Segundo Imperio Mexicano

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Bandera del Segundo Imperio Mexicano

El Segundo Imperio Mexicano es el nombre del estado gobernado por Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México, formado a partir de la segunda intervención francesa en México entre 1863 y 1867.

Descripción

El gobierno imperial dependía de las tropas europeas (el ejército francés y voluntarios austriacos y belgas) para defenderse de los republicanos, apoyados por Estados Unidos, con Benito Juárez y los liberales que fueron perseguidos por todo el país, hasta ser arrinconados en El Paso del Norte, y la resistencia guerrillera contra el imperio de Maximiliano fue una constante en varias partes del país, especialmente en el centro y norte. Tras una serie de problemas que debió enfrentar el Imperio Francés de Napoleón III en Europa, las tropas francesas instaladas en México fueron repatriadas para defender los intereses de la metrópoli. Mientras tanto, en México había desacuerdos entre los conservadores y los católicos, que habían traído a Maximiliano al país, y el propio emperador por las medidas de carácter liberal de éste, lo que facilitó la derrota definitiva de las tropas imperiales por el ejército republicano en el sitio de Querétaro en 1867. Fernando Maximiliano José de Habsburgo-Lorena y Wittelbach fue ejecutado, junto a Tomás Mejía y Miguel Miramón, en el cerro de las Campanas[1] el 19 de junio de 1867.

Ofrecimiento de la Corona

Una comisión de personas relacionadas con el Partido Conservador de México y la Iglesia católica, a disgusto con el gobierno de Juárez y la Constitución de 1857 llegó en 1863 al Castillo de Miramar, en Trieste. Este era el lugar donde residían Fernando Maximiliano de Habsburgo y su esposa, Carlota de Bélgica. La comisión iba encabezada por José María Gutiérrez de Estrada, y en su compañía iban Juan Nepomuceno Almonte (hijo natural del cura José María Morelos y Pavón), Francisco Javier Miranda y don José Manuel Hidalgo Esnaurrízar (el Ministro en París del Emperador Maximiliano "Un hombre de mundo escribe sus impresiones y cartas de José Manuel Hidalgo y Eznaurrizar").

El 10 de julio de 1863, la Junta de Notables emitió el siguiente dictamen:

  • 1.- La nación mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico.
  • 2.- El soberano tomará el título de Emperador de México.
  • 3.- La corona imperial de México se ofrece a S. A. I. y R., el príncipe Maximiliano, archiduque de Austria, para sí y sus descendientes.
  • 4.- En caso que, por circunstancias imposibles de prever, el archiduque Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la nación mexicana se remite a la benevolencia de S. M. Napoleón III, emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.

El 3 de octubre de 1863 en el castillo de Miramar, los mexicanos ofrecieron la Corona de México al archiduque austriaco. Para convencerlo, la delegación argumentaba que el pueblo de México deseaba un príncipe europeo en el trono, y que el desacuerdo con el gobierno de la República era general. Al ser derrotados los conservadores en la llamada Guerra de Reforma decidieron buscar apoyo en las casas gobernantes europeas con el fin de instaurar en México un gobierno imperial afín a su ideología católica, para ello crearon una comisión que se dedicó a visitar las casas reinantes de Europa con el fin de obtener apoyo a su causa. Por medio de la esposa española de Napoleón III de Francia, doña Eugenia de Montijo, contactaron con Maximiliano de Habsburgo quien mostró agrado en la empresa y después de obtener el beneplácito del emperador francés y el austriaco se embarcó en la aventura.

A Napoleón III de Francia le agradó la idea de crear un imperio en México y decidió apoyar a los conservadores enviando al ejército francés a México, con el fin de establecer un gobierno pro-francés frente a los Estados Unidos. El ejército francés fue derrotado en la Batalla de Puebla, pero al año siguiente regresaron y tomaron la ciudad de Puebla, y finalmente con el apoyo de los conservadores mexicanos tomaron la ciudad de México y con ello el poder instaurando la monarquía parlamentaria, declarando a Maximiliano emperador de México.

La residencia oficial del emperador fue el Castillo de Chapultepec, en el centro de la Ciudad de México. El II Imperio Mexicano sería más largo que el primero, de 1863 a 1867. El gobierno de Maximiliano, sin embargo, sorprendió a los conservadores. Él era un hombre ilustrado y moderno, mucho más cercano a los liberales mexicanos que a los conservadores, y pronto decepcionó a quienes le invitaron a aceptar la corona mexicana. Benito Juárez, en ese entonces presidente constitucional, encabezó la lucha contra las tropas francesas, y en 1867 regresó a la Ciudad de México, habiendo derrotado a los conservadores con la ayuda de los Estados Unidos de América.

Sistema de Gobierno

Frédéric Forey propuso la formación de una Junta Superior de Gobierno que a su vez elegiría a tres personas que ejercerían el poder ejecutivo. Esta Junta, apoyada por doscientos quince individuos, formarían la Asamblea de Notables que de inmediato signó un documento encaminado a dar forma al gobierno que estaba apoyado por una considerable parte de la población. En él se disponía que la nación adoptara una monarquía moderada y hereditaria con un príncipe, el cual tendría el título de Emperador de México. Este título, según se estipulaba, sería ofrecido al archiduque de Austria Fernando Maximiliano. Posteriormente se declaró que un Poder Ejecutivo provisional llevaría el nombre de Regencia.[2]

Ahora bien, en el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, sancionado el 10 de abril de 1865, en relación al asunto fiscal se señalaba que el Emperador gobierna por medio de un Ministerio compuesto de nueve departamentos ministeriales, encomendados;

  • Al Ministro de la Casa Imperial.
  • Al Ministro de Estado.
  • Al Ministro de Negocios Extranjeros y Marina.
  • Al Ministro de Gobernación.
  • Al Ministro de Justicia.
  • Al Ministro de Instrucción Pública y Cultos.
  • Al Ministro de Guerra.
  • Al Ministro de Fomento.
  • Al Ministro de Hacienda.

Una de las primeras disposiciones del emperador fue conceder la total libertad de prensa para que todos fueran libres de emitir opiniones. Posteriormente el gobierno imperial dispuso que los curas debían aplicar los sacramentos sin exigir remuneración; las rentas que se percibían por la nacionalización de los bienes eclesiásticos serían entregadas al gobierno]; el emperador y sus herederos gozarían, con relación a la Iglesia, de los mismos derechos que gozarían los reyes de España en sus colonias; habría un control civil sobre los matrimonios nacimientos y defunciones, así como sobre los cementerios. El tenor de las disposiciones emitidas por el gobierno imperial no gustó a los conservadores, y mucho menos a la Iglesia, que de inmediato presionó al emperador para que eliminara todas las leyes reformistas.

Maximiliano encontró en los conservadores gran renuencia a su política liberal y en los liberales una oposición férrea por representar a los invasores de México y, por ende, el ataque a la soberanía y a las instituciones republicanas. Y si bien el ejército francés había logrado que la Regencia gobernara en varios departamentos, nunca logró tener control absoluto sobre todo el país. Cuando el ejército desocupaba alguna ciudad, grupos liberales la recuperaban de inmediato para su causa. Para su desgracia, al término de la guerra civil en Estados Unidos, en 1866, Maximiliano supo que Napoleón había decidido retirarle su apoyo militar por así convenir a sus intereses, amén de que en su propio país se ponía en tela de juicio la intervención no sólo por el hecho mismo, sino por el costo tan oneroso que representaba para Francia; con eso quedó claramente visible que el Imperio Mexicano estaba al borde del colapso.

División Territorial

Las divisiones territoriales a través de la historia de México, generalmente han estado ligadas a cambios políticos y no a una distribución espacial tendiente a mejorar el desarrollo administrativo, económico y social del territorio nacional. El 3 de marzo de 1865 apareció uno de los decretos más importantes del gobierno de Maximiliano para la primera división del territorio del nuevo Imperio y que fue publicado en el Diario del Imperio el 13 de marzo del mismo año. Dicha misión le fue encomendada a don Manuel Orozco y Berra (1816-1881) y esta división fue realizada según las bases siguientes;

  • 1.- La extensión total del territorio del país quedará dividida por lo menos en cincuenta departamentos.
  • 2.- Se elegirán en cuanto sea posible límites naturales para la subdivisión.
  • 3.- Para la extensión superficial de cada departamento se atenderá a la configuración del terreno, clima y elementos todos de producción de manera que se pueda conseguir con el transcurso del tiempo la igualdad del número de habitantes en cada uno
  • 4.- La elaboración de esta división es de suma importancia dentro de las divisiones territoriales que se realizaron, ya que se tomaron en cuenta básicamente elementos geográficos para la delimitación de las jurisdicciones y el futuro desarrollo de las nuevas demarcaciones, así como porque dentro de estas áreas sería mucho más fácil la comunicación y esto influiría en su actividad comercial.[3]

Emperatriz Carlota

La Emperatriz Carlota tuvo la fama de ser la mujer más hermosa de México. En cierta forma, es un aura que aún la cubre en la cultura mexicana. No fueron pocos los hombres que se enamoraron de la Princesa belga. Un general liberal, Vicente Riva Palacio, mexicano de nacimiento, y además poeta, solía componer versos que luego la tropa musicalizaba entre escaramuza y escaramuza.

Consumación Imperial

Los planes de posicionamiento francés en ultramar aprovecharon el hecho de que los Estados Unidos de América se encontraban inmersos en la Guerra de Secesión, lo que garantizaba que éstos no estarían en posición de apoyar a los federalistas mexicanos en buena medida hermanados a través de las logias masónicas. Sin embargo, en 1867 pasarían dos hechos cruciales para la ocupación francesa;

  • Los federalistas de la Unión Americana ganan la guerra de secesión, y están ahora sí en mejor posición para ayudar a Benito Juárez con armas y logística, quien se encontraba con un gobierno paralelo instaurado en la población del Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez);
  • El Imperio Francés se encontraba amenazado por Prusia en la inminente guerra Franco-Prusiana y con ello, a Francia se le dificultaba cada vez más el enviar refuerzos a México para sostener a Maximiliano I de México en el trono. A lo anterior se suma una Austria devastada por la pérdida de la guerra Austro-Prusiana, por lo que tampoco Francisco José (Emperador de Austria) está en posición para ayudar a su propio hermano Maximiliano I de México. Las amenazas por parte de Francia de retirar sus tropas finalmente se materializaron a principios del año 1866, lo que inició el avance republicano hacía el centro del país puesto que el ejército imperial no contaba con las tropas necesarias para contener su avance. En 1867 Maximiliano I de México reorganizó el ejército imperial, designando a los generales conservadores para altos puestos militares, tales como Miguel Miramón, Tomás Mejía y Manuel Ramírez de Arellano. Sin embargo, al acercarse las tropas republicanas a la ciudad de México, Maximiliano se trasladó a la ciudad de Querétaro.

Legado

Desde la derrota del Segundo Imperio Mexicano y hasta la actualidad, los gobiernos emanados del Juarismo y de la Revolución Mexicana defienden enérgicamente la legitimidad de la república. Sin embargo, hoy por hoy, algunas vertientes del sinarquismo y organizaciones como el Frente Nacional Mexicanista, continúan reuniéndose año con año en el Cerro de las Campanas para conmemorar la ejecución de Maximiliano y sus generales, reinvindicando al Imperio y repudiando la tradición liberal y republicana de México.[4]

Referencias

Bibliografías

  • Libro de Dios Arias, Juan (1991). México A Través De Los Siglos, Barcelona:Oceano. Plantilla:OCLC.


Enlaces externos