La hora del nacimiento del NSDAP

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(Capítulo perteneciente al artículo "Alemania Despierta: desarrollo, lucha y victoria del NSDAP")

Multitud

A las 7.30 horas debía tener lugar la primera gran asamblea de masas del Partido en el Hofbräuhaus. Cuando Hitler entró en el salón de actos a las siete y cuarto -embargado por la angustiosa preocupación de si estaría suficientemente colmado- se halló frente a una multitud que se apretujaba, una cabeza junto a otra, rebasando el amplio salón.

De una mirada, Hitler advirtió que aproximadamente la mitad de la masa se componía de comunistas e independientes, justamente de aquellos a los cuales se había propuesto hablar.

Y estaba firmemente decidido a no permitir, bajo ninguna circunstancia, que fuera dispersada la asamblea.

Los miembros del Partido más jóvenes y más aptos para el combate, ex soldados, se hicieron cargo de la protección de la sala, dispuestos, a la más breve perturbación, a proceder sin miramientos, llevando a los alborotadores a tomar aire fresco.

Pocos minutos después de haber empezado a hablar Hitler, comenzaron los gritos de interrupción. En el centro de la sala se produjeron los primeros choques. Un comunista abatió a golpes a un adicto de Hitler. Al instante la acción de despeje entró en funcionamiento. La calma fue restaurada. Pero todavía los gritos proseguían interrumpiendo, como impactos, el discurso de Hitler, quien empezaba a desarrollar los puntos programáticos del Partido.

Cuanto más tiempo hablaba, menos interrupciones se sucedían. La gritería cesó, la voz cálida y nítida de Hitler penetró ahora a través de toda la sala. Un rumor de aplausos se inició, creciendo en intensidad. Cuando el último de los 25 Puntos fue dado a conocer y Hitler pronunció enfáticamente el párrafo final: "Los conductores del Partido prometen, de ser necesario con el empeño de su propia vida, abogar sin desmayo por la realización de los puntos precedentes", se desató un tronante júbilo; ya Hitler se encontraba frente a una sala colmada de seres unificados por una nueva convicción, por una nueva fe y animados por una nueva voluntad, por una nueva meta.

El NSDAP había nacido.

Nuevos adeptos

Rápidamente el nuevo Partido ganó valiosos adeptos. El presidente de policía muniquense, Pöhner, y el Oberamtmann Frick se pronunciaron por él. Se colocaban de este modo en deliberada oposición al gobierno, que ya comenzaba a prodigar su atención al joven Movimiento, prohibiendo sus rojos cartes propagandísticos por consideraciones al tránsito, ya que ante ellos se congregaban demasiadas personas, obstaculizándolo. Según el gobierno bávaro ellos se debía no al contenido sino meramente al color de los carteles. Explicar cómo este color rojo no producía el mismo efecto en los carteles comunistas, evidentemente no constituía un problema para el gobierno. Si de esta manera procedía el gobierno, con tanta mayor seguridad el Partido podía contar con el presidente de policía Pöhner. "Un hombre de granítica honestidad, de sencillez antigua y de rectitud alemana, en el cual el lema: `Mejor muerto que esclavo´ no constituía una frase, sino la esencia de todo su ser", así lo define Hitler en su libro.

Exactamente la misma caracterización es adecuada para el Oberamtmann Frick, quien un decenio más tarde habría de ser nombrado ministro del Interior del Reich.

En diciembre, Hitler funda el Völkischer Beobachter (El Observador Nacional), en el que Dietrich Eckart, el fiel Ekkehard del Movimiento, proclamaba las ideas del nacionalsocialismo.

Cada semana se desarrollaba una asamblea en el Hofbräuhaus, y cada semana la sala estaba aún más prieta, más densamente poblada. La convicción de Hitler de que un discurso es más importante que un libro, tuvo su primera confirmación.

La táctica de los rojos oscilaba entre tentativas de silenciar a todo el Movimiento o de impedir sus asambleas. Pero como ambas cosas se practicaban sin consecuencias y sin éxito alguno, obtuvieron como resultado que Hitler ganara a toda una serie de trabajadores del frente rojo.

Simbología

Pronto aparecieron los primeros militantes vestidos con impermeables cortos y un brazalete rojo sobre el que brillaba, en campo blanco, una svástica negra. Eran del Saalschutz (protección de sala), formado por jóvenes temerarios, soldados, trabajadores y estudiantes, que no se arredraban ante el proceder rudo, garantizando la tranquilidad y el orden durante las asambleas; partidarios que estaban decididos a quebrar el terror con el terror y que se arriesgaban a demostrar cuál terror sería el mejor y el más decidido.

Ya en medio del verano de 1920 la organización de esta tropa de orden adquirió caracteres más firmes, y en la primavera de 1921 se dividió en centurias, las que a su vez se articularon en subgrupos. La SA comenzaba a desarrollarse.

A la incipiente organización se le había hecho ineludiblemente necesario un distintivo partidario, una bandera del Movimiento.

Nadie tenía un conocimiento más profundo de la importancia de los símbolos que Hitler. Un movimiento, una comunidad, un pueblo, un Estado sin un símbolo con el cual los corazones puedan encenderse, hacia el que pueden dirigir todos sus anhelos, su orgullo y su entusiasmo, es un cuerpo sin vida que no pueden ejercer atracción alguna.

Más que todo, al marxismo le ayudaban las banderas rojas, las escarapelas rojas. Porque una idea, una fe, necesitan de la expresión visible.

Tras reiterados ensayos, Hitler creó la bandera de la svástica como símbolo: la bandera roja con blanco campo solar y la svástica que gira hacia adelante, un símbolo de impulso realmente arrebatador y de maravillosa belleza.

En pleno verano de 1920 el nuevo pabellón apareció por primera vez ante el gran público. Cuadaba bien al nuevo Movimiento; joven como él, vigoroso y señalando hacia el futuro como él.

Dos años más tarde se agregó a la bandera y al brazalete, cuando el Saalschutz se transformó en Sturmabteilung (Secciones de Asalto), el estandarte, igualmente diseñado por Hitler.

Primera asamblea

En febrero de 1921, el NSDAP se atrevió por primera vez a realizar una asamblea gigantesca en el Circo de Múnich.

La fama del partido creció. La asamblea en el circo, realizada como protesta contra el Convenio de París, movilizó a 6.000 personas.

En julio de 1921, Hitler se hizo cargo de la conducción exclusiva del NSDAP. El 4 de noviembre se produjo el choque, que desde largo tiempo se esperaba, con las fuerzas marxistas. Hitler había programado para ese día una asamblea en el Hofbräuhaus y existían intenciones de hacerla saltar de cualquier forma.

Recién una hora antes del inicio del acto se enteró Hitler de los preparativos rojos. La sede administrativa del Partido se había trasladado precisamente ese día de la pequeña habitación en la trastienda del Sterneckerbräu a una oficina más espaciosa y debido a ello el servicio de comunicaciones no trabajó. Esa tarde sólo 46 hombres tenían a su cargo la protección de la sala. Hitler juramentó a cada uno de ellos a resistir hasta las últimas consecuencias.

Durante aproximadamente una hora y media la reunión transcurrió sin mayores interferencias, pero en el interín los rojos se habían provisto de suficientes jarros de cerveza como para proceder al asalto.

Uno de los cabecillas saltó a una mesa y dirigiéndose al auditorio rugió: "Libertad!" y en instantes el acto se convirtió en una masa de hombres enardecidos que combatían y lanzaban airados gritos.

Los 46 hombres de la SA tenían dura tarea. Después de cinco minutos de lucha no había uno sólo de ellos que no sangrara por varias heridas, pero luego de veinte minutos tampoco se encontraba ya ningún comunista en la sala.

A la salida se generó todavía un violento tiroteo, pero la SA estaba ahora tan en viaje que ni siquiera los disparos de las pistolas podían detenerla; media hora más tarde proseguía la reunión.

Hermann Esser, que dirigía la asamblea, otorgó nuevamente la palabra a Hitler como si nada hubiese ocurrido.

La primera victoria duradera del joven Partido había sido alcanzada luchando. Hasta el Putsch de 1923 ni la socialdemocracia ni la comuna marxista le anunciaron ya "puños de trabajadores".

La SA

Hitler confirió ese noche al Saalschutz el nombre de honor de Sturmabteilung. Y así se llamó de ahí en más. La SA había merecido su nombre.

En el futuro, bajo su protección, el Movimiento marchó de asamblea en asamblea, de desfile en desfile, de victoria en victoria.

Lentamente creció del Saalschutz, de la Sturmabteilung, el ejército de millones de los batallones pardos.

Quién recuerda hoy lo que en realidad significan las dos letras SA ?

Han ganado vida propia, todos saben lo que entrañan; han llegado a ser un concepto firmemente ensamblado, al que circundan el orgullo y la gloria.

SA ! SA 1922-23.

Con sus divisiones de asalto y sus constantes reuniones, en Múnich el Partido se había transformado en una potencia. No existía nadie en la ciudad que no conociera el símbolo, la bandera del Movimiento.

Con impermeable corto y la gorra contra el viento, en el brazo el brazalete con la svástica, bastón al hombro, marchaba la SA.

Hitler determina con exactitud ya entonces que la SA deber ser siempre, en todas las circunstancias, una división del Partido, su formación móvil, su autodefensa política, pero nunca un agrupamiento militar clásico. Se trataba de formar soldados políticos, no militares.

Por otra parte, para la estructuración de fuerzas adiestradas militarmente faltaban las condiciones. No se podía realizar en una agrupación privada la disciplina de mando, tal como en un ejército constituye la premisa lógica y natural, ni era posible instruir a tales masas como para que por su número pudiesen ser un contrapeso frente a las formaciones políticas marxistas.

Sólo un ejército político, impregnado de disciplina voluntaria y juramentado a una idea, podía solucionar este problema.

De modo convincente y expresivo el propio Adolf Hitler formuló esta definición de la naturaleza de la SA en su libro: "lo que necesitamos no son cien o doscientos conspiradores temerarios, sino cientos de miles de combatientes fanáticos por nuestra concepción del mundo. No debe trabajarse en conventículos secretos sino en poderosos desfiles de masas. No son el puñal y la pistola los que pueden abrir la vía al Movimiento, sino exclusivamente la conquista de la calle. Hemos de hacer entender al marxismo que el futuro señor de la calle es el nacionalsocialismo, de la misma manera que alguna vez será el señor del Estado!".

Por tanto, Hitler tampoco orientó la formación de la SA desde puntos de vista militares, haciéndolo únicamente según los que fueran convenientes para el Partido, así como también deliberadamente diferenció su uniforme del que llevara el viejo ejército.

El primer gran desfile en masa de la SA se efectuó en ocasión de una manifestación de protesta del Múnich nacional contra la implantación de la Ley de Protección de la República. La entrada en bloque de varias centurias con banderas ondeantes provocó inmenso júbilo en la Odeonsplatz (Plaza del Odeón) ya casi colmada. Las columnas rojas que pretendieron negar a las centurias nacionalsocialistas el derecho a la calle fueron dispersadas con sus cabezas ensangrentadas.

Día Alemán

Tras haber aprovechado los meses siguientes para fortalecer la organización interna de la SA y del Partido, en octubre de 1922 el NSDAP extendió su acción, por primera vez, más allá de Múnich.

Las ligas nacionales habían invitado a Hitler a celebrar un Día Alemán en Coburg. En la invitación se le había solicitado que concurriese acompañado.

Rápidamente decidió Hitler: designó 8 centurias SA como acompañamiento. Un tren especial transportó a Coburg los 800 hombres: el primer tren especial nacionalsocialista de Alemania.

Cuando Hitler y sus hombres arribaron a Coburg, la dirección del acto del Día Alemán les exhibió un acuerdo con los socialdemócratas de Coburg, conforme al cual ninguna bandera podía ser desplegada durante la marcha a través de la ciudad y bajo ningún ocncepto podía marcharse en formación cerrada, no permitiéndose, además, la presencia de bandas de música.

Indignado al máximo, Hitler rehusó. En pocos minutos la SA estuvo formada, y al compás de sones marciales, ondeantes las banderas, ochocientos nazis entraron en Coburg.

Ya en la estación ferroviaria se produjeron serios incidentes, insultos y provocaciones, sin que la SA reaccionara. La policía de Coburg no condujo a la columna al hospedaje previsto, sino al centro de la ciudad, al Hofbräuhauskeller. Cuando el último hombre SA ingresó al sótano, la multitud furiosa trató de entrar a empujones, pero la policía cerró apresuradamente las puertas y la SA en pleno quedó aprisionada. Ante ello protestó Hitler. Nuevamente se formó la SA y Hitler exigió la inmediata apertura de las puertas.

Después de demorar todo lo posible, la policía accedió. La SA desfiló de regreso tomando el camino por el cual había llegado hasta allí.

Pero ahora la situación se tornó insoportable. Como los nacionalsocialistas no reaccionaban a los gritos, las provocaciones y los insultos, las hordas marxistas decidieron agredirlos con piedras. Pero con esto había sido dada la señal a la SA. Durante diez minutos llovieron golpes demoledores a derecha e izquierda, adelante y atrás, y después ya no pudo divisarse nada rojo en las calles.

En el transcurso de la noche tuvieron lugar graves atentados contra nacionalsocialistas aislados. Varios partidarios fueron hallados por patrullas de la SA ferozmente golpeados.

A raíz de ellos se dio otra vez la alarma, procediéndose seguidamente en forma sumarísimo contra el adversario rojo.

Al despuntar la mañana del domingo, el terror rojo en Coburg había sido quebrado para siempre. De qué modo perdurable había trabajado la SA, se notó recién algunos años más tarde, cuando Coburg llegó a ser la primera ciudad que obtuvo una mayoría nacionalsocialista y que poseyó un alcalde nacionalsocialista.

Una breve huelga del personal ferroviario que se negaba a conducir el tren especial de regreso a Múnich fue quebrada en el término de un cuarto de hora. Puntualmente el tren volvió a partir con la victoriosa SA.

Día del Partido

En el primer Día del Partido del Movimiento, el 27 de enero de 1923, Hitler pudo presentar al Partido una gallarda SA compuesta de hombres escogidos, unidos por más de una batalla, que hacían honor a labandera que llevaban.

Los primeros cuatro Estandartes, adornados con el emblema del Movimiento, el águila alzando vuelo, la svástica enguirnaldada en las garras, fueron entregados en esa ocasión a la SA.

Las primeras centurias llevaban ya el nuevo uniforme: la gorra contra el viento, transformada ya en gorra SA y junto con ello, el impermeable corto con cinturón y brazalete.

En el curso del año, divisiones de asalto bajo el mando de Göring aniquilaron el terror rojo en numerosas ciudades bávaras. El Jefe del Regimiento Múnich era el Oberleutnant (Teniente Coronel) Wilhelm Brückner.

Sistemáticamente se llevó a cabo la limpieza del país, restaurándose la libertad de opinión. Una ciudadela roja tras la otra cayeron víctimas de la propaganda nacionalsocialista.

Albert Leo Schlageter

No obstante, el mes de marzo de 1923 trajo aparejado un cambio en el desarrollo normal de la SA como tropa política de combate. Francia ocupó el territorio del Ruhr.

Centenares de bravos hombres SA hallaron la muerte heroica bajo las bayonetas francesas. En septiembre se desmoronó la resistencia pasiva.

Mientras la flor de la juventud alemana luchaba en el territorio del Ruhr, el marxismo la traicionó entregándola a los franceses.

El nacionalsocialista Albert Leo Schlageter fue la víctima. Pero el calvario de la SA en el año 1923 no había llegado a su fin.

Si aun había desfilado jubilosa en el Día del Partido en enero, si el 1 de mayo con su parada en el Oberwiesenfeld, aplastó el terror rojo en Múnich, antes de terminar el año habría de tener sus primeros caídos.

Con vertiginosa celeridad se cumplió el destino. El tiempo aún no estaba maduro.

Lo que la SA debía ser, Adolf Hitler lo dijo claramente: "En cuanto hubimos parecido peligrosos al marxismo, éste no dejó desaprovechar ninguna ocasión para ahogar en germen toda tentativa de una reunión nacionalsocialista, haciéndola estallar. Únicamente la estructuración de la propia defensa podía asegurar la actividad del Movimiento y conquistarle simultáneamente aquella atención pública y el respeto general que se tributa a aquel que si es atacado se defiende por sí mismo. Como línea directriz para la formación interna de esta división de asalto siempre predominó la intención de educarla, además de su capacitación física, para ser una representación inconmoviblemente convencida de la idea nacionalsocialista, fortaleciendo, por último, en grado máximo, su disciplina. No debía tener nada que ver con una organzación de defensa de concepción burguesa, pero igualmente tampoco nada que ver con una organización secreta".

Después del derrumbe de 1923, operada la nueva fundación del Partido y de la SA en 1925, se introdujeron de inmediato, otra vez, las probadas máximas de la formación SA y de acuerdo con estos principios inalterables, el ejército pardo obtuvo luchando una victoria tras otra.

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