Confederación Nacional de Hermandades de Excombatientes

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La Confederación Nacional de Hermandades de Excombatientes, de nombre oficial Confederación Nacional de Hermandad y Asociaciones de Excomatientes, también conocida como Confederación Nacional de ex Combatientes, es una organización política española fundada en noviembre de 1974, dentro de la estrategia del franquismo de estructurar un amplio movimiento político destinado a sostener al régimen más allá de la muerte de Francisco Franco que sucederá un año más tarde.

Historia

El núcleo fundamental de sus integrantes eran los antiguos miembros de las Hermandades de ex Combatientes territoriales, en especial de ámbito provincial, y la Hermandad Nacional de Alféreces Provisionales, Hermandad de la División Azul, la asociación de Antiguos Combatientes de los Tercios de Requetés, la Hermandad Nacional de Sargentos Provisionales, la de Caballeros Legionarios, de Marineros Voluntarios y la Hermandad de Banderas de Falange, integradas todas ellas por los militares y civiles que habían participado en la Guerra Civil de 1936 a 1939 en el Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 por el bando nacional, así como elementos de otras formaciones como los Círculos Doctrinales José Antonio.

Durante el proceso de transición democrática se destacó por sus críticas al mismo, cumpliendo el objetivo declarado en sus estatutos de pervivencia y solidez de los principios del 18 de julio (en alusión a la fecha del Alzamiento Nacional contra la marxista Segunda República, 18 de julio de 1936) mediante el llamamiento a una Cruzada contra el comunismo y en defensa del catolicismo, la denuncia de aquellos políticos vinculados al franquismo que se unieron al proceso democrático, singularmente los de Alianza Popular y Unión de Centro Democrático y la organización y celebración de los actos conmemorativos más significativos para el grupo.

Su primer presidente fue José Antonio Girón de Velasco, quién meses antes había afirmado en un artículo publicado en el diario El Alcázar:

Lo que se pretende [respecto a la denominada entonces apertura] en nombre de no se qué extraña libertad es olvidar el compromiso sagrado que contrajimos con el pueblo español quienes un día nos vimos en el deber inexcusable de empuñar las armas y vimos morir a nuestros mejores camaradas para que España siguiese viviendo. Olvidar esto, olvidar que miles de hombres jóvenes hicieron de su muerte un acto de servicio constituiría en nosotros una traición. [...] Proclamamos el derecho de esgrimir frente a las banderas rojas, las banderas de esperanza y realidades que izamos el 18 de Julio de 1936 (Ver: Alzamiento Nacional) aunque a ello se opongan los falsos liberales o quienes, infiltrados en la Administración o en las esferas del Poder, sueñan con que suene vergonzante la campanilla para la liquidación en almoneda del Régimen de Francisco Franco.

En su congreso fundacional, la Confederación se presentó como:

Partimos del hecho irrevocable del 18 de Julio de 1936. No somos excombatientes. Somos combatientes de España y de la revolución nacional.

En 1977, tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política, asumió como portavoz de la Confederación Jaime Milans del Bosch, en ese momento general de división a cargo de la División Acorazada Brunete y que fue uno de los integrantes del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 como capitán general de la III Región Militar. Ese mismo año se coaligó con otras formaciones nacionalistas con el nombre de Alianza Nacional 18 de Julio, nombre con el que se presentaron a las primeras elecciones democráticas en 1977, desde las de 1936, donde obtuvo poco más de 154.000 votos. Volvieron a presentarse en otra coalición electoral en las elecciones de 1979, Unión Nacional (1979), formada por la Confederación, Fuerza Nueva, Falange Española de las JONS, Círculos Doctrinales José Antonio y la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas, obteniendo 414.071 votos, un 2,31% y un diputado por Madrid, el miembro de Fuerza Nueva, Blas Piñar.

En 1980 accedió a la presidencia Juan García Carrés, antiguo dirigente del Sindicato Vertical franquista y que un año más tarde fue condenado por su participación en el golpe de Estado del 23-F. A partir de entonces la organización decae, aunque mantiene su inscripción como formación política y en la práctica se limita a las celebraciones que tienen lugar los días 20 de noviembre en conmemoración de la muerte de Francisco Franco. Usan en ocasiones el nombre de Confederación Nacional de Combatientes, en relación con la empresa creada Confederación de Combatientes, S.A. (CONCOMSA) para editar El Alcázar.

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