Ted Gunderson

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Theodore L. Gunderson Schell (7 de noviembre de 1928, Colorado Springs, EEUU - 31 de julio de 2011, Memphis, EEUU) fue un agente del FBI que, tras retirarse, se convirtió en un detective privado y criminólogo independiente. Sus investigaciones sobre asesinatos rituales lo volvieron muy popular en su país.

Agente del FBI

Gunderson estudió en la Universidad de Nebraska-Lincoln, titulándose en 1950. Al año siguiente ingresó al FBI iniciando así una extensa carrera en ese organismo policial, que culminaría con su retiro definitivo en 1979.

En sus 28 años como agente del FBI, Gunderson se especializó en el campo de la investigación criminal. Vivió en ocho estados diferentes, trabajando en cientos de casos (llegó incluso a formar parte de uno de los equipos que indagó acerca del asesinato de John F. Kennedy). Su seriedad y eficacia le permitió ascender en la jerarquía de la organización, llegando en 1977 a ser designado como jefe de la oficina del FBI en Los Ángeles, lo que implicaba coordinar todo el trabajo de la entidad en el sur de California. Por su buen desempeñó terminó siendo condecorado.

Su nombre fue uno de los que se barajó para sustituir a Clarence M. Kelley como Director del FBI, pero finalmente Jimmy Carter escogería a William H. Webster para el puesto.

Detective privado

Al dejar el servicio activo, Gunderson pasó a formar parte de la Society of Former Special Agents of the FBI. Creó luego una agencia privada de investigaciones buscando capitalizar su experticia en el área. Los casos en los que trabajó lo llevaron a indagar sobre el mundo del narcotráfico, la prostitución, la pedofilia y las sectas. Se interesó también por las organizaciones que están detrás de esas actividades criminales, encontrando evidencias de que tenían vínculos con gente perteneciente a las altas esferas del poder político, judicial, económico y militar. De esa manera se adentró en el estudio sobre el entramado de las sociedades secretas que controlan al Estado profundo norteamericano, señalando a los Iluminados de Baviera como una de las principales fuerzas sinárquicas de Occidente.

Caso MacDonald

Jeffrey R. MacDonald, un médico militar, fue acusado en 1970 de asesinar en su hogar de Carolina del Norte a su esposa embarazada y a sus dos hijas usando un cuchillo y un picahielo. Según el testimonio de MacDonald, él era inocente, ya que el crimen lo habrían cometido tres hombres y una mujer que ingresaron a su casa para efectuar el ataque. Gunderson fue contratado por los abogados defensores del militar en 1980 para que ubicara a alguno de los miembros de esa banda.

Su investigación le permitió señalar a 20 posibles sospechosos, a los cuales interrogó usando las técnicas que había aprendido en el FBI. Gracias a ello consiguió que una mujer, identificada como Helena Stoeckley, firmara una declaración jurada con su confesión en la que aseguraba ser la mujer involucrada en el caso. De acuerdo a su testimonio, en esa época en que ocurrieron los crímenes ella se había vinculado a un grupo de narcotraficantes que practicaban el satanismo, por lo que, como un ritual iniciático para ser aceptada en la banda, debía participar de un asesinato. La familia de MacDonald habría sido escogida como ofrenda a Satanás. Al profundizar acerca de la red criminal a la que Stoeckley habría pertenecido y al tratar de entender por qué habrían escogido puntualmente a esas víctimas, Gunderson se enteró de que los satanistas eran distribuidores de los narcóticos que llegaban a suelo estadounidense desde Indochina, contrabandeados en el interior de los cadáveres de los soldados caídos en la Guerra de Vietnam -algo que había sido denunciado por la revista Time en 1973.

Gunderson envió toda la evidencia que había recabado sobre el caso al FBI, pero rápidamente su informe fue archivado. Stoeckley, al ser citada por el juez, negó que fuese cierto todo lo que le había contado a Gunderson y se desvinculó del caso. Acto seguido el detective comenzó a sufrir todo tipo de ataques por parte de la prensa, en una clara campaña para desacreditar a su figura.

Caso Gosch

A fines de 1982 un repartidor de periódicos de 12 años llamado Johnny Gosch fue reportado como desaparecido en Iowa. La policía local investigó el caso, sacando la conclusión de que el muchacho había sido secuestrado pero no pudiendo identificar ni el motivo ni al culpable. La familia de la víctima contrató a Gunderson y a otros investigadores para abordar el tema.

El detective indagó en torno a la pista de que el joven habría sido captado por una red de pedófilos homosexuales, pero no pudo dar con nada concreto. De todos modos en los años posteriores surgieron indicios de que, efectivamente, Gorsch había sido reducido a la esclavitud sexual por parte de gente vinculada al gobierno y al empresariado del estado de Nebraska.

Caso Guardería McMartin

En 1983 una mujer de California detectó que su hijo -un niño de edad pre-escolar- había sido sodomizado. Tras hacer la denuncia, la policía investigó a una guardería a la que asistía el pequeño, administrada desde hacía décadas por la familia McMartin. Inicialmente se estableció que alrededor de 360 niños habían sido sexualmente abusados en esa institución, lo que desató una ola de pánico a nivel nacional ante la sospecha de que hubiese ocurrido lo mismo en otras guarderías.

Los abogados de los McMartin abordaron el caso intentando desacreditar a los psicólogos que recogieron los testimonios de los niños, señalando que no habían empleado las técnicas adecuadas para conseguir información fehaciente por parte de menores de edad. Argumentaban además que muchas de las cosas relatadas por las supuestas víctimas no tenían conexión con la realidad. Gunderson fue contratado por un grupo de padres para probar la veracidad de lo que sostenían sus hijos.

Los niños afirmaban haber participado de extraños rituales mientras eran abusados, los cuales incluían el uso de animales muertos, el consumo de drogas y la ingesta forzada de desechos humanos bajo la presencia de símbolos esotéricos. Lo más curioso era que aseguraban haber sido retirados de la guardería a través de túneles que yacían debajo del edificio, los cuales servían para abandonar el lugar de manera subrepticia. Los abusadores -según los testimonios- no habrían sido los empleados de la guardería, sino diversos hombres adultos de diferentes edades.

Para Gunderson los violadores habrían sido gente con mucho poder y dinero que pertenecían a un culto obscurantista, posiblemente satánico o inspirado en las doctrinas de la magia sexual. Junto al arqueólogo Gary Sickel dirigió una excavación en 1990 sobre el terreno donde había funcionado la guardería de los McMartin, hallando efectivamente los restos de los túneles mencionados por los niños; sin embargo los jueces vinculados al caso no quisieron aceptar esa evidencia, sosteniendo que la estructura de esos túneles no coincidía con la descripción hecha por los acusadores.

Su participación en el caso lo llevó a convertirse en colaborador del National Research Center on the Ritual and Occult Abuse of Children, organización que exige que la policía de los EEUU considere al asesinato ritual como uno de los móviles de las desapariciones de niños, algo que actualmente está prohibido en los protocolos de procedimientos que emplean las fuerzas de seguridad del país.

Cruzado contra la imposición del Nuevo Orden Mundial

Gunderson recorrió su país durante las últimas tres décadas de su vida, brindando conferencias y entrevistas en las que comentaba sobre su experiencia como investigador y en las que denunciaba que EEUU está dominado por grupos oligárquicos que cultivan creencias exóticas que los impulsan a realizar actos ilegales (los cuales quedan siempre impunes a causa del control social que ejercen y del poder parapolítico que ostentan). También llegó a contratar espacios en radios para discutir sobre aquellos temas que normalmente la prensa estadounidense no discute, pero al hacerlo se vio enfrentado a todo tipo de disputas legales. Lo mismo le sucedió con la edición del boletín Intelligence Report.

Habitualmente descalificado como "conspiracionista", el detective siempre rechazó esa etiqueta, afirmando que -por su formación y por su trabajo- él era un escéptico que sólo en base a la evidencia podía llegar a hacer afirmaciones. A causa de ello no aseguró que los atentados de Oklahoma en 1995 y de Nueva York en 2001 fuesen operaciones consentidas u organizadas por el gobierno estadounidense, pero si sostuvo que había que chequear los datos antes de descartar esas teorías. Su idea de crear a la organización Current and Former FBI Agents for Honest Government estaba basada en la propuesta de constituir una red de contención para todos aquellos investigadores policiales que se animaran a denunciar los hechos de corrupción que conocían pero que callaban por temor a ser asesinados.

Para combatir la demonización que sufrió su persona y recuperar su credibilidad, Gunderson publicó en 1989 el libro How to Locate Anyone Anywhere without Leaving Home, un manual en el que exponía sus métodos para hallar gente y daba consejos sobre cómo hacer una búsqueda efectiva.

En 1996, nuevamente para probarle al mundo que era un hombre sensato que sólo pretendía el bienestar de su patria, saltó a la arena política. Fue candidato a presidente de los EEUU en la interna del Partido Demócrata y del Partido de la Constitución, obteniendo escaso apoyo pero usando los canales que su aventura electoral le había abierto para transmitir su mensaje. Apoyado por el Partido Independiente Americano fue también candidato a congresista por el primer distrito de Nevada, pero sólo obtuvo el 2,65% de los votos.

Gunderson fue difusor de la obra de William Guy Carr, a quien leyó por primera vez cuando dejó el FBI. Afirmaba que los escritos del autor canadiense contenían un resumen de los planes de ciertas sociedades secretas que buscan imponer un gobierno mundial, y que sólo basta observar los hechos políticos, sociales y económicos de la segunda mitad del siglo XX para comprobar que lo anotado por Carr antes de 1960 se ha cumplido.

Autores como Willis Carto y Alex Jones consideraban muy valiosas las opiniones de Gunderson.

Bibliografía

  • How to Locate Anyone Anywhere without Leaving Home (junto con R. McGovern). Nueva York: Dutton, 1989.
  • Drug Smuggling: Army and CIA Involvement in Bringing Drugs to the United States from Vietnam. Las Vegas: Autoedición, 1994.
  • US Goverment Experiment on Citizens. Las Vegas: Autoedición, 1994.
  • Corruption: the Satanic Drug Cult Network and the Missing Children (tres tomos). Las Vegas: Autoedición, 1994.
  • The Doctor Jeffrey R. MacDonald Investigation. Las Vegas: Autoedición, 1995.
  • McMartin. Scientific Report. Las Vegas: Autoedición, 1995.
  • Documentation: New World Order (compilador). Las Vegas: Autoedición, 1997.
  • The Illuminati and the New World Order (compilador). Las Vegas: Autoedición, 1998.
  • Child Kidnapping in America. The CIA Connection (compilador). Las Vegas: Autoedición, 1999.
  • Russell Nelson. Las Vegas: Autoedición, 2000.
  • Techniques Used to Silence Critics. Las Vegas: Autoedición, 2003.

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