Rudolf Höss

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Rufolf Höss

Rudolf Franz Ferdinand Höss (otras grafías: Rudolf Hoess o Hoss o Höß) nació el 25 de noviembre de 1900 y murió el 16 de abril de 1947. Fue un oficial alemán miembro de las Schutzstaffel (SS) y las Waffen-SS con el rango de SS-Obersturmbannführer. Fue comandante del campos para prisioneros peligrosos de Auschwitz.

Biografía

Rudolf Höss (no confundir con Rudolf Hess) nació en Baden-Baden y se educó en una familia católica muy creyente. A pesar de los deseos de sus padres que fuera sacerdote, apenas cumplidos los 15 años se alistó voluntario en la Primera Guerra Mundial, en el frente turco, ascendiendo en 1917 a sargento y recibiendo varias condecoraciones inclusive la Cruz de Hierro. Tras la derrota fue miembro del cuerpo de voluntarios en las antiguas provincias del Báltico, en la Alta Silesia y en la cuenca del Ruhr.

Höss se casó, tenía cinco hijos y toda su vida de matrimonio la vivió como un padre ejemplar y dedicado. Siempre vivieron en la Casa de la Comandancia de Auschwitz en las afueras del Campo. Lamentablemente su ansiedad por el cumplimiento del deber lo fueron alejando de su familia, algo que recuerda con un poco de angustia en los últimos párrafos de sus "Memorias" en prisión.

Trayectoria

Después del final de la guerra, Höss se convirtió en combatiente de los Freikorps de Silesia, en el área báltica y en el Ruhr. Ayudó a organizar en ese sector el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) en 1922, y fue condenado a diez años en cárcel en 1923 después de haber ajusticiado a Walter Kadow, que acusaron de traidor por haber delatado a Albert Leo Schlageter, un nacionalsocialista de la primera etapa, que heroicamente había saboteado la línea ferrea entre Duisburgo y Dortmund. Martin Bormann, por el mismo hecho, fue condenado a un año de prisión.

Höss solicitó ser miembro de los SS en 1933 y fue aceptado en 1934; también se hizo miembro del Totenkopfverband ("unidad de la Calavera"). El mismo año, lo transfirieron al campo de prisoneros de Dachau, donde le dieron la oficina de Blockführer ("líder del bloque") en 1935.

En 1938, se recibe de SS-Hauptsturmführer se hizo ayudante en el campo de prisioneros de Sachsenhausen, en 1939, finalmente llegó a ser el comandante de Auschwitz en 1940, una posición en la cual él permanecería hasta finales de 1943, en ese periodo alcanzó a relacionarse con el médico Josef Mengele.

En diciembre de 1943 fue substituido como comandante de Auschwitz por Arthur Liebehenschel, Höss asumió la posición anterior de Liebehenschel como el presidente de los SS Wirtschaftsverwaltungshauptamt (WVHA). También lo designó diputado el líder Richard Glücks de WVHA el 8 de mayo 1944. Sin embargo, Höss volvió a Auschwitz por petición personal de Heinrich Himmler.

Terminada la guerra

La guerra había finalizado en Alemania el 8 de mayo de 1945. Höss vestido como sub oficial de la armada alemana, se alejó hacia las costas del Báltico donde cayó en manos de los aliados, pero por no encontrarse pruebas de ningún tipo dado su nombre falso (Franz Lang) y su calidad de agricultor profesional, obtuvo una liberación anticipada. Fue empleado como obrero agrícola en una granja cerca de Flossenburg, no lejos de la frontera con Dinamarca. Permaneció ahí ocho meses. La Policia Militar reinició su búsqueda. Su familia, con la cual había logrado retomar contacto, estaba estrechamente vigilada y sometida a frecuentes pesquisas, hasta que el 11 de marzo de 1946 llegaron oficiales británicos a la casa de la Sra. Höss y, mostrando una cobardía total, la amenazaron que si no decía donde estaba su marido, ella sería entregada a las autoridades soviéticas para su ejecución y que sus hijos serían deportados a Siberia. La Sra. Höss sucumbe y revela el emplazamiento de la granja donde estaba escondido su marido y su nombre falso.

Höss fue capturado esa misma noche (2:30) por la Policía Militar británica, en esa ocasión no pudo suicidarse porque la ampolla de veneno que tenía consigo se había roto dos días atrás. Su declaraciones a partir de su arresto aún hoy día están en dudas ya que aparecieron dos confesiones, la primera, en su propia lengua, hecha a las autoridades británicas.

La segunda confesión, a posterior cuando estuvo en Cracovia, deja muchas dudas en relación a la primera (contaba con un abogado) y declaró que por haber sido torturado durante la primera declaración se vio obligado a firmar lo que sus captores le exigieron y se retractó de todo lo dicho.

Increíblemente, esto nunca fue tenido en cuenta por los jueces. Fue llevado a los Procesos de Núremberg, como testigo en el juicio de Ernst Kaltenbrunner, Oswald Pohl y la IG Farben.

El 25 de mayo de 1946, fue extraditado a Polonia donde se le abrió un nuevo juicio por supuestos crímenes de guerra, donde, esta vez, no negó ninguno de los cargos. A todo lo largo del juicio no se presentaron denuncias de abuso de su parte contra los prisioneros.

La "confesión" de Rudolf Höss

El 15 de abril de 1946, uno de los tres comandantes sucesivos de Auschwitz, Rudolf Höss "confesó" bajo juramento, ante sus jueces y ante los periodistas del mundo entero, que, en el tiempo de su mando, es decir del 20 de mayo de 1940 al 1 de diciembre de 1943, al menos 2.500.000 detenidos de Auschwitz habían sido ejecutados por el gas y que al menos otros 500.000 habían sucumbido de hambre y enfermedades, lo que hacía un total de al menos 3.000.000 de muertos sólo durante este período. En ningún momento, Höss fue interrogado o contrainterrogado sobre la materialidad de los hechos extraordinarios de los que informaba. Fue entregado a los polacos. Bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas, redactó con lápiz una confesión en buena y debida forma. Tras lo que fue colgado en Auschwitz el 16 de abril de 1947. Curiosamente, hubo que esperar hasta 1958 para tener comunicación, parcial, de esta confesión, conocida por el gran público con el título de "Comandante de Auschwitz".

He aquí su declaración, hecha bajo juramento y firmada el 5 de abril de 1946.

"Dirigí Auschwitz hasta el primero de diciembre de 1943 y estimo, que al menos 2.500.000 prisioneros fueron ejecutados y exterminados por gaseamiento y cremación, y que al menos otro medio millón sucumbieron allí de hambre y enfermedad, lo que hace un total de 3.000.000 de muertos aproximadamente. La solución final de la cuestión judía consistía en el exterminio de todos los judíos de Europa. Yo recibí la orden de preparar el exterminio en Auschwitz en junio de 1941. En aquel tiempo existían ya otros tres campos de exterminio en el Gobierno General: Belzec, Treblinka, Wolzek.

Esta es una confirmación exacta de las tesis que se iban a divulgar durante medio siglo y de las que se emprendería una búsqueda incesante por aquella información que pudiese apoyarlas. Y, sin embargo, en este mismo texto se encuentran ya tres falsedades evidentes:

  1. La cifra de cuatro millones de muertos en Auschwitz, cifra oficial proclamada en Núremberg, debe ser reducida al menos en dos terceras partes como lo prueba la nueva placa conmemorativa de Auschwitz-Birkenau que ha reemplazado la cifra de cuatro millones por la de: "algo más de un millón".
  2. Los campos de Belzec y de Treblinka no estaban en funcionamiento en 1941 y no se abrieron sino hasta 1942.
  3. No se ha podido probar la existencia del campo de Wolzek, jamás ha existido en ningún mapa.

Estas falsedades advierten que el testimonio fue admitido sin una verificación previa. El propio Höss explicó más tarde que estas primeras declaraciones fueron escritas bajo el control de las autoridades polacas que fueron las que le arrestaron.

"Desde mi primer interrogatorio, las confesiones las obtuvieron golpeándome. Ignoraba el contenido de los relatos aunque los hubiera firmado".[1]

Un documento dactilografiado de ocho páginas firmado por Höss a las 2 horas, 30 minutos de la madrugada del 14 de marzo de 1946, no difiere esencialmente de lo que él desde entonces dijo y escribió en Nuremberg o en Cracovia.

El propio Höss describió, en sus notas manuscritas de Cracovia, las circunstancias del primer interrogatorio al que le sometió la policía militar británica.

"Fui detenido el 11 de marzo de 1946 a las 23 horas La Field Security Police me infringió malos tratos. Se me arrastró hasta Heide, justamente el cuartel donde ocho meses antes había sido liberado por los ingleses. Es aquí donde se produjo mi primer interrogatorio, para el que se utilizaron argumentos contundentes. Ignoraba el contenido del atestado aunque lo firmara. Tanto el alcohol que me hicieron ingerir como los latigazos, fueron demasiado incluso para mí. Algunos días después fui conducido a Minden-sur-Weswe, principal centro de interrogatorios de la zona británica. Allí, se me trató aún peor, ante un fiscal, un comandante"[2].

No fue hasta 1983 cuando se tuvo la confirmación de las torturas inflingidas a Rudolf Höss para arrancarle la confesión de los dos millones y medio de judíos exterminados por él, antes de 1943, en Auschwitz.

El libro fue escrito por Ruppert Butler con el título: Legions of Death (Las legiones de la muerte)[3]. En él se aporta el testimonio de Bernard Clarke, que fue quien arrestó a Rudolf Höss después de haber obtenido de su esposa, bajo la amenaza de matarla a ella y a sus hijos, la dirección de la granja donde se escondía, y donde se le detuvo el 11 de marzo de 1946. Butler narra que fueron necesarios tres días de torturas para sacarle una declaración coherente (la que acabamos de citar, firmada el 14 de marzo de 1946 a las 2 de la madrugada).

Desde su detención fue golpeado hasta el punto de que al final el oficial de sanidad intervino con insistencia ante el capitán: mándeles parar o devolverán un cadáver.

La Comisión de Investigación americana compuesta por los jueces Van Roden y Simson, que fue enviada a Alemania en 1948 para investigar sobre las irregularidades cometidas por el Tribunal Militar americano en Dachau que había juzgado a 1.500 prisioneros alemanes, y condenado a muerte a 420 dictaminó que los acusados habían sido sometidos a torturas físicas y psíquicas de toda clase para forzarles a prestar las confesiones deseadas.

De esta forma, de 137 casos sobre los 139 examinados, los prisioneros alemanes habían recibido, en el curso de los interrogatorios, patadas en los testículos que les habían dejado heridas incurables[4].

Imposibilidades fisico-químicas

La descripción, extremadamente vaga y rápida, de la operación de gaseamiento de los detenidos, tal como la relata Höss en su confesión escrita, era imposible por razones de física y de química. No hay que confundir un gaseamiento de ejecución con un gaseamiento suicida o accidental: ¡en un gaseamiento de ejecución se quiere matar sin ser muerto!

El gas Zyklon B es un insecticida a base de ácido cianhídrico, utilizado desde 1922 hasta el día de hoy. Es de una gran peligrosidad. Se adhiere a las superficies. Es difícil de evacuar. Es explosivo. Los americanos utilizan el gas cianhídrico para la ejecución, en ciertos Estados, de sus condenados a muerte. Una cámara de gas de ejecución es necesariamente muy sofisticada y el procedimiento es largo y peligroso. Ahora bien, Höss, en su confesión, decía que el equipo encargado de extraer los cadáveres de una cámara de gas, penetraba en los lugares desde la puesta en marcha de un ventilador y procedía a esta tarea hercúlea, comiendo y fumando, es decir, si se ha entendido bien, sin incluso una máscara antigás. Imposible. Nadie habría podido penetrar así en un océano de ácido cianhídrico para manipular allí millares de cadáveres intoxicados con cianuro, ellos mismos convertidos en intocables al estar impregnados de un violento veneno que mata por contacto. Incluso con máscaras antigás con filtro especial para el ácido cianhídrico, la tarea habría sido imposible, pues estos filtros no podían resistir en caso de respiración profunda debida a un esfuerzo físico, incluso de débil intensidad.

Muerte

Fue ahorcado en el antiguo campo para prisioneros peligrosos de Auschwitz el 2 de abril de 1947.

Sus memorias escritas en prisión fueron publicadas en 1958 por el historiador Martin Broszat. Los textos reunidos generalmente bajo el título de "Le Commandant dAuschwitz parle" (en alemán "Kommandant in Auschwitz"). Höss los habría redactado a lápiz bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas polacos, en la cárcel de Cracovia, a la espera de ser procesado.

Referencias

  1. Rudolf Höss, Commandant à Auschawitz: l'autobiographie de Rudolf Höss, p. 174.(5. 956).
  2. Documento n·-1210.
  3. Ruppert Butler, Legions of Death Ed. Hamlyn Paperbacks.
  4. Entrevista del Juez Edward L. Van Roden a la revista The Progressive, de febrero de 1949.

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