Jacinda Ardern

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Jacinda Kate Laurell Ardern (26 de julio de 1980, Hamilton, Nueva Zelanda) es una política neozelandesa, que ocupó el cargo de Primer Ministro de su país desde octubre de 2017 hasta enero de 2023. Es considerada una fiel promotora del progresismo globalista y goza de una enorme popularidad a nivel internacional entre militantes centroizquierdistas que la perciben como un biotipo de líder político del siglo XXI.

Biografía

Juventud

Adern fue criada en una familia de mormones, pero abandonó su fe a los 25 años sosteniendo que no podía practicar una religión homofóbica. Por influencia de su tía, la política Marie Ardern, ingresó a las filas del Partido Laborista de Nueva Zelanda a los 17 años. Asistió a la Universidad de Waikato, de donde se graduó como especialista en relaciones públicas y comunicación política.

Vivió unos años en Estados Unidos y el Reino Unido, donde tejió vínculos con organizaciones e individuos relacionados con el Partido Demócrata y el Partido Laborista. Al regresar a su país fue promovida a la plantilla de asistentes de Helen Clark, la Primer Ministro de Nueva Zelanda entre 1999 y 2008.

Ascenso político

A comienzos de 2008 fue designada como presidente de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, el brazo juvenil de la Internacional Socialista. Inmediatamente después ingresó en el Parlamento de Nueva Zelanda en las listas del laborismo como representante de los jóvenes neozelandeses progresistas. Por esos años su principal bandera política era la erradicación de la pobreza en su país, a la que entendía como un producto necesario del capitalismo.

Durante el debate por la legalización del gaymonio en 2013, Adern fue una de las mayores impulsoras del reconocimiento de la unión de invertidos como equivalente al matrimonio tradicional.

En 2014 fue reclutada por el Foro Económico Mundial para unirse a su programa de Jóvenes Líderes Globales, el cual fuese fundado por el mismísimo Klaus Schwab.

Primer Ministro de Nueva Zelanda

Adern fue escalando en la jerarquía de su partido hasta que, en marzo de 2017, recayó sobre ella la conducción del partido. Haciendo una campaña basada en la renovación de la imagen del laborismo, se convirtió en Primer Ministro de su país en octubre de ese año.

Desde su puesto en el gobierno, promovió abiertamente la adopción de la agenda progresista como parte de su plan de acción política. Así, entre otras cosas, bajo su mandato se reformó la ley que regulaba los abortos en Nueva Zelanda (legalizando el homicidio de seres humanos en estado fetal hasta el quinto mes de gestación), se habilitó el uso de marihuana con fines recreacionales y se establecieron fuertes medidas ambientalistas contra industrias y consumidores orientadas a, supuestamente, combatir el cambio climático.

En marzo de 2019 se produjo una matanza en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, protagonizada por Brenton Tarrant. El episodio le sirvió a Adern para cambiar la ley que regula la tenencia de armas de fuego en su país y demonizar al nacionalismo blanco, el cual fue usado como excusa por Tarrant para justificar sus acciones.

Con el desencadenamiento de la pandemia de COVID-19 del año siguiente, Adern pasó a convertirse en una referente global sobre el manejo de la crisis sanitaria. En efecto, aplicando toda clase de medidas draconianas para controlar el avance de la enfermedad respiratoria, su país informó que sólo 2500 personas murieron a causa del COVID-19, lo que fue expuesto como un triunfo del estilo de vida aislado y restrictivo que promovió el gobierno. Al mismo tiempo Nueva Zelanda fue uno de los países que más contribuyó económicamente con la investigación de las vacunas contra COVID-19. Incluso hacia 2022, cuando la percepción de la peligrosidad de la enfermedad ya había cambiado en la mayoría de los neozelandeses, Adern siguió promoviendo una estricta vigilancia sobre el comportamiento social para evitar los contagios entre la población local. Lógicamente ello impactó en su popularidad.

Ideología

Adern se define como progresista, socialdemócrata, feminista, ecologista y defensora a ultranzas de los derechos humanos.

Aunque antes de convertirse en Primer Ministro promovió la adopción de un régimen republicano en Nueva Zelanda, una vez en el poder no hizo absolutamente nada para rechazar el dominio de la Corona Británica sobre su país.

Con respecto a los maoríes, Adern se ha mostrado favorable a mantener vigentes los privilegios de ese sector de la población -especialmente los privilegios políticos-, argumentando que son ellos mismos los que deben solicitar una reforma.

Considerando a la sociedad neozelandesa como multicultural, la política ha buscado reducir el número de inmigrantes legales en el país y aumentar el número de refugiados, lo que disminuiría la cantidad de blancos y aumentaría la cantidad de individuos de otras razas en las islas.

Con respecto a regímenes genocidas como los gobiernos comunistas de China o los sionistas de Israel, Adern ha condenado discursivamente la violencia sobre la disidencia pero no ha tomado ninguna medida oficial para afectar la relación entre países.

Imagen pública

La prensa progresista global ha contribuido enormemente a imponer la idea que Adern es un biotipo para los líderes políticos del siglo XXI, dándole un estatus de celebridad similar al de una actriz de Hollywood, una cantante de música pop o una supermodelo. De hecho, cuando ascendió a su cargo en 2017, fue promocionada como la antítesis de Donald Trump y Vladimir Putin.

Cuando se presentó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018, lo hizo llevando a su hija recién nacida, lo que fue promocionado por el feminismo como la prueba empírica de que una mujer puede ejercer la maternidad responsable y manejar los asuntos políticos de un país con la misma intensidad.

Por su aspecto físico y ciertos gestos que realizó frente a las cámaras de televisión, existe la sospecha de que la mujer es consumidora regular de cocaína.

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