Ramón Camps

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General Ramón Camps (en el centro)

Ramón Juan Alberto Camps (25 de enero de 1927, Paraná, Argentina - 22 de agosto de 1994, Buenos Aires, Argentina) fue un militar y escritor argentino.

Ferviente anticomunista, entre 1976 y 1979 se desempeñó como Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, siendo su actuación clave para la desarticulación de los grupos terroristas de izquierda que antagonizaban contra las Fuerzas Armadas de Argentina.

Como resultado de su heroica actuación en contra de los agentes de la sinarquía internacional, el militar sufrió una feroz e injusta persecución en la última década de su vida.

Biografía

Camps asistió al Colegio Militar de la Nación, de donde egresó como suboficial de caballería.

Hizo una larga carrera como oficial del Ejército Argentino. A mediados de la década de 1960 ofició como edecán del General Juan Carlos Onganía primero y del General Pascual Pistarini después, ambos a la sazón comandantes en jefe de la institución.

Durante su paso por la Escuela Superior de Guerra se interiorizó acerca de las técnicas y estrategias que aplica la subversión transnacional para desmoralizar a las sociedades, desestabilizar sus economías y apropiarse de sus gobiernos. A partir de entonces se convirtió en partidario de aniquilar al peligro rojo con la mayor contundencia posible.

Su hora para demostrar su celo patriótico llegó durante la década de 1970 cuando la guerra contra la subversión alcanzó su punto más crítico. Al instaurarse el régimen del Proceso de Reorganización Nacional fue designado como Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires por el gobernador Ibérico Saint-Jean. Armó a su equipo de conducción convocando a otros militares como Ernesto Guillermo Trotz, Ricardo Campoamor, Raúl Gatica, Enrique Róspide y Roberto Roualdes. Para lidiar con los criminales más peligrosos formó al Comando de Operaciones Tácticas de Investigaciones, el cual estuvo bajo el mando de Miguel Etchecolatz y tuvo un papel protagónico en el triunfo de las fuerzas nacionales sobre los grupos armados que aterrorizaban al país.

Camps dejó su cargo en 1979, condecorado por su actuación. De todos modos entendía que el exterminio de la subversión no se había completado. Por ese motivo -ya retirado del servicio activo con el rango de General de Brigada- intentó saltar a la palestra política y metapolítica. Para ello creó la editorial RO.CA. Producciones junto con Felipe Romeo y se acercó al Partido Justicialista en el cual suponía que hallaría a aliados nacionalistas.

El militar publicó dos libros: Caso Timerman: punto final y El poder en la sombra. En ambas obras el autor relata la investigación que dirigió sobre el empresario David Graiver y el periodista Jacobo Timerman, dos sionistas argentinos que operaban para desestabilizar al gobierno nacional intentando controlar a los medios masivos de comunicación (Graiver, además, dirigía bancos en Argentina, EEUU e Israel a través de los cuales financiaba a las organizaciones terroristas de izquierda). Allí también señala que aunque el Proceso de Reorganización Nacional hubiese conseguido neutralizar a los grupos armados que amenazaban la paz social, la lucha no podía darse por finalizada hasta que se erradicasen de la mentalidad de las masas nacionales a las ideas que buscaban subvertir el orden occidental y cristiano sobre el cual estaba construido el país. Por esa causa se atrevió a cuestionar el manejo de la economía que el gobierno hizo entre 1976 y 1983, señalando que, al haber implementado medidas tendientes a beneficiar a unos pocos, el pueblo había quedado a merced de populistas y demagogos.

En una famosa entrevista que publicó la revista española Tiempo cuando la partidocracia fue restaurada en la Argentina, Camps aseguró haber supervisado numerosos operativos en los que se logró abatir a más de cinco mil enemigos de la patria -incluyendo a los terroristas de la Noche de los Lápices-, defendió el uso de la tortura como técnica para desactivar peligros y vindicó a nacionalistas como Adolf Hitler por haber intentado proteger a su pueblo de la agresión extranjera. También allí justificó la acción de apartar de sus familias a los menores engendrados por padres terroristas, pues -de acuerdo a lo que declaró- para él "era necesario impedir que esos niños fueran criados en las ideas de subversión de sus padres. Las llamadas madres de desaparecidos son todas subversivas. Lo son todos los que no se preocupan de hacer de sus hijos buenos argentinos". Otros textos suyos fueron publicados en la revista Cabildo y en el diario La Prensa en los que vindicó sus acciones tendientes a salvar a la nación de su desmembramiento y disolución.

Su combate contra las fuerzas siniestras y ocultas que buscaban controlar a su país lo convirtieron en un objetivo predilecto de los subversivos. Por ello una de las primeras cosas que hizo el criptomarxista Raúl Alfonsín al asumir la presidencia de la Argentina fue ordenar su detención a través de un decreto. La empresa SMC que había creado junto a Guillermo Suárez Mason, Hernán Cirilo Bunge y Roberto Defelippis para exportar frutas desde la Argentina al exterior fue acusada de ser una fachada para realizar operaciones de tráfico de armas, algo que jamás pudo ser probado.

En 1986 los jueces lo condenaron a 25 años de prisión por los supuestos delitos de lesa humanidad que habría cometido al derrotar a la subversión armada. En su alegato final, el militar señaló que el encono que manifestó el gobierno contra él y la injuria que recibió por parte de los medios masivos de comunicación fue la consecuencia natural de haberse atrevido a enfrentarse a la Internacional del Dinero, obscura entidad que es la que mueve los hilos del mundo moderno. De cualquier manera, cuatro años después -es decir, en 1990- el presidente Carlos Saúl Menem lo indultó con el propósito de pacificar al país.

Camps fallecería en agosto de 1994, siendo víctima de un cáncer de próstata contra el que había luchado en los últimos años de su vida.

Bibliografía

  • Caso Timerman: punto final. Buenos Aires: Tribuna Abierta, 1982.
  • El poder en la sombra. El affaire Graiver. Buenos Aires: RO.CA. Producciones, 1983.

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