La Cámpora

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La Cámpora es una agrupación política argentina que se identifica como parte del Movimiento Nacional Justicialista, pretendiendo ser su fuerza de vanguardia. Creada originalmente como el brazo juvenil del kirchnerismo, evolucionó rápidamente hasta convertirse en el eje de esa corriente.

Se caracteriza por promover una agenda social populista, una agenda politica progresista, una agenda económica socialista y una agenda cultural marxista, mientras la mayoría de sus miembros gozan de vidas lujosas, lo que los convierte en parte de la izquierda caviar de la Argentina.

Su principal ámbito de reclutamiento son las universidades, los colegios secundarios y hasta las escuelas primarias. También suelen realizarse periódicamente autoatentados en sus sedes para victimizarse y ganarse la simpatía de la gente.

Origen

La Cámpora se originó en 2003, en el marco de la campaña presidencial de Néstor Kirchner. En 2006 la organización fue formalizada como tal, adquiriendo el nombre de Agrupación José Héctor Cámpora, que fue luego abreviado a La Cámpora.

El nombre fue escogido en referencia a la famosa frase que se le atribuye a Juan Domingo Perón en una conversación con Héctor Cámpora en 1973:

¿Qué me ha hecho Cámpora? ¡Me llenó el gobierno de putos y de zurdos! ¡Es una vergüenza y una infamia!

Historia

La organización mantuvo un perfil bajo hasta el año 2008, cuando asumió en las redes sociales la defensa del gobierno en el marco de la huelga de productores rurales que puso en jaque al proyecto kirchnerista. Lo particular en esa ocasión fue que las referencias a la izquierda peronista de la década de 1970, que hasta ese momento eran parte de un consumo irónico, comenzaron a ser consideradas seriamente y sin ambigüedades. En consecuencia a partir de allí el kirchnerismo inició su camino hacia la radicalización, siendo La Cámpora la principal promotora de ello.

La inesperada muerte de Kirchner en 2010 le sirvió a los miembros de La Cámpora para autopostularse como los custodios del legado del político fallecido. Por ese motivo cada vez más empezaron a ocupar puestos de funcionarios estatales, convirtiendo a muchos de ellos en propietarios de importantes inmuebles ubicados en zonas exclusivas y en poseedores de bienes de lujo. También coparon muchos puestos diplomáticos, lo que provocó que gente con mayor capacitación e idoneidad quedara relegada en favor de camporistas con formación insuficiente.

En 2012 los dirigentes de La Cámpora lanzaron el frente Unidos y Organizados, una plataforma que reunía a organizaciones de base inspiradas en los círculos boliviarianos de Venezuela. Su misión era envolver el obsceno clientelismo político del Frente para la Victoria en un relato de revolución social y cultural. Para ello la estrategia que proponían era diseminar la doctrina ultrakirchnerista entre la población argentina, poniéndole un explícito sello partidario al trabajo social. Ello se visibilizó en abril de 2013, cuando la ciudad de La Plata padeció de una inundación y buena parte de los equipos gubernamentales de asistencia a la crisis aparecieron vistiendo distintivos con el nombre o el isologotipo de la agrupación (algo que terminó siendo muy criticado por la prensa).

Con la derrota del kirchnerismo en las elecciones de 2015, la influencia y las acciones de La Cámpora se redujeron enormemente, pero no abandonaron el poder sin dejar a muchos de sus más fieles militantes enquistados en puestos parlamentarios, cargos judiciales, servicios de inteligencia y agencias del Estado como la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Dirección General de Aduanas.

Los camporistas fueron los ideólogos detrás de la creación de Unidad Ciudadana en 2017 para presionar al Partido Justicialista, organización a la cual habían parasitado durante años y que se disponía a excluirlos de sus armados electorales.

Ideología

La principal consigna de La Cámpora es lograr la unificación latinoamericana (tergiversando el concepto de Patria Grande), por lo que apoyaron regímenes como los de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y Fidel Castro en Cuba. Lógicamente eso los hace cultivar un sentimiento antinorteamericanista, lo que no evita que sus militantes más adinerados habitualmente vacacionen en Miami, Nueva York o Los Angeles (rasgo que acentúa su izquierdismo caviar).

Dada la herencia política que los camporistas reivindican como propia, la agrupación defiende a ultranzas a la doctrina de los derechos humanos, usándola no sólo para victimizar a los terroristas marxistas y marxianos que actuaron en la Argentina durante la década de 1970 y elevar a esos criminales al rango de héroes de la patria, sino también como excusa para promover una agenda subversiva que incluye ideas como la legalización de las drogas, la popularización del aborto, la naturalización del transexualismo y otras aberraciones similares.

Al tradicional concepto peronista de justicia social lo expresan bajo la etiqueta de "inclusión", con el objetivo de imponer la concepción de que el gobierno tiene la obligación de asistir a los excluidos, que no son solamente los pobres sino también las múltiples minorías que habitan sobre el suelo argentino (rechazando, claro, a las minorías religiosas, que son tan despreciadas por los camporistas como las mayorías religiosas). Por ese motivo La Cámpora, además de haber contribuido con la institucionalización del asistencialismo en su país, ha sido un importante instrumento de la penetración social y política del lobby elegebetista y del lobby feminista, como también de iniciativas neomalthusianas presentadas como medidas de protección y preservación ambiental.

En materia económica el camporismo considera que es el Estado el principal motor de la economía nacional, por lo que desde La Cámpora están a favor del intervencionismo en un grado mayúsculo. Los militantes de la organización creen que problemas como el de la inflación pueden solucionarse con un férreo control estatal sobre la actividad comercial, por lo que es habitual verlos inspeccionando tiendas para denunciar el alza en los precios de ciertos bienes y servicios. También defienden la idea de que los trabajadores deben participar de las ganancias de las empresas y que la Argentina no debe pagar su deuda externa.

Simbología

El isologotipo de La Cámpora incluye una tipografía en forma de grafiti -similar a los grafitis que producía Montoneros- y una letra V debajo de la letra P, recreando el famoso logotipo de la Resistencia Peronista.

Los camporistas han hecho suyo el gesto de los dedos en V, algo que también es una herencia de la izquierda peronista de la década de 1970.

Su mascota es el Nestornauta, una representación de Néstor Kirchner ataviado como el personaje del Eternauta creado por el historietista Germán Oesterheld.

Militancia

El líder de La Cámpora es Máximo Kirchner, quien asumió ese puesto después de un largo proceso de capacitación (antes de lanzar su carrera politica alrededor de sus 35 años, Kirchner poco sabía de la actividad y tenía serias dificultades para expresarse en público). También varios hijos de terroristas aniquilados durante la guerra contra la subversión en Argentina forman parte de la agrupación: Eduardo de Pedro, Horacio Pietragalla, Juan Cabandié, Josefina Tosetto González, Fernanda Montoto Raverta y Norberto Berner entre otros. A ellos hay que sumarles los nombres de otros hijos de padres tristemente célebres como Camilo Vaca Narvaja y Javier Firmenich -vástagos respectivamente de los terroristas Fernando Vaca Narvaja y Mario Eduardo Firmenich, ambos líderes de Montoneros-, y Mariano Recalde, que es descendiente del abogado laboralista Héctor Recalde (sujeto que, durante el alzamiento carapintada de 1987, insistió en que la CGT emitiese un comunicado anunciando que la entidad defendía a la democracia).

Otros dirigentes importantes ligados a la agrupación son Andrés Larroque, Marcos Cleri, Mayra Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, Paula Español, Rodolfo Tailhade, Franco Vitale, Facundo Tignanelli, Julián Álvarez y los judíos Axel Kicillof y Luana Volnovich.

No debe omitirse que en La Cámpora militó Iván Heyn, un economista que murió a causa de un sospechoso suicidio en 2011, junto con personajes controversiales como José Ottavis y Jorge Romero, ambos denunciados por sus respectivas parejas por casos de abuso sexual y/o violencia doméstica -de hecho hay un movimiento de feministas expulsadas de La Cámpora que se dedica a denunciar en redes sociales a militantes de la agrupación que cometieron algún tipo de ataque contra ellas.

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