Alemania Occidental

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Bandera de Alemania Occidental
Escudo de Alemania Occidental

La Alemania Occidental o Alemania del Oeste, en alemán Westdeutschland o West-Deutschland, cuyo nombre oficial es República Federal de Alemania (RFA), desde su fundación en 1949 hasta la reunificación alemana ocurrida en 1990, cuando la Alemania Oriental (República Democrática de Alemana) se disolvió, y sus estados pasaron a formar parte de la RFA, poniendo fin a 40 años de división injusta. A partir de entonces la RFA es conocida exclusivamente como Alemania.

Historia

A partir de 1949 la Alemania Occidental se convirtió en un país capitalista con una economía orientada hacia el "mercado social" (die Soziale Marktwirtschaft) y además contó con un gobierno parlamentario democrático. Pese a poseer un gobierno democrático, Alemania estaba fuertemente influenciada por los Estados Unidos y su política exterior. En la década de 1950, Alemania del Oeste vivió un llamado "milagro económico", y su economía creció fuertemente, sobre todo en las primeras décadas del período de la postguerra.

Alemania Occidental (en azul )

Inicialmente la República Federal de Alemania y sus aliados de la OTAN no reconocieron al gobierno de la Alemania Oriental (la autoproclamada RDA) ni al de la entonces Polonia comunista, a partir de la denominada Doctrina Hallstein. Las relaciones entre los dos Estados alemanes fueron casi inexistentes hasta que el canciller marxista Willy Brandt, de la República Federal de Alemania, lanzó un programa de acercamiento con el entonces Bloque del Este (a esta política se le llamó Ostpolitik) en la década de 1970.

En el caso polaco, aquella falta de reconocimiento oficial -hasta 1970- por parte de la RFA no sólo se debía a causas ideológicas, sino a la limítrofe línea Oder-Neisse impuesta por los soviéticos luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.

Geografía

En su sentido geográfico, Alemania Occidental comprende los siguientes estados (länder):

Política

En su sentido político, el término adquiere relevancia durante la segunda mitad del siglo XX, concretamente, haciendo referencia al Estado que se situó en la mitad oeste de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, en la vertiente capitalista de la antigua Alemania, que más tarde, en 1990, se reunificaría con su mitad comunista, conocida como Alemania Oriental o República Democrática Alemana.

El fin de la división (Wende)

A mediados de la década de 1980, la perspectiva de una reunificación alemana fue vista, tanto por la Alemania Oriental como por la Occidental, como una esperanza lejana. Sin embargo, la esperanza de la reunificación se puso súbitamente al alcance de realizarse debido a los cambios políticos dentro de la Unión Soviética. El advenimiento del dirigente soviético Mijaíl Gorbachov en 1985 provocó olas de reforma que se propagaron por todo el Bloque del Este, ofreciendo una oportunidad para el cambio en la RDA.

En agosto de 1989, Hungría eliminó sus restricciones fronterizas con Austria y en septiembre más de 13.000 alemanes del Este cruzaron la nueva frontera abierta en la Cortina de Hierro. Espontáneas manifestaciones de masas contra el gobierno marxista de Alemania Oriental empezaron a finales de aquel mismo año. Enfrentado al malestar civil de muchos sectores, el dirigente de Alemania Oriental Erich Honecker dimitió el 18 de octubre de 1989 ante la algarabía de millones de alemanes orientales.

El muro de la vergüenza

(Artículos principales: Muro de Berlín y Muro de la Vergüenza)

Siguieron más dimisiones cuando la totalidad del gabinete de la Alemania Oriental renunció el 7 de noviembre. Las restricciones a viajar para los alemanes del Este fueron a continuación abolidas por el nuevo gobierno tan sólo dos días después, el 9 de noviembre, y mucha gente se dirigió inmediatamente al Muro de Berlín, donde los policías de fronteras abrieron los puntos de acceso y les permitieron atravesarlos. Envalentonados, muchos alemanes de ambos lados empezaron a derribar las propias secciones del Muro, encabezando uno de los más significativos hechos del siglo XX y mostrando el desprecio de la mayoría de los alemanes por el comunismo.

El 18 de marzo de 1990, tuvieron lugar las primeras elecciones multipartidistas en RDA —hasta entonces gobernaba un impopular y autodenominado Frente Popular—, dando lugar a un gobierno cuyo mayor mandato fue negociar el final del mismo y de su estado. Como uno de los ideólogos de la Alemania Oriental decía -resignado- en 1989: "Polonia seguirá siendo Polonia, incluso si cae el comunismo, pero sin comunismo Alemania Oriental no tiene razón para existir".

Bajo el Primer Ministro Lothar de Maizière, Alemania Oriental negoció con Alemania Occidental, el Reino Unido, Francia, Estados Unidos y la Unión Soviética las precondiciones para una, por entonces eventual, reunificación alemana. La URSS, a pesar de retractarse de su oposición inicial a la reunificación, planteó objeciones a que Alemania Oriental fuera incorporada a la alianza de la OTAN. Sin embargo, se alcanzó un acuerdo por el que se permitía a la Alemania reunificada a seguir formando parte de la OTAN con la condición de que las tropas de OTAN no podrían estacionarse en el territorio de la ex RDA.

En paralelo a negociaciones multilaterales, las negociaciones bilaterales entre los gobiernos de los entonces ambos Estados alemanes condujeron a la firma el 18 de mayo de 1990 de un acuerdo para una etapa intermedia, una Unión Económica, Social y Monetaria, que entró en vigor el 1 de julio. El 23 de agosto, el Parlamento de la Alemania Oriental (Volkskammer) aprobó el acceso propuesto el 3 de octubre a la República Federal de Alemania.

El Tratado de Unificación (Einigungsvertrag) se firmó el 31 de agosto por representantes de la RFA y de la RDA. El 12 de septiembre, el Tratado de Liquidación Final con relación a Alemania (Tratado del Dos más Cuatro), fue firmado y se restableció oficialmente la soberanía de ambos estados alemanes. Analizando neutralmente las consecuencias de la reunificación, más bien podría decirse que la República Federal Alemana anexó o absorbió a la RDA, pues tras la reunificación predominó la moneda, la ideología, la política interna y exterior e incluso el nombre oficial (RFA) de la república occidental.

Censura "democrática"

Una investigación histórica revela que Alemania Occidental espió la correspondencia de sus compatriotas orientales durante la Guerra Fría. También dice que parte del aparato policial funcionó hasta hace poco interviniendo las comunicaciones de ciudadanos del país reunificado.

Casi todo el correo procedente de la República Democrática Alemana (RDA), enormes cantidades de correspondencia y paquetes de los países comunistas así como las comunicaciones telefónicas y telegráficas hacia y desde la RDA, e incluso muchas dentro de la República Federal Alemana (RFA), fueron sistemáticamente intervenidas, censuradas o incautadas durante décadas en Alemania.

Este es el simple e impresionante resultado de la investigación realizada por el historiador de la Universidad de Freiburg Josef Foschepoth, que acaba de publicar un libro titulado Alemania vigilada. El control de correos y teléfonos en la antigua República Federal .

Desde los primeros años de la República Federal Alemana hasta principios de los años setenta “más de 100 millones de envíos postales” procedentes de la RDA fueron confiscados, abiertos y destruidos, explica el historiador. Si a eso se le añade lo que hicieron los aliados, se llega a un total de “250 o 300 millones de envíos incautados entre 1949 y 1970”. A ello se suman otros envíos de la propia RFA que eran retirados de la circulación y que se estiman en unos cien mil al año.

“Todo el correo que venía del Este en trenes fue parado, controlado y también destruido, porque se pensaba que contenía propaganda que podía hacer daño a la República Federal”, explica Foschepoth. La intercepción, censura y destrucción afectaba libros, paquetes, cartas privadas y misivas enviadas a diputados del Bundestag, por ejemplo. En esa labor participaron miles de funcionarios de correos, del servicio de aduanas, del ejército, la policía y los servicios secretos, así como jueces y políticos que violaron el artículo 10 de la constitución alemana que establece entre sus derechos fundamentales el de la “inviolabilidad” de las comunicaciones postales, telefónicas y electrónicas.

“El correo era transportado aquí desde el depósito de correos de la estación, cargado en el ascensor y llevado al séptimo piso donde unas 4.000 cartas eran separadas diariamente”, recuerda Carl-Henry Dahms, un empleado de correos de Hamburgo en los años sesenta y setenta. “La violación de la ley formaba parte de la rutina del ejecutivo”, contaba siempre con la “lealtad de los funcionarios”, incluidos jueces y fiscales, dice el historiador.

En 2009 Foschepoth descubrió una carpeta con el título Censura de correo durante una investigación en archivos sobre la guerra. “Me sorprendió encontrar un expediente con ese título en un archivo de Alemania Occidental, ya que pensaba que la censura del correo solo existía en la RDA”, dice. “Estudié el expediente y eso me llevó a una investigación mayor, desde la creación de la República Federal hasta el año 1990, paré en ese año, pero el asunto continúa”.

Conseguir el acceso a las fichas de los archivos fue un “proceso complicado que me costó año y medio”, explica el historiador. “Durante ese largo proceso me di cuenta de que existen millones de fichas secretas en los archivos”. Al principio Foschepoth estimó en 7,5 millones el número de esas fichas no accesibles, pero la cifra se ha disparado a la medida en que se iban añadiendo más y más archivos, entre ellos el de los servicios secretos (BND), la policía política de “protección de la constitución” (BfV) y el Ministerio de Defensa.

“Sólo en el Ministerio de Defensa hay cinco kilómetros de estanterías llenas de documentos secretos, y puede que aún haya más”, explica el historiador, según el cual, “para la historia contemporánea es importante saber que la historia de la República Federal Alemana todavía no se ha escrito”.

Entre 1949 y 1989 la República Federal fue un enorme, eficaz estado policial. “La Alemania controlada deja de ser un tema específico de la RDA para situarse como una cuestión alemana común”, dice Foschepoth, según el cual, “a diferencia del sistema de vigilancia postal y telefónica de la RDA el de la RFA no ha sido investigado y carecemos de una comparación histórica crítica de los sistemas de vigilancia de los dos estados alemanes”.

Con 80.000 empleados en su Ministerio de Seguridad del Estado, la RDA, “tenía una reputación absolutamente justificada de vigilancia y escuchas clandestinas, pero nuestras limitaciones técnicas se encargaban de impedir que pudiéramos igualar a los norteamericanos en ese terreno”, escribe en sus memorias Markus Wolf el ya fallecido jefe del Hauptverwaltung Aufklärung HVA, el espionaje exterior de la Alemania del Este.

Nada ilustra mejor el doble estándar propagandístico en este tema que la meticulosa atención y seguimiento que merece el estado policial en la RDA, a cargo del Bundesbeauftragte für die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes (BStU), la autoridad encargada de ventilar las hazañas de la Stasi, cotejada con el secretismo y la desmemoria que rodean a la situación en el lado vencedor de la Guerra Fría. Con un presupuesto anual de 100 millones de euros, la BStU organiza más de 750 eventos al año en todo el país, mantiene a 1.800 empleados y genera constantemente noticias sobre la vigilancia en la extinta RDA.

”Quien crea que todo eso se acabó con la reunificación de 1990 se equivoca: Alemania era y sigue siendo un estado vigilado”, dice Franziska Augstein, la sagaz columnista del Süddeutsche Zeitung. Un informe de los servicios secretos (BND) de 1996 mencionado por Foschepoth demuestra que el BND intercepta diariamente unos 600 “paquetes” de telecomunicaciones. Tras diversos procedimientos de selección esos paquetes se reducen primero a 45 y así sucesivamente hasta identificar una media de cinco comunicaciones por día. Cada uno de esos paquetes contiene más de 15.000 llamadas, faxes, teletextos, etcétera, con lo que el número de telecomunicaciones interceptadas supera los 5,28 millones. El control parlamentario de todo eso “es imposible” reconoce Claus Arndt miembro durante treinta años de la comisión de control competente del Bundestag (G-10).

En el curso de una jornada de protesta contra una manifestación nazi que tuvo lugar el 19 de febrero de 2011 en Dresde, la policía interceptó medio millón de llamadas de teléfono móvil para controlar al espectro antinazi de la ciudad sin la menor base jurídica. Eso demuestra que, “el fundamental derecho a la comunicación se pone a disposición de la policía cuando se quiere, lo que es una clara tendencia hacia un estado de vigilancia”, dice Foschepoth.

Fuentes

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