La conquista de Berlín

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Tapa del libro de la editorial Wandervögel

La conquista de Berlín (Kampf um Berlín) fue un libro escrito por el Dr. Joseph Goebbels con prólogo de Wilfred von Oven. El libro era vendido en Librería Europa.

La lucha por el poder

La Conquista de Berlí­n describe, a través del testimonio directo de su principal protagonista, el Dr. Goebbels, Gauleiter de Berlín y posteriormente Ministro de Ilustración Popular y Propaganda del Tercer Reich, la lucha del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) por llegar al poder, así­ como todas las tácticas y estrategias utilizadas por el partido de Hitler para gobernar Alemania. Testimonio de primera mano, indispensable para comprender como fue posible la llegada al poder y conquistar el voto y el corazón de los alemanes. Únicamente conociendo La conquista de Berlí­n, se puede comprender la historia del Nacionalsocialismo y el III Reich.

Prefacio

(por Wilfred von Oven, Buenos Aires, abril de 1975)

Los siete años de lucha por Berlí­n han sido el periodo decisivo en la vida del ministro de propaganda del Tercer Reich y han influido (de forma determinante) en toda su obra futura. Durante los dos años que pasó a su lado, en calidad de agregado personal de prensa, en las extensas conversaciones que sostení­a conmigo, siempre recordaba aquellos tiempos. Esos siete años no solo le posibilitaron acumular un tesoro de experiencias sumamente útiles, que le sirvieron posteriormente cuando sus funciones traspasaron los limites de su posición como Ministro de Propaganda, sino que La conquista de Berlí­n jugó siempre en su vida el papel de una especie de fuente de rejuvenecimiento polí­tico. Los recuerdos de esa época le proporcionaron la fuerza necesaria, para enfrentar las tareas casi sobrehumanas que le fueron encomendadas en el punto más trágico de la Segunda Guerra Mundial cuando Hitler, después del atentado del 20 de julio de 1944, le nombró "Plenipotenciario del Reich para la guerra total", y por ende, su colaborador más íntimo e importante.

El Dr. Joseph Goebbels (nacido en 1897) no habí­a cumplido todavía los treinta años, cuando Hitler lo designó Gauleiter (jefe de distrito) de Berlí­n y le dio la orden de conquistar la capital del Reich para el Nacionalsocialismo. Los partidos marxistas contestaron con el grito de combate "¡Berlí­n seguirá siendo roja!". El poderoso Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista (en avance creciente) con sus potentes cuadros de combate (Reichsbanner y Rotfrontkämpferbund), así­ como los fuertemente organizados sindicatos bolcheviques, se enfrentaron amenazantes con los nacionalsocialistas que no eran más que un puñado desorganizado.

Habí­a un solo nacionalsocialista en Berlín cada diez mil habitantes. El distrito contaba con una población de casi cinco millones, y el NSDAP con solo 500 afiliados. Goebbels empezó su cometido con una limpieza a fondo, cancelando las fichas partidarias de la mitad de los afiliados. En aquel entonces, sus propios camaradas por primera vez usaron para él el apodo de Amokläufer (loco peligroso). "Apodo, dicho sea de paso, que siempre he considerado titulo de honor", me decí­a Goebbels.

La tarea gigantesca solo pudo ser cumplida con una dureza brutal tanto con su gente como también consigo mismo y él cumplió. En innumerables enfrentamientos y combates callejeros, pese a su disminución fí­sica, siempre se encontraba en primera lí­nea. Siete años después de que aquel muchacho débil, con su valija de paja en la mano, llegara a la metrópoli del Reich, ésta habí­a sido conquistada para el Nacionalsocialismo y para su conductor Adolf Hitler. "¡Misión cumplida!".

Nunca en su vida Goebbels pudo dirigirse más orgullosamente al Führer. El recuerdo de aquella epopeya lejana, como hemos dicho, le puso en condiciones luego, de no perder jamás el ánimo aun en las situaciones desesperadas, de arriesgar todo confiando en la calidad de sus ideales y en la fuerza de su pueblo. ¡Cuantas veces durante los últimos dos años de la guerra, hablando conmigo acerca de las noticias desastrosas de los frentes de combate, de las ciudades alemanas destruidas por las bombas aliadas, de la cobardí­a y la traición incluso en las propias filas, recordó detalles de su lucha por Berlí­n en las que se vio ante situaciones igualmente difíciles, que finalmente pudo superar para alcanzar el triunfo! Únicamente conociendo La conquista de Berlín, se puede comprender la historia del Nacionalsocialismo y el Tercer Reich. Yo la viví­ desde el principio como joven militante de la SA (Sturm-Abteilung, tropa de asalto). Su verdadera significación la he comprendido en el contacto personal con el hombre que la condujo: el Dr. Joseph Goebbels, el agitador desconocido de Renania que, a través de la lucha por Berlín, llegó a ser uno de los lí­deres polí­ticos más fascinantes de nuestro siglo.

Introducción

La lucha por la capital constituye siempre un capí­tulo especial en la historia de los movimientos revolucionarios. La capital es un concepto en sí. Representa el centro de todas las fuerzas políticas, espirituales, económicas y culturales del paí­s. Desde ella parten sus irradiaciones a las provincias, y ninguna ciudad, ningún pueblo deja de ser tocado por ellas. Berlí­n es, dentro de Alemania, algo único. La población de esta ciudad no se compone, como la de cualquier otra, de una masa homogénea, cerrada en sí­. El berlinés es el resultado de una mezcla de "viejo berlinismo" y de influencias de todas las provincias, de todos los paisajes, gremios, profesiones y confesiones. Si bien es cierto que Berlín no es, como París para Francia, decisivo y rector en todo para Alemania entera, sin embargo, el paí­s no puede ser concebido sin Berlí­n. El movimiento nacionalsocialista no ha partido de Berlí­n. Tiene su origen en Múnich. Pasó de ahí primero a Baviera, a Alemania del sur, y más tarde, cuando hubo dejado tras sí los comienzos de su desarrollo, tendió el puente a Alemania del norte y con ella a Berlí­n. Sólo después de su desmoronamiento en el año 1923, comienza la historia del partido al norte del Main. Pero desde entonces, el Nacionalsocialismo también es asumido en Alemania del norte con toda la vehemencia, la tenacidad y la disciplina prusianas.

Este libro tiene como objetivo describir la historia del movimiento en la ciudad capital del Reich. No persigue al respecto, sin embargo, ninguna clase de fines históricos. La cronología objetiva del transcurso de la evolución berlinesa, quedará para futuros historiadores. A nosotros nos falta el necesario desapasionamiento para repartir al respecto, en forma justa, luces y sombras. El que escribió estas hojas ha participado de manera decisiva y es principalmente responsable del desarrollo de los hechos. Es por ello parte en todos los sentidos de la palabra. Solamente abriga la esperanza de desembarazar su alma con esta descripción de lo que fue puesto sobre ella como pesada responsabilidad en cinco años de lucha. Ha de ser para aquellos que participaron y con su lucha hicieron posible la luminosa ascensión del movimiento Berlinés, orgullo y acicate. Para aquellos que permanecieron al margen dudando y rechazando, exhortación y coacción moral, y para aquellos, que se enfrentaron a nuestra marcha triunfal, amenaza y reto.

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