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Frente para la Victoria
Sumario
Origen
El FPV se formó en el año 2003, en el marco de la campaña presidencial del peronista Néstor Kirchner. El nombre de la coalición repetía el nombre del sello con el que Kirchner se había presentado en varias ocasiones a las elecciones de la provincia de Santa Cruz durante la década de 1990.
Originalmente el FPV estuvo constituido por el Partido de la Victoria (una pequeña fuerza creada por Kirchner como plataforma electoral para satisfacer sus ambiciones presidenciales), el partido Política Abierta para la Integración Social (conformado por peronistas antimenemistas que habían sido parte del FREPASO) y el Partido Progreso Social (agrupación vinculada al movimiento socialista de la Argentina), junto al Partido Conservador Popular y al Partido Nacionalista Constitucional (formaciones derechistas que le alquilaron a Kirchner sus respectivas estructuras para que el FPV tuviera mayor presencia en todo el país). También un sector del Partido Justicialista se unió informalmente a la coalición, la cual terminó triunfando en las elecciones habiendo obtenido solamente el 22,25% de los votos.
El FPV desde el primer momento proclamó ser parte de la izquierda peronista, recibiendo en consecuencia el apoyo de muchos militantes de esa corriente que no integraban ninguno de los partidos de la coalición o que pertenecían a fuerzas distintas.
Conformación
Agrupación | Ideología | Fecha de ingreso |
---|---|---|
Partido Justicialista | Peronismo | 2003 |
Partido de la Victoria | Kirchnerismo | 2003 |
Frente Grande | Peronismo de izquierda | 2003 |
Memoria y Movilización Social | Peronismo de izquierda | 2003 |
Partido Progreso Social | Socialismo | 2003 |
Nueva Dirigencia | Socialcristianismo | 2003 |
Partido Intransigente | Socialdemocracia | 2007 |
Partido Solidario | Socialismo | 2009 |
Concertación FORJA | Socialdemocracia | 2009 |
Corriente de Liberación Nacional - KOLINA | Kirchnerismo | 2010 |
Nuevo Encuentro | Progresismo | 2011 |
Partido Comunista de Argentina | Marxismo | 2011 |
Partido Comunista-Congreso Extraordinario | Marxismo | 2011 |
Partido Humanista | Socialismo libertario | 2011 |
Unidad Socialista para la Victoria | Socialismo | 2011 |
Movimiento Integración Latinoamericana de Expresión Social | Socialismo del siglo XXI | 2012 |
Solidaridad e Igualdad | Progresismo | 2013 |
Otras fuerzas nacionales como el Partido Conservador Popular, el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Demócrata Cristiano y el Movimiento Libres del Sur fueron parte del FPV, pero en algún punto abandonaron la coalición para pasar a engrosar las filas de la oposición (aunque en algunos distritos la sección local de esos partidos permaneció fiel al armado kirchnerista).
El FPV contó también con la adhesión de organizaciones regionales como Hacer por Buenos Aires de la provincia de Buenos Aires, el Partido Renovador de Salta de la provincia de Salta, el Partido Bloquista de la provincia de San Juan, el Movimiento por Todos de la provincia de Entre Ríos, el Movimiento Patagónico Popular de la provincia de Río Negro, el Movimiento Santiago Viable de la provincia de Santiago del Estero y el Partido por la Soberanía Popular de la provincia de Jujuy.
Historia
Del transversalismo al pluralismo
Al asumir la presidencia, Kirchner se enfrentó a los sectores del Partido Justicialista que no aceptaban su liderazgo. Para palear su debilidad anunció que promovería el transversalismo, convocando a unirse a él a aquellos argentinos que coincidieran con su pragmatismo, su voluntarismo y su consensualismo. A raíz de ello muchos miembros de la Unión Cívica Radical que pretendían desligarse de la figura del fracasado presidente Fernando de la Rúa se integraron al FPV (esos personajes fueron denominados como "Radicales K"). Ese nuevo espacio, empero, no pudo consolidarse ante la maquinaria electoral del PJ, motivo por el cual para 2005 el presidente apostó por seducir a líderes peronistas que no encajaban en la izquierda, con el fin de que se encolumnasen detrás de su persona. En las elecciones legislativas de ese año el Partido Justicialista que acompañó a Kirchner se presentó como el Frente para la Victoria, mientras que el que lo enfrentó usó la denominación de Peronismo Federal. Al final la facción peronista leal al presidente ganó el duelo con el 39,46% de los votos, obteniendo 63 diputados nacionales y 16 senadores nacionales, en tanto que los adversarios del kirchnerismo sólo consiguieron el 8,09% de los votos, lo que les concedió 12 bancas de diputados nacionales y 5 bancas de senadores nacionales. Como consecuencia de ello todo el PJ terminó por ponerse al servicio de Kirchner, salvo por algunas excepciones como la de los gobernantes de la provincia de San Luis.
En 2007 el FPV antepuso el denominativo de Concertación Plural a su marca, intentando con ello transmitir la idea de que el proyecto kirchnerista era una amplia coalición centroizquierdista, inclinada ideológicamente hacia el progresismo moderado. Fuerzas como el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Intransigente fueron invitadas a sumarse al espacio, el cual vendía la idea de que la Argentina debía convertirse en promotora internacional de los derechos humanos y en mecenas de artistas y científicos de renombre mundial.
Cristina Fernández de Kirchner fue consagrada en aquella ocasión presidente de la República Argentina con el 45,29% de los votos, llevando a Julio Cobos -un radical que era gobernador de la provincia de Mendoza- como su vicepresidente. Pese al evidente hecho de nepotismo en el que una mujer sustituía a su esposo en el mismo cargo, en la época se montó una campaña para intentar imponer la idea de que Fernández de Kirchner era una suerte de estadista altamente capacitada por mérito propio para ejercer la presidencia de su país.
Radicalización del kirchnerismo
La fantasía kirchnerista de crear un gobierno que fuese elogiado por las potencias mundiales se desmoronó en poco tiempo a causa del estallido en 2008 de una protesta de gran envergadura de productores rurales disconformes con las regulaciones estatales sobre su sector. El propio vicepresidente terminó por apoyar a los sublevados, exponiendo las flaquezas del gobierno. A partir de entonces comenzó la radicalización del kirchnerismo, adoptando símbolos, prácticas y discursos cada vez más ultraizquierdistas, al mismo tiempo que desarrollaban políticas públicas de carácter cada vez más populistas.
Ante el nuevo escenario, se reconstituyó el Peronismo Federal, que en las elecciones legislativas de 2009 obtuvo el 8,08% de los votos, lo que no sólo contribuyó a la derrota al FPV ante el Acuerdo Cívico y Social (una coalición encabezada por la UCR), sino que también permitió el surgimiento de la Propuesta Republicana de Mauricio Macri y de la Unión Celeste y Blanco de Francisco de Narváez como los nuevos contrincantes del kirchnerismo.
La recuperación económica posterior, la incapacidad de la oposición de unificarse bajo un mismo liderazgo y la fanatización de las masas por parte del gobierno a través del bombardeo propagandístico, hizo que en el 2011 el FPV triunfara por tercera vez consecutiva en una elección, esta vez con un resultado del 54,11%, lo que le permitió a Fernández de Kirchner permanecer por cuatro años más en su puesto.
Sin embargo el rápido declive socioeconómico de la población revivió el malestar contra el kirchnerismo, el cual a partir de entonces emprendió una campaña de adoctrinamiento cultural que culminó en una suerte de guerra civil de baja intensidad, cuyo principal campo de batalla fueron las redes sociales.
En los últimos cuatro años de dominio del FPV se incrementó considerablemente el clientelismo político, y se enmarcó ello en un clima de revolución sociocultural. De ese modo en 2012 se lanzó el frente Unidos y Organizados, una plataforma que reunía a organizaciones de base inspiradas en los círculos boliviarianos de Venezuela. Su misión era la de canalizar recursos estatales para diseminar la doctrina ultrakirchnerista entre la población argentina, poniéndole un explícito sello partidario al trabajo social. También debían obrar como instrumentos de movilización popular, como fuerzas de choque para las manifestaciones y como eventuales falanges paramilitares. Entre los grupos que conformaron Unidos y Organizados estuvieron La Cámpora, la Organización Barrial Túpac Amaru, la Juventud Peronista, el Frente Transversal, la Corriente Nacional de la Militancia, la Corriente Nacional Martín Fierro, el Movimiento Evita, el Movimiento de Unidad Popular, el Movimiento Octubres, el Vatayón Militante y Descamisados.
En las elecciones legislativas de 2013 el FPV fue la fuerza más votada con el 32,82% de los puntos, pero aún así quedó muy debilitada ante sus rivales del Frente Progresista Cívico y Social, de la Propuesta Republicana y del Frente Renovador (este último una nueva encarnación del Peronismo Federal) que coincidieron en mostrarse como abiertos opositores al régimen kirchnerista.
Derrota y reconversión
En el 2015 el FPV postuló a Daniel Scioli como candidato presidencial, el cual fue al balotaje tras haber obtenido el 37,08% de los votos y resultó finalmente superado por Mauricio Macri. Pese a la derrota en la disputa por la presidencia, el FPV se retiró del poder habiendo dejado a muchos de sus hombres en cargos legislativos importantes, lo que les posibilitó mantener con vida al movimiento kirchnerista. Dos años más tarde, en el medio de los choques por el control del PJ, el FPV fue relanzado con el nombre de Unidad Ciudadana.
Ideología
El FPV se presentó desde el inicio como una fuerza de izquierda, pero su programa empezó siendo moderado para convertirse luego en extremista. Pese a que siempre mantuvieron una buena relación con el Foro de San Pablo, fue a partir de 2008 que comenzaron a imponer su agenda de manera explícita. Así fue que se logró la sanción del gaymonio en 2010 y de la Ley de Identidad de Género en 2012, en lo que constituyó una rápida y contundente avanzada del Lobby Homosexual en la Argentina. También por esa época comenzó a ganar relevancia el discurso feminista (la creación de la figura penal del femicidio en sustitución del uxoricidio ocurrió a fines de 2012, pero no fue sino hasta 2015 que se creó el movimiento Ni Una Menos para darle más visibilidad a su causa).
A su vez el FPV puso mucho énfasis en invocar a la doctrina de los derechos humanos como base de sus iniciativas políticas. Inicialmente el interés por ese asunto estuvo directamente vinculado a la intención de conseguir un blindaje moral ante la opinión pública nacional e internacional al someter a los veteranos de la guerra contra la subversión en Argentina a una persecución política y judicial bajo la ridícula acusación de genocidio, pero posteriormente la idea de los derechos humanos sirvió para justificar el abandono de la lucha contra la inseguridad, el relajamiento de la guerra contra las drogas y la destrucción del sistema de abordaje de la salud mental.
Aunque se declararon defensores a ultranzas de la democracia, lo cierto es que cada comicio realizado bajo el gobierno del FPV estuvo sospechado de fraudulento. Además promovieron la clausura del sistema político sobre si mismo, bloqueando las candidaturas independientes para consolidar a los partidos políticos y manteniendo vigentes mecanismo de elección defectuosos.
En el plano internacional propusieron tejer una alianza latinoamericanista con países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Brasil, es decir con países cuyos líderes profesaran el mismo populismo izquierdista que ellos. A su vez buscaron a aliados como Rusia, Irán y China en un enfrentamiento ante los EEUU (en el discurso del FPV el imperialismo estadounidense pareciera ser el único existente). Su antinorteamericanismo fue de hecho tan pronunciado que desde 2012 la propaganda kirchnerista comenzó a plantar la idea de que la CIA estaba utilizando organizaciones pantallas para destituir a Fernández de Kirchner.
Su posición frente al sionismo fue de total servilismo, aunque no lo manifestaron abiertamente. El único momento en que el FPV tuvo problemas frente a los sionistas ocurrió en torno a los acuerdos de 2013 que la Argentina celebró con Irán, país enemistado en la época con Israel. Pero más allá de ese episodio lo cierto es que el FPV acogió a toda clase de dirigentes de origen judío que ocuparon importantes cargos públicos: Jorge Alperovich, Daniel Filmus, Ricardo Forster, Carlos Heller, Axel Kicillof, Beatriz Rojkes, Héctor Timerman, etc.
En relación a la Cuestión de las Islas Malvinas, el FPV la abordó con una intensidad casi chauvinista. A pesar de ello no descartaron la narrativa de la historia oficial en torno a la Guerra de Malvinas que pretende imponer la idea de que los oficiales que impulsaron y condujeron el conflicto eran unos incapaces que sólo sabían torturar a civiles, y que los soldados conscriptos que combatieron eran casi niños que fueron obligados a recibir las balas enemigas para garantizar la continuidad de los militares que gobernaban al país en ese entonces.