Operación Antropoide

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Durante la Segunda Guerra Mundial, la Operación Antropoide consistió en el atentado a uno de los más poderosos jerarcas del Tercer Reich, Reinhard Heydrich, el jefe de la RSHA, el Protector de Bohemia y Moravia.

Ambiente

En el año 1941, los ejércitos alemanes avanzaban sin dificultades hacia Moscú. En el Océano Atlántico, los submarinos alemanes hundían los barcos de los Aliados y Japón dominaba en el Pacífico. La situación para los aliados era crítica.

El mismo año, Heydrich fue enviado por Heinrich Himmler a Praga para relevar al Gauleiter, Konstantin von Neurath. Heydrich tenía un segundo al mando, Karl Hermann Frank, no menos competente que él mismo.

Heydrich se instaló en el Castillo de Praga para gobernar el territorio checoslovaco. Su gestión destruyó la resistencia checa, responsable de diversos asesinatos, y aumentó la fabricación de material militar.

El Plan

El presidente checo, exiliado en Inglaterra, aceptó un plan de Winston Churchill para desestabilizar el régimen en Checoeslovaquia, ya que la hábil política de Heydrich había llevado a la población a aceptar de muy buen grado la ocupación gracias a las condiciones de vida excepcionalmente favorables que Heydrich había impuesto. Esto atentaba contra los intereses aliados, ya que la posición de Checoeslovaquia podría ser imitada por otros países y así acabar indirectamente con la resistencia y fortalecer el nacionalsocialismo en Europa.

Para ello se planeó el atentado contra uno de sus líderes más poderosos. Reinhard Heydrich era incluso considerado por Hitler como su eventual sucesor. A su edad (38 años) dirigía la poderosa Oficina Central de Seguridad del Reich.

La Operación

La operación comenzó en Diciembre de 1941 con la llegada de dos partisanos comunistas (Jan Kubis y Jozef Gabčík) provenientes de Inglaterra, que fueron lanzados en paracaídas junto con otros comandos ingleses. En Praga contactarían a otro guerrillero, Korda, para ultimar los detalles con la exigua resistencia checa.

Una vez contactados, comenzaron por estudiar minuciosamente los hábitos de desplazamiento de Heydrich y advirtieron que invariablemente empleaba la misma ruta cuando marchaba desde el castillo hacia el aeropuerto, en Praga, y siempre a la misma hora.

En la ruta había una curva muy cerrada que obligaba al chófer a aminorar la velocidad, y éste fue el punto de ataque elegido.

Por fin, después de varios ensayos y titubeos, la fecha del atentado fue fijada para la mañana del 27 de mayo de 1942.

Tres guerrilleros, Gabcik, Kubis y Valcik, se apostaron en un recodo del camino a la entrada a Praga, justo por donde pasaría Heydrich ese domingo. Uno de ellos llevaba una bomba de mano, otro una ametralladora inglesa y el tercero haría las señales con un periódico.

El día fijado suponían que Heydrich pasaría por allí cerca de las 10 de la mañana, pero excepcionalmente y para sorpresa de los complotados, no apareció a la hora estimada, por lo que los partisanos empezaron a ponerse muy nerviosos y pensaron en abortar la misión.

Heydrich en efecto se había retrasado, pues de modo inusual se había quedado media hora más en el castillo para atender un asunto urgente de último minuto, pero después subió a su coche cabriolet descapotable y tomó la ruta habitual.

Cuando ya iban a abandonar la zona, el que señalizaba avisó a los demás que el vehículo venía en camino y sin escolta, y rápidamente retornaron a sus puestos.

Al llegar a la curva, el automóvil redujo la velocidad y en ese momento Gabcik tomó su metralleta con la intención de lanzar una ráfaga de ablandamiento, pero ésta se encasquilló, y Gabcik se puso muy nervioso, mientras observaba al jefe de las SS. Heydrich, al percatarse de la situación, se levantó del asiento con el coche aún en marcha y se aprestó a sacar su Luger para repeler el ataque. Gabcik, completamente aterrorizado, abandonó la ametralladora y echó a correr. Kubis, menos nervioso, pudo activar la bomba y arrojarla en el momento justo en que Heydrich apuntaba con la pistola en su dirección.

El chófer del coche de Heydrich, pistola en mano también, consiguió bajarse en persecución de Kubis. En ese momento, la bomba estalló poderosamente al lado de la puerta trasera derecha, alcanzando las esquirlas la espalda de Heydrich, quien instintivamente se volteó protegiendo su rostro con los brazos; aun así, pudo bajarse del vehículo y lograr dar algunos pasos y disparar a los atacantes, antes de quedar tumbado en la acera agarrado a una reja. El conductor alcanzó a Kubis en una esquina, pero éste le disparó sorpresivamente, dejándolo malherido.

Los asesinos lograron huir a la carrera. Heydrich fue auxiliado por una mujer checa y llevado a un hospital de Praga, donde insistió en ser atendido sólo por médicos alemanes. Esto probablemente le costó la vida, pues 48 horas después las heridas recibidas, en especial una esquirla alojada en el bazo, se infectaron y provocaron una septicemia generalizada, que al cabo de ocho días le causaron la muerte. Sus atacantes no llegarían a saberlo.

Mientras Heydrich estaba en el hospital, las tropas SS salieron a las calles de Praga y se dedicaron a ubicar a los guerrilleros. Se ofreció una recompensa de diez millones de coronas checas a quien revelara el escondite de los atacantes de Heydrich. Pero mientras tanto Heydrich fallecía sin salir del coma, el 4 de junio de 1942.

Al final, el 16 de junio, uno de los implicados, Karel Curda se presentó ante Karl Hermann Frank traicionando a sus camaradas. Les denunció a las SS dando su paradero.

Los guerrilleros checos se habían refugiado en una antigua Iglesia de Santo Cirilo y Metodio, en una especie de cripta subterránea con unas catacumbas, donde una de las ventanas daba a la calle.

El 18 de junio, las SS rodearon el lugar con armamento pesado. Los comandos checos optaron por suicidarse una vez que los alemanes se introdujeron en el lugar; en total fueron cinco los fallecidos.

Funeral

El cuerpo de Reinhard Heydrich fue llevado a Berlín y se le dio un funeral apoteósico al cual acudió toda la alta jerarquía alemana y donde el mismo Hitler estuvo presente, quien se mostró en todo momento apesadumbrado.

El ataúd con los restos mortales del Reichsprotektor permaneció de cuerpo presente, cubierto con una bandera con la esvástica, en el patio del Castillo de Hradcany. Una Guardia de honor de la Wehrmacht y de oficiales SS le velaban. El ataúd fue llevado por tren de Praga a Berlín para ser expuesto en el Reichssicherheitshauptamt el 7 de junio de 1942, Prinz Albrecht Straße 8, y después –el 9 de junio de 1942 –en el Salón de Mosaicos de la nueva Cancillería del Reich. Durante la ceremonia fúnebre el Reichsführer-SS Heinrich Himmler pronunció un discurso en que él señaló la gran importancia de Reinhard Heydrich.

El último orador fue Adolf Hitler que lo llamó uno de los mejores nacionalsocialistas, uno de los más firmes defensores de la idea del Reich alemán y uno de los más grandes adversarios de todos los enemigos del Reich. El Führer otorgó al héroe caído el Verwundetenabzeichen en Oro y el oberste Stufe des Deutschen Ordens. El ataúd con el cuerpo de Heydrich fue puesto en un armón remolcado por seis caballos negros y fue transportado de la Wilhelmstrasse al cementerio de los Inválidos. Allí el gran soldado Reinhard Heydrich fue depositado para habitar en su última morada.

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