Disolución de la Unión Soviética

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La caída del Muro de Berlín fue un hito histórico que precipitó el desmoronamiento de la URSS.

La Disolución de la Unión Soviética fue el proceso que culminó con disolución del Estado y la independencia de las 15 repúblicas de la Unión Soviética entre el 11 de marzo de 1990 y el 26 de diciembre 1991.

El 25 de diciembre de 1991, Mijaíl Gorbachov se transformó en el último gobernante de la URSS. Ese día anunciaba en un discurso televisado al país y al mundo que oficialmente esta superpotencia comunista dejaba de existir tras casi 70 años. Así se ponía término a más de cuatro décadas de Guerra Fría: la confrontación bipolar entre EE.UU. y la URSS, surgida tras el término de la Segunda Guerra Mundial.

Causas

Las causas de su desaparición son varias, pero dentro de las más relevantes están el progresivo desgaste de un régimen dictatorial y la insostenible carrera armamentista con Estados Unidos. Sobre todo, luego que el presidente Ronald Reagan anunciara en 1984 su Iniciativa de Defensa Estratégica, que contemplaba la construcción del primer escudo antimisiles de la historia y militarizar el espacio con satélites de combate.

También influyeron las reformas políticas y económicas impulsadas por Gorbachov tras su llegada al Kremlin, en 1985. Fundamentalmente, la perestroika (reestructuración) y la glasnost (transparencia), que fueron cambiando no solo a la Unión Soviética, sino también a sus históricos aliados de Europa del Este.

Prueba de ello fueron las revueltas de 1989, que acabaron con la caída de los regímenes comunistas de países como Polonia, Hungría, Rumania o la República Democrática Alemana, ante las cuales el líder soviético decidió no intervenir, sosteniendo que cada país debía buscar su propio camino.

Desarrollo

En resumen, en 1991 la Unión Soviética, que era la superpotencia del bloque comunista, se derrumbó económica y territorialmente debido a las reformas llevadas a cabo por Mijaíl Gorbachov en vista del colapso económico de la Unión Soviética. Conocidas como la perestroika, consistían en pasar rápidamente de una economía planificada socialista a una economía de capitalismo de Estado similar a China; a ellas se oponía, sin embargo, la parte más conservadora del Partido Comunista. Este rápido intento de transición provocó la dislocación del entramado industrial y agrícola de la URSS: el país virtualmente se paralizó, la inflación se disparó y aumentó la pobreza y las consiguientes protestas sociales se canalizaron a través del nacionalismo.

Consecuencias

Se calcula que tras la disolución de la Unión Soviética se produjeron alrededor de 4 millones de muertes prematuras en Rusia.[1] Rusia experimentó el mayor descenso de la esperanza de vida en tiempos de paz de la historia.[2] La pobreza se disparó: a finales de los años 90, el número de personas que vivían por debajo del umbral internacional de pobreza pasó del 3% en 1987-88 al 20%, es decir, unos 88 millones de personas. Sólo el 4% de la región vivía con 4 dólares al día o menos, pero en 1994 esta cifra se disparó hasta el 32%. La delincuencia, el consumo de alcohol y drogas y los suicidios se dispararon tras la caída de la URSS.[3]

Referencias

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