y acusaban a los estadounidenses de agresores y decían que la policía local era inocente de los cargos que le imputaba el gobierno estadounidense de haberse puesto de parte de los istmeños.

De acuerdo con el informe oficial de Amos B. Corwine, comisionado especial designado por el gobierno estadounidense, con fecha del 18 de julio de 1856, decía que la población de color tomó como pretexto la disputa para asaltar a los estadounidenses, y saquear sus propiedades, que la policía y la turba habían planeado el asalto a la estación del ferrocarril y llegaba a la conclusión de que el gobierno de Nueva Granada era incapaz de mantener el orden y suministrar protección adecuada para el tránstio y recomendaba la ocupación inmediata del istmo a menos que Nueva Granada los convenciera de su competencia e inclinación para suminstrar adecuada protección y una amplia y rápida indemnización.

Consecuencias

El 18 de julio, el comisionado estadounidense, Amos Corwine, recomendó en su informe "... la ocupación inmediata del istmo de océano a océano por Estados Unidos... a menos que Nueva Granada... nos convenza de su competencia e inclinación para suministrar... adecuada protección y una amplia rápida indemnización". Esto dio lugar a una serie de controversias diplomáticas. Obviamente, las autoridades norteamericanas atendieron este informe y en septiembre de 1856 las tropas estadounidenses desembarcaron en el istmo y tomaron la estación del ferrocarril.

El 19 de septiembre de ese año, desembarcó un destacamento de 160 soldados y tomó posesión de la estación de ferrocarril. La ciudad se mantuvo en calma y tres días más tarde, las tropas se retiraron sin haber hecho ni un sólo disparo. Esta breve ocupación, el primer caso de intervención armada en el istmo, estaba justificada según el gobierno estadounidense por la cláusula del Tratado de 1846, mediante la cual, los Estados Unidos garantizaba la neutralidad del istmo, para que el tránsito no se interrumpiera o se estorbara.

Los Estados Unidos hizo las siguientes propuestas:

  1. Que la ciudad de Panamá y Colón debían ser ciudades libres y que se gobernaran por sí mismas bajo la soberanía de Nueva Granada, y conjuntamente controlaran una faja de veinte millas de ancho de océano a oceáno, con el ferrocarril como línea central.
  2. Nueva Granada debía ceder a los Estados Unidos varias islas en la bahía de Panamá para usarlas como bases navales.
  3. Nueva Granada debía transferir a los Estados Unidos sus derechos sobre el Ferrocarril transístmico.
  4. Nueva Granada debía pagar una indemnización de perjuicios por la pérdida de vidas y la destrucción de propiedades.

Finalmente el gobierno granadino aceptó su culpabilidad y firmó el Tratado Herrán-Cass, el 10 de septiembre de 1857 y estableció una suma resarcitoria de 412.394 dólares estadounidenses en oro para los damnificados, que fueron integrados recién en 1865:

  • 195.410 dólares por indemnizaciones derivadas del motín.
  • 65.070 dólares por nuevos reclamos.
  • 9.277 dólares por gastos de los comisionados
  • 142.637 dólares por intereses.

Pero no fue solo Estados Unidos quién exigió indemnizaciones, también lo hicieron Francia e Inglaterra, cuyos ciudadanos en el lugar se vieron afectados.

A su vez, Estados Unidos utilizó este incidente como excusa para poner el práctica el artículo 35 del Tratado Mallarino-Bidlack, es decir su prerrogativa de salvaguardar la neutralidad y el libre tránsito en Panamá, utilizando para ello sus fuerzas armadas cuando, a su criterio, el gobierno local no diera la seguridad necesaria, lo que motivó una serie de intervenciones estadounidenses en el istmo durante el siglo XIX y XX, lo que a la postre exacerbó el sentimiento nacionalista de los panameños.

Según la Gaceta del Estado del 3 de mayo de 1856, los muertos fueron Lucas Prados y Apolinar N. por parte de los panameños; y Robert Marks, de Pensilvania; Octavio Dubois, francés; N. Stokes, de los filibusteros de William Walker; Alexander Sweet, de Maine y otros 12 de los cuales se desconocen sus nombres, por parte de los extranjeros.

Referencias

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