Quema de conventos de 1931 en España

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Madrid, 11 de mayo de 1931: Convento de los jesuitas de la calle de la Flor ardiendo. En la fotografía se ve la fachada de la iglesia que daba a la Gran Vía.

Se conoce como quema de conventos a la ola de violencia, contra instituciones de la Iglesia Católica principalmente, ocurrida entre los días 10 y 13 de mayo de 1931 en España.

Los disturbios comenzaron en Madrid durante la inauguración del Círculo Monárquico, destinado a organizar a los leales a Alfonso XIII contra la recién declarada Segunda República Española y rápidamente se extendieron por otras ciudades del sur y el levante peninsular.

Causas

Con la proclamación de la República, el nuevo orden constitucional debía amparar la libertad de cultos y desarrolar un proceso de secularización que permitiera superar la tradicional identificación entre el Estado y la Iglesia Católica, uno de los elementos clave de legitimación de la monarquía. Los republicanos anunciaron su determinación de crear un sistema de escuelas laicas, introducir el divorcio, secularizar cementerios y hospitales y otras medidas. Pero la Iglesia no estaba dispuesta a dejar que esto ocurriera. Así, el 1 de mayo, el cardenal Pedro Segura publicó una pastoral en la que instaba a los fieles a oponerse a los que se esfuerzan en destruir la religión. La pastoral fue considerada una declaración de guerra por muchos republicanos, incrementando el sentimiento anticlerical de muchos ciudadanos.

Los sucesos

Madrid

Incendio del Convento de las Maravillas de Cuatro Caminos en Bravo Murillo.

En la mañana del 10 de mayo de 1931 se inauguraba en la calle Alcalá el Círculo Monárquico, con el objetivo de organizar a los leales a Alfonso XIII. Durante el acto sonaron los acordes de la Marcha Real, lo que provocó que algunos viandantes intentaran forzar las puertas del inmueble, teniendo que intervenir las fuerzas públicas. Corrió por la ciudad el falso rumor de que un taxista había sido asesinado por un monárquico durante estos enfrentamientos y hubo un intento de incendiar el edificio del diario monárquico ABC. Aunque la Guardia Civil logró evitar el asalto, varias personas resultaron heridas, lo que contribuyó a preparar los sucesos del día 11.

Entre los días 11 y 12 de mayo de 1931 se quemaron intencionadamente en Madrid los siguientes edificios religiosos:

  • Casa Profesa de Isabel la Católica de los jesuitas de la calle Flor Baja y su iglesia aneja. En este incendió se quemó su biblioteca, considerada en aquel momento la segunda mejor de España. Contaba con más de 80.000 volúmenes, entre ellos incunables irremplazables. En el incendio se perdieron para siempre ediciones príncipe de Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca o Saavedra Fajardo.[1]
  • Colegio de la Inmaculada y San Pedro Claver y el Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI) de la calle de Alberto Aguilera. Se perdieron para siempre 20.000 volúmenes de su biblioteca. Toda la obra del P. García Villada entre ella sus libros particulares, colección Razón y Fe, papeles y todas las fichas.[2] También se perdieron más de 100.000 copias de canciones populares recopiladas por el P. Antonio Martinez.[3]
  • El centro de enseñanza de Artes y Oficios de la calle de Areneros regentado también por religiosos de la Compañía de Jesús.
  • Parroquia de Santa Teresa y San José de los Carmelitas Descalzos de la Plaza de España.
  • Colegio de Sagrado Corazón de Chamartín.
  • Colegio de Nuestra Señora de las Maravillas de Cuatro Caminos. Se destruyó su museo de minerología y diverso material científico.
  • Convento de las Mercedarias Calzadas de San Fernando. En este edificio, antes de comenzar el incendio, fueron desenterrados y profanados distintos cadáveres de religiosas y sacados a paseo, finalmente fueron lanzados a las llamas.
  • Colegio del María Auxiliadora de las Salesianas.
  • Convento de las Bernardas de Vallecas.

Además de estos se intentaron incendiar otros 12 edificios religiosos, aunque sin éxito. Durante los altercados algunos religiosos fueron agredidos y expulsados de sus templos. En los incendios de estos edificios se quemaron y destruyeron para siempre obras pictóricas de artistas como Zurbarán, Van Dyck y Claudio Coello. Además se realizaron diversos saqueos y robos antes de producirse los incendios. Las fuerzas de seguridad no intervinieron en ningún caso ante estos atentados.[4] El ministro Miguel Maura intentó actuar y emplear la Guardia Civil para sofocar los disturbios antes de que se produjesen, ya que habían llegado rumores a sus oídos de que se preparaba una quema de iglesias. Ante esta reacción el ministro de la Guerra Manuel Azaña, fundador del partido político Acción Republicana, se lo prohibió y le respondió: "si fuera verdad, sería una muestra de la Justicia Inmanente". Esto provocó la dimisión temporal de Maura. Cuando por fin se proclamó el estado de guerra en Madrid, los disturbios se habían extendido a otras ciudades.

Málaga

En Málaga la quema de conventos estuvo precedida por un intento de incendio del Palacio del Obispo en 1930 y varios sucesos el mismo día de la proclamación de la República el 14 de abril con el asalto a la sede del diario La Unión Mercantil y un intento de asaltar la Residencia de los Jesuitas y el Seminario al día siguiente.

Cuando llegaron a la ciudad las noticias de los sucesos de Madrid, las masas se echaron a la calle por la noche y comenzaron los asaltos a la Residencia de los Jesuitas y el Palacio del Obispo. Los incidentes se prolongaron durante la madrugada y todo el día 12, cuando se declaró el estado de guerra, que no logró contener a los saqueadores, por lo que se constituyó una Guardia Cívica con militantes republicanos y socialistas.[5]

Resultaron afectados por incendios: el Palacio Episcopal; las parroquias de la Merced, San Felipe, San Pablo, Mártires, y Sto. Domingo; y los conventos e iglesias Jesuitas, San Agustín, Barcenillas, Ángel, San José, Carmelitas Descalzas, Capuchinas, Hermanas de la Cruz, Maristas, Zamarrilla, Aurora María y Puerto de la Torre.

Igualmente fueron asaltadas y saqueadas las parroquias del Carmen, San Juan, Santiago, Angustias y San Patricio; y los conventos e iglesias de San Manuel, Sán Lázaro, Catalinas, Reparadoras, San José, Concepción, San Bernardo, Encarnación, Servicio Doméstico, Esperanza, Sagrada Familia, Adoratrices, Mercedarias, Cruz del Molinillo, San Carlos, Terciarias Franciscanas, San Pedro y Santísima Trinidad.

El gobernador militar de Málaga Gómez Caminero envió un telegrama a Azaña con el siguiente contenido: "Ha comenzado el incendio de iglesias. Mañana continuará".[6].

Valencia

En Valencia ardieron los conventos de San José de las Carmelitas, San Julián de las agustinas y el Colegio de la Presentación. Asimismo, fueron asaltados los conventos de Teresianas, la Residencia de los Jesuitas y el Seminario Conciliar.

Sevilla

En Sevilla durante el 11 de mayo se quemó el colegio de los jesuitas en la Plaza de Villasis, la Iglesia del Buen Suceso, la Residencia de los Capuchinos, la Capilla de San José y los conventos de las Mínimas y los Paules. También se intentó incendiar el Palacio Arzobispal y los conventos de San Buenaventura, San Leandro y San Juan de Dios, aunque estos incendios fueron sofocados por la intervención ciudadana. La Guardia Civil impidió la quema de la iglesia de los jesuitas de la calle Trajano y las iglesias de los Salesianos y Reparadoras.

El día 12 de mayo se declara el estado de guerra en Sevilla, pero a pesar de ello, la violencia se extiende a los pueblos. En Lora del Río se reproducen los incidentes contra la iglesia parroquial, la ermita de Nuestro Padre Jesús y el convento de las Mercedarias Descalzas. En Coria del Río se incendian tres iglesias. En Alcalá de Guadaíra un grupo de asaltantes expulsa a las franciscanas del convento de Santa Clara. Sucedería lo mismo en Carmona donde tuvieron que abandonar su convento las Agustinas. No sucedió así en otros pueblos como Olivares, Carrión, Puebla del Río y Espartinas donde los propios vecinos hicieron unas "guardias cívicas" y armados impidieron que las partidas organizadas de incendiarios quemaran sus iglesias y conventos.

Granada

En Granada el 12 de mayo se intenta quemar el diario católico Gaceta del Sur y el monárquico El Noticiero Granadino. Respecto a edificios religiosos se intentan quemar el colegio de los maristas, el convento de los agustinos y el de las monjas de Realejo. Todos estos incendios fueron sofocados por la rápida intervención de los bomberos. Pero los acontecimientos se desbordan cuando los asaltantes consiguen entrar en el citado diario católico, en los luises, la residencia de los redentoristas, la iglesia de Hospitalicos y el convento de las religiosas de Santiago. También estallará un artefacto en el convento de las carmelitas y se intenta agredir a varios sacerdotes en la Gran Vía. El general González Carrasco decreta el estado de guerra y logra impedir la quema del convento de las trinitarias, pero no logra que el convento de los capuchinos sea pasto de las llamas.[7]

En la provincia de Granada se reproducen los actos violentos en Loja donde se queman el convento de Santa Clara, la residencia de los jesuitas en Santa Fe y es saqueada la iglesia de la Macarena. En Atarfe se produce un violento incidente entre vecinos y unos presuntos incendiarios que se salda con seis muertos y varios heridos.[8]

Córdoba

En Córdoba ardió el Convento de San Cayetano.

Cádiz

  • En Cádiz se quemó el Convento de los Dominicos, la Iglesia de Santa María y del Convento del Carmen.
  • En Sanlúcar de Barrameda se intentó incendiar el Convento de los Capuchinos.
  • En Jerez de la Frontera se asaltó el Convento de San Francisco, el de los Carmelitas y la Residencia de los Jesuitas.
  • En Algeciras hubo incidentes en los que se intentó quemar varias iglesias.

Murcia

En Murcia fue quemada la Iglesia de la Purísima y fueron asaltados los conventos de las Isabelas y de las Verónicas. También se incendió el inmueble del diario La Verdad.

Alicante

En Alicante se incendiaron las Escuelas Salesianas, el Colegio de las Carmelitas, la Parroquia de Benalúa, el Convento de San Francisco, la casa de ejercicios de la Compañía de Jesús, el Convento de las Oblatas, la Iglesia del Carmen, la Residencia de los Jesuitas, el Convento de Capuchinos, el Convento de Agustinos, el Palacio Episcopal, el Colegio de Jesús y María, el Colegio de la Compañía de María y el Colegio de los Maristas.

Reacciones marxistas

El diario El Socialista publicó el 12 de mayo de 1931:
'"La reacción ha visto ya que el pueblo está dispuesto a no tolerar. Han ardido los conventos: ésa es la respuesta de la demagogia popular a la demagogia derechista."[9]
También El Socialista publicó increíbles mentiras el 15 de mayo de 1931:
"... los religiosos disparaban contra los obreros (…) las violencias del pueblo (…) han respondido siempre al fuego que se les dirigía desde el interior de las fortalezas conventuales (…) eran arsenales y polvorines, había fusiles, bombas de mano y ametralladoras."[10]

Por lo visto, los religiosos disparaban, sin duda, con mala puntería, pues ni un sólo incendiario resultó victima de aquel supuesto "fuego desde el interior".

Referencias

  1. Pío Moa, "Los personajes de la República vistos por ellos mismos". Pág. 198.
  2. Luis García Iglesias, "El P. Zacarías García Villada, académico, historiador y jesuita".
  3. Alejandro Barcenilla, "La Universidad Pontificia Comillas: cien años de historia". Pag. 199.
  4. Josep Pla, "El Advenimiento de la República".
  5. Diario Sur Digital, La quema de conventos.
  6. Miguel Maura, "Así cayó Alfonso XIII"
  7. José Manuel Macarro Vera, "Socialismo, república y revolución en Andalucía (1931-1936)"
  8. José Manuel Macarro Vera, "Socialismo, república y revolución en Andalucía (1931-1936)"
  9. El Socialista, 12-5-31.
  10. El Socialista, 14-5-31.

Bibliografía

  • Gabriel Jackson, La República española y la guerra civil (1931-1939), 1965, Princeton University Press, Princeton, New Jersey.

Artículos relacionados

Enlaces externos